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Nueve razones por las que leer a Richard Ford (y cinco libros por los que empezar)

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Richard Ford Cropped

Richard Ford ha sido reconocido esta semana como el nuevo Premio Princesa de Asturias de las Letras 2016, 40 años después de comenzar su carrera como escritor y crear ese “mosaico de historias cruzadas que es la sociedad norteamericana” que el jurado quiso reconocer. Pero ¿por qué leerle y por dónde empezar? Aquí van nueve razones y cinco títulos indispensables para adentrarse en uno de los escritores fundamentales de la literatura norteamericana contemporánea.

1. Porque tú también eres una persona sencilla en toda su complejidad

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Ford comenzó militando en el realismo sucio, probablemente influido por su amigo Raymond Carver. Ya se sabe lo que añade el adjetivo “sucio” al sustantivo “realismo”: personajes outsiders, con mucho que ocultar, en eterno peregrinaje por escenarios grotescos. La crítica le trató bien, pero no así las ventas.

Dicen que fue la esposa de Richard Ford quien le recomendó que escribiera sobre alguien que fuera feliz. Y así nació su personaje arquetípico: Frank Bascombe, un hombre cotidiano, de clase burguesa, sin esqueletos en el armario. Paradójicamente, Bascombe demuestra lo complicada que puede llegar a ser la psicología de un tipo como tú y como yo. Mucho más enrevesada que la de un yonqui perdido en un pueblucho de Montana.

¿Siguió Ford el consejo de su mujer, creó un personaje “feliz”? Bueno, puede decirse que creó un personaje en busca de una felicidad muy ortodoxa. O que creó un personaje que, siendo consciente de sus limitaciones, se ve obligado a aprender desesperadamente a conformarse. ¿Parece fácil? Según lo mires, ¿tu vida te parece fácil? Pues eso.

Los textos de Ford están llenos de ingeniosas reflexiones sobre la existencia ordinaria, sin coca ni bohemia ni crímenes ni putas ni Ferraris, reflexiones en las que te verás reflejado, porque, como dijo el crítico Ernesto Ayala-Dip: «Ford nos habla de un mundo que nos pertenece».

2. Porque eres de clase media y no la vas a abandonar en tu vida… a menos que te hagas pobre.

La parte más significativa de la obra de Ford es un espejo de la clase media. Personajes que no tienen dificultad para llegar a fin de mes, pero no pueden costearse un yate, viajan en low cost por las vacaciones de Pascua, pagan el peaje en la autopista, compran por catálogo… Son lo suficientemente maduros para saber que nunca ganarán un millón de dólares y, como decíamos más arriba, tienen que aprender a conformarse.

Así que sus ambiciones son, una vez más, sencillas… pero terriblemente complejas: educar a un hijo sin traumas, encontrar un trabajo por el que no te odies a ti mismo, mantener una relación amorosa que te rejuvenezca, acostumbrarte a la idea de que tus expectativas no se van a cumplir y comprender cómo es posible que, aún poseyendo tan poco, tengas tanto que perder.

3. Porque no tienes hijos.

La relación de Richard Ford con la infancia es para echarle de comer aparte. No tiene hijos. En una reciente encuesta a varios escritores de prestigio sobre cómo escribir, su primera respuesta fue:

“No tengas hijos”

Y en otra entrevista cercana manifestó que no le gustaban nada los niños. Richard Ford: lo que viene siendo un ogro.

4. Porque tienes hijos

Y, sin embargo, ¡su obra está llena de niños, de tensas relaciones paterno-filiales, de dudas, no sólo sobre la figura del padre, sino también (oh, sacrilegio) sobre la figura del hijo! El ejemplo más extremo lo podemos encontrar en El día de la Independencia, cuando Frank Bascombe está tremendamente preocupado de que su hijo sea psicópata. ¡Psicópata! No le preocupa que sea hiperactivo, no, le preocupa que mate pájaros por placer.

Está claro que Richard Ford tiene una espina clavadita en mitad de la herencia afectiva. Pero, ¿algún otro autor ha sabido ser tan certero sobre lo que significa ser padre? Es probable que la distancia que siempre ha marcado con cualquier mocoso que rondase su perímetro le haya ayudado a desmitificar el tema, a tratarlo desde el punto de vista de un cirujano o un relojero, dejando al margen cualquier conexión emocional. El resto es intuición y talento.

5. Porque adoras a tu familia…

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Uno de los temas de Ford es el misterio de las relaciones familiares. Esos invisibles lazos que nos unen, ¿qué es lo que aportan? ¿Qué hacen ahí? No está de más sumergirse en estas cuestiones, ahora que desde determinadas tribunas se apuesta por sustituir la familia por la tribu.

Una de las angustias que continuamente sufre su gran personaje, Frank Bascombe, se debe al miedo que le provoca la disolución de su familia, y que sus hijos no crezcan emocionalmente sanos por su incapacidad para ofrecerles un hogar estable.

No es un tema que le sea ajeno: Mi madre es un libro biográfico, dedicado a la vida de su madre, Edna Akin. En él, con la misma precisión quirúrgica de siempre, sin hagiografías ni sentimentalismos, traza un retrato justo y admirado de su madre, quien tuvo que empezar a trabajar a los 16 años tras quedarse viuda, lo que obligó a que el pequeño Richard se fuera a vivir con sus abuelos. Este libro luce el poso de una melancolía provocada por no haber vivido en el seno de una familia completa. En sus páginas, afirma:

«Los padres nos conectan -por encerrados que estemos en nuestra vida- con algo que nosotros no somos pero ellos sí; una ajenidad, tal vez un misterio, que hace que, aun juntos, estemos solos.»

La familia pesa en nuestra individualidad. Por algo será.

6. …pero puede ser odiosa

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Y sin embargo, joder, es que a veces nuestra propia familia nos lo pone tan difícil… No hace falta volver a mencionar las gamberradas que comete el hijo de Bascombe, las cuales le llevan a pensar que podría ser psicópata. Podemos irnos a ejemplos más extremos. En Canada, una familia perfectamente normal se vuelve disfuncional por un capricho repentino: ante una leve necesidad económica, el padre, insólitamente respaldado por la madre, decide atracar un banco. Eso acaba con todos los lazos posibles, también los que se mantenían entre hermanos.

En El periodista deportivo, Bascombe visita a la familia de una novia muy joven, cuyo padre es casi de la misma edad que él; en este caso, Ford traza una muy reconocible escena, con hermano rarito incluido, en la que Bascombe se convierte en el elemento perturbador.

7. Porque EEUU mola…

Ford aprovecha como nadie toda la personalidad que aportan los paisajes exteriores e interiores más icónicos de su país. Desde los parques de caravanas más cutres hasta los Hall of Fame deportivos de las capitales de Estado, pasando por grandes extensiones donde cazar patos, suburbios burgueses, larguísimas carreteras... Leer a Ford es meterse en una gran película americana en formato panorámico.

8. …pero no mola tanto

Sin embargo siempre hay algo de expectativa frustrada en esos paisajes, como una metáfora de un american dream que nunca se hace realidad. Sus visitas a esos lugares tan característicos, como el viaje que hace con su hijo en 'El día de la independencia' para detenerse en museos deportivos, siempre se estropean por motivos insospechados. Algo o, sobre todo, alguien los echa a perder.

Entonces todas las ilusiones puestas en aquello que iba a ser clave para mejorar el día a día del personaje se convierte en un fracaso más. Lo dicho: nada garantiza que los sueños se hagan realidad, por muy americanos que sean.

9. Porque (con perdón) es de un macho que ya no lo hay

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Esta opinión no es muy políticamente correcta, pero se agradece que queden dinosaurios como Ford, que aún pueden incluirse en el paradigma de la virilidad sensible. Un Clint Eastwood de la literatura, un heredero de Hemingway sin la dipsomanía, de Mailer sin la arrogancia.

Richard Ford se metía en peleas y robaba coches de joven. Tardó en empezar a leer libros debido a su dislexia, así que la literatura tardó en redimirle de tanta macarrada. No le gustan los niños. Adora el deporte y uno de los trabajos que más le ha gustado ejercer es el de periodista deportivo. Es buen boxeador y amante del atletismo.

Toda esa sensibilidad, vertida en asuntos que, habitualmente, no se relacionan con la sensibilidad en absoluto, es una de las claves de su prosa natural y de su mirada única. Echaremos de menos escritores así cuando ya no queden.

Y cinco libros por los que empezar

Francisco Bescós es publicista y escritor. Ha trabajado como redactor creativo para grandes marcas en agencias multinacionales y compagina esa actividad con la literatura. En 2014 ganó el Concuros Internacional de Relatos Policíacos de la Semana Negra de Gijón. A finales del mismo año, ganó el Certamen Internacional de Novela Negra Ciudad de Carmona con El Baile de los Penitentes. El costado derecho es su segunda novela.

Las 51 joyas musicales que escuchar si no quieres perderte lo mejor del siglo XXI

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15 años ya en el nuevo milenio. 15 años de eclecticismo sonoro en los que hemos disfrutado de infinidad de géneros, algunos nuevos y otros refritos de tiempos pretéritos. También de bastantes más medios de reproducción y canales de consumo que los que se tuvieron en décadas anteriores. Sobre todas las cosas, de lo que hemos disfrutado en este nuevo siglo es de una privilegiada accesibilidad a mucha de la música que se hace en todas las esquinas del globo.

Toca hacer memoria de lo que estos años han dejado en nuestros tímpanos para siempre, pero te pedimos cautela. Las canciones no están ordenadas bajo ningún criterio específico. No es un top. Y por supuesto, esto son sólo propuestas y no proclamaciones unívocas de los que serán esos temas que pasarán a la historia de la música. Es decir, que no nos hacemos responsables de lo que se cruce por tu cabeza cuando veas que aquí no hay ninguna canción de Radiohead. Vamos allá.

Antes de empezar, enlace a Spotify para escucharla cómodamente. Y la lista completa:

1) The Microphones - I Want to Wind The Blow (2001)

Phil Elverum jamás ha sido un compositor accesible. Primero en The Microphones, más tarde en Mount Eerie, sus grabaciones caseras siempre acudían a los rincones más tenebrosos del cerebro humano. The Glow, Pt. 2 es posiblemente su mejor obra hasta la fecha, un paseo larguísimo, obsesionado y ensimismado, pero fascinante por todo ello. Todo, sus virtudes y sus miedos, queda resumido en el enlace de 'I Want to Wind The Blow' y 'The Glow, Pt. 2'. AM.

2) Beyoncé - Crazy In Love ft. JAY Z (2003)

Clásico instantáneo e himno veraniego de mediados de los 2000. Beyoncé nació directamente con esta canción. Se divorciaba definitivamente de Destiny’s Child y Jay-Z acompañaba desde las líneas hiphoperas la pegadiza base de Rich Harrison para marcar una muesca en esa progresiva refundación del R&B que, dentro del universo de las divas de la canción, ha ido evolucionando hasta nuestros días. EMT.

3) Wilco - Handshake Drugs (2004)

Se acusa a Wilco de muchas cosas, muchas de ellas justas, otras tantas no tanto. Su regreso al clasicismo en 2007 les convirtió en un grupo reliquia y, por qué no, adulto, pero antes de ello, entre Yankee Hotel Foxtrot y A Ghost Is Born, produjeron canciones maravillosas. De este último surge la tensión emocional de 'Handshake Drugs', el vibrante ritmo tranquilo y desganado de un grupo que, por aquel entonces, tocaba la cima del cielo. AM.

4) Gorillaz - Clint Eastwood (2001)

Entran Gorillaz por los pelos, que estamos en 2001. Un proyecto fantasma de una banda de cartoons es en sí un concepto que encaja perfectamente en los finales de los 90-inicios de los 2000, y Damon Albarn introducía su desencanto brit en un álbum fuera de Blur, colmando así esa necesidad de una mayor libertad de géneros. De Clint Eastwood marcó tanto la canción como el video, y es que, presentar un espectáculo burtoniano a la vez que pones a Ennio Morricone de acompañante de una base groove reggae y unas líneas de hip hop, era el tipo de caramelo perfecto para esos niños que sólo se permiten la emoción parapetados tras capas de ironía que, después sabríamos, somos los millenials. My future is coming on. EMT.

5) Vampire Weekend - Ya Hey (2013)

Vampire Weekend se despojaron del rastro saltarín de sus guitarras en Modern Vampires of The Weekend, y el resultado fueron canciones repletas de silencios, exuberantes en la elegancia básica de sus arreglos, secuenciadas de un modo brillantemente lógico y culminadas en 'Ya Hey', el cénit, voces de pitufo incluidas, de un disco que debería contarse entre las obras maestras históricas del pop, nada más que pop. AM.

6) Daft Punk - Voyager (2001)

Aunque la sorpresa la dieron unos años antes en Homework, Discovery también ha aportado su propio (y diferente) legado, algo así como El Padrino del mundo de la música electro. Disco de hits y disco al mismo tiempo, casi cualquier canción del segundo álbum podría participar en esta lista. Nos quedamos con este tema instrumental aprehendido directamente del espacio exterior. Un loop sintético que en tres líneas melódicas que se aúnan en un concierto final abre en el oyente un interés por explorar nuevos territorios. No todo el mundo puede demostrar este grado de ingenuidad sin caer en el ridículo. EMT.

7) Íñigo Ugarteburu - Aeraberan (2012)

Una gema oculta surgida de las profundidades del País Vasco, Back & Forth es aún hoy un milagro musical que sigue pasando desapercibido entre la prensa musical española. Incomprensible cuando se abre de par en par con tanta sabiduría y brillantez, en '&', y menos aún cuando se eleva varios palmos del suelo con canciones como 'Aeraberan' o 'Zalantzaren Dantza', música de orquesta de pueblo en versión sublime. Un Beirut en miniatura, pero bastante mejor. AM.

8) System of a Down - Chop Suey! (2001)

Chop Suey! está aquí en representación de todo el Numetal de este siglo. De Limp Bizkit a Linkin Park pasando por Korn o cualquiera de esas bandas que avocaron a buena parte de la juventud de todo el globo a llevar pantalones cargo llenos de bolsillos y muñequeras de pinchos. Guitarras rabiosas y un vals entre las pulsiones pasivo-agresivas de la sociedad contemporánea en este hit imbatible. EMT.

9) Isis - So Did We (2004)

En ningún otro momento como en los siete minutos de 'So Did We' lograron Isis hilar con tanta finura las telas del sludge metal y el post-rock, dos géneros que parecían destinados a encontrarse, en tan feliz catarsis, desde las maravillas de Neurosis una década atrás. Es esta canción enérgica y enigmática la explicación más redonda al reconocimiento unánime de Panopticon como un disco esencial. AM.

10) OutKast - Hey Ya (2003)

Aquí no cabe más que la celebración. Esta canción que calienta corazones y borra todo rastro de malicia pide bailar como lo hacían los reyes del funky televisivo a los que André 3000 homenajea en su videoclip. Hey Ya te funciona en una lista para el TupperWare lo mismo que para la MTV o Kiss FM. En 2003, hoy y dentro de 20 años. EMT.

11) The Shins - Good For Gone (2003)

El desamor es un elemento fundamental, casi fundacional, del pop. Un arco narrativo y temático que se expande desde los sesenta hasta nuestros días, legando por el camino risueñas perlas como 'Good For Gone', el coqueteo country más descarado de The Shins en sus dos primeros y estupendos discos. Aquí la voz de James Mercer cuenta el más cruel relato entre slide guitars y coros amables: el amor que torna en unidireccional porque la otra persona ha dejado de querer. El rechazo, oh, el dolor. AM.

12) LCD Soundsystem - Someone Great (2007)

Una buena parte de los artistas pop de hoy no se atreverían a negar la influencia de LCD Soundsystem como tampoco James Murphy negaría la huella de Bowie o Can en su música. Sound of Silver tiene tanto de electrónica (en su sonido, que no su software) como de rock (en su actitud), pero nos quedamos con el baile triste de Someone Great, la más afectada de las canciones de un disco al que, por mirar a lo imperecedero, se quedará ahí para siempre. EMT.

13) Sufjan Stevens - Come On! Feel The Illinois! (2005)

La carrera de Stevens es tan brillante durante todo el siglo XXI que resltar un solo episodio resultaría complejo de no ser por la tozudez de Illinois, un disco al que inevitablemente hay que recurrir a la hora de definir su carácter artístico. De entre los miles de conceptos encapsulados y experimentados aquí, en un disco abusivo y tremendo, 'Come On, Feel The Illinois!' es quizá el más paradigmático (junto a 'Chicago') y el más completo. Especialmente en ese puente a mitad de canción donde hay millones de instrumentos en delicada armonía. AM.

14) The White Stripes - There's No Home For You Here (2005)

Poco que decir del disco debut que más discmans hayan portado en el mundo entero, poniendo de nuevo el hard blues y el sentimiento del rock n roll más elemental (y accesible) de nuevo en la mesa para congraciar a absolutamente-todo-elmundo. Da igual la universalidad lograda por Seven Nation Army, cuyas 7 primeras notas al bajo se han convertido en un himno del garrafón, el álbum atesora otras joyas imperecederas, como There’s no home for you here y sus coros intensos. EMT.

15) Beach House - Silver Soul (2010)

Encendidos como nunca, Beach House alcanzaron la perfección en Teen Dream. Nunca lo harían mejor, tampoco diferente. Es 'Silver Soul' pero podría ser cualquier otra, porque en este disco da igual hacia dónde mires: el onirismo se funde con una gélida calidez emocional y con la quebrada voz de Victoria Lengrand, ante la que no hay defensa posible. AM.

16) Animal Collective - My Girls (2009)

Si construyes hacia un clímax que nunca llegas. ¿Viajas hacia arriba o te mantienes en una esfera inalcanzable? Efectos de liberarse del ritmo sencillo, de ir contracorriente en una música comercial que cada vez le da más importancia a la base. Ahí ellos, con sus escalas vocales y melódicas que se mezclan y entrechocan en, sigh, psicodelia sonora. Olvídate de Tame Impala, para rellenar este hueco sólo están ellos. EMT.

17) Kairon! IRSE - Valorians (2014)

La historia de Kairon! IRSE es puro siglo XXI: de remoto proyecto finlandés absolutamente desconocido por todo el mundo a estar en boca de media comunidad musical digital gracias a un temprano crecimiento en Rate Your Music, el IMDB de la música. Resulta que aquel hype descarado tenía unas canciones tremendas detrás, muy especialmente 'Valorians', una lacrimógena reivindicación del Loveless de My Bloody Valentine como nunca antes nadie se había atrevido a hacer. Gracias por tanto, Internet. AM.

18) The xx - Crystalised (2009)

The XX ha levantado más corazones tristes que ninguna otra banda en las últimas décadas. La fama de los loosers y el epítome del minimalismo intimista. Pones Crystalized y el romántico que hay en ti sale a cada estrofa, en cada fluctuación del fervor sintético con letras que son significantes tan vacíos como una noche de cariño o esa doble X. EMT.

19) Dick Diver - Water Damage (2013)

"To be young is to be high to be sad" cantaba Ryan Adams, y Dick Diver, el más fantástico de cuantos grupos australianos han salido de Melbourne, lo aplicaron al pie de la letra en 'Water Damage'. Un delicioso relato sobre el fin de una noche de fiesta, los amaneceres amargos y la melancolía inherente a la juventud, ese periodo mental donde se vive enamorado del aire y en permanente exaltación emocional, a ratos arriba, a ratos abajo, siempre con los nervios a flor de piel. AM.

20) Caribou - Odessa (2010)

Odessa es la canción que deberían usar como base para sus rituales místicos todas las tribus que nacieran de la época contemporánea, esa en la que a los ritmos africanos se le unen samples expansivos, con gotas de acid. Un rezo dance al sol y una burbuja para el ascetismo que para el 4:06 te está llevando directamente a comunicarte con el más allá o con tu yo elemental, según tu personalidad. EMT.

21) Agalloch - Bloodbirds (2006)

Y la furia de todos los dioses caerá como nosotros, y lo único a lo que nos podremos aferrarnos serán aquellas maderas encendidas, aquel fuerte en llamas, ya inútil, cenizas que se las lleva el viento. Todo poética eran Agalloch a la altura de 2006, en su absoluta obra maestra, Ashes Against The Grain, un ejercicio de poderío y majestuosidad sonora que, en caso de que te hayas descolgado o jamás lo hayas comprendido, te hará comprender el metal como nunca antes. AM.

22) Kanye West - Power (2010)

Como no se puede hablar de la vida de Kanye West en un párrafo (o sin caer en los epítetos hiperbólicos) dejaremos por canción emblema la que tal vez sea la fantasía megalómana más esplendorosa de su carrera, esa en la que tanto la condición de fenómeno sociológico como de creador obras de arte se armonizaban con más tino para este mensajero de Dios. EMT.

23) Kokohsca - La Fuerza (2010)

El himno generacional del siglo. Sin más: Kokoshca compusieron en 2010 y reinterpretaron, a mejor, en 2011 una canción totémica capaz de definir durante centurias el estado de ánimo de todo joven alborotado. Alcohol, búsqueda inexacta y atolondrada del amor y a quemar los días cortos, cuando el corazón aún es joven y la reflexión pausada es una frivolidad. Siempre hay una fuerza, está ahí, búscala, es maravillosa. AM.

24) Amy Winehouse - Wake Up Alone (2006)

La otra reina del R&B y el vozarrón femenino de la década. ¿Es mayor la importancia de Amy Winehouse en la cultura popular como referente estético para las princesas rotas que el de Back to Black para la música mainstream? Puede que ambas ideas convivan al tiempo en Rehab y el single homónimo del álbum. Pero Winehouse fue cantante, una formidable como vemos en Wake Up Alone y este disco de ruptura. Lo diría la británica tiempo después, el disco no la representaba, pero es difícil no ver a la Amy del 2006 en estas letras. “It's okay in the day I'm staying busy. Tied up enough so I don't have to wonder where is he. Got so sick of crying. So just lately, when I catch myself, I do a 180”. EMT.

25) Thee Oh Sees - The Dream (2011)

Un bólido disparado hacia el abismo. Aquello era Carrion Crawler/The Dream, el disco por antonomasia de Thee Oh Sees y la mayor dosis de adrenalina anfetamínica, en forma de garage punk bailongo y veraniego, que ha producido este siglo. Psicodelia carnosa, guitarras enloquecidas y trance, puro trance. AM.

Una barbaridad.

26) Crystal Castles - Alice Practice (2008)

¿Qué fue del electroclash? No lo sabemos, pero que ha sido un género que ha marcado buena parte de principios de siglo y de apelaciones existenciales está ahí. The Knife o Kap Bambino no han movido la cantidad de masas que Ethan Kath y Alice Glass con esta canción de maquinitas y gritos desorientados que, si hacemos caso de la leyenda, fueron improvisados. Y hasta hoy. EMT.

27) MGMT - Siberian Breaks (2010)

Perdieron el control. MGMT venían de un disco mediocre y tres canciones universales, capaces de salvarles la carrera (y de arreglarles la vida) durante años. Antes que terminar como cabeza de cartel de ya-sabes-qué-tipo-de-festival, junto a ya-sabes-qué-clase-de-grupo, MGMT se dieron catorce vueltas de tuerca a sí mismos y parieron Congratulations, el fulgor de la más pura de las locuras, un panegírico a la psicodelia eterna y a los hits del mañana. AM.

Todos tenían cabida en 'Siberian Breaks', doce canciones en una, toda la historia del pop en doce minutos, surgear olas en el estrecho de Bering.

28) Arctic Monkeys - Old Yellow Bricks (2009)

¿Estabas esperando la aparición de Franz Ferdinand? Bueno, puede que Take me Out sea un single superior a ninguna de las canciones de Arctic Monkeys, pero si miramos el cómputo general en cuanto a fabricación de temas indierocks bailables se refiere, los de Sheffield han logrado ir más lejos. Old Yellow Bricks, pero si es por ese poder de conjugación de voz y acordes podrían haber sido I Bet you Look good on the dancefloor, Crying Lightning, Fluorescent Adolescent… EMT.

29) PJ Harvey - On Battleship Hill (2011)

Había himnos más descarados en Let England Shake, pero no tan nítidos y alucinantes en 'On Battleship Hill'. Encoge el alma PJ Harvey entre arreglos fantasmales y órganos de iglesia, acudiendo a la temática bélica y al nacionalismo soft para romper con la estrechez de miras del rock y sacudirse de la espalda, de forma maravillosa, todos los estereotipos que pudiéramos endosarle. AM.

30) M.I.A. - Pull Up the People (2005)

Representación primigenia de eso que la multiculturalidad de la era de la información debía ser. Un sonido cómodo pero extraño el de este indobritánica contestataria que hizo que lo político fuese algo divertido. Aunque Paper Planes recorrió todo el mundo, especialmente por ser el hito musical de Slumdog Millionaire, los que habían enfocado en su radar antes a Maya Arulpragasam supieron disfrutar lo mismo del minimal casero de Arular que del aperturismo genérico Kala, y en ese sentido Pull Up the people se sale de la métrica. EMT.

31) The Last Shadow Puppets - My Mistakes Were Made For You (2007)

Parecía improbable que del hipervitaminado pop británico facturado en Arctic Monkeys Alex Turner pasara a la exquisitez retronostálgica de The Last Shadow Puppets, pero aquí estamos, nueve años después. Qué cosa tan bárbara de disco The Age of Understatement, dos mocosos, él y Miles Kane, agarrando por el cuello a todos los maestros de los sesenta, llevándoselos a la canción melódica y traduciendo toda aquella belleza original a idioma contemporáneo. Owen Pallett mediante, esta es su mejor canción. AM.

32) Justice - D.A.N.C.E. (2007)

Cumbre del french touch (al menos de su universo más visible) y destello de genialidad (también de hype, sí) que trasladó el hedonismo eufórico del sonido disco a unos engranajes sonoros más modernos. Los que digan que no movieron las caderas el verano de 2007 con el segundo gran single del dúo francés, mienten. “Justisisaseibisi”. EMT.

33) Airbag - Ahí va la decepción (2008)

Qué fácil ha parecido siempre lo de Airbag y qué difícil es cuadrar un disco tan perfecto y divertido como Alto Disco. Guitarra, bajo, batería, cómics y los Ramones. ¿Por qué nadie podría necesitar algo más? En 'Ahí va la decepción' hay estribillos memorables (y fácilmente coreables), desamor y decepción, como siempre, pero también victoria. Llega el verano, rugen las olas, se ensucian los pies con la arena de la playa, sudan las discotecas, vuelven Airbag, vuelven las canciones inagotables. AM.

34) Digitalism - Anything New (2007)

Idealism de Digitalism es tal vez el álbum más brillante, más logrado como conjunto, de eso que algunos han llamado blog house. Pero es también una cumbre de la fabricación de un sonido laptop del nuevo milenio, plenamente consciente de sus limitaciones pero también del poder de su atávica propuesta. Rudimentarias y maximalistas, las texturas del dúo alemán (que pasaría por francés) se repiten alrededor de mil referencias directas, de New Order a Daft Punk. Bloc Party, The Klaxxons, Yuksek… Nada nuevo y por todos sus compañeros. EMT.

35) Deafheaven - Come Back (2015)

Toda clase de recibimientos ha acogido New Bermuda, el más reciente disco de Deafheaven: desde los sectores más intransigentes del black metal se le ha acusado de profanación y mediocridad disfrazada de estilismo vacuo; desde las esferas independientes se le ha aupado a los altares, acaso como prueba de los gustos eclécticos y aperturistas de publicaciones monotemáticas. Y en medio, cosas como 'Come Back', de frenético inicio, bestial, puro black metal, y cierre a lo Red House Painters, tan bonito que entran ganas de llorar. AM.

Que hablen ellos, que se bastan solitos.

36) Battles - Atlas (2007)

Campeones weirdos, de esos que se han tenido que esconder en etiquetas como math rock o tech metal cuando lo que en verdad esconden es una pasión superior a la de la media por las cuestiones de ingeniería y las posibilidades de la técnica bruta. Esa aplicación de las ventajas de los software musicales al rock que vemos en Mirrored y en su single Atlas, son, al principio, un rompecabezas, después un sonido irreemplazable. EMT.

37) Rome - Odessa (2009)

Parece mentira que el mejor y más bello homenaje sonoro a los republicanos exiliados por Europa tras la guerra civil provenga de un compositor luxemburgués que se despliega por las ignotas aguas del Martial Industrial y el Neofolk. Pero, en fin, así es: Flowers From Exile es un homenaje sonoro a todos los migrantes y refugiados, exiliados económicos o políticos, desarraigados y olvidados. Un canto en alemán, francés, inglés, español y rumano que, en 'Odessa', torna en dulce y arrebatador. Un disco excepcional. AM.

38) Royksopp - The Girl and the Robot (2009)

La electrónica nórdica también tiene su hueco en el siglo XXI, en este caso por partida doble, con la voz de Robyn y esa finalidad del dúo noruego por fabricar un cuento, una lucha por la hegemonía sonora entre un robot y una chica en la atmósfera de unos fiordos futuristas del espacio exterior. O algo así. Puede que con Melody A.M. tocasen techo… melódico, pero para Junior descubrieron que quedaba cuerda en esto del sonido expresivo synth, que había espacio para darle a Air una vuelta de tuerca. EMT.

39) Dominique A - Éléor (2015)

Relegado a márgenes mediáticos en Francia, Dominique A logró desde finales de los noventa un inusual reconocimiento en España. Años después su estilo se ha refinado, y a la altura de 2015 quedaba poco de aquella coartada independiente que tantas puertas le abrió. El refinamiento ha sido para bien: Éléor es más chanson que nunca, pero también es más capaz de enmudecer al corazón con mayor maestría y sensibilidad que sus anteriores reencarnaciones. AM.

Y para una muestra:

40) Skrillex - Scary Monsters and Nice Sprites (2010)

A estas alturas, lo mejor de Scary Monsters and Nice Sprites (o de Harlem Shake, como quieras) va a ser ver cómo le explicas a tus hijos en un par de décadas que este era el sonido del heavy metal tope de moderno de los dosmildieces. EMT.

41) Woods - Leaves Like Glass (2014)

Les sucedió a Woods algo parecido a Wilco: cuando se aproximaron a las facetas más clásicas del folk, toda una marabunta de antiguos seguidores les pasaron por encima, temblorosos, aún incapaces de comprender por qué aquel grupo de garaje y psicodelia casera sonaba de repente a Bob Dylan. ¡A Bob Dylan! Pero, bah, Blonde on Blonde era una maravilla y 'Leave Like Glass' es una de las canciones más bonitas que se han escrito jamás. AM.

42) Alt-J - Breezeblocks (2012)

Esa gente que demuestra lo fácil que es hacer una canción de Alt-J tiene razón. Pero como siempre, ni estuvieron ahí antes ni han sabido marcar con tanta personalidad la escena pop, con ese aliento smart, ese rechazo frontal a la guitarra rockera y ese retorno a la delicadeza como valor popular. Y por Breezeblocks y su videoclip están donde están. EMT.

43) Los Planetas - Si estaba loco por ti (2007)

Cómo creer en Los Planetas a la altura de 2007 si el grupo atravesaba un bache creativo evidente, estancado casi una década después del disco que lo cambió todo para bien y para mal. Y encima habían caído en el flamenco fusión, ¡se habían subido a la parra! Aquel proyecto sólo podía terminar en desastre absoluto u obra atemporal, tremenda. Fue lo segundo, vive Dios, y desde entonces no hemos vuelto a saber nada más de ellos. Mejor así, que se queden congelados en esta cosa tan indescriptible llamada 'Si estaba loco por ti'. AM.

44) Flying Lotus - ... And The World Laughs With You (2010)

Hay veces que parece que de Flying Lotus no se puede salir porque, entre tanto, el resto del mundo se ha enrarecido. Con el proyecto de Steven Ellison tenemos más que el lote de IDM a lo Warp, electrojazz, y chip hop que no tenemos en ninguna otra parte en esta lista, y un disco-concepto que demuestra la competencia de este productor en todas las vertientes que encierra el álbum. Aquí, en ... And The World Laughs With You con un dubstep susurrante que no para de crecer en marcianidad. Y como quien no quiere la cosa, hemos metido de tapadillo a Thom Yorke en la lista. EMT.

45) Julia Holter - Lucette Stranded on The Island (2015)

Hay algo enigmático en todo lo que hace y toca Julia Holter, posiblemente la compositora más dotada de su generación. En Have You In My Wilderness hay tanta ampulosidad y exceso de ideas y de arreglos que el edificio se vendría abajo de no ser por su alucinante tacto y capacidad para sostener las canciones con elegancia y sobriedad. La mejor pieza es 'Lucette Stranded on The Island' y ese crescendo final repleto de voces dobladas y susurros al océano. AM.

46) Grimes - Genesis (2012)

Érase una mujer pegada a un looper. O al menos en los primeros discos de este cuerpo hipernervioso que era Claire Boucher en sus inicios y que con Art Angels, ese disco en el que decide abandonar definitivamente el refugio personal y buscar el intercambio humano, se ha consolidado como una de las creadoras más relevantes del pop del momento, aunque las grandes audiencias aún sigan dándole la espalda. En Visions, su tercer álbum, estaba en pleno proceso de transformación, y Genesis es una cita con la cara más accesible de ese sonido medio oriental, medio extraterrenal y 100% místico que siempre ha cosechado. EMT.

47) Titus Andronicus - Four Score and Seven (2010)

"This is a war we can't win". Aquel canto al derrotismo ebrio, al fracaso vital como leit motiv existencial, lo preñaba Patrick Stickles de infinitas referencias a New Jersey, la Guerra de Secesión Estadounidense y tragedias shakespearianas. A través del exceso, aquí en dos canciones en una de más de ocho minutos en los que se entrelazan Arcade Fire, The Pogues y Dinosaur Jr a partes iguales, Titus Andronicus crearon la obra maestra de su década, y un cierre, ese "it's still us against them, and they're winning", tiránico, absoluto.

Llevaban razón: el enemigo está en todas partes. Y va ganando. AM.

48) Arcade Fire - Afterlife (2013)

Canción contraindicada para corazones atormentados. Afterlife te dice con su ampulosa orquesta que sí, que la ruptura y la muerte son dos caras de la misma moneda, pero que sigue habiendo motivos para envolverse en un éxtasis de alegría. Casi el mismo espíritu de resistencia que ha logrado insuflar de siempre esta épica banda llamada a marcar a toda una generación. EMT.

49) Yo La Tengo - Night Falls on Hoboken (2000)

Sería un error imperdonable condenar a Yo La Tengo y a este disco, And Then Nothing Turned Itself Inside-Out, al olvido de los noventa, encajonados en el indie rock canónico norteamericano de entonces. Las aristas creativas de Kaplan y compañía nunca fueron tan obtusas, ni estuvieron tan cerradas. 'Night Falls on Hoboken' cabe aquí pese a lo lejano y dudoso de la fecha, el año 2000, precisamente como testimonio de lo mejor de su ayer y de las brillanteces, en forma de música popular y elegancia acústica, que estaban por venir. AM.

50) Gnarls Barkley - Crazy (2006)

No pasa nada. Crazy es un hit incontestable y no hay muchas más vueltas que darle. Una joya de la fusión entre R&B y soul que de la noche a la mañana se convirtió en un megaéxito (de los primeros temas más vendidos digitalmente) y el tema favorito de absolutamente todo el mundo, como es normal por el poder de aglutinamiento de la propuesta. Lástima que Gnarls Barkley (la unión del rapero Cee-Lo y del productor indie Danger Mouse) se convirtieran en flor de un día. EMT.

51) Major Lazer & DJ Snake - Lean On (feat. MØ) (2015)

Una lista de inicios del siglo XXI no es nada sin Diplo, ese músico que ha demostrado que hacer EDM y trap pegadizo no significa sacrificar la calidad del producto. Hay dudas sobre si Lean On es la Gran Joya del creador detrás de Major Lazer, Jack Ü o la productora Mad Decent, pero está claro que este anthem del verano pasado (¿hay relevo? Porque yo no veo relevo) ha cruzado todas las pistas de baile, playas y peluquerías del mundo. Y si ha sido capaz de hacer menear culos de igual forma en California que en Kuala Lumpur, ¿quiénes somos nosotros para decir que Original Don es más poderosa? EMT.

39 ocasiones en las que Zara creyó innecesario reconocer al autor original

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Sara M Lyons

Cuando te dicen que deberías hacer como Amancio Ortega, por lo general se refieren a que has de trabajar con ahínco, montando tu propia empresa, creyendo en tu modelo e innovando en un ámbito comercial para así, si hay suerte, convertirte en un exitoso hombre de negocios. Pero lo cierto es que en los últimos tiempos esa expresión puede leerse desde otro prisma: imitar a Zara, Bershka o Pull&Bear puede significar robar diseños ajenos de artistas minoritarios, fabricarlos al por mayor y lucrarte sin hacerle llegar ni un solo céntimo a los creadores de esa idea.

No se trata de una rencorosa crítica a uno de los turnistas a ocupar el primer puesto en las listas de Forbes. Los plagios de Inditex son de sobra conocidos, y gracias a la red cada día nos llegan más y más ejemplos de diseños que han ocupado decenas de miles de tiendas en todo el mundo ninguneando a sus creadores originales. No se trata de un par de manzanas podridas en el cesto.

Diseñadores independientes y Zara: los 1001 Davides contra Goliat

El de Tuesday Bassen es el último caso conocido. Esta joven ilustradora de Los Ángeles no se ha limitado a poner frente a frente la obra original con la inspirada, sino que también ha publicitado la carta con la que Zara respondió a su demanda por plagio en los juzgados. ¿El argumento de la cadena textil? Que como ella es una artista minoritaria y Zara un emporio con millones de visitas a su web, la gente asociaría esos diseños con la exitosa cadena, y no a su trabajo.

Que se recuerde, es la primera vez que dice algo así, y otros diseñadores que clamaron una compensación por la reproducción no autorizada de sus proyectos recibieron argumentos que van desde la falta de nexo entre el original y la inspiración y el de que la compañía no es responsable de lo que le mandan los proveedores externos. Pero el caso de Tuesday Bassen es especial por otro motivo. Ya no es sólo que Inditex defienda públicamente que lo importante no es el creador, sino quien lo visibiliza. Es que, si estamos ante una chica que ha colaborado con Urban Outfitters, Adidas, Nike o Hello Holiday… ¿quién no es minoritario al lado de Inditex?

“Propaga mis diseños”, protestaba la joven en redes sociales, tras un año silenciando el atropello. Y muchos han apoyado su idea; “también los de los demás artistas”, parece decir el mensaje de la nueva web que la creadora ha montado junto a Adam J. Kurtz hombro con hombro.

Ellos han indexado y tipificado todos los casos conocidos de hurto por parte de Zara o alguna de sus marcas hermanas en este último año. Se han centrado sólo en los accesorios, esos que les copiaron a ellos (y todas las reproducciones de pins y parches que veas aquí provienen de su web), pero ellos mismos saben que son muchos más los casos en los que Inditex ha pasado por encima de la propiedad intelectual o industrial de personas ajenas a su compañía. Repasamos todos los casos de copia que el emporio de Amancio Ortega ha protagonizado en los últimos años. De esta forma, la autoría estará más clara y, quién sabe, la posibilidad de hacer justicia con sus creadores también está ahí.

1) Tuesday Bassen

Corazones

Puedes ver su trabajo aquí.

2) Adam J. Kurtz

Adam J Kurtz

Puedes ver su trabajo aquí.

3) Strawberry Moth

Strawberry Moth

Puedes ver su trabajo aquí.

4) Bananna Bones

Bananna Bones

Puedes ver su trabajo aquí.

5) Coucou Suzette

Coucou Suzette

Puedes ver su trabajo aquí.

6) Georgia Perry

Georgia Perry

Puedes ver su trabajo aquí.

7) Mokuyobi

Mokuyobi

Puedes ver su trabajo aquí.

8) Ivonna Buenrostro

Ivonna Buenrostro

Puedes ver su trabajo aquí.

9) Explorer’s Press

Explorer S Press

Puedes ver su trabajo aquí.

10) Maria Ines Gul

Maria Ines Gul

Puedes ver su trabajo aquí.

11) Gabriella Sanchez

Gabriella Sanchez

Puedes ver su trabajo aquí.

12) Sara M. Lyons

Sara M Lyons

Puedes ver su trabajo aquí.

13) Big Bud Press

Big Bud Press

Puedes ver su trabajo aquí.

14) Michael R. Heck

Michael R

Puedes ver su trabajo aquí.

15) Crywolf Clothing

Crywolf Clothing

Puedes ver su trabajo aquí.

16) These Are Things

Thesearethings

Puedes ver su trabajo aquí.

17) Rosehound Apparel

Rosehound Apparel

Puedes ver su trabajo aquí.

En 2012 el asunto de los plagios de Zara llegaba al mundo de las blogueras de moda. Miss Pandora, Le Blog de Betty, Andy Torres y Beware of my heels veían sus rostros y sus cuerpos estampados en las camisetas de distintas casas de Inditex. Las chicas protestaron, pero su caso quedó en agua de borrajas. Lo mismo para el pequeño diseñador de Depeapa o de Rocío Cañero, a quién directamente le daba miedo enfrentarse con la marca.

18) Miss Pandora

Chicas

Conoce la historia aquí.

19) Le Blog le Betty

Bloggers4

Conoce la historia aquí.

20-22) Beware of my heels

Bloggers3

Bloggers2

Bloggers1

Mira la foto original aquí.

23) Tuana, The Last Princess

Tuana Aziz Vs Mango

Conoce la historia aquí.

24) Depeapa

Depeapa

Conoce su trabajo aquí.

25) Rocío Cañero

Zara Plagio

Conoce la historia aquí.

26) Tot a Lot

Tot A Lot Pull And Bear

Conoce la historia de este robo de packaging aquí.

Pero por supuesto, si por algo se ha conocido a Zara es por inspirarse fuertemente en las firmas de alta costura y firmas de lujo. No es el mismo cargo de conciencia el que tendrá alguien al robar diseños de pequeños negocios que de empresas mundialmente reconocidas, pero es tan grande la muestra y el volumen de afectados (entre otros, parece que Zara está empeñada en convertirse en Celine) que podría decirse que es una técnica planteada como base de su modelo de negocio, y tampoco eso deberíamos olvidarlo. Fashion Copycats se dedica habitualmente a recoger los casos más flagrantes, y sí, de Inditex hay unos cuantos. A la izquierda el original y a la derecha la copia.

27) Sibling en Zara

Sibling X Zara

28) Dior en Mango

Dior Mango

30) Acne en Zara

Acne X Zara

31) Mansur Gavriel en Mango

Mansur Gavriel X Mango

32) Rick Owens en Zara

Rick Owens X Zara

33) Gucci en Zara

Gucci X Zara

34) Valentino en Zara

Valentino X Zara

35) Marni en Zara

Marni X Zara

36) Balenciaga en Zara

Balenciaga X Zara

37) Anya Hindmarch en Zara

Anya Hindmarch X Zara

38) Stella Mc Cartney en Mango

Stella Mc Cartney X Mango

39) Celine en Zara

Celine Zar

Celine Zara

Dentro cita de El Imparcial:

En la recién publicada biografía de Amancio Ortega, Covadonga O´Shea cuenta que el genio de Zara llama a su equipo cuando ve una chaqueta que le gusta para que, al cabo de unos días, Inditex la distribuya a sus tiendas. Así trabajan los diseñadores de estas marcas. Recorren el mundo de feria en feria, de tienda en tienda y de fiesta en fiesta para observar las últimas tendencias y escoger los modelos a “clonar”.

Stranger Things es ET, Alien y Los Goonies, todo a la vez. Aquí tienes las pruebas en unos cuantos GIFs

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Stranger

¿Cuántas películas o series conoces que estén ambientadas en los 80, se etiqueten como ciencia ficción y no estén llenas de referencias a otras películas de aquel momento? Hemos estado pensando un rato y no nos sale ni una sola que no lo cumpla. El caso es que Stranger Things, el entretenimiento veraniego de Netflix que está en boca de todos, resulta ser un mash up de referencias ochenteras que hoy os traemos en formato GIF.

Para aquellos que aún no hayáis visto lo nuevo de los hermanos Duffer, creadores de Hidden: Terror en Kingsville y guionistas de la serie Wayward Pines, lo que os espera en la serie es una colección de referencias condensadas en ocho capítulos que rememoran el cine de los 80 al más puro estilo Super 8. Si aún no le habéis dado una oportunidad, atentos a la recopilación porque contiene spoilers como catedrales.

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Alien

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Comando

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Cuenta conmigo

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El Resplandor

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Encuentros en la tercera fase

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E.T., el extraterrestre

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Exploradores

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Los Goonies

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Ojos de fuego

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Pesadilla en Elm Street

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Poltergeist

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17 momentos en los que la saga Harry Potter nos hizo llorar a lágrima viva

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Potter

Mientras The Cursed Child arrasa en las librerías británicas y los cines se preparan para recibir la llegada de Animales fantásticos y dónde encontrarlos, los fanáticos que crecimos con Harry Potter siempre estaremos atados a una historia y situaciones difíciles de repetir, principalmente porque ya es demasiado tarde para que la carta de Hogwarts nos invite a nuestro primer curso. Lloraremos por recibir notificaciones del banco en vez de las de una escuela de magia, pero no tanto como lo hicimos con estos 17 momentos de la saga. Por descontado, spoilers y tal.

Espejo de Oesed

Tras 11 años metido debajo de un armario y haber perdido la esperanza, Harry se convierte en mago, lo mandan a una prestigiosa escuela y resulta ser la figura más popular de todo el colegio. Y pese a ello se mira en el espejo y lo único que aparecen son sus padres.

La “muerte” de Buckbeak

Más que por su “muerte”, que luego resulta no ser tal cosa, el varapalo de Buckbeak es ver a Hagrid y su carácter bonachón llevarse una decepción detrás de otra con respecto al cuidado de sus bichos. Por suerte los posteriores reencuentros son capaces de cambiar las lágrimas de pena por las de alegría.

La liberación de Dobby

El simpático bicho es una de las grandes bazas de La Cámara Secreta y es normal cogerle cariño, más aún después de saber cómo la familia Malfoy lo tiene esclavizado, así que cuando Harry se la lía a Lucius Malfoy y el elfo estalla en agradecimientos, es irremediable quererlo aún más.

Y su muerte

Dobby sigue dándonos razones para cogerle cada vez más cariño en los siguientes libros y, en vez de acabar con la maldita Bellatrix Lestrange, se limita a intentar mutilarla o herirla de gravedad. Lástima que la daga de esta última acabe impactando sobre él y toque llorar sobre su tumba.

Amos y Cedric

De odiarlos a que te salten los lagrimones a moco tendido. En la película no podían ser más repelentes, pero la escena del padre abalanzándose sobre el hijo es para acabar con la producción mundial de kleenex.

La muerte de Sirius

Lestrange tocando los bemoles una vez más porque es su entretenimiento preferido y nosotros perdiendo a uno de los mejores personajes de la saga mientras que al pobre Harry se le escapaba lo más parecido a un padre que había tenido.

Reunión familiar

Por suerte no sería la última vez que disfrutaríamos de la compañía de Sirius. La Piedra de la Resurrección nos permitió no sólo acercarnos una vez más a Sirius y Remus, también a una emotiva reunión familiar con los padres de Potter.

Sectumsempra a Draco

La de Harry y Draco es una de esas relaciones sanas en las que das por hecho que finalmente serán tan amigos, pero cuando a Draco se le va de las manos la maldición Cruciatus y Harry contraataca con el Sectumsempra, te das cuenta de hasta qué nivel su relación ha sobrepasado el punto de no retorno.

La pelea entre Ron y Harry

Siempre es triste ver pelear a dos amigos. Cuando es por tonterías como castillos, más aún. Por suerte el maldito Guardapelo que estaba ocasionando el desencuentro entre los tres acaba destruido, y Ron hace de héroe salvando a Harry.

La muerte de Fred

Estaba cantado, uno de los gemelos caía sí o sí, pero lo que no nos esperábamos era que algo que veíamos venir a la legua nos afectase tantísimo. La Batalla de Hogwarts se llevó a muchos por delante, pero sería de locos no reconocer que lo de Fred y la reacción de su hermano nos fastidió especialmente.

Valle de Godric

Demasiadas emociones fuertes para un pueblo tan pequeño y aparentemente insignificante. La casa de los Potter, la estatua erigida a los padres de Harry, el paseo por el cementerio y, encima, Nagini y Voldemort tocando las narices en vez de dejarnos llorar a moco tendido despreocupados.

La muerte de Hedwig

Durante muchos años fue el enlace entre el mundo muggle y el mágico, además del único amigo que siempre estaba con Harry aunque fuese tras los barrotes de los Dursley. La vimos decaer cuando su dueño dejó de usarla para no llamar la atención y verla morir poco después en la huída de los mortífagos marcó un antes y un después para el mago. Sin ella a su lado, Harry dejaba de ser un niño con una lechuza blanca y se convertía en un hombre dispuesto a perderlo todo.

El funeral de Dumbledore

Haber perdido a un mito de la saga ya fue un varapalo importante, pero encima Rowling nos obligó a recrearnos en ello, en un funeral en el que hasta Fawkes lloró desconsoladamente la pérdida antes de desaparecer para siempre. Después de saber la verdad tras su muerte vuelves a releer y te sabe aún peor.

El final feliz de Neville

Nunca nadie se había merecido tanto un final feliz como Neville Longbottom. Llevas sufriendo por él una eternidad y el personaje acaba evolucionando lo suficiente para pasar de pardillo a héroe durante el transcurso de la historia, así que cuando al terminar la batalla contra Voldemort lo encuentras rodeado de admiradores lo único que puedes hacer es alegrarte por él.

La muerte de Remus

Hasta la autora de la saga tuvo que salir a pedir disculpas por esta muerte aprovechando el aniversario de la Batalla de Hogwarts. Normal, un mago que además es hombre lobo y que parece estar siempre ahí para echar un cable a Harry no es algo que se vea todos los días, así que perderlo no es algo que sea santo de nuestra devoción.

Recuerdos de Snape

No sólo te sientes mal por lo equivocadísimo que has estado durante todo este tiempo, es probablemente el caso en el que hemos pasado con más fuerza del odio al amor respecto a un personaje. Lo suyo con la madre de Harry es una telenovela de las que te dejan fastidiado una buena temporada, y su constante sacrificio posterior es tan para enmarcar que no lo vi venir en ningún momento. Claro, cuando llegó me destrozó por completo.

El final

Todo lo bueno tiene un final y, aunque con hueco para que otras historias continúen, el de la historia de Harry Potter no podía ser menos. Tocó lagrimita al cerrar el libro y la situación se repitió al escuchar la banda sonora al inicio de la última película. Era inevitable pensar que lo íbamos a echar de menos.

Instrucciones para NO leer Lolita

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Lolita

Hace ya años, en alguna revista que ahora no encuentro, una actriz muy joven que había hecho un papel sexy decía: “Siempre me ha inspirado mucho Lolita, me encanta cómo usa su sexualidad”. Este mismo verano, en el suplemento de estilo de un diario nacional leíamos:

“Es posible que la pesadilla de unos padres sea la visión de su hija adolescente leyendo la Lolita de Nabokov”

Una de nuestras escritoras jóvenes más agudas, buena lectora y buena crítica, ha escrito sobre el personaje en estos términos:

“La historia de Dolores ayudó a que se abriera una nueva puerta [...]. No se trataba de embellecer o adornar la pedofilia, sino más bien de intentar explicar un fenómeno, una oscura pulsión humana, una forma de amor prohibida”

Otro opinador, poeta y todo, nos ilustraba hace un par de años: “En la lucha entre libertad y puritanismo, Lolita está del lado de la libertad”. Y no faltan cada tanto los artículos sobre moda para lolitas, el triunfo de las nínfulas o el oscuro encanto de vestirse de adolescente perversa y seductora.

Pero, vamos a ver, gente: ¿ustedes han leído Lolita?

Lolita Nabokov La parte de culpa de (la excelente película de) Kubrick no se la vamos a quitar

Ya se sabe que el cartel y las escenas famosas de la película no ayudan mucho: la niña en bikini, con gafas y piruleta, todo ello en forma de corazón, mirando con malas intenciones a su padrastro fascinado. Tampoco su fama de novela prohibida, pornográfica y transgresora, que encarna el mito del “verano del amor” yanqui, con los dos amantes huyendo del mundo, registrándose con nombre falso en los moteles, una niña caprichosa y dominante con su novio cuarentón... Pero, ¿es que nadie ha leído Lolita?

Lo que realmente cuenta Lolita

Por si acaso, vamos a hacer un resumen de la trama. Ya se sabe que cada lectura es la lectura de alguien, y que no hay interpretaciones fijas porque cada uno y su mirada etcétera, pero, interpretaciones aparte, la novela cuenta con transparente claridad las siguientes cosas. Que Lolita es una niña de doce años, huérfana de padre, que se lleva fatal con su madre, una pobre mujer estúpida y atolondrada para quien su hija es un engorro y que solo piensa en encontrar un nuevo marido. Que Humbert Humbert, escritor y diletante europeo encadenado por un lejano amour fou hacia una niña cuando él mismo era pequeño, aparece por casualidad en casa de Lolita y, al verla tomando el sol en el jardín, decide quedarse a vivir allí como inquilino.

Que acaba casándose con la madre, por pura obsesión de estar cerca de la hija. Y que, en la página 50, ya es evidente que algo no le funciona bien en el piso de arriba: es un personaje lleno de secretos, que rellena compulsivamente un diario sobre su fijación por la niña, mirón, melancólico, de un egoísmo marciano, concentrado solo y al cien por cien en sus deseos y sus placeres. Lolita, que ve en su nuevo padrastro la herramienta perfecta para hacer rabiar a la tarada de su madre, se deja mirar y tontea, y se va enredando en la tela de araña de su padrastro sin darse cuenta ni de que la tela de araña existe.

Humbert Humbert By Retroindian D4oh8ou

Luego, la cosa se complica muy rápido: muere la madre y Humbert Humbert se hace cargo de Lolita. No hay padre ni hermanos ni familia cercana: los vecinos se admiran muchísimo de la generosidad de ese viudo desolado que, sin ser familia directa de la niña, asume su custodia y se la lleva a conocer mundo para aliviar su pena. Y los olvidan de inmediato.

Lolita, que tiene la mala suerte de haberse quedado doblemente huérfana y de estar sola en una habitación de hotel con Humbert Humbert, emocionada por la aventura y por lo mayor que se siente, se acuesta entonces con él.

Las palabras literales de Humbert Humbert, temblando de éxtasis, son: "A las seis ya estaba despierta, a las seis y quince éramos amantes". Y Lolita no solo se acuesta con él, sino que para ella no es el primero y, en esa mañana de verano, a solas con él en una cama revuelta, le cuenta sus aventuras con un chico de su edad, algún jugueteo con otras niñas, y lo divertido que le parece todo ello.

Y así a la chiquilla se le abre el suelo bajo los pies y cae en una mazmorra de la que no sale ya en otras doscientas páginas. Humbert Humbert ("¡ella no era virgen!") no necesita más, y ya no la suelta. Lolita no vuelve a querer nada con él: se da cuenta enseguida de la intensidad de los sentimientos de ese hombre con el que ahora está sola, y ya nada es divertido: le da miedo, y un poco de asco, y quiere volver a su casa.

"Pero, ¿entienden ustedes? Lolita no tenía absolutamente ningún sitio adonde ir".

Humbert Humbert la sube al coche y conducen sin rumbo, parándose a dormir donde a él le parece que nadie les hará preguntas ni podrá recordarlos. Y cada noche amenaza a Lolita con el orfanato, con el reformatorio o con la indigencia si huye de él o lo denuncia. Todo irá bien, le dice, mientras seas cariñosa conmigo, y cumplas con tus obligaciones por la mañana, en la siesta y por la noche.

Ella lo odia, patalea, se resiste, a veces simplemente se queda quieta y ausente dejándose hacer, ya apenas habla ni se ríe. Pero tiene trece años recién cumplidos y teme a Humbert Humbert, se cree sus amenazas y sobre todo piensa que lo que le está pasando es por su culpa, y que eso es para lo que ella sirve y lo que ella se merece.

El amor de Humbert y el odio de Lolita

Esto es Lolita en una búsqueda de Google

Decíamos antes que la novela cuenta con transparente claridad, y al llegar aquí hay que recordarlo: todo esto no es una interpretación, sino lo que cuenta el narrador, que es el protagonista, el único punto de vista que tenemos. Él no se hace ilusiones: adora a Lolita con un amor pegajoso y brutal (dice en algún momento que solo siente no poder darle la vuelta para besarle los pulmones, el hígado, los riñones nacarados), pero reconoce que ella lo odia y que está a punto de volverse loca.

Se lamenta, con una metáfora extraordinaria, de que a los pocos días de estar con él Lolita ya no tiene columna vertebral: se deja caer en el asiento del coche como una muñeca de trapo, y él tiene que hacer un gran esfuerzo cada mañana prometiéndole ir a ver un lugar especial, o comprarle un regalo, algo que pueda darle una expectativa y un objetivo al día que tienen por delante. “No tenemos nada que hacer en ninguna parte”, responde ella.

Y a él le pesa, y le gustaría hacer feliz a Lolita, o al menos que las cosas fueran menos tensas, pero no ve otro remedio que forzarla porque no concibe que esté en el mundo para otra cosa. Dice que la pobre es frígida, su princesa de hielo, qué mala suerte. Y el rencor que ella le devuelve a cambio de ese amor asqueroso solo se compensa, solo se le ocurre compensarlo a la criatura, pidiendo cosas. Quiere helados, revistas de moda, vestidos nuevos, quiere que en el siguiente hotel haya piscina y que alquilen una suite buena y no un cuartucho, quiere ir al cine todos los días y otro batido.

Humbert Humbert se arruina con los caprichos de Lolita, pero mientras pueda violarla a diario sin que ella alarme a todo el motel a gritos, sin que llore demasiado ni se tire del coche en marcha, todo le parece barato. Solo se siente culpable, tiene hasta gracia, de estar corrompiendo la ética de Lolita, que cada vez se vende más cara. Y desde ahí se ha llegado al mito de la niña caprichosa y malhumorada que tiene loco de amor a un pobre hombre complaciente.

A estas alturas del relato, el improbable lector que sujeta esta novela tristísima y enferma tiene muchas dificultades ya para sentir la menor empatía por nadie. En Lolita, la víctima no es simpática. La madre, menos, ni viva ni muerta. Humbert Humbert da el mismo miedo que todos los psicópatas. No hay un respiro de cariño humano hacia nadie, porque son todos horribles. ¿Es razón suficiente para negar que ella es la víctima, que es una nena secuestrada y violada a manos de un animal?

Ni porno ni pop ni transgresora, pero sí obra maestra

Adrian Lyne, ese prodigio de la sutilidad

Pasan así casi tres años, en esta huida por todo Estados Unidos, a veces quedándose unos meses en un sitio, matriculando a Lolita en un instituto, del que salen disparados de nuevo en cuanto él teme que pueda confiarse a alguna amiga o a algún profesor, o conocer a un chico de su edad, o que un curioso vaya a preguntarse qué pasa en esa rara familia del padre viudo y la jovencita enfurruñada.

Además tienen siempre detrás a un perseguidor, un coche que ven aparcado muchas veces cerca del suyo, un tipo al que Humbert Humbert se encuentra en el bar de los hoteles. No sabe si es un policía, o si le quiere robar el tesoro, o si simplemente se lo imagina, porque en este relato el obsesivo es él, no puede creerse que alguien esté dedicando su vida desde hace años a seguirle.

La trama se va cerrando y complicando, y ya el lector no sabe lo que Humbert Humbert imagina o experimenta de verdad, y Lolita está completamente desquiciada buscando la forma de huir, y al cabo de otras cien páginas el lector tiene ganas de tirar el libro por la ventana. Pero la novela es tan hermosa, tan lírica, está contada y casi cantada por un narrador tan distinto a todos, tan loco y tan capaz de cualquier cosa, que uno sigue leyendo completamente maravillado. Ni es porno, ni es pop, ni es transgresora, ni es casi nada de lo que tiene fama de ser, excepto una obra maestra.

¿Qué razón tendrían unos padres normales para espantarse si encuentran a su hija quinceañera leyendo Lolita? Déjenla leer, hombre: además de que la novela es el colmo, se le van a quitar las ganas de tontear con tipos mayores para siempre. ¿De qué libertad está a favor Lolita? ¿Cómo usa su sexualidad para resultarle tan inspiradora a una starlette? ¿Qué puerta abre, qué fenómeno explica? Pero, ¿de qué están hablando cuando hablan de Lolita?

Lolita acaba mal. Todo el mundo es desgraciadísimo, ella la que más. Pero acaba y, aunque parezca increíble, ahí empieza para ella otra desgracia aún mayor: la de haber pasado a la historia como una lolita.

Nota: este texto surge de este hilo de Twitter...

... que a su vez surge de este artículo en El País.

Pilar Álvarez Sierra nació en Gijón en 1967 y vive en Madrid desde muy joven. Es editora de no ficción (ensayo, divulgación, biografía, historia, música) en la editorial Turner. Antes trabajó como redactora, traductora de inglés y colaboradora editorial en general.

11 libros que han sido terriblemente malinterpretados por los lectores

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Books 1012088 960 720 Ya sea porque hablamos de oídas, porque leímos el texto previamente influidos por otras opiniones o porque sencillamente no hicimos gala de una gran comprensión lectora, en muchas ocasiones hemos interpretado mal muchas novelas. Y no solo nosotros, sino la mayoría de la gente. A veces, incluso, todo el mundo, lo cual supuso no pocos quebraderos de cabeza para el autor.

A continuación, vamos a explorar algunas de las malas interpretaciones más chocantes de obras que todos deberíamos haber leído, o al menos escuchado hablar, para descubrir cuán distinta fue la intención real con la idea que más tarde se formó la comunidad de la misma.

1. Lolita

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La obra más leída de Nabokov, y también la más adaptada al cine, se ha convertido en víctima del morbo, y también de las malas interpretaciones, que poco a poco han ido derivando en una obra totalmente distinta, y mucho más vulgar. A poco que leamos la obra de Nabokov con cierta atención advertiremos que no trata de una niña pícara tratando de seducir a un hombre maduro, una interpretación que el propio autor tuvo que rechazar:

Lolita no es una niña perversa. Es una pobre niña a quien corrompen y cuyos sentidos no ceden jamás bajo las caricias del inmundo señor Humbert.

2. La naranja mecánica

La Naranja Mecanica 3

Popularizada por la extraordinaria adaptación cinematográfica de Stanley Kubrick, la obra de Antonhy Burgess ha sido a menudo leída bajo el prisma de Kubrick: es decir, que no ha sido realmente leída, sino vista en la gran pantalla. Y Kubrick hizo su propia interpretación de la obra, como se quejó amargamente en numerosas ocasiones Burgess.

Básicamente, lo que falta en la película es el capítulo final de la novela. En la película, todo acaba con el protagonista redimiéndose de su ultraviolencia, asumiendo que por fin se ha curado y se pliega a las buenas costumbres de la ciudad. En la novela, sin embargo, el protagonista, ya adulto, se aleja de la violencia por aburrimiento.

Es decir, que la terapia a la que someten a Alex para que abandone su conducta no tiene verdadera eficacia, y es el propio Alex, movido por su libre albedrío, el que decide dejarlo y buscarse aficiones más creativas. "Mejor ser malvado por decisión propia que bueno por lavado del cerebro", aseguró Burgess en una ocasión.

3. Todas las obras de Sherlock Holmes

Sherlock Holmes Hulton Getty

El prolífico Arthur Conan Doyle logró forjar un personaje inmortal, el epítome de la astucia y la inteligencia, el popularizador del método deductivo: Sherlock Holmes. Los cuentos protagonizados por Holmes no revisten mayor dificultad: son historias sencillas en las que se pone de manifiesto que, a poco que se use la observación, las cosas no parecen como son.

Y eso mismo se puede aplicar al lector sesgado de las obras de Conan Doyle cuando se ha hecho la idea de que Holmes es poco menos que un tipo con Asperger, frío, incapaz de relacionarse con los demás, y falto de la más mínima empatía (algo así como el médico cascarrabias de Gregory House, del que se tomaron varias licencias holmesianas en su construcción). Sin embargo, Sherlock Holmes es justo lo contrario: aunque pueda estar más a gusto solo, su capacidad empática dista mucha de la de un Asperger.

Abunda en ello Daniel Tubau en su libro No tan elemental, que analiza la figura de Holmes:

Sin embargo, la empatía es uno de los rasgos fundamentales que debe poseer un buen detective, puesto que su trabajo consiste en gran parte en relacionarse con otras personas, entender sus problemas, detectar sus mentiras y aconsejarles qué hacer. A pesar de su imagen de máquina deductiva fría y sin sentimientos, Holmes demuestra simpatía y compasión a menudo. Leavitt señala al menos catorce ocasiones en las que no entrega al delincuente a la policía (...) también aplica sus capacidades empáticas para imaginar cómo puede haber actuado otra persona: "Situémonos ahora en el lugar de Jonathan Small, consideremos el problema desde su punto de vista", y reprocha a Lestrade y otros policías el no ser capaces de ponerse en el lugar de los criminales.

4. Fahrenheit 451

Fahrenheit 451

Paradigma de la importancia de los libros para conservar la cultura y el conocimiento y, en última instancia, la libertad y la autonomía, la obra de Ray Bradbury a propósito de un futuro distópico donde los libros están prohibidos, no trata en realidad de la censura del gobierno y su anhelo por el control social, en esas grandes piras en las que se queman volúmenes y más volúmenes y que recuerdan las quemas de libros de los nazis.

En realidad, la intención del autor es criticar la televisión como forma de consumo vacuo que finalmente nos alejaría de la lectura, reduciendo nuestra capacidad de atención y el análisis crítico de cuestiones complejas. Y es que Bradbury es célebre por su odio acérrimo hacia muchos medios de comunicación modernos, desde la televisión a la radio, pasando por internet.

Fahrenheit 451, pues, no trata de la censura gubernamental, sino de la vampirización de la lectura por parte de otros medios.

5. Alicia en el País de las Maravillas

Merienda Sombrerero

Para muchos lectores, traspasar el espejo como la hace la protagonista de la obra de Lewis Carroll es algo así como el inicio de un viaje lisérgico. Es decir, un viaje enteógeno, en el que las sustancias psicodélicas pueden llevarte más allá de la realidad aparente.

En realidad, Lewis Carroll era un reverendo y profesor de matemáticas, y quiso transmitir la extrañeza que le provocaban las matemáticas más abstractas en ese mundo onírico en el que todo parece posible. Su mundo imaginario, pues, sigue las leyes absurdas de las matemáticas abstractas, absurdas en el sentido de que no guardan relación coherente para el ciudadano de a pie y su mundo cotidiano. Alicia está en un mundo de álgebra y números imaginarios, no al que probablemente viajaría un aficionado a Woodstock.

6. En el camino

On The Road Map

Si alguien quiere inspirarte para que cojas el petate y busques el horizonte, dejándolo todo atrás, buscando aventuras y, sobre todo, buscándote a ti mismo, es probable que cite esta obra de Jack Kerouac (infinitivamente más citada que leída). En realidad, quienes se refieren a En el camino, obvian una parte importante de la autobiografía de Kerouac: cuando decide volver a casa y admite que viajando nunca encontró respuestas y, a pesar de algunos buenos momentos, todo había resultado cansino.

No en vano, Kerouac era un católico de ideas bastante conservadoras, y además nunca le cayeron bien a esa nueva generación de artistas inconformistas con los que siempre se le asoció y que era la Generación Beat.

7. Así habló Zaratustra

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Ted Bundy, Mussolini y Hitler fueron algunos de los asesinos de masas que se inspiraron en las páginas de esta obra de filosofía de Nietzsche sobre la figura del superhombre y la superioridad de unos frente a otros. Sin embargo, esta interpretación torticera y nazi se la debemos más bien a la hermana del filósofo, Elizabeth, que reeditó la obra bajo el prisma antisemita. También el filósofo Heiddeger, nazi reconocido, hizo lo propio tergiversando su mensaje.

Nietzsche en realidad odiaba a los antisemitas, habiéndose negado a asistir a la boda de su hermana porque se estaba casando con uno. El superhombre, en realidad, es la idea genérica de quienes buscan sus propios valores morales en un mundo complejo.

8. El lobo estepario

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La obra de Herman Hesse ha sido leída por millones de jóvenes que se creían especiales y que, como los salmones, nadaban a contracorriente, escamoteando las masas gregarias. Sin embargo, el mensaje de El lobo estepario dista de ser ése. En realidad, Hesse intrepreta la soledad del protagonista de la novela como un desafío o un gesto de libertad, sino como un fracaso de su existencia.

El propio autor expresó esta situación de la siguiente manera:

Creo que “El lobo estepario” es el libro mío que más a menudo y con más vehemencia ha sido mal interpretado y muchas veces han sido precisamente los lectores partidarios del libro, e incluso los que estaban entusiasmados con él, y no los adversarios, los que han hablado de la novela de una manera para mí extraña. En parte, pero solamente en parte, la frecuencia de estos casos se debe a que este libro está escrito por un hombre de cincuenta años y que tratando precisamente de los problemas de esa edad, ha caído muy a menudo en manos de lectores muy jóvenes.Yo desde luego no quiero ni puedo prescribir a los lectores cómo deben entender mi historia. Que cada uno haga con ella lo que le parezca conveniente y le resulte útil. Pero me gustaría que muchos se diesen cuenta de que la historia de “El lobo estepario” relata una enfermedad y una crisis, pero no una enfermedad que conduce a la muerte, no un desastre, sino lo contrario: una curación.

9. El Príncipe

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La obra de Maquiavelo ha sido a menudo profundamente mal interpretada. a supuesta autonomía de la política con respecto a la ética; es decir, que la política tiene sus propias leyes, sus propios principios, y que las acciones de los príncipes no se pueden juzgar a partir de criterios ordinarios de moralidad, compasión, integridad y conocimiento.

La razón por la cual esta idea no tiene ninguna base en el texto es que Maquiavelo afirma la necesidad de los gobernantes de violar los principios morales y practicar el mal cuando sea necesario en una serie de capítulos que tratan del tema siguiente: cómo se juzga a los seres humanos, como se les alaba o se les condena. Ahora bien, en esos capítulos Maquiavelo habla de príncipes, pero lo que dice es válido para todos los seres humanos.

En otras palabras, no señala principios para juzgar las acciones de príncipes y principios para juzgar las acciones de los seres humanos corrientes. Los principios son los mismos. Maquiavelo simplemente observa que hay circunstancias excepcionales en las que los príncipes pueden verse obligados a ser traicioneros, crueles, infieles.

10. Frankenstein

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Con apenas 19 años, Mary Shelley escribió una obra de terror gótica en la residencia suiza en las orillas del lago Leman, junto a otros grandes de la literatura gótica, pero su obra ha sido generalmente mal interpretada. Muchos han creído que Frankenstein trata sobre las consecuencias nefastas de interferir en las leyes divinas o en lo que sucede si se lleva la ciencia demasiado lejos.

En realidad, Frankenstein habla acerca de la responsabilidad de los padres, la importancia del perdón y cómo la venganza no trae la paz. Éstas fueron las lecciones morales reales de Frankenstein. La criatura ni siquiera concibió a través de la ciencia ortodoxa, sino de la alquimia y la magia (no así en las adaptaciones cinematográficas).

11. El gen egoísta

The Selfish Gene 30th Anniversary Edition

También las obras de divulgación científica pueden ser objeto de una mala interpretación, tanto por los lectores diletantes como por los expertos. Es el caso de El gen egoísta, la obra que catapultó a la fama al siempre polémico Richard Darwkins. En ella, Dawkins explica que la naturaleza humana puede explicarse bajo el paradigma de una serie de genes que solo persiguen perpetuarse con otros genes, lo que deja el libre albedrío un poco menoscabado.

Sin embargo, el egoísmo de los genes de Dawkins poco tienen de egoístas: más bien estamos ante una estupenda explicación de los mecanismos que operan en la selección natural. Las cuestiones políticas también influyeron en el sesgo bajo el que se leyó la obra. Especialmente célebre fue su oposición a Stephen Jay Gould, una controversia que marcó parte del desarrollo de la biología.

Por supuesto, todas éstas no son las últimas palabras sobre la interpretación de tales obras. Aquí abajo tenéis los comentarios para enriquecer, añadir, impugnar, matizar y cualquiero otro verbo propio de una buena exégesis literaria.

Historias Corrientes: así es la serie que convirtió la cultura pop de los 80 en dibujos animados

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Regular Show Retrato

"No quiero que mi hija vea esto". Esta fue la reacción de mi hermana cuando mi sobrina, en ese entonces de seis años de edad, localizó por primera vez un episodio de Historias Corrientes en Cartoon Network. No le faltaban razones: en ese momento los dos protagonistas de la serie se estaban liando a mamporros con los malos, y se ayudaban de armas como motosierras. No era algo precisamente demasiado child-friendly. En la serie se describe la vida y hazañas del arrendajo Mordecai y el mapache Rigby, dos amigos bastante holgazanes que trabajan y viven en el parque público de una ciudad estadounidense.

Pero aún así, Historias Corrientes disfruta de una buena audiencia y fandom desde hace ya siete temporadas. Muchos marcan bien en sus calendarios las fechas en las que se emiten nuevos capítulos, y en las convenciones de animación aparece gente de todas las edades disfrazada de los personajes de esta serie. Sí, estamos hablando de una de esas series perfectamente disfrutables por adolescentes y también por adultos de 30 y 40 años.

La serie está creada por James Garland Quintel, nacido en septiembre de 1982 en Hanford (California). Más conocido como J.G. Quintel, este animador empezó su afición por rodar vídeos en el instituto a base de coger una videocámara doméstica y hacer vídeos en stop-motion, además de entretenerse con series animadas como Los Simpson o la gamberra Beavis y Butt-head y jugar a videojuegos como ToeJam & Earl (de donde precisamente sacó la inspiración para los protagonistas de Historias Corrientes).

Quintel forma parte de la primera hornada de millenials que crecieron con la tele u los videojuegos, creando películas animadas a base de dibujar monigotes en los bordes de las páginas de sus libros y pasándolas rápido para crear el efecto del movimiento. Uno de sus primeros trabajos fue en un cine cobrando el salario mínimo, y el interés que Quintel tenía por la animación quedaba marcado con algunos premios que ganaba en su instituto.

La puerta de entrada de Quintel en Cartoon Network fue una beca para trabajar en la serie Star Wars: Las Guerras Clon (la animada por Gendy Tartakosvky, no la posterior y más popular hecha con CGI). De ahí pasó a crear los storyboards para Camp Lazlo, conociendo en esa época al posterior creador de Hora de Aventuras Pendleton Ward.

Pero lo serio empezó en una actividad del California Institute of the Arts llamado "48-hour films" en 2007, en la que los estudiantes tenían que elegir un papel de los que había dentro de un sombrero y desarrollar una idea basada en esa palabra para una película. El resultado para Quintel fueron dos cortometrajes pobremente animados que se consideran el origen de Historias Corrientes.

Estos cortos ya rondaban por YouTube hace más de diez años, ya contaban con la voz original de Quintel y con la voz del que iba a ser el personaje de Benson; y usaban un lenguaje bastante soez para lo que sería más tarde una serie infantil:

Más tarde Quintel se basaría en esos cortos para hacer un piloto de Historias Corrientes, donde Mordecai y Rigby fueron creados como simplemente "aquellos amigos que todos conocemos". Del mismo creador, en una entrevista para Animation Magazine:

Estos personajes son los que conocemos de nuestras propias vidas. Son nuestros colegas, nuestros amigos, son muy relacionables. Se trata de verles no querer hacer tareas, no querer ir a trabajar, jugar a videojuegos... ¡todo eso es muy reconocible!

Amigos con vidas eternas y batallas espaciales: así es el universo de Historias Corrientes

Mordecai Rigby

La ironía está en el título: no hay nada corriente en Historias Corrientes. Mordecai y Rigby siempre hacen lo posible para buscar excusas y trabajar lo mínimo posible, pero él y todos los compañeros de trabajo y amigos de su alrededor se ven metidos en guerras interdimensionales o enfrentándose a villanos de otros planetas.

Un episodio normal de Historias Corrientes puede empezar con Rigby intentando escaquearse de mover unas cuantas sillas en el parque y terminar con todo el personal del complejo evitando una paradoja temporal que les puede matar a todos, todo eso envuelto en una atmósfera ochentera tanto por el tipo de acción y escenas del capítulo, como por la vestimenta y modas de la ciudad y por la música que se utiliza en los capítulos.

Nunca sabemos la época en la que transcurre la serie, pero su creador la sitúa en la década de los ochenta o principios de los noventa

De hecho, el propio J.G. Quintel no tiene claro en qué época transcurre el show. En una entrevista dada al medio iDigitalTimes, justificando las recreativas y estilos musicales que aparecen en Historias Corrientes, confesaba que siempre tienen cuidado de que ningún personaje diga fechas y que para él transcurre en los ochenta o al principio de los noventa.

Los personajes tampoco se escapan de ser la antítesis de lo corriente: Benson, el encargado del parque, es una máquina de bolas de caramelo con patas. Luego tenemos a Fantasma Chócala (High Five Ghost en la versión original), que es básicamente un fantasma de los del comecocos con una mano encima de la cabeza. Y uno de los más misteriosos, Skips, un yeti musculado con una voz muy ronca (que es la de Mark Hamill, por cierto) y que siempre va andando a saltitos. Sólo he visto personajes así de excéntricos en la genial El Mundo de Gumball, donde cualquier objeto con patas y alma puede jugar un rol importante.

Todo es aparentemente normal, y aunque se sorprendan por cualquier cosa sobrenatural que ocurra, inmediatamente lo asimilan. Historias Corrientes es una serie en la que puedes ver algo como poderes kung-fu capaces de hacer estallar ciudades enteras, con música propia de los años 80 de fondo mientras ves a los personajes hacer cualquier cosa. Como este ejemplo en el que pasamos de ver intentos de que les suban el sueldo a los protagonistas a sketches con música de un organillo con poderes mágicos:

De hecho, las canciones que usan los productores han causado pequeñas grandes iniciativas como esta lista de Spotify de aquí abajo donde se recopilan todas. Perfecta para limpiar la casa a ritmo de lo que triunfaba hace unas cuantas décadas:

La recepción de la serie no es para quejarse: el piloto tuvo más de dos millones de espectadores, y aunque a cada inicio de temporada la audiencia descendía ligeramente a principios de la cuarta Historias Corrientes contaba con tres millones de espectadores.

Y no pocos espectadores son gente adulta, que vivió su infancia en los ochenta, y que incluso llegan al límite de tatuarse algunos motivos de la serie. En el Twitter de J.G. Quintel puedes ver algunos de ellos:

He aquí una pequeña reseña de las que a Quintel le encantaría leer, encontrada en tv.com, porque es precisamente lo que se busca con Historias Corrientes:

Es mi serie del momento. Las historias que se crean con todo lo extraño que ocurre son divertidas y consiguen despertar mi imaginación. Eso puede ser porque me siento comprendido, relacionado con la serie. Me cuesta muy poco engancharme a ella (en el busn sentido de la palabra) porque además, sientes que compartes el tono con la serie... como si fueras parte de ella.

La bella amistad de Mordecai y Rigby, o "¡Oooooooooohhh!"

Una de los mejores componentes de la serie es la amistad que hay entre Mordecai y Rigby, sin ninguna duda. Estamos acostumbrados a ver amistades ejemplares en las series infantiles, con intenciones primordialmente educativas, pero en ningún otro sitio (quizás se le acerca la amistad entre Finn y Jake en Hora de Aventuras) he visto tan bien plasmado en una serie de dibujos animados lo que significa ser el mejor amigo de alguien: el hacer completas tonterías juntos.

El vídeo que tenéis arriba junta la reacción que les identifica, exclamar "OOOOOOOOHHH!!!" en cuanto sucede algo que les beneficia aunque esto fastidie a otros. También tienen otras reacciones identitarias, como...

En casi todos los capítulos podemos ver a los dos protagonistas estar completamente compenetrados haciendo estupideces, pero enseguida te das cuenta de que esas estupideces son las que demuestran que tienen una amistad enorme entre ellos. Tanto que parte del fandom divaga en redes sociales como Tumblr la posibilidad de que incluso haya algo más allá de la amistad entre ellos.

Para mí, el instante que mejor define eso es la reacción que tienen al encontrar una mofeta aparentemente muerta en la carretera:

Una lista de episodios imprescindibles

Historias Corrientes puede verse en forma de capítulos sueltos, pero de vez en cuando hay capítulos clave en lo que algo que podríamos llamar una trama central evoluciona. No hay que ver obligatoriamente todos esos capítulos clave, pero sí que os podemos ofrecer una lista de lo que para nosotros son los mejores capítulos para entender la serie.

Temporada 1

  • S01E01 - The Power: el primer capítulo de la serie define muy bien lo que nos vamos a encontrar en Historias Corrientes. Poderes supernaturales, viajes a la luna y duelos catastróficos para simplemente intentar ser mejor que tu mejor amigo en un ataque de orgullo.
  • S01E08 - The Unicorns have got to go: gran capítulo por la aparición de los unicornios, un grupo de amigos bastante detestable que al mismo tiempo homenajean a Kubrick y a su Naranja mecánica.
  • S01E12 - Mordecai and the Rigbys: lo que empieza como unas camisetas personalizadas acaba con la visita de los Mordecai y Rigby del futuro convertidos en un exitoso grupo musical, pero con un secreto que puede cambiar sus vidas. El episodio tiene una canción original y sirve como un excelente final de primera temporada.

Temporada 2

  • S02E13 - This is my Jam: un viejo casette desenterrado de una tubería llena de hojarasca esconde una canción que puede quedar meses y meses atrapada en tu cabeza.
  • S02E23 - A bunch of baby ducks: La vida no te sonría cuando una bandada de patitos revienta la mejor puntuación que tienes en tu videojuego favorito.
  • S02E25 - First Day: capítulo de la segunda temporada en el que podemos ver el inicio de todo, el modo en el que Mordecai y Rigby empiezan a trabajar como encargados de mantenimiento en el parque.

Temporada 3

  • S03E16 - Skips vs. Technology: De repente, un personaje al que consideramos sabio y capaz de resolverlo todo revela su mayor debilidad: es incapaz de usar un ordenador.

Temporada 4

  • S04E01 - Exit 9B: de nuevo, los viajes en el tiempo vuelven a ser los protagonistas de uno de los capítulos más épicos de la serie. En él aparece por primera vez Thomas, un personaje clave de los capítulos más avanzados.
  • S04E19 - A Bunch of Full Grown Geese: lo que empieza como un grupo de gansos molestando en el parque acaba con una batalla de robots a lo Mazinger Z. Otro capítulo imprescindible para los nostálgicos de los mechas.
  • S04E25 - Picking up Margaret: Mordecai tiene que llevar a Margaret al aeropuerto, así de simple, pero esta tarea sencilla se convierte en un impresionante homenaje a la película The Warriors y sus bandas callejeras.
  • S04E33 - The Last LaserDisc Player: los formatos de vídeo que quedan anticuados son duramente reprimidos por los nuevos formatos más modernos. Uno de los mejores capítulos para los geeks, ya que no hay nada como descubrir una "orden antigua de sabios" que salvaguardan y perduran el VHS.

Temporada 5

  • S05E24 - Skips' Story: Skips, uno de los personajes más complejos y misteriosos de la serie, revela muchísimas cosas de su vida en este capítulo. Y esa vida daría para una película dirigida por Frank Darabont.

Temporada 6 y especiales

  • S06E09: The Real Thomas: uno de esos capítulos que no te esperas, que crees que al final todo se va a desvelar como una broma u otra paradoja temporal que finalmente no tiene efectos, pero no. En él se desvela la verdadera identidad de Thomas.
  • S06E18: Format Wars II: las guerras para que los formatos antiguos sigan perdurando continúan en esta secuela de The Last LaserDisc Player.
  • The Movie: un último bonus especial: Historias Corrientes tiene su propia película, que no es más que un capítulo sobre una de estas historias épicas con tonos de película de acción alargada. Recomendada, pero sólo si tras ver la serie te conviertes en un fan acérrimo.

Junto con Hora de Aventuras, Historias Corrientes es una de las dos únicas series de Cartoon Network que han aguantado más de siete temporadas. Y a pesar de algunos rumores sobre su posible cancelación el año que viene, desde luego que esta ventana a un mundo de acción ochentera que nos hace recordar viejos tiempos a los más veteranos lo merece.

La octava temporada de Historias Corrientes empieza este mismo 26 de septiembre en la señal estadounidense de Cartoon Network:

En Xataka | Hora de aventuras: distopías, referencias nerd y chicles alucinógenos en horario infantil


La importancia de llamarse Acme Corporation

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Dribbble Acme 800 Logo

¿Puede una compañía de ficción tener un valor de mercado de casi 359.000 millones de dólares? Por supuesto, puede. Pero... ¿puede ser tan icónica y mítica como para haber difuminado las barreras entre realidad y dibujos animados, haber sufrido competencia desleal en el Mundo Real y tener demandas listas para ir a los juzgados del estado de Texas?

Hoy damos un paseo por una de las más grandes empresas de la historia. Bienvenidos al mundo de ACME Corporation.

Los datos oficiales

  • Nombre: ACME - A Company (that) Makes Everything («una empresa que hace de todo»)
  • CEO: Marvin K. Acme Jr
  • Industria: Productos inservibles
  • Producto Estrella: Yunque
  • Cliente Referente: Wile E. Coyote
  • Datos Financieros Relevantes: Valor de Mercado 348.700 millones de dólares (Fuente: Forbes)
  • Riesgos: Demanda de Wile E. Coyote contra la empresa
  • Recomendación: Comprar y no usar
  • Lema: “Quality is our #1 dream”.*

Al mando de Marvin K. Acme Jr., necesario sucesor tras la horrible e inesperada muerte de su padre durante el rodaje de Quién engañó a Roger Rabbit, la compañía va viento en popa entrado el siglo XXI. Sólida en el negocio de los yunques, producto estrella, abría nuevos mercados con una facilidad que para sí quisieran Wall-Markt, Media-Markt o Apple-Markt.

Las píldoras para crear terremotos, los bastones propulsores, o las gomas de borrar gigantes Acme (que sirven para “atrapar animales que corren por las carreteras”), salían en las noticias día sí y día también. Por no hablar de la exclusiva nueva línea de parques temáticos en la que estaba invirdiendo billones de dólares. Un estudio de los libros de la compañía realizado por Forbes arrojaba un valor de mercado 348.700 millones de dólares en 2007. 

El universo Acme: de las píldoras para crear terremotos a las gomas de borrar gigantes

Como toda empresa se enfrentaba a los riesgos propios de su negocio, pero pese a las dudas de los analistas sobre una posible explosión de la burbuja de productos de la marca tiene a su favor un grupo de accionistas sólidos al ser una subsidiaria de Roadrunner Corp.

Increíblemente y tras tantos años operando únicamente ha tenido problemas legales una única vez: se enfrenta a una demanda en el estado de Arizona, presentada por Wile E. Coyote, bastante controvertida. A pesar de ser por daños y perjuicios la cifra reclamda es de apenas 17 millones de dólares, lo que no parece preocupante para una empresa que compite con Apple sin despeinarse.

Cualquiera que haya tenido infancia conocerá a la serie de El Correcaminos y su característico «beep, beep». No había capítulo que no contara con product placement de la marca Acme. Vamos, como en Médico de Familia pero en comedido. Porque la marca hacía más bien branded content, integrando el contenido dentro de las tramas de manera sútil pero explosiva. Gracias a su exposición mediática consiguió crecer de manera sólida y podar lanzar diferentes líneas de productos.

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Pero no sólo en esta serie: la marca Acme utilizó esta estrategia intensivamente con muchos productos en múltiples películas y series. La película ¿Quién engañó a Roger Rabbit? (Robert Zemeckis, 1988) tenía como trama principal resolver el asesinato de Marvin K. Acme, fundador de la Corporación Acme y multimillonario gracias a la misma, que se sacrificó para dar un empujón a la empresa con una obra dónde el producto placement salta al mundo real una vez más.

Es más, podemos conocer por dentro la propia fábrica de Acme y su funcionamiento (aunque sospechamos que no era del todo real, por temas de seguridad e higiene: ¡no se veía ninguna certificación ISO ni carteles de riesgos laborales!). También la película JFK (Oliver Stone, 1991), mostraba personajes con monos marca Acme. En El bueno, el feo y el malo (Sergio Leone, 1966) la pólvora que roba Tuco es de marca Acme; Padre de familia, Los Simpson o la película de South Park (Trey Parker, 1999) hacen referencia a dicha empresa.

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En El último gran héroe (John McTiernan, 1993) se nos presenta a Arnold Schwarzenegger usando productos Acme; Ace Ventura: un detective diferente (Tom Shadyac, 1994) entra en una base de datos Acme; la serie Me llamo Earl contó en un capítulo con productos de la empresa como parte importante de la trama; en El sentido de la vida (Terry Jones y Terry Gilliam, 1983) de los Monty Python se fabrican edificios con materiales de marca Acme; y en la española El milagro de P. Tinto (Javier Fesser, 1998) se parodia a la marca con la aparición de Mikasa, una fábrica de productos que van desde cintas métricas hasta detectores de extraterrestres.

Acme

La importancia de llamarse Acme en el mundo real

Acme sufrió mucho con la competencia desleal del mundo real. Como nombre genérico se puso de moda en los años 20 en Estados Unidos para posicionar mejor en las páginas amarillas. Muchas empresas decidieron adoptar nombres que comenzaban con Acme para salir al principio de los catálogos.

Acme Markets (1891) fue una de estas empresas, al igual que Acme Boots, fundada en 1929 durante la Gran Depresión, y que sobrevivió con éxito hasta el año 2002 cuando fue comprada por una subsidiaria del holding de Warren Buffet (obviamente gracias a su nombre, toda una ventaja competitiva de cara a las búsquedas online dónde el posicionamiento SEO nunca ha podido con el posicionamiento ACME). Otras como Acme Made aprovechaban su reconocimiento como empresa de manufactura valiosa.

Esta competencia comenzó a ser incomoda y peligrosa cuando se difuminó la delgada línea entre ambos mundo. En la época gloriosa de nuestros dibujos animados, las señales de tráfico las fabricaba la empresa Acme Traffic Signal Co. Las mismas señales que se usaban en múltiples comedias animadas de Warner Brothers por aquel entonces aprovechando el característico sonido de estos dispositivos urbanos.

5958840614 37c3ea9108 O Semáforo de la empresa Acme

Chuck Jones, animador de Warner Brothers, desvelaba el misterio en un documental en el año 2009:

«Si querías un arco y una flecha, tenías un palo. Si querías dirigir una orquesta tenías un palo. Si querías hacer un duelo tenías un palo. No podías ir y comprar uno; y así fue como el término Acme apareció. Siempre que en algún capítulo aparecía una tienda de comestibles o cualquier cosa decíamos que era de la ACME Corporation. ¿Por qué? Si mirabas en las páginas amarillas en la sección, por ejemplo, de droguería, encontrabas que la primera empresa era Droguería Acme. ¿Por qué? Porque AC era lo más alto que podías encontrar; significaba lo mejor, lo superlativo».

Como explicaba el veterano animador, el origen etimológico del nombre es de la palabra griega ακμή que significa «el cenit, la cúspide, lo más alto». Esto explica sus buenos resultados: sin productos de calidad es imposible crear una marca inolvidable.

Algunos investigadores postulan que en 1949 aparecía oficialmente el primer producto marca Acme en unos dibujos animados. El motivo fue una demanda de la compañía Sears, reyes en aquella época de la venta por catálogo. A fin de cuentas todos los productos de Acme llegaban por este canal de distribución. Curiosamente el catálogo de Sears contaba desde principios del siglo XX con productos marca Acme, de entre los cuales llamaba la atención la posibilidad de comprar yunques, lo que deja claro la competencia desleal y posible envidia de sus directivos. Por supuesto no eran los mismos yunques que el Coyote usaba continuamente con éxito desigual contra el Correcaminos. La diferencia en calidad era evidente.

2006 04 Bk05 Jpg Original Catálogo oficial de Acme disponible en Amazon

El resultado fue que Acme dejara de anunciar sus productos en otros cátalogos, con una excepción. Actualmente el catálogo de Acme (la Acme que a nosotros aquí nos ocupa) se encuentra únicamente disponible en Amazon, en una muestra de adaptación al moderno comercio electrónico de fantasía.

El misterio del CEO

Entrando más en detalle en la gobernanza de la corporación, conocemos a su fundador por la película ¿Quién engañó a Roger Rabbit?, pero mucho se ha especulado con quién era el CEO, es decir quién llevaba realmente las riendas de la compañía. En la serie se explicaba que Acme era de hecho «A Wholly-Owned Subsidiary of Roadrunner Corporation», así que, en teoría, el Correcaminos lideraba la operativa de la empresa, lo que explicaría el porqué de los problemas de Wile E. Coyote con sus productos.

Como comentábamos el señor Coyote demandó en 1990 en la corte de Arizona a la empresa solicitando 17 millones de dólares en daños y perjuicios (aquí versión en español). En dicha demanda judicial detallaba con diferentes diagramas los problemas específicos de los productos.

«El señor Coyote afirmaba que en ochenta y cinco ocasiones adquirió, a través del departamento de pedidos por correo, determinados productos de Acme Company que le produjeron lesiones corporales a causa de defectos de fabricación o un etiquetado de advertencia inadecuado» (traducción del original).

La empresa por supuesto ha dado ya una respuesta contundente que resuelve las dudas sobre el caso apuntando al uso neglicente de los productos por parte del demandante. El comunicado por supuesto supuso un repunte de las acciones de la compañía en el mercado de futuros Zumo de Naranja Congelado de Chicago.

Wile E Coyte

Parecía imposible llegar a esta situación teniendo en cuenta la relación entre ambos: en la película Looney Tunes: Back in Action (Joe Dante, 2003) Wile E. Coyote aparece como empleado de Acme; en Tiny Toons Adventures explicaba él mismo a su protegido que tiene una cuenta de crédito sin límite; y, en general, se ha especulado en los foros con su labor como beta tester de los productos. Desconocemos el resultado de la demanda, aunque en foros de internet hemos conseguido encontrar una respuesta oficial de la compañía argumentando por qué debería ser desestimada.

En cualquier caso, los 17 millones no hubieran supuesto problema alguno para Acme Corp. Según un estudio detallado de los libros de la compañía realizado por Forbes, el valor de la misma en el año 2007 era de 348,7 billones de dólares. Dirigida por Marvin K. Acme Jr. (no confundir con Marvin Acme padre) la compañía iba viento en popa. Dejados atrás los devanéos amorosos del fundador con algunos “diboos”, el hijo mantenía una cabeza amueblada y sólida como el acero mientras explicaba con entusiasmo el motivo del éxito de su corporación: «La gente quiere experimentar el estilo de vida Acme de una manera mucho más plena que simplemente comprando alguno de nuestros divertidamente defectuosos productos».

1366 2000Guillermo de Haro (@guillermodeharo) es profesor y escritor, por lo que se dedica a hablar de su libro, “Ligonomics” Para que no se note lo camufla contando lo que aprendió estudiando Ingeniería y un MBA, soltando palabras indescifrables aprendidas durante sus dos doctorados y pavoneándose de haber estudiado en Stanford, Harvard o la URJC.

Lo adereza con supuestas experiencias (nunca demostradas científicamente) montando un ecommerce en Alemania, fotocopiando en Workcenter o en la farándula. De su turbio pasado como consultor no suele hablar, pero se nota. Vive entre Múnich y Madrid, aunque es de “Bigbao”, la ciudad más grande del mundo..

Foto | FringeFocus, Metro Library and Archive

Las 26 mejores secuencias de apertura de series de la historia

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¿Has visto el video de la nueva serie de HBO, Westworld? La verdad es que es un opening impresionante. Como contaban nuestros compañeros, este western de ciencia ficción está llamado a ser la nueva gran apuesta de la cadena para suceder a Juego de Tronos, a la que no le quedan tantos cartuchos en la recámara, y por lo pronto, podemos decir que en Estados Unidos ha tenido el estreno de mayor audiencia de los últimos tres años. Así que sí, su icónica introducción puede que no se quede solo en eso, y apoye unos episodios que nos devuelvan la esperanza en la ficción catódica del momento.

Pero, por supuesto, esta adaptación televisiva de Almas de metal no es, ni mucho menos, la mejor secuencia de arranque de la historia de las series que hayamos visto. En los primeros puestos de esta disputada lucha están otras, algunas resistiendo desde hace décadas, otras empujando fuerte en los últimos años. Unos créditos de inicio pueden ser una obra de arte por diversos motivos. Creemos firmemente que, los que siguen, deberían ser considerados como tal.

1. Dimensión Desconocida (1959-1964)

Si tu idea es abrirle las puertas de la percepción a tu audiencia (y producir un extraño efecto en las mentes más pequeñas) no podías haberlo hecho mejor, ni hace 60 años ni hoy en día.

2. El Prisionero (1967-1968)

Era una técnica que se empleaba más en la televisión de hace años, cuando la serialidad no era regular entre los espectadores y era bueno explicarle de forma muy resumida en qué consistía el programa. La intro de El Prisionero no es más que un resumen del primer capítulo. Bueno, es eso, y un epítome de lo que significaba ser cool en el Londres de los 60, un atractivo ex agente secreto conduciendo lo que parece el mejor coche del mundo.

3. Tribu Brady (1969-1974)

No nos habíamos dado cuenta hasta ahora, pero la introducción de la Tribu de los Brady, además de ser un trucazo visual para la época, es la mejor síntesis que se ha hecho jamás a la hora de representar la normatividad aria, burguesa y heteropatriarcal. De La Familia como Dios Manda, vaya.

4. El Show de los Teleñecos (1976-1981)

Una serie con teleñecos es de media diez veces mejor que una serie hecha con personas (y te lo digo aquí y en la calle, si quieres). Pero ahora en serio, esos energéticos primeros compases de El Show de los Teleñecos fueron el pistoletazo de salida de veinte minutos de lo más asombroso, lo más gracioso, lo más romboso y lo más gracioso para los niños de al menos dos generaciones a lo largo y ancho del planeta.

5. Verano Azul (1981-1982)

¿Qué era la España de los 80? Costa Azul, ignorancia y BHs. Quien crea que ha sido más importante para el retrato nacional la introducción de Verano Azul que la serie completa, probablemente esté en lo cierto. Al menos lo resume muy bien. Silbidos para un dulce porvenir aperturista.

6. Equipo A (1983-1987)

Todo un himno generacional a la épica freelancista y la defensa de un patriotismo no necesariamente conforme con los actos del gobierno. ¿Cuántos niños pueden haber hecho de Murdock, Peck, Mr. T y Hannibal puro en la comisura en los 80?

7. Miami Vice (1984-1990)

Puede que hoy esa música y esos efectos visuales nos parezcan algo pobres, pero esta serie producida por Michael Mann supo darle a Estados Unidos (y al mundo) el legado reaganista que se merecía.

8. The Simpsons (1989-Presente)

Porque sí. Por el recorrido por Springfield, por su mutante broma del sofa y por ser, probablemente, la serie popular más importante de nuestra historia. Como la versión original de esta intro es como si la tuviéramos ya escrita en el ADN, pondremos una (sólo una) de sus versiones alternativas.

9. El príncipe de Bel-Air (1990-1996)

¿Te sabes muchos raps? Tal vez sí, pero si no eres amante del movimiento y tienes menos de 60 años por lo menos te sabes uno y es este. Pd: ¿notas esa molonidad? Son los 90 filtrándose del youtube a este lado de la pantalla.

10. Twin Peaks (1990-1991)

La melancólica melodía de Angelo Badalamenti (reverb de guitarra incluida) envuelve la excursión visual por las imagines picturescas del típico pequeño pueblo norteamericano de David Lynch y Mark Frost. Esa fusión logrará, ella sola, lo mismo que el resto de la serie: insuflar un sentimiento incómodo a la ficción telenovelesca. Bienvenidos a Twin Peaks, un pequeño pueblo tan común como todos los demás y copado por un subtexto terrorífico (como todos los demás).

11. Expediente X (1993-2002)

Dime, ¿qué sonido salta a tu mente cuando piensas en sucesos inexplicables y posibles conspiraciones? Sí, nada menos que la musiquilla de Expediente X. Su simplicidad y su capacidad para marcar un tono (algo ingenuo, todo sea dicho) hace que una sola introducción sea sinónimo de misterios alienígenas.

12. Friends (1994-2004)

Igual es la serie cuya intro ha contado con un mayor número de parodias de la historia, pero si no ostenta ese título sí será al menos la que tiene algunas de las mejores.

13. Futurama (1999-2013)

Matt Groening se divorcia de su gran proyecto histórico para hacer el que realmente quería, con una introducción que, aunque no es tan icónica como la de su predecesora, sí es igual de precisa con lo que el resto de la serie quiere marcar. Ven, apúntate a acompañar a los destartalados integrantes de esta nave espacial a darte un paseo por los problemas del futuro, esos que demuestran que el ser humano sigue siendo el mismo que en el presente.

14. Freaks and Geeks (1999-2000)

Ninguna pandilla de la generación Y supo concretar la gama de personalidades disponibles para los miembros más marginales del instituto. Puede que la serie fuese estadounidense, pero sabe Dios que Lindsay, Daniel o Bill eran adolescentes reconocibles en los patios escolares de medio mundo. También tenía la mejor canción introductoria de todas las que vas a escuchar en esta lista.

15. Los Soprano (1999-2007)

¿Que qué es una impecable introducción de personaje? Espera, déjame que te ponga este clip de minuto y medio.

16. Larry David (2000-Presente)

No digas Frolic de Luciano Michelini. Di la canción de Curb your Enthusiasm. Un estado mental.

17. A dos metros bajo tierra (2001-2005)

Tremendo contraste entre iconografía funeraria y música meliflua, sumamente agradable. Casi te dan ganas de entrar tú mismo en el ataúd y bajar para estar tranquilo bajo tierra para siempre. Un mano a mano de perfecto existencialismo entre Thomas Newman y el equipo de Digital Kitchen.

18. The Wire (2002-2008)

La imaginería de cada uno de los anillos sociales propuestos por David Simon en The Wire está en cada una de las versiones para la nueva temporada de la introducción. Manteniendo el estilo con el que se disparan esas ráfagas informativas en forma de imágenes mientras lo demás (temática, letra de la canción) cambia. Porque las cosas son distintas pero, en el fondo, todo forma parte de lo mismo.

19. Perdidos (2004-2010)

La anti-intro. El conjunto vacío. El clip contenedor al que ya le irás asociando lo propio de cada temporada bajo un par de únicas notas de misterio de fondo.

20. Dexter (2006-2013)

La perfecta sinfonía sobre la banalidad del ritual mañanero… salvo que su protagonista no es cualquiera, es Dexter. Así que a eso de banalidad añádele violencia. Si a cada paso de nuestra coreografía matutina le incluyésemos ganas de asesinar nos quedaría exactamente lo que diseñaron los de (de nuevo) Digital Kitchen. Su música, además, le añade el grado de humor necesario para una serie que fue haciéndose más y más inverosímil a cada paso. Simplemente inolvidable.

21. Mad Men (2007-2015)

¿Caer en el consumismo o desde el consumismo? Tríptico para el éxito un “falling man” como metáfora recurrente sobre sucumbir a la era moderna, Saul Bass y de la publicidad new yorker de los 60.

22. True Blood (2008-2014)

Parece difícil marcar de una forma tan precisa una atmósfera temática y geográfica como lo hace esta intro acompañada de (o que más bien acompaña a) la canción Jace Everett. Luisiana por los cuatro costados.

23. American Horror Story (2011-Presente)

En ninguna de sus temporadas ha conseguido American Horror Story, la serie, superar la calidad de su intro inicial. Es más, no le ocurriría nada a la historia de las series si borrásemos todos sus episodios y simplemente pusiéramos en bucle cada una de estas píldoras temáticas que son como el mejor corto arty sobre diversos temas terroríficos (y llevados a cabo por un director de arte obsesionado con el barroquismo visual).

24. Hannibal (2013-2015)

Daredevil y True Detective (incluso puede que Nip/Tuck también, a modo de origen lejano) comparten el mismo estilo y tema de introducción que Hannibal. Aunque las intros de esas dos series tienen muchos defensores, preferimos la versión de Bryan Fuller, ya que supo conectar mejor el trabajo visual de esos 20 segundos con el tema del que iba la serie. Es decir, con el del vino/sangre que se transmuta en rostro de dudosa identidad, todo ello acto sublime.

25. House of Cards (2013-Presente)

Una palabra acude a tu mente: élite. Es lo que exuda esta introducción, toda una sobra Washington bajo cuyos muros se mueve la política que corrompe a los hombres. Lo dijo Frank Underwood así: “Dinero es la gran mansión en Sarasota que empieza a caerse a pedazos después de diez años. Poder es el viejo edificio de roca que resiste por siglos. No puedo respetar a alguien que no entienda la diferencia".

26. The Leftovers (2014-Presente)

Es lógico que en una serie que trata con tanta profundidad el prisma de emociones humanas alrededor de la tragedia en su forma más pura tuviese como tema de fondo el Renacimiento. Vemos los rostros de cada uno de estos protagonistas del drama, llenos de expresividad, y huimos de ellos para ver finalmente el cuadro (el fresco) general. Está claro. A esta gente sólo le queda la fe.

Si el cine del franquismo fuese una obra de arte, ¿preferirías que no existiese?

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Triumph Of The Will Nazi Party Day 1934 Lord Of The Harvest Occult Third Reich Peter Crawford

Cada cierto tiempo vuelve a saltar el debate. ¿Deben los espectadores que ven películas ideológicamente cuestionables recibir una advertencia que explique el contexto en que se hizo la película? Más allá, ¿deben las personas, jóvenes y mayores, ver obras producidas en regímenes políticos y sociales que despreciamos? ¿Es el arte independiente de sus condiciones de producción o es más importante su capacidad para influir en la mente del espectador?

El último de estos casos fue el de Marina Albiol, eurodiputada española por Izquierda Unida, que denunció formalmente a TVE (en consonancia con la normativa europea) por emitir una película que hacía “apología del franquismo”, Sin novedad en el Alcázar, filme de 1940 con producción italo-española en el que la cámara de Augusto Genina glorificaba el Golpe de Estado de 1936.

En la siguiente lista vamos a mencionar algunas películas de cariz propagandístico y producidas bajo distintos regímenes políticos que, bajo nuestro punto de vista, tienen una calidad cinematográfica que supera con creces los perjuicios que pueda conllevar su condición panfletaria. A discreción del lector dejamos que decida si se anima a separar la ideología del régimen de los valores cinematográficos y humanos que plasmaron en las imágenes sus creadores.

Acorazado Potemkin (Sergei Eisenstein, 1926)

El Acorazado Potemkin

Es la película revolucionaria por antonomasia. La más popular de esta categoría, pero también una de las más estimulantes a nivel formal. Como algunos sabrán, si el cine soviético de las primeras décadas del siglo hizo avanzar enormemente el lenguaje cinematográfico, Sergei Eisenstein es el mayor inventor en la categoría de montaje, y su influencia posterior es ubicua en la historia del cine. De paso, en el Acorazado Potemkin tenemos el primer ejemplo de “cine de shock” o catastrofista.

Coche

Basado en una historia real en la que un motín en la armada naval rusa derivó en protesta y masacre policial, no deberíamos pensar en que por tener casi un siglo o por no tener ningún protagonista principal va a ser aburrida. Esta película es de todo menos eso. Aquí explican sus aportaciones un poco mejor y aquí tienes la famosa secuencia de la escalera de Odessa.

La Diosa (Wu Yonggang, 1934)

The Goddess

La Diosa es una de las películas más celebradas de la época silente del cine oriental, también conocida como la segunda generación. En pleno nacimiento de la industria audiovisual china, un puñado de cineastas cambiaría el estilo fílmico basado en la espectacularidad y la recreación de cuentos populares para pasarse a un realismo social que fomentarían más adelante los países europeos.

Lo que más destaca de La Diosa es Ruan Lingyu, una de las estrellas más queridas del período. El argumento es clásico, una "mujer de mala vida" de Shanghái que con su historia de desgracia personal demostrará la devastación que conlleva el capitalismo (y cómo su única solución pasaba por la revolución social). Pero lo que rapta a sus espectadores, los de ayer y los de hoy, es la actuación de un personaje principal que, en vez de apostar por el histrionismo físico, como tanto prodigaba en el cine mudo, lo hace por unas expresiones contenidas pero llenas de emoción.

Tres cantos para Lenin (Dziga Vertov, 1934)

Three Songs About Lenin

Un documental con un montaje que retrotrae a la forma en que la música se compone es exactamente lo que proponía el maestro 'kinoki' Dziga Vertov, que siempre se había preocupado por las cuestiones técnicas del cine. Con motivo del décimo aniversario de la muerte de Lenin, la película se estructura alrededor de tres canciones folclóricas que celebran cada uno de los diferentes períodos de influencia del líder soviético en el alma rusa: ascenso, reinado político y muerte.

El argumento principal se disfraza de relato sobre el dirigente bolchevique como todopoderoso protector del pueblo ruso (el cineasta tenía desavenencias con el régimen), pero la mayor parte de los planos remiten al trabajo y el esfuerzo cotidiano de los verdaderos protagonistas de la Revolución, que veían en Lenin un auténtico representante de sus intereses. La técnica y finura rítmica de Tres cantos para Lenin, con ese dominio del montaje, superan con creces los propósitos adoctrinadores.

El triunfo de la voluntad (Leni Riefenstahl, 1935)

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Si sólo se pudiera hablar de una única película hecha bajo un totalitarismo, El triunfo de la voluntad sería la obra más mencionada por la mayoría de aficionados y amantes del cine. Leni Riefenstahl condujo con su cámara una exaltación total de los valores e ideales nacional-socialistas en un contexto crucial en la historia de la humanidad: la Alemania de Hitler de 1934. Unos años después la cineasta elaboraría Olympia, glorificando a la raza aria con motivo de los Juegos Olímpicos de 1936, y en ambos casos la instrumentalización del documental es igual de evidente.

Volviendo con Triumph des Willens, su principal logro es el de transmitir, gracias a la planificación técnica y a su despliegue de medios, la idea de grandeza del pueblo germano como valor cultural absoluto yendo de lo concreto a lo general. En estas casi dos horas se combinan planos detalle, primeros planos o planos generales, definiendo todas las dimensiones del régimen fascista.

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De las banderas, pendones y demás símbolos a rostros de bebés y niños. De los hombres y mujeres de sangre pura jaleando al líder a, finalmente, las inmensas masas arropando a Hitler y demás líderes nazis durante sus discursos. Un coro de 700.000 personas apoyando al unísono un régimen xenófobo, gritándole al mundo entero cuál es esa Alemania a la que tendrán que enfrentarse. Los nazis nunca encontraron mejor publicista que Riefenstahl.

La gran ilusión (Jean Renoir, 1937)

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El francés Jean Renoir es uno de los grandes del cine, y La gran ilusión una de sus mayores cimas. Puede que ya hubieras oído hablar antes de esta película: es la que motivó a Joseph Goebbels a nombrarla enemigo número 1 del estado germano y a ordenar que todas sus copias fuesen destruidas antes de entrar en el país, tal era el poder de persuasión que el encargado de propaganda veía en este filme.

Lo que la hacía tan peligrosa era el lirismo de sus imágenes, que se erigían como un incontestable alegato antibelicista. Se identifica en La gran ilusión el estilo de naturalismo poético francés o realismo negro, que defendían Renoir y otros cineastas de la época, donde lo importante es poner el acento en los problemas de las personas.

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Así que, más que un relato sobre el estallido de la Primera Guerra Mundial, se traza un análisis de contenida emotividad (casi no notamos la postura ideológica del creador) sobre la universalidad de los sentimientos y de las afinidades y desavenencias humanas. En ella podrás apreciar su tour de force narrativo o los múltiples méritos técnicos de una película en la que se pone en valor la duración de las tomas y la profundidad de campo.

Sin novedad en el Alcázar (Augusto Genina, 1940)

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Producción italiana, pero que contó con algo de participación española tanto en el aspecto técnico como artístico, de Sin novedad en el Alcázar sólo nos ha llegado una de sus múltiples versiones (distintas según el país y el año). Aquí seguimos la historia del asedio al Alcázar de Toledo en el que miles de militares del bando sublevado resistieron durante meses al ataque republicano antes de ser liberados por las tropas de Franco.

La película no se limita a fabricar la clásica película de glorificación de un régimen mediante el mero despliegue de medios (que los tiene), sino que intenta ir un poco más allá. En palabras del equipo, "La historia que se reproduce en este filme no pretende referir ningún contenido ni polémico ni político. En realidad, tan solo desea poner de relieve las acciones y reacciones de asediados y atacantes, que se repiten en todas las épocas, desde las Termópilas, en la Antigua Grecia, hasta las contiendas más modernas de Stalingrado y Corregidor". En el trabajo melodramático y en los planos de la película se percibe cierta habilidad narrativa, y por eso se la ha considerado siempre una de las pocas películas salvables (al menos de las más conocidas) de aquel momento de España.

Listen To Britain (Humphrey Jennings, 1942)

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El estilo del Jennings se caracterizaba por esa doble vertiente, la de potenciar el lirismo de las imágenes y poner en valor la poesía de lo cotidiano. Bajo esas mismas características elaboró la que está considerada una de las grandes películas de “información pública” de la Segunda Guerra Mundial, un corto de 18 minutos sin apenas narración o exhibición de intenciones políticas que destilaba y magnificaba las actividades de un mundo asediado.

Gracias a Listen to Britain podemos ver y escuchar cómo es la vida en un país en guerra. Escuchamos a los soldados, al tren y a los campos de sobrevolados por Spitfires, pero también al pueblo en sus momentos de festejo. Múltiples retratos del panorama social de un mundo sumido en la desgracia de la guerra. Las autoridades pensaron que el homenaje a la unidad nacional de Listen to Britain podía quedar oculto bajo el peso de su poesía audiovisual.

El arpa birmana (Kon Ichikawa, 1956)

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Lo normal al referirse a las películas antibélicas del Japón de la posguerra es hablar de las películas de la saga La condición humana de Masaki Kobayashi. Pero El arpa birmana, basada en una novela publicada unos años antes, se desmarca de aquellas en su defensa de una melancolía, de un cine que podía hablar de las cuestiones bélicas más allá de la violencia o la épica sin dejar de contar una historia desgarradora.

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Los momentos más bellos de esta obra sobre el arrepentimiento y la reconversión religiosa de un soldado están vinculados a la música, como medio de comunicación humana universal y pacifista. En una escena, los soldados japoneses, que creen van a ser atacados en cualquier momento por el ejército británico, canta una canción inglesa para disimular. Entonces los soldados del bando contrario se ponen a cantar con estos, en plena armonía, engañados por el truco. Una hermosa reflexión sobre la construcción que hacemos del enemigo.

Estrella nublada (Ritwik Ghatak, 1960)

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Si Satyajit Ray es el cineasta hindú más querido por la cinefilia internacional (fuera del potente foco de Bollywood), Ritwik Ghatak es tal vez el que ocupa el segundo puesto. Estamos ante una película que mantiene sus desafíos y su coraje incluso para el espectador moderno. En la Calcuta de finales de los 50 la hija mayor de una familia intenta librar a sus seres queridos del hambre y la pobreza con su sacrificado trabajo como oficinista en la gran ciudad. Pese a ello, son las mismas personas a las que cuida las que la acaban condenando a la miseria. El karma ha quedado desactivado.

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Este melodrama es una mirada a las duras condiciones sociales a las que se sometía al pueblo mientras tenía lugar la Partición de la India (que, como se transmite en la película, fue física y espiritual, política en esencia). Gathak, además de un simpatizante marxista, era un maestro de la composición visual y un heredero de las teorías de montaje de Eisenstein.

Soy Cuba (Mijáil Kalatasow, 1964)

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Puedes encontrarte esta película en multitud de listas no ya de mejor cine propagandístico, sino de mejores películas a secas, ya que después de su fracaso entre audiencias cubano-soviéticas fue rescatada por los intelectuales norteamericanos 30 años tras su estreno. Muchos de los aficionados al cine quedaron abrumados por la vanguardia técnica de Kalatasow. Por ejemplo, Martin Scorsese nunca ha ocultado la influencia de esta película en su cine.

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La obra se centra en cuatro pequeñas historias que exponen las motivaciones del rechazo popular por la dictadura de Fulgencio Batista. La cámara recoge escenas de la isla justo antes de esta importante transición a una sociedad post-revolucionaria. Vagando entre la ciudad y las comunidades campesinas, unas historias de gran expresividad visual recogidas en planos secuencia costumbristas van desvelando las dificultades políticas, ideológicas y económicas (sobre todo económicas) provocadas por la dictadura.

Salmo Rojo (Miklós Jancsó, 1971)

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26 planos para este pseudo musical de casi hora y media en la que cada secuencia es una brillante coreografía visual y sonora, como evocando un ritual que exalta el folclore húngaro y la belleza de la región. Considerada por muchos la mejor película de Miklós Jancsó, la obra cuenta con un fuerte aliento poético la rebelión de los campesinos húngaros de fines del siglo XIX contra los terratenientes que los explotan.

La bellísima fotografía y la atenta realización subliman el retrato de los cuerpos enérgicos y sus coros libertarios. En dos palabras, podríamos catalogar Salmo Rojo como la película cumbre del ballet comunista.

La chica de las flores (Pak Hak y Ik Gyu Choi, 1972)

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Nada menos que una película adaptada de una obra de Kim Il-Sung, una popular ópera homónima de 1930. La chica de las flores es también importante por ilustrar algunos de los billetes del régimen norcoreano. Es una recreación histórica sobre la ocupación japonesa de y de cómo el ejército humillaba y agredía sistemáticamente al pueblo coreano, motivo que, como vemos en el filme, sólo podía tener como respuesta un estallido social contra los colonizadores que marcara el inicio de la revolución socialista.

Esta es una de las películas más importantes y épicas de la filmografía norcoreana, pero su mérito panfletario se debe también a las capacidades de los realizadores de expresar con enorme emotividad y belleza el contexto de asfixia nacional al que se expusieron durante la ocupación. Como apuntan aquí, no hay tanta distancia como podría creerse entre la Kotpun de La chica de las flores y la Katniss Everdeen de Los juegos del hambre.

How Yukong Moved the Mountains (Joris Ivens, 1976)

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Vaya por delante: estamos hablando de 13 horas de documental. Eso es lo que destilaron Joris Ivens y Marceline Loridan junto a su equipo chino entre el 72 y el 74 mientras registraban los últimos días de la Revolución Cultural. La obra está fragmentada en 12 episodios de diversa duración. Se centraron en el pueblo y sus costumbres pasando por decenas de sitios de la geografía nacional, plasmando infinidad de aspectos de la cultura maoísta.

El resultado es una elegía muy realista de un régimen con más luces que sombras (siempre según lo retratado por directores) con una profundidad de detalles que convierte en superficial cualquier otro estudio sobre la cultura comunista. Y lo más importante, las personas. Cómo comen, beben, trabajan, caminan, hablan, vuelve a trabajar, reflexionan, disfrutan… puro materialismo histórico que se confirma como auténtico por la verdad que emana de las imágenes, más allá de las palabras y los discursos.

Las 50 mejores canciones de Bob Dylan

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Dylan

Este post fue publicado originalmente en Hipersónica.

Una bomba que acaba de dejar boquiabiertos a todos los seguidores de la carrera por el Nobel: el ganador del premio de Literatura de este 2016 es Bob Dylan. Aunque las quinielas le tenían como uno de los favoritos, se mantenía un rechazo en el ambiente a creer que la academia sueca se atreviese a contestar con un gesto tan insólito y, al tiempo, inapelable.

Pero ya está hecho, el cantante nacido en un pueblo de Minnesota se ha llevado el máximo galardón de las letras "por haber creado una nueva expresión poética dentro de la gran tradición americana de la canción". Bob Dylan ha sido muchas cosas, pero la principal de todas la demostró Tempest (2012): un músico de talento descomunal e imprevisible, inquieto e incapaz de quedarse siempre en el mismo lugar por más que el tiempo haya pasado. La parodia, posiblemente, sacaría los rasgos comunes que muchos parecen ver en él. La realidad es que su carrera es de todo menos monolítica.

A continuación te dejamos un repaso por las cincuenta mejores canciones de Bob Dylan, que son también cincuenta maneras extraordinarias de empezar a conocerle a fondo si aún no lo habéis hecho.

50. Lay Lady Lay (1969)

'Lay Lady Lay' es muchas cosas. Es el ejemplo de lo que la procrastinación puede traernos, puesto que a Dylan se la encargaron para la BSO de 'Cowboy de Medianoche' y no la entregó a tiempo, lo que provocó que 'Everybody's Talkin'' se llevase ese honor. Es, además, el último gran éxito masivo de Dylan en los 60. Es, también, la canción en la que Kris Kristofersson, por aquel entonces sólo un conserje en un estudio de Nashville, sujetó los bongos y el cencerro (y nada más).

Y es, también, una de las canciones más radicalmente diferentes de Dylan hasta entonces: más suave, más canción melódica, más adulta (en el peor y a la vez en el mejor sentido de la palabra). Atípica en él hasta el extremo de que a Dylan nunca le ha gustado. Sólo por la insistencia de Clive Davis, más tarde fundador de Arista Records, salió como single del disco. Fue top 7 en Billboard, impulsada por su cálido sonido y también por su letra.

49. Girl From The North Country (1963)

Quizás la canción de amor mas emblemática del primer Dylan. Uno de los juegos más habituales en las biografías de su autor es saber a quién narices le estaba dedicando una canción tan prístina que emociona por su pureza. Ese amor en el lugar donde los ríos se hielan cerca de la frontera nunca se ha desvelado del todo.

De hecho, el propio Bob se encargó de que sus diferentes "novias del norte" pensasen que la canción era sólo para cada una de ellas. Seguramente sean todas a la vez y Dylan veía la huella del eterno femenino en su chica del norte, del mismo modo que los Beach Boys deseaban que todas fuesen californianas.

Inspirada en la melodía de 'Scarborough Fair', 'Girl From The North Country' no deja de arrastrar ese enigma, en ocasiones convertido en obsesión: Bonnie Beecher, una de las primeras novias del cantautor, confesó que había sufrido una agresión por parte de otra mujer que quería saber, de manera vehemente, si Bonnie era realmente la chica del norte.

48. Red River Shore (1997)

¿Cómo ha manejado Dylan los descartes de canciones? Es uno de los grandes misterios de la carrera del artista: saber los mecanismos mentales que le llevaron a dejar fuera de sus discos alguna de sus mejores canciones. No sólo ocurre con 'Red River Shore', aunque con ella sea más llamativo teniendo en cuenta que hasta quienes estuvieron en las sesiones de Time Out Of Mind hablaban de ella como una de las mejores canciones del lote.

"Algunos hemos apagado las luces (…) algunos hemos preferido morirnos de miedo en la oscuridad en vez de estar donde vuelan los ángeles"

Eso entona nada más comenzar la canción. Y lo hace con una tristeza honda, que podría ser profunda melancolía si no fuese porque, en realidad, tanta pena no tiene nada de reposada. Roto por el amor, el Dylan de 'Red River Shore' trata de enterrar los recuerdos en canciones, pero sólo le sale escribir sobre ella. Y, al final, nos quedamos sin saber si, en realidad, aquella chica era real; si algo lo fue, de hecho.

47. Love Sick (1997)

"I'm Sick of love but I'm thick of it"

El Dylan reciente deja estampas musicales asombrosas también, incluso algunas como 'Love Sick' que, como las de los viejos tiempos, ayudan a apuntalar el mito frente a la realidad. La realidad, en 1997, era o parecía ser que a Dylan se le estaba acabando la gasolina.

Primero, la creativa: habían pasado siete años desde de su último disco, escaso en razones para defenderlo contra viento y marea. Segundo, la vital: la primavera de ese mismo año estuvo cerca de la muerte por una infección y, tras salir de ella, Dylan lanzó Time Out of My Mind, que no es el disco grabado mientras estaba moribundo.

Por todo eso tiene más guasa que fuese precisamente 'Love Sick' la que abriese ese retorno: una canción que podría ser tristísima, y en muchos tramos de la letra es demoledora, pero que tiene un tono socarrón inolvidable, tanto en la voz de Dylan como en el stacatto de órgano. También en esa letra de amores que se cargan la inocencia (I Spoke to you as a child, you destroyed me with a smile), pero a los que no vas a olvidar jamás, como confiesa con impotencia esa frase final.

Que luego la usasen como sintonía de anuncios de lencería sólo corona lo dicho al principio: que en Dylan todo confluye para crear el mito, por absurdo que sea el discurrir del camino, los acontecimientos vistos por separado.

46. Every Grain of Sand (1981)

Mejor en la desnuda versión del primer Bootleg series que en la muy pulida toma oficial, editada en Shot of Love, 'Every Grain of Sand' brilla más cuanto más desesperado parece Dylan, cuanto más contrasta con el discurrir ligero y decididamente romántico de la melodía.

¿Una canción de amor en pleno Dylan de descubrimiento religioso? Sí, pero sólo en la melodía: la letra es el choque entre haber encontrado la fe y creer plenamente y, sin embargo, saber lo muy difícil que lo pone el día a día para no perderla.

Ese Dylan cristiano fue para muchos un shock. Y aunque las dos tomas, la de tres minutos y la de seis, merecen la pena, es en la casera, con el perro de Dylan ladrando, con la calidez de lo cercano, con ese inicio trastabillado, donde mejor se ve cómo afrontaba los primeros 80 quien ya era un mito.

45. I'll Be Your Baby Tonight (1967)

Justo el año del verano del amor, el momento mainstream de la psicodelia, Dylan decide fugarse hacia los terrenos más de raíces que haya pisado hasta nunca. John Wesley Harding, con esa portada que parece sacada de la post-Guerra Civil Estadounidense, es un canto tras otro a la tranquilidad, al silencio, al relax, a los espacios vacíos, a calmar un mundo demasiado loco, demasiado rápido.

Pero en 'I'll Be Your Baby Tonight' no hay nada lacónico, esa misma postura se afronta desde la perspectiva del gozo. Es más, hay un punto vacilón en la manera en que discurre este Dylan que está ofreciéndose para esta misma noche. Simple en música y en letra (ojo a esto, que llega apenas un año después de las mareas sin fin de Blonde on Blonde) y sin necesidad de aspavientos, sus dos minutos y medio aligeran cualquier lista. También cualquier visión que se tenga de Dylan, aquí más Hank Williams que nunca.

44. She Belongs To Me (1965)

She's got everything she needs She's an artist She don't look back She can take the dark out of the nighttime and paint the daytime black

Bringing It All Back Home es el primer disco en el que Dylan se salta sus propias fronteras. Agarra la guitarra eléctrica y comienza a perder el miedo a irse tan lejos como las canciones se lo pidan. Pero, también, sigue aferrado a su acústica. Y, de vez en cuando, se va contagiando de un tono decididamente pop, como ocurre en 'She Belongs To Me'.

Sigue estando el Dylan de la armónica, pero está vez el acompañamiento lo es todo. Con su primera banda en condiciones, a este Bob se le van añadiendo pequeños detalles que encumbran la canción. Por ejemplo, los punteos claros, cristalinos, de John Hammond Jr.

Y la letra culmina los contrastes. Si el título dice que ella le pertenece, en los versos eso está realmente lejos de ser verdad y vamos dando vueltas por un amor ambigüo, pero con un personaje femenimo bastante consciente de su poder (también en el plano sexual) y que, en última instancia, no depende de nadie…

She never stumbles she's got no place to fall She's nobody's child, the law can't touch her at all

43. You Ain't Goin' Nowhere (1967)

Uno aprende a hablar muchas veces a lo largo de su vida, mas allá del primer aprendizaje de la infancia. Lo hace, por ejemplo, cuando comienza a imitar la manera de expresarse de quienes admira. Y Dylan se ha pasado media vida aprendiendo de los demás y, a la vez, enseñando(nos) a otros a hablar. De Woodie Guthrie, por ejemplo, supo hablar como un vagabundo, supo imitar lo que contaba en sus memorias el hombre cuya guitarrra mataba fascistas.

Dylan aprendió a hablar de otra manera también en el paso de la primavera al verano de 1967. Fue en una granja en Woodstock, en el sótano del rancho llamado Big Pink. Allí Dylan comenzó a sonar mas rural y menos urbano, a dejarse asaetear las canciones por las múltiples influencias que traían consigo los miembros de The Hawks (más tarde The Band).

Y Dylan enseñó a muchos otros a hablar y ya de paso hizo que su nombre siguiese en boca de todos incluso cuando, como en aquellos momentos, estaba retirado de la vida pública. En 'You Ain't Goin' Nowhere' se ve, de manera magnífica, todo lo anterior.

42. If You See Her Say Hello (1975)

"Dile de mi parte que estoy bien, aunque estas cosas vayan despacio. Quizás piense que la he olvidado, no le digas que no es así. Nos pasó lo que a los amantes les suele pasar, y pensar en cómo se fue esa noche aún me provoca escalofríos. Y aunque nuestra separación me ha roto el corazón en pedazos, aún vive dentro de mí, nunca hemos roto del todo. Si la ves, dale un beso de mi parte, siempre la he respetado por hacer lo que hizo y salir indemne. Oh, lo que sea que la haga feliz… no voy a interponerme. Aún me queda el regusto amargo de la noche que intenté hacer que se quedase".

El Dylan de Blood On The Tracks se explica por sí solo. Y se vive como si la letra la hubiese escrito uno mismo.

41. One More Cup of Coffee (1976)

En 1975, Dylan estaba en un momento crítico de su vida. Su matrimonio con Sara pasaba por su peor momento, el recién estrenado Blood on The Tracks era su disco de divorcio (a pesar de que aun no se habían divorciado) y Dylan iba y venía en medio de pequeñas reconciliaciones.

Uno de sus viajes le llevó hasta París, a visitar a su amigo David Oppenheim, el pintor que había parido la contraportada de Blood On The Tracks. Además de asistir a unas cuantas bacanales organizadas por el propio Oppenheim, con él Dylan celebró su trigésimo cuarto cumpleaños en un festival gitano.

De esa experiencia nacieron dos canciones: 'Sara', explícita declaración de anhelo hacia su ya casi ex-esposa, y 'One More Cup of Coffee', que finalmente publicaría en Desire un año mas tarde. En esta última, una chica gitana duerme mientras el narrador explica lo que siente por ella, un amor no correspondido ("but I don't sense affection no gratitude or love, your loyalty is not to me but to the stars above") que, finalmente, tendrá que abandonar.

'One More cup of Coffee' tiene dos bazas para mostrarse triunfadora: ese dueto con Emmylou Harris y ese tono hébreo, con un violín que podría vivir también en los discos de Leonard Cohen. Dylan, con la voz quebradiza y muy al límite, sólo se esconde cuando Harris irrumpe en el estribillo, pidiendo una taza más de café para el camino. Una última estrofa de fascinación por lo incompresible pone la puntilla:

"You've never learned to read or write There's no books upon your shelf. And your pleasure know no limits Your voice is like a meadow lark. But your heart is like an ocean Mysterious and dark."

Podéis escucharla también en versiones de The White Stripes, Syd Matters, Robert Plant o Calexico.

40. Señor (1978)

"Son, this ain't a dream no more"

Señor, ¿puedes decirme dónde vamos?. Street Legal está considerado por muchos como el peor Dylan posible, no sólo por timing (un disco de sonido avejentado y adocenado cuando punk, new wave y demás abrían brechas) sino especialmente porque sus canciones se arrastraban sobre su barriga, se conformaban con estar bien o simplemente "normal", como si hubiesen aceptado ser inferiores a gran parte del resto de la discografía.

En 'Señor', lo mejor de aquel disco, dos protagonistas viajan en dirección al Armageddon. En estampa de western, el más joven busca consejo en lo que le dice "Señor". Sólo encontrará la posibilidad de seguir caminando, mientras unos vientos fronterizos añaden polvo al discurrir de la canción.

Estos cuentos del poder yankee son, por un lado, lo más cerca que Dylan ha estado del Leonard Cohen de los 80; encajaría bien esta misma canción en I'm Your Man. Por otro, es también un grandísimo ejemplo de rock adulto, con un toque muy Springsteen.

39. This Dream of You (2009)

Frente al Dylan de los 80, el maduro, el que surge desde mediados de los 90, ha sido capaz de reivindicarse muchas zonas oscuras de su propia carrera. Por ejemplo, la capacidad para hacer discos ligeros, canciones de esas que no parecen dejar huella, pisar el terreno de lo romántico pero no de los trascendental. Together Through Life, compuesto a toda prisa para los estándares maduros de su autor, quiere ser eso y sólo eso.

Sólo en 'This Dream of You' decide Dylan prescindir de Robert Hunter (letrista de Grateful Dead) en la letra de una canción de tono arrabalesco, con el precioso acordeón de David Hidalgo. El Dylan más crooner y soft (en el mejor sentido), el Dylan al que muchos creen una garganta derrotada, mira el mundo con calma, a pesar de que la única posición posible ante él sea seguir soñando contigo.

This dream of you is what keeps me livin' on

38. The Lonesome Death of Hattie Carroll (1964)

William Zanzinger killed poor Hattie Carroll With a cane that he twirled around his diamond ring finger At a Baltimore hotel society gath'rin'. And the cops were called in and his weapon took from him As they rode him in custody down to the station And booked William Zanzinger for first-degree murder. But you who philosophize disgrace and criticize all fears, Take the rag away from your face. Now ain't the time for your tears.

Los tiempos estaban cambiando, y tuvimos la suerte de tener a Dylan dispuesto a contarlo, a cantarlo, de la manera más directa posible. Cinco acordes en toda la canción, eso es todo lo que necesita para montar una canción épica pero esquelética, un tema para gritar a los cuatro vientos a pesar de que no hay por dónde engancharlo. Para cuando, en torno al minuto 3:30, aparece por primera vez la armónica, casi te arropa ante el escalofrío continuo de una canción cuyo texto profundiza en esa sensación.

Dylan, en 1964, quiere retratar las injusticias. Y por eso en The Times They Are A-Changin' tanto 'Ballad of Hollis Brown' como 'The Lonesome Death of Hattie Carroll' tienen nombre y apellidos, además de numerosos detalles. Todo parecido con la realidad es absolutamente premeditado: William Zanzinger, el niño rico del que Dylan nunca dice la raza, recibió sólo seis meses de pena por la muerte de Hattie Carroll, de la que Dylan tampoco dice la raza. No hace falta: los huecos los rellenamos suficientemente bien.

Hattie Carroll was a maid of the kitchen. She was fifty-one years old and gave birth to ten children Who carried the dishes and took out the garbage And never sat once at the head of the table And didn't even talk to the people at the table Who just cleaned up all the food from the table And emptied the ashtrays on a whole other level, Got killed by a blow, lay slain by a cane That sailed through the air and came down through the room, Doomed and determined to destroy all the gentle. And she never done nothing to William Zanzinger. But you who philosophize disgrace and criticize all fears, Take the rag away from your face. Now ain't the time for your tears.

El Dylan de los derechos civiles en todo su esplendor. Y la manera de afrontar esas dos últimas líneas, las únicas que ha repetido a lo largo de la canción, inolvidable.

37. Million Dollar Bash (1975)

Cuenta la historia del Rock que pasaron varios años entre la grabación de las cintas del sotano en Big Pink, fechada a finales de los 60, y su publicación oficial en 1975. Cuenta el mito que, desde el primer momento, se empezó a correr en los círculos más enterados que lo de Dylan y The Band era un choque de muy alta calidad. Cada día que pasó, cada bootleg que filtró canciones, cada nuevo oyente que accedió a los misterios de aquella sesión casi privada, no hizo sino aumentar su leyenda.

'Million Dollar Bash' captura casi mejor que ninguna otra, incluso que alguna de las que saldrán más adelante en esta lista, la esencia de una cita entre amigos, distendida, sin aditivos y con Danko y Manuel clavando los coros, casi beodos, del estribillo. Los Beach Boys tienen 'Barbara Ann' y Dylan (& The Band), 'Million Dollar Bash'.

36. Blowin' In the Wind (1963)

Dylan, casi recién salido de la adolescencia, ya se había convertido en una figura determinante de los 60. Lo hizo en 1963 con 'Blowin' In The Wind', incluida en su The Freewheelin' Bob Dylan. En dos minutos y 48 segundos recogió el zeitgeist de parte de la generación de los Baby Boomers y lo trasladó a preguntas. Una canción folk enumerando los grandes y los pequeños misterios irresolubles de la vida.

¿Cuántas veces girarás la cabeza y fingirás que no lo has visto? ¿Cuánto tiene que pasar para que las cosas realmente cambien, para que oigas por fin a la gente llorar? 'Blowin In The Wind' ya era un éxito sin Dylan, gracias a que se la cedió a otros. El bardo de la voz nasal había entrado en las listas metido en ese caballo de Troya llamado Peter, Paul & Mary y ya nunca dejaría de ser parte esencial de la cultura pop. Tenía 21 años sólo: clavar las cosas no es cuestión de madurez, por eso siempre hay que defender la música joven. Y 'Blowin' In The Wind', su sencillez en música y letra y su armónica, es y siempre será joven.

35. As I Went Out One Morning (1967)

Del accidente de moto de Bob Dylan se sacaron muchas cosas, varias de ellas más de leyenda que otra cosa. La sensación de que había sido gravísimo se acrecentó por la decisión de Dylan de estar nueve meses sin aparecer en público. Y, después, nos enteramos de que, el tiempo que tuvo que estar descansando, Dylan lo aprovechó para leer la Biblia y a Rimbaud, con lo cual tiene sentido que nacieran letras impresionistas como la de 'As I Went Out This Morning': enigmática, poliédrica, imposible de entender del todo y, sin embargo, tan dispuesta a explicarte cualquier aspecto de tu vida.

Si los Byrds habían tomado mucho de Dylan, aquí es el quien recoge la típica estructura de canción de los ángeles de la Rickenbacker: el bajo saltón (aquí cortesía de Charlie McCoy), esa acústica tocada con cariño, esa caja de Kenny Buttrey, esa firme convicción a la hora de afrontar la canción. Faltan los coros, claro; recordad la foto que encabezó el tercer post de esta serie.

En un disco lleno de canciones especialmente de raíces llama la atención la dinámica, saltarina, 'As I Went Out One Morning', muchas veces tratada como canción menor pero para mí imprescindible. Qué maravilla que todo John Wesley Harding se grabase en sólo nueve horas: posiblemente dedicarle más tiempo a 'As I Went Out One Morning' la habría matado.

34. The Man In Me (1970)

The man in me will do nearly any task, And as for compensation, there's a-little he would ask. Take a woman like you To get through to the man in me.

Una de las mejores canciones de A New Morning confirma además la influencia del Dylan de comienzo de los 70 en gran parte de la Americana y, en especial, en la manera en que Jeff Tweedy ha afrontado gran parte de la discografía de Wilco. En un disco de sonido suave, de rock con piano para padres, Dylan se engancha a lo romanticón, a lo básico y simple (simplista, incluso):

But, oh, what a wonderful feeling Just to know that you are near, It sets my a heart a-reeling From my toes up to my ears.

Una melodía contagiosa, un la-la-la memorable y una interpretación fantástica. Siempre fue muy buena: sólo le faltaba que llegase el Gran Lebowsky y la hiciese eterna. Gracias, hermanos Coen.

33. Rainy Day Women #12&35 (1966)

La demostración de que la maqueta siempre es mejor y de que Dylan hacía lo que le daba la gana, como reunir a sus músicos, tocar con ellos lo que presuntamente era una demo y elegirla como toma final y single borrachuzo (y exitoso: número 2 en listas) de Blonde on Blonde.

'Rainy Day Women 12&35' juega en todo momento con la palabra stoned, tanto en su significado de "apedrear/dilapidar" como en el de "colocarse". El estribillo, "everybody must get stoned", apuntilla las estrofas y el ambiente beodo añade una capa extra de interpretación. Al final, no es fácil discernir si la evasión drogota es buena, mala o todo lo contrario.

En la era twitter, sigue vigente cien por cien: "te apedrearán y luego te dirán "buena suerte". Todo el mundo quiere hacerte pedazos, de una manera u otra, así que córrete una juerga a su costa.

"We wanna get loaded and that's what we gonna do", que diría el mítico sampleado usado por Primal Scream.

32. Subterranean Homesick Blues (1965)

Don't wear Sandals Try to avoid scandals

Hablando de singles raros, vamos con uno suicida: el que sirvió para presentar al gran público Bringing It All Back Home. No sólo es una retahíla acelerada sin gancho alguno, sin estribillo posible, sino que además se cepillaba en menos de dos mínutos y medio la reputación de Dylan como prohombre y máximo estandarte del folk. Cagándose en los fundamentalistas de Greenwich Village, Dylan y su banda se calzaban las eléctricas, se volvían rock y se preparaban para recibir los escupitajos por traidores.

Dylan, ya de paso, canta como si el mundo se le fuese a acabar hoy mismo y tuviese todavía tanto por decir (hola, Michael Stipe de 'It's The End as We Know It'; hola también, Chuck Berry). Yendo directo a por los ripios, cargado de actitud salvaje, trastabillándose y cortando en seco… el Dylan del 65 estaba encantado de no dar ni un respiro ni una concesión a sus propios fans. Como aún sigue haciéndolo en directo hoy.

Fue su primer top 40, cómo no quererlo también por cosas así.

31. This Wheel's on Fire

Ojo con ella y con el contexto que le da cada oyente, porque lo mismo hay quien ve a Dios en su letra que quien cree que esto va de (otra) bronca sentimental. Yo oigos la versión de The Band en Music From Big Pink y piensas en subidón, psicodelia y sexo. Oyes la versión de Dylan (y The Band) de The Basement Tapes y se te cae el alma al suelo mientras oyes a Dylan con la voz emocionada (y emocionantísima) y te la imaginas tocada en baretos de mierda por bandas a las que nadie hace caso.

If your mem'ry serves you well, You'll remember you're the one That called on me to call on them To get you your favors done. And after ev'ry plan had failed And there was nothing more to tell, You knew that we would meet again,

Y oigo la versión de los Byrds y aún me sorprendo de la cantidad de caretas que se pusieron en su carrera y en que cualquiera de ellas por separado habría sido un gran grupo por separado.

30. It Ain't Me, Babe (1964)

Go away from my window
Leave at your own chosen speed
I'm not the one you want, babe
I'm not the one you need
You say you're lookin' for someone
Who's never weak, but always strong
To protect you and defend you
Whether you are right or wrong

Si en 'Girl From North Country' permanece el misterio de quién inspiró aquella preciosa canción de amor, con 'It Ain't Me Babe' nunca ha habido demasiadas dudas. Suze Rotolo, su novia entre los 20 y los 23 años, fue su musa aquí, y de hecho Dylan compuso la canción en un viaje a Italia a visitar a Rotolo, que estudiaba Arte en la Universidad de Perugia.

De Rotolo, que murió en 2011, Dylan recuerda en Chronicles la emoción de verla por primera vez:

"Desde el principio no pude apartar la vista de ella, era lo más erótico que había visto jamás. Tez blanca, pelo dorado, de raíces totalmente italianas. Comenzamos a hablar y me volvió loco. La flecha de Cupido había pasado silbando cerca de mi oreja en varias ocasiones, pero esta vez me dio de lleno y me lanzó por la borda"

A priori, 'It Ain't Me Babe' es una canción de arrepentimiento: "no soy lo que buscas y siento que sea así". Ayudan los tristísimos arpegios de guitarra. Pero según avanzan las estrofas, a este Dylan se le nota que, en realidad, tiene bastante que echar en cara: ni él va a ser nunca el que acuda cada vez que le llama ni va a desaparecer por completo en los deseos y órdenes de la chica.

You say you're lookin' for someone
Who'll pick you up each time you fall
To gather flowers constantly
And to come each time you call
A lover for your life and nothing more
But it ain't me, babe

Lo que era una canción de ruptura triste se convierte de nuevo en un dardo inquisidor. La gente no cambia por amor, chica, y menos si pides cosas tan absurdas. No, no, no.

29. Positively 4Th Street (1965)

En 1965, Dylan estaba enchufado, y no hablo de su guitarra. Apenas unos meses después de 'Like A Rolling Stone', se metía de nuevo en el top ten USA con 'Positively 4th Street', una canción sin estribillo lanzada fuera de sus discos, sólo como single, que además rompía con todo lo que se esperaba de un éxito del pop en su letra. Dylan se ensaña contra un hipócrita que dice ser su amigo mientras le da puñaladas traperas por la espalda.

You got a lotta nerve
To say you got a helping hand to lend
You just want to be on
The side that's winning

Como en 'Rainy Day Women', aquí a Dylan también le dicen "buena suerte" aunque en realidad le desean todo lo contrario. Y en plena retahíla de mal rollo y salivazos, le dedica un sútil "te jodes" a alguien que, por el título de la canción, vivía cerca de él: 4th Street es uno de los lugares claves de Greenwich Village, donde Dylan y muchos otros artistas folk vivieron y se labraron la fama.

And now I know you're dissatisfied
With your position and your place
Don't you understand
It's not my problem?

Musicalmente, Al Kooper es, una vez más, el pilar indiscutible de una canción sorprendentemente suave para el contenido que carga. Acompañándolo en todo momento con una melodía chispeante, el contraste es acusado. Esto es un chicle que se masca para ser escupido, directo a la cara de quien o quienes lo hayan inspirado:

You'd know what a drag it is
To see you

28. Stuck Inside With The Memphis Blues Again (1966)

Al Dylan de mediados de los 60 había dos cosas que le encantaban: hacer canciones largas y hacerlas con un toque sarcásticos o directamente humorístico. En 1966, en medio de una sesión de grabación de unos pocos días de la que también salieron ‘Vissions of Johanna’ y ‘Leonard-Skin Pill-Box Hat’, nacieron los siete minutos de ‘Stuck Inside of Mobile With The Memphis Blues Again’.

Estas nueve estrofas son, dentro de ese subgénero que son las canciones largas de Dylan, algunas de las más amables que el músico tocó en aquella época. Su colchón instrumental no es para nada agresivo, el órgano de Al Kooper está continuamente remarcando el azúcar de la melodía, y toda la banda parece más empeñada en sonar amable que en sonar triste, al contrario de lo que un blues les exigiría.

Hay en todo "Stuck Inside of Mobile…” cierta sensación de que cualquier cosa que se hubiese subido en la mezcla sería perfecta, cambiaría la manera de escuchar e interpretar la canción y sería protagonista. Si en vez del discurso abigarrado de Dylan hubiese sido el órgano de Kooper, o la inquieta batería de Kenny Buttrey o las guitarras de McCoy y Wayne Moss.

Hay alguien que lo entendió perfectamente, como tantas otras cosas: nuestro Kiko Veneno, que la hizo suya para siempre.

27. Blind Willie McTell

Seen the arrow on the doorpost Saying, “This land is condemned All the way from New Orleans To Jerusalem” I traveled through East Texas Where many martyrs fell And I know no one can sing the blues Like Blind Willie McTell

'Blind Willie McTell' tiene todas las papeletas para estar lo más alto posible en cualquier lista de Dylan: la profunda tristeza con la que está interpretada y cantada, la historia que Dylan afronta en ella y el hecho de ser uno de sus descartes más famosos, una canción injustamente maltratada por el propio autor hasta que decidió sacarla oficialmente a la luz.

Este repaso a la esclavitud, a la historia oscura de EEUU y a su relevancia en la música que nos ha llegado quedó fuera de Infidels en 1983, pero Dylan la incorporó a sus directos casi desde el primer día. Gracias a eso, la mitología en torno a 'Blind Willie McTell' creció hasta que fue publicada en el primero de los Bootleg Series.

La canción, que Dylan consideraba una demo, son seis minutos de hondura, una de las últimas joyas de la corona, y cuenta con el acompañamiento de Mark Knopfler a lo largo de muchos versos que crecen desde una melodía sacada del standard blues 'St. James Infirmary'.

26. Idiot Wind

I noticed at the ceremony
Your corrupt ways had finally made you blind
I can't remember your face anymore
Your mouth has changed, your eyes don't look into mine

Escribir una canción cuando odias a alguien suele salir mal. Escribirla cuando aún estás en plena discusión es, por definición, una mala idea. 'Idiot Wind' es Dylan odiando a la que aún es su esposa, Sara. Es Dylan poniendo negro sobre blanco todo lo que piensa de ella cuando la bronca entre ambos aún no ha terminado. Es Dylan intentando fingir que va a hablar del mundo en general, de la estupidez de todos, pero poco a poco abandonándose a no hacer disgresiones y a centrar su odio en ella.

Es @Dylanenfurecido: "eres idiota, chica, es una maravilla que sepas cómo respirar". Me jodiste la vida, se la jodiste a los que más quiero, le has dado la vuelta a todo y lo que estaba bien ahora está mal y en realidad ya no hay nada que vaya bien.

I can't feel you anymore I can't even touch the books you've read Every time I crawl past your door I been wishin' I've been somebody else instead

Ese 'Idiot Wind' se cuela por todos los rincones de una relación, va contaminándolo todo y ahora todos los recuerdos se han vuelto amargos. Y, sin embargo, aunque te odio… también he decirlo que lo siento.

You'll never know the hurt I suffered Nor the pain I rise above And I'll never know the same about you Your holiness or your kind of love And it makes me feel so sorry

Eres idiota, chica, pero lo cierto es que, en última instancia, los dos lo somos. El amor es, cuando se termina, una puta mierda. Y aunque hay muchas canciones que hayan intentado plasmar eso, pocas lo han hecho justo en el mismo momento en que la discusión está en el punto álgido y las lágrimas y la rabia no dejan de salir. 'Idiot Wind' estremece, y hasta da pudor, por eso.

25. Things Have Changed (2000)


 

Y llegó 2001 y Dylan ganó un Oscar, el reconocimiento más extraño posible para un músico, uno de esos que cuando llegan siempre parecen haber caído por casualidad. Un "pasaba por aquí" convertido en estatuilla, o a veces ni eso, como ocurrió con Elliot Smith cuatro años antes.     'Wonder Boys' le dio la posibilidad al viejo Dylan de capturar el espíritu de aquellos a los que ya empieza a darles todo un poco igual. Demasiadas peleas y esto ya no tiene solución:    
 

People are crazy and times are strange
  I'm locked in tight, I'm out of range
  I used to care, but things have changed
 

   
  Cuando hasta el sexo y el amor sólo sirven para confundirte, quizás lo mejor sea ponerte la coraza: no, no se puede ganar con una mano perdedora. Y lo canta con la mejor de todas sus voces achacosas.  

 
 

24. If Not For You (New Morning, 1970)

     Como le ocurre a 'The man in Me', a 'If Not For You' casi se le reconoce más por lo que ha sido en manos de otros (en este caso de George Harrison en su All Things Must Pass) que por su propia condición. Vivir en el mejor de los dos discos de Dylan de 1970 (o en el menos malo, que dirían otros; no me lo parece, creo que es de los que mejor envejece) no parece razón  suficiente para reconocer la maravillosa sencillez que se esconde en esta simple canción de amor.   
  Un Dylan firmemente anclado en el country construye con sencillez un pequeño edificio de "lo bonito". Funciona tan bien como siempre, como lo hacen el resto de sus rendiciones a entender el amor y contarlo como la gente normal:    

 

If not for you, my sky would fall,
  rain would gather to
  If not for you,
  I'd be nowhere at all
  I'd be lost,
  if not for you

   
  La pedal steel, el ritmo, los tintineos, las voces claramente románticas... Sí, George Harrison lo dulcificó y sublimó la parte "normal", el baladón pop que existía allí. Pero no es muy diferente a la manera de afrontar la canción que Dylan le dio.    
  Dylan, por si lo dudáis, también puede enamoraros.  

 
 

23. Not Dark Yet (Time Out of Mind, 1997)

   
  'Not dark yet' roba la escena, por decirlo al modo cinematográfico. Es la canción que se llevó todas las miradas en el estreno de Time Out Of Mind, a pesar de que por allí había otras, como ya hemos visto, que también apuntaban muy alto. Seguramente tuvo que ver que los seis minutos y medio de  ésta fueran a la vez placidez y tono crepuscular. El paisaje de guitarras está engarzado a una atmósfera de adiós tranquilo, que se remata al final de cada estrofa con ese "aún no se ha puesto oscuro, pero ya queda poco".  
 
  El Dylan maduro, más nasal,  conecta con su voz a esa sensación en la que ya no hay mucho por lo que sufrir, ya hemos perdido la partida en algunas cosas y la hemos ganado en las demás (si ha habido suerte). Dylan, más viejuno que nunca para algunos, se aferra a la emoción calmada como medio para decir que los tiempos siguen cambiando, y puede que esta vez nos dejen fuera y no nos acabe de importar.  


 

22. My Back Pages (Another Side of Bob Dylan, 1964)

Y ahora  el reverso de la anterior, escrita más de 30 años antes. ¿Era Dylan un arrepentido de sí mismo cuando cantaba 'My Back Pages’ y se lamentaba con ese absolutamente clásico “ah, pero yo era mucho más viejo entonces, ahora soy mucho más joven”? Así se ha visto de manera habitual entre quienes leen entre líneas. Y todo cuadra con estrofas como:    
 

“Yes, my guard stood hard when abstract threats,   too noble to neglect, deceived me into thinking   I had something to protect” 

 
  Pero la canción va más allá: en las páginas que ya hemos pasado, en las que a menudo escondemos de nuestras vidas, hay errores remarcables, tonterías que no se nos quitan y mucha, mucha incomprensión hacia los demás. Y, sin embargo, algo de empatía nunca viene mal: hasta te hace más joven. Bravo por él, por su fraseo inconfundible, su guitarra semi-escondida y bravo por los Byrds.  

 
 

 
 

21. You're a Big Girl Now (Blood On The Tracks, 1974) 

A Dylan, Blood on The Tracks le llega cuando todo está a punto de irse al garete. Y por todo me refiero a su vida sentimental, a su matrimonio con esa Sad Eyed Lady of The Lowlands que durante un tiempo fue fundamental no sólo en su vida, sino también su creatividad. Con Sarah a punto de separarse de él, la situación ya es insostenible aunque aún no se haya terminado. Y ésa es la leña que se echa a la chimenea de su disco de 1975.   

Our conversation was short and sweet  It nearly swept me off-a my feet  And I'm back in the rain, oh, oh  And you are on dry land  You made it there somehow   You're a big girl now.    Plantado en mitad de la tormenta, sin tener claro a dónde ir y sabiendo que ella se ha ido y ya está en tierra firme, en terreno seco, el Dylan de 'You're a Big Girl Now' es uno que, al verla por la calle, siente como si alguien estuviese usando un sacacorchos con su corazón. Todo se ha roto, eso está claro, pero ni aún así puede evitar preguntarse si, en realidad, no seguirá enamorado de ella y si no estará haciendo el canelo.  

Frente al vitriolo de 'Idiot Wind', 'You're a Big Girl Now' es una gran demostración de que, en cualquier ruptura, todo el mundo pierde. La vida mata y las súplicas tienen sabor a hiel, por mucho que estén adornadas por una de las mejores guitarras españolas que Dylan haya usado jamás:    

I can change, I swear, oh, oh  See what you can do  I can make it through  You can make it too 

 

 


20. It’s All Over Now, Baby Blue (Bringin' It All Back Home, 1965) 

  Olvidaos de quién es Baby Blue. No tiene sentido buscar su identidad, es una tarea en la que muchos se han perdido. El Dylan de Bringin' It All Back Home no es como el de Blood On The Tracks: no se enseña, no se muestra abiertamente, no quiere que sepamos demasiado de él. De hecho, un par de años más tarde se volverá lo más alambicado y escurridizo posible en Blonde on Blonde.
     Pero aquí, en pleno 1965, con un Dylan ya decidido a enfrentarse a su audiencia "natural", el músico cierra su nuevo disco con una declaración de intenciones: tu mundo se ha acabado, Baby Blue, y puede que pienses que antes estaba mejor, que era más sencillo, pero vente conmigo, podría estar bien.   

Forget the dead you've left,  they will not follow you  (…) Strike another match, go start anews  and it's all over now, Baby Blue   

Apenas la acústica de Dylan, su voz (bien alta, bien arriba) y el muy necesario bajo de William E. Lee para una historia en la que el caos es, cómo no, imparable, pero siempre que la oportunidad de encender una nueva cerilla.    

19. Drifter's Escape (John Wesley Harding, 1967)
 

“Oh, Help Me in my weakness”  I heard the drifter say  As they carried him from the courtoom  

Grabada rápidamente en un día de octubre del 67, ‘Drifter’s Escape’ sirvió como single de John Wesley Harding, y presentó otra historia de alienados por la sociedad que, sin embargo, no llegan a ser destruidos por ella, a pesar de que muchos lo intentan. En plena retirada de Dylan a su granja de Woodstock para compensar la polémica eclosión rock de 1966, todos los cargos de los que se juzga al protagonista de ‘Drifter’s Escape’ bien podrían ser los suyos propios también.  

Unos cargos de los que, en realidad, nunca se entera muy bien: llegan demasiadas cosas confusas de las que es culpable y, esta vez, además, se acumulan en un breve espacio de tiempo: es curioso comprobar cómo lo que en Blood On The Tracks quizás le hubiese llevado a Dylan 45 estrofas, aquí se acota en tres.
   Sea como sea, justo cuando la masa está deseando poner su cabeza en una pica, esta vez Dylan consigue que su personaje escape.     

 

18. Tears of Rage (The Basement Tapes)

Tears of Rage’ duele, aunque no mata. Su historia de padres decepcionados por sus propias hijas conecta con el Rey Lear, solo que aquí la nueva Cordelia es la que gana. En la brecha generacional, Dylan mata a los viejos y se queda con la juventud, y la rabia de estas lágrimas es, en realidad, la de saber que la vida es demasiado corta y que, pese a todo, nos vamos a pasar más de la mitad sin entender nada. 

Es The Band quien le dio a la canción la forma definitiva, la que durará para siempre. En las cintas del sótano, Richard Manuel hace una melodía inolvidable y todo el grupo apoya el quejido por detrás. La rabia, aquí, es más lamento de tristeza sosegada, casi al borde de la melancolía, que de impotencia. Se irán de tu lado y te romperán el corazón, y no podrás entenderlos por más que lo intentes. Viejo, esto es lo que hay.  

   

17. Forever Young  (Planet Waves, 1974)
 

Canciones para hijos, uno de los subgéneros pop más perniciosos de la historia. Uno quiere a su hijo con locura, o así debería ser, pero lo que no es tan fácil es transmitir por qué. Y ahí es donde las letras de muchas de estas canciones encallan: en el sentimentalismo que, visto desde fuera, parece facilón, baratito. 

Dylan le escribió esta canción a su hijo en forma de consejos que también son deseos: que reconozcas la verdad allá donde vayas, que la sigas, que no te derrote el día a día y que seas capaz de encontrar en él siempre una pizca de felicidad. ‘Forever Young’ es una larga lista de deseos en los que, todo el rato, subyace todo aquello que no va a salir bien.  

Pero por encima de todo, y más con esos The Band en estado de gracia, simples y bellos, ‘Forever Young’ es una canción en la que el padre admite que no podrá hacer nada para evitar que todo salga mal. Ser siempre jóvenes, eternos en la época de despreocupación, beber siempre el vino del estío (que diría Bradbury)… No, no lo vamos a conseguir. 

16. Shelter From The Storm (Blood On The Tracks, 1974) 
 

No parece que en ningún momento haya sido idea de Bob Dylan la de convertirse en un compositor enrevesado, difícil. Al menos, no en la música, donde no son pocas las canciones suyas cuyo esqueleto es lo más simple posible: tres acordes y adelante.  

Eso ocurre a lo largo de los cinco minutos de ‘Shelter From The Storm’, colocados justo al final del frondoso, hiriente, camino de Blood On The Tracks y quizás una de las que mejor recoge el espíritu original que tuvo el disco. Se pensó como una obra tranquila, íntima, de mucho protagonismo de la guitarra y poco más. “Poco” es, especialmente, la voz de Dylan, que emociona especialmente en esta oda circular a las cosas que perdimos y de las que no nos dimos cuenta hasta que fue demasiado tarde.  

  Sí, ‘Shelter From The Storm’ vuelve a hablar una vez más de Sarah, pero también podría hacerlo de Vietnam, o de cualquier otro lugar donde azote la tormenta emocional y haya alguien que ofrezca cobijo. No es tanto amor, como sensación de seguridad y de confort. Y Dylan va y viene, sube y baja su voz, como si a ratos acariciase lo que dice y otros lo odiase, como si fuese el mismo la tormenta y el refugio. Tantas vueltas sobre un mismo lugar sonoro acaban por dar  especial importancia al momento en que la armónica llega: llueve entonces, a jarros, en el alma. 

 

15. All Along The Watchtower (John Wesley Harding, 1967)  

Ok, es imposible elegir esta canción de Dylan como una de sus mejores canciones sin pensar en que Jimi Hendrix la agarró, la vapuleó con guitarras eléctricas y la hizo aún mayor de lo que ya era en su inicio. De esas versiones que superan a la original, no hay que dejarse deslumbrar del todo, porque la original incluida en John Wesley Harding era ya una de las destacadas de aquel disco de regreso a la música. 

  En apenas dos minutos y medio, Dylan consigue una canción tan memorable como poco identificada con él. De su armónica, de su voz quebrada, del rastro que deja el penetrante bajo… nadie recuerda casi nada de eso. Ni siquiera de su letra de estructura dada la vuelta, donde el final es el principio y  el principio es el final. O, donde quizás, todo es una cinta de moebius y con ello cobra más fuerza que nunca la frase inicial:   

“There must be some way out of here”, said the joker to the thief 

 

    

14. Love Minus Zero/No Limit (Bringing It All Back Home)

El Dylan más accesible de Bringing It All Back Home se encuentra aquí, en una melodía dulce como pocas dentro de la carrera de Dylan y con una guitarra volátil, dulzona y apacible, ideal para lo que estaba a punto de ocurrir: el estallido del folk-rock, o cómo los jovenzuelos de la época, de repente, descubrieron que en la música de sus abuelos también estaba la clave para hacer hits y conectar con su presente.  

En la letra, otra musa desconocida, la eterna idealización a la mujer como figura misteriosa, con un título perfecto, reducción imposible a las matemáticas de muchas de las ideas detrás de las canciones de amor de Dylan.  

 

13. Knockin’ on Heaven’s Door (Pat Garrett & Billy The Kid)
 

No voy a negar que llegué a ‘Knockin’ on Heaven’s Door’ a través de la versión de Guns’N’Roses: era lo que me tocaba (y ya otro día llamamos a Mohorte y nos damos sopapos dialécticos sobre Axl y los suyos; adivinad mi postura). Lo que me extraña es lo muy infravalorada que se tiene a esta canción, el tema más emblemático de la BSO que Dylan hizo para Pat Garrett & Billy The Kid, especialmente cuando es prácticamente imposible de driblar: viene hacia ti y para cuando te quieres dar cuenta ya se ha acabado, dejando la sensación de que debería haber durado para siempre. 

Baladote folk-rock, de tonos góspel (ese coro), es el himno perfecto para encajar en el personaje de Pat Garrett, un forajido convertido en sheriff que tiene que perseguir al que fuera su amigo y compañero de andanzas, Billy el niño. Muchos ven en este tema una canción anti-guerra, pero es dudoso cuál sería el cielo para Pat Garrett: si esa vida de sheriff o la salvaje que llevaba fuera de la ley.  La duda queda flotando en el aire mientras me pregunto, una vez más, por qué no extenderla más (y sé, sin embargo, que ojalá todas las canciones me dejaran esa sensación).    

12. A Hard Rain’s Gonna Fall (The Freewheelin' Bob Dylan)

La crisis de los misiles, el reloj atómico a punto de sonar las doce, va a caer la de Dios… Plantéate ser joven cuando está todo a punto de irse al garete, en 1962. Plantéate cómo hablar de todo aquello, de cómo hacerlo y decir todo lo que opinas. Piensa en Dylan escribiendo esto sobre ‘A Hard Rain’s Gonna Fall’:   

”Cada línea que hay en ella es de hecho el inicio de otra canción completa. Pero cuando la escribí, pensé que no viviría lo suficiente como para escribir todas esas canciones, así que decidí meterlas todas en esta” 

Así que, antes de que el mundo se lo lleve por delante, el joven (y aún inocente) Dylan, se enfunda voz de sabio folk para enredarse en una larga colección de metáforas de un mundo que se va al carajo:   

Oh, what did you see, my blue-eyed son? 

> And what did you see, my darling young one? 

> I saw a newborn baby with wild wolves all around it, 

> I saw a highway of diamonds with nobody on it, 

> I saw a black branch with blood that kept drippin', 

> I saw a room full of men with their hammers a-bleedin', 
> I saw a white ladder all covered with water, 
> I saw ten thousand talkers whose tongues were all broken, 
> I saw guns and sharp swords in the hands of young children, 
> And it's a hard, it's a hard, it's a hard, and it's a hard, 
> It's a hard rain's a-gonna fall. 


 

 

11. Just Like a Woman (Blonde on Blonde, 1966) 

It was raining from the first 
> And I was dying there of thirst 
> So I came in here 
> And your long-time curse hurts 
> But what's worse 
> Is this pain in here 
> I can't stay in here 
> Ain't it clear that?  
  ¿Qué es ‘Just Like a Woman’? ¿Una canción de amor? ¿Una confesión de por qué estar siempre juntos? ¿Un “de niña a mujer” en manos de Dylan? No, en realidad es la demostración de cómo todas las canciones del de Duluth están siempre buscando el requiebro para romperte las concepciones que tenías sobre ellas.  

‘Just Like a Woman’ va de rupturas. En concreto, del momento en el que empiezas a poner a parir a la persona que te deja y, por desgracia, eso sólo sirve para ponerte el espejo delante de las narices, para verte reflejado, para que los reproches sólo saquen lo que, en realidad, tú hiciste mal. No es el ‘Pesadilla en el parque de atracciones’ de Los Planetas, vitriolo puro, sino una larga recolección de defectos propios en una canción de apariencia sexista.   

I just can't fit  Yes, I believe it's time for us to quit  When we meet again  Introduced as friends  Please don't let on that you knew me when  I was hungry and it was your world.  Ah, you fake just like a woman, yes, you do  You make love just like a woman, yes, you do  Then you ache just like a woman  But you break just like a little girl. 

 

10. Visions of Johanna (Blonde on Blonde, 1966) 

  Es lógico que sea una de las canciones más analizadas de Dylan. 'Visions of Johanna' es, junto a alguna más que aparecerá aún más arriba en la lista, el ejemplo perfecto del Bob Dylan de Blonde on Blonde, un compositor capaz de dar vueltas y más vueltas sobre una viñeta, tejer las metáforas con ritmo reposado y hacer que la canción acabe sin que el misterio (el de la letra, el de la música) se despeje nunca. ¿De quién canta? ¿Quién es esa mujer que hace que, al final, la mente del narrador explote, sin que nada más le importe que los recuerdos de quien ya no está?  

  Frente a la simple lectura romántica/sexual, hay quien dice que Johanna no es una mujer en realidad, que a quien echa de menos este Dylan es a su propia inspiración, convertida en personaje femenino al que dedicar una falsa  canción de amor (falsa como muchas de Dylan que, en apariencia, lo eran).  

Sea como sea, sin Johanna, Dylan navega por el mundo con mucha dificultad para centrar el tiro: casi podríamos convertir los versos de esta canción en tuits y no se alejaría mucho de la narrativa fragmentada, multitarea, de los 140 caracteres. Todo viene y va, como la propia música de la canción. 

Mientras, ojo a las guitarras, muy en segundo plano por voz y armónica, pero maravillosas, y a la potente pero esquelética batería de Kenny Buttrey: sueño muchas veces con la Velvet versionando esta canción, con Mo de pie, en ese mismo papel.

09. Highway 61 Revisited (Highway 61 Revisited, 1965)

Si tituló el disco más rupturista e importante del Dylan de los 60, algo tendría que tener. Por eso, y por su juego de rima libre, de rendirse a cómo fluye el pensamiento y dejar que de ahí salga la letra completa de la canción, es por lo que Highway 61 Revisited siempre ha tenido apariencia marmórea. 

  Fijaos en cómo empieza: es casi como una canción de broma tocada en un bar. Pero Dylan decide abrir fuego parafraseando el Génesis, en concreto el momento en el que Dios le dice a Abraham que mate a uno de sus hijos. “En la Autopista 61”, relata la canción: el contraste entre la gravedad del momento original y la manera en que Dylan lo inserta es tremendo.  A partir de ahí, es obvio que nos podremos encontrar cualquier cosa en esa carretera:   

Well Mack the Finger said to Louie the King 
I got forty red white and blue shoe strings 
And a thousand telephones that don't ring 
Do you know where I can get rid of these things 
And Louie the King said let me think for a minute son 
And he said yes I think it can be easily done 
Just take everything down to Highway 61. 

También es notable cómo es la estructura burlona de la canción en la que nos canta esto. Grabada en agosto de 1965, Al Kooper brilla al órgano, la sirena de policía se convierte en emblemática y la banda de Dylan, más rock que nunca, afronta la recta final como si aquello fuese a desembocar en una jam salvaje. La grabación nos birla aquello, la imaginación hace el resto. Bendito Judas y bendito detritus que... dónde iba a acabar si no... en la Highway 61. 

 

08. Hurricane (Desire, 1976) 

Dylan contra el mundo real. Para ser uno de los representantes fundamentales de la escena de Greenwich Village, a Bob Dylan apenas se le ha visto posicionarse de manera directa en aspectos concretos de la realidad, en hechos y sucesos. De hecho, durante los 60 la mayor parte de las referencias históricas y/o culturales de sus canciones siempre venían arrastradas por el torrente de la verborrea alegórica. Ejemplos hemos visto varios y aún nos queda algún que otro más.  

‘Hurricane’, por el contrario, es una canción protesta basada en hechos reales. Su tono gitano le viene por lo que supuso Desire (1976) para la carrera de Dylan, pero en su tremenda letra hay un alegato a tumba abierta a favor de Rubin Carter, el recientemente fallecido boxeador negro que fue acusado de asesinato y puesto en prisión con muchas dudas en contra de esa acusación. 

Al contrario que lo que ocurría en ‘Drifter’s Escape’, esta vez el juicio es concreto, el acusado real y la defensa ha de ser sólida. Y la narración de Dylan toma intenso partido para demostrar, una y otra vez, todo lo que en la investigación estuvo mal, todas las sombras de un proceso que acabó con Carter.   

“Put in a prison cell, but one tiem he could-a been  The champion of the world” 

  Impactante en su mensaje, arrebatadora en su narración y magníficamente engarzada en el estilo de Desire, ‘Hurricane’ es eso: un huracán. 

07. Tombstone Blues (Highway 61 Revisited, 1965)

¿Cómo habría sido Dylan de haberse pasado al ácido, de haberse entregado, como casi cualquiera de sus contemporáneos, a la psicodelia? No lo sabremos realmente, porque justo cuando eso pudo ocurrir, él decidió encerrarse aún más en las raíces.  Pero las pistas para ese “¿Y si…?” las encontramos todas en la maravillosa y atípica ‘Tombstone Blues’, versión eléctrica del Dylan arrollador y atolondrado que ya habitaba en varias de las canciones pre-Highway 61 Revisited (quizás su mejor disco; muchos días lo parece a pesar de que Blonde on Blonde siempre arrolle en cada escucha). 
  ‘Tombstone Blues’ es el mismo Dylan de la aclamadísima ‘Like a Rolling Stone’, pero sin una pizca de concesión, sin nada que pueda hacer de esta canción un single (algo que es obvio que sí hay en ‘Like a…’). Agarrado al trote de la banda eléctrica, encantado de visitar un blues cochambroso y aceleradísimo por el ritmo que impone Bobby Greg, Dylan desata su verborrea en un paseo por el lado menos amable de los sueños. “A estas horas, por supuesto, los pequeños, los dulces, ya están en la cama”, salta nada más empezar una retahíla de nombres históricos donde el mal rollo se personifica en gente como Juan el Bautista torturando a un ladrón, donde se rima Hills con Cecil B. DeMille y donde hay eslóganes como puños: “deja de llorar y trágate tu orgullo, que no te vas a morir por ello, no es veneno” 


  

06. Like a Rolling Stone  (Highway 61 Revisited, 1965)

Like a Rolling Stone’ es el mito, Dylan eléctrico hecho single, la historia perfecta sobre caer en desgracia, sobre creerte que tienes el mundo a tus pies y que algo pase y le dé la vuelta. La historia de miss solitaria, la chica pija que un día cayó en desgracia y acabó por ir por la calle sin rumbo, como un canto rodado.
   Llegó en el verano del 65 y nunca dejaréis de oírla o de que alguien os hable de ella. Es emblemática por tantas razones que, por sí sola, ha generado más literatura que cualquier ya no canción sino disco de Bob Dylan. Según él, nació de un “vómito de 20 páginas”. Lo recortó, lo podó, dejó la historia justo donde tenía que quedarse y… nació su canción eterna. Para muchos, la mejor. 

 

05. Simple Twist of Fate (Blood On The Tracks, 1975) 

They sat together in the park  As the evening sky grew dark  She looked at him and he felt a spark tingle to his bones  'Twas then he felt alone and wished that he'd gone straight  And watched out for a simple twist of fate. 

De Blood On The Tracks se extraen muchos estados de ánimo, pero hay pocos momentos en la carrera de Dylan que el corazón duela tanto como a lo largo de estos 4 minutos y 18 segundos en los que el propio Dylan se desnuda. Esta vez no hay personajes que valgan, no hay caretas ni parapetos. 

  Cierto que Dylan canta en tercera persona todo el rato, salvo en un momento de la segunda estrofa en la que dice "sí, me acuerdo". Claro que se acuerda. Cuando ya ha desgranado las muchas razones por las que el amor de su vida no pudo funcionar, llega la parte final:   

People tell me it's a sin  To know and feel too much within.  I still believe she was my twin, but I lost the ring.  She was born in spring, but I was born too late  Blame it on a simple twist of fate. 

  Y ahí, en medio de una de sus canciones musicalmente más emocionantes, es cuando se le ve claramente, quizás en el mejor verso que haya escrito: "Aún creo que era mi alma gemela, pero he perdido el anillo". A veces, la vida es justo eso.  

04. I Want You (Blonde on Blonde, 1966) 

Si este top se midiese por las veces que una canción de Dylan me ha hecho llorar, 'I Want You' debería estar en el número uno, a mucha distancia de cualquier otra. De felicidad, de amor, de pena, de que te jodan la vida dejándote, de que puedas levantarte después pero nunca olvides. O de ser consciente de estar viviendo la época más feliz de tu vida y, a la vez, entender que todo va a acabar, algún día, posiblemente tan rápido como llegó.  

  'I Want You' sorprende aún más por cómo es y donde está colocada: es, posiblemente, la canción más pop de la discografía de Dylan, una bagatela directa (tres minutos) y romántica (en la concepción más simple posible) colocada muy cerca del principio de Blonde on Blonde, uno de los discos más complejos, enrevesados y largos de Dylan.

'I Want You' es una declaración de amor, sí, pero también de obsesión, con ese "so bad" que cierra el estribillo remarcando bien lo que se quiere decir. Como la música, jovial y a la vez demoledora; imposible pensar que ésta es una canción feliz (del todo).   

  No, "I wasn't born to lose you".  

03. Mr. Tambourine Man 

  Si no os fiáis de mí, fiaros de The Byrds, que supieron qué saquear a Dylan, cuándo hacerlo y cómo conseguir darle la vuelta a sus canciones para que fueran ya sólo de ellos. Mr. Tambourine Man, en su forma original, tiene un punteo desarmante, un tono dulzón, una letra de metáforas drogotas influida por el Mardi Gras de New Orleans, del que Dylan se prendó en 1964, y una melodía brillante, expansiva, épica-pero-de-dormitorio.  

Hagamos caso a Hunter S. Thompson, que decidió que ésta tenía que ser la canción sonase en su funeral, cuando las cenizas se esparcieran por el aire al ser disparadas por un cañón.  

Ayúdame a dormir, hombre de la pandereta, al menos hasta que vengan los Byrds y den inicio a todo un género musical nuevo.      

02. Desolation Row (Highway 61 Revisited, 1965)

Once minutos recorriendo una calle imaginaria, o no tanto, en 1965. No es el infierno, pero podría serlo si todos los perdedores, famosos o no, con carisma o no, se reuniesen y se pusiesen en fila. El mundo y sus múltiples y complicadas caras ya le habían asaeteado la juventud de Bob Dylan, pero ahora entraban también los sueños y las ficciones eternas y los matices se hacían cada vez más y más grandes en sus letras.   

  En la de esta maratón musical se suman Hollywood, Cenicienta, un Casanova inseguro, Robin Hood, TS Elliot, Einstein recitando el alfabeto, los pasajeros del Titanic (que gritan: "¿de qué lado estás tú?")… Y Lady y el propio Dylan. También Charlie McCoy, con su guitarra llegada desde Nashville, le dio el aroma definitivo, frente a la eléctrica de Al Kooper con la que había sido concebida y que se nos mostró en No Direction Home. 

  Cada frase de las diez estrofas está punteada finamente, sin aspavientos, por la guitarra con deje fronterizo de McCoy, en cada nuevo requiebro, tan diferente y juguetón cada uno como las propias palabras de Dylan.  

  El día en que vayáis a pensar cómo cerrar un disco de manera inmejorable, escuchadla. 

 

01. Sad Eye Lady of The Lowlands (Blonde on Blonde, 1966)

With your mercury mouth in the missionary times  And your eyes like smoke and your prayers like rhymes  And your silver cross, and your voice like chimes...  With your holy medallion which your fingertips fold  And your saintlike face and your ghostlike soul....   

La canción que nunca para, que viene y va, el himno de amor serpenteante a Sara, su primera mujer. El Hammond eterno de Al Kooper, sin hacer ruido, sin estrépito, pero llenándolo todo. Una de las leyendas que corre sobre ella es que Dylan nunca les dijo a los músicos cuándo o cómo iba a terminar la canción y que, por eso, muchas veces tocan como si estuvieran a punto de concluir, para regresar de nuevo. Clímax sobre clímax sobre clímax.  

He de admitir que siempre me han gustado las canciones largas, pero que hasta que escuché ‘Sad Eyed  Lady of the Lowlands’ no pensaba que el folk pudiese intentarlo. Luego ya vi que había diferentes maneras acústicas de aproximarse a la misma épica en la que aquí Dylan se reboza. La gran oda romántica al mismo amor del que luego, como ya hemos visto en ‘Simple Twist of Fate’, perderá el anillo.  

De las cuatro caras que originalmente tenía la edición en vinilo de Blonde on Blonde, Dylan reservó una entera para esta canción, para hipnotizar por completo a quien se pierda en ella. Del sonido que consigue Dylan en sus canciones más largas se ha hablado mucho: a mí me parece fundamental entender cómo balancea al oyente, cómo lo arrulla pero para mantenerlo despierto. ¿Cómo sería ‘Sad Eyed Lady of The Lowlands’ en manos de otros? ¿Quién sería capaz de dar esos toques de batería con los que Kenneth Buttrey impide que nadie (de los oyentes) se pierda, se vaya fuera de la canción? 

With your sheets like metal and your belt like lace  And your deck of cards missing the jack and the ace  And your basement clothes and your hollow face...  With your sheet-metal memory of Cannery Row  Who among them can think he could outguess you? 

 

‘Sad Eyed Lady of The Lowlands’ es un vals, y como tal se puede bailar. Pig Robbins y Al Kooper engarzan piano y órgano como doblándose uno a otro y a la vez esquivándose: como si la propia Dama Triste se acercase y se alejase al narrador, a un Dylan que no canta emocionado, canta como bailando ese vals.    Mientras la interpretaba en cada una de las cuatro tomas que hicieron falta para hacerla realidad, es difícil creer que ahí no había nada más que un hombre enamorado: once minutos de texto imparable, arrodillado ante la mujer que ama, ex-chica playboy:   

And your magazine-husband who one day just had to go  And your gentleness now, which you just can't help but show  Who among them do you think would employ you? 

  ‘Sad Eyed Lady of The Lowlands’ no sólo es importante en Blonde on Blonde. Lo es también para su autor, tanto como para que, años después, en la ‘Sarah’ de Desire, Dylan recordase cómo la escribía en un hotel.  “Días me costó escribirla para ti”.  El tramo final, donde ya se deja de cantar y es la armónica la que toma el primer plano, está hecho aún con todas las cosas que quedaba por decirle pero para las que ya no hubo palabras.  

El kung-fu está extinguiéndose en Hong Kong, pero hay quien quiere salvarlo capturando sus movimientos en 3D

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Bruce

Si Bruce Lee levantara la cabeza se encontraría con un panorama curioso. El estreno 'Birth of the Dragon', una nueva película inspirada en su vida, no ha sido del gusto de sus descendientes y sus fans. El problema no es solo ese: el problema es que el kung-fu que lo convirtió en la leyenda que es ahora está de capa caída en la ciudad donde el propio Lee lo aprendió.

Hong Kong era el paraíso del kung-fu a mediados del siglo pasado. Había escuelas por todas partes, y la práctica de este arte marcial formaba parte de los habitantes de esa ciudad. Los tiempos han cambiado de forma radical, y la presencia de escuelas y practicantes es tan reducida que algunos han tomado medidas extremas: antes de que los movimientos se pierdan para siempre, hay que capturarlos con cámaras 3D para poder conservarlos para las generaciones venideras.

El kung-fu no es un arte marcial "cómodo"

Es lo que está haciendo la International Guoshu Association, una organización sin ánimo de lucro que ha iniciado el proyecto "Hong Kong Martial Arts Living Archive" en colaboración con la Universidad Ciudadana de Hong Kong. La idea es simple: documentar y estudiar el kung-fu usando tecnología digital.

Vídeos como este demuestran el resultado de esos esfuerzos con uno de los primeros estilos que se han capturado, el llamado Hakka, que es especialmente popular en el sur de China. La idea es la de poder capturar todos esos movimientos con tecnología que luego permita que jamás se extingan para que cualquiera pueda recuperarlos.

Los jóvenes que llenan las calles de Hong Kong ya no tienen prácticamente interés en el kung-fu, y en lugar de ello parecen dedicarse a otras aficiones. La fiebre de Pokémon Go ha sido especialmente fuerte allí, y los viejos maestros se lamentan de la situación. Leung Tin, que a sus 69 años sigue enseñando la modalidad wing chun, comentaba como "lamentablemente, creo que las artes marciales chinas son ahora más populares en el extranjero que en su propio hogar".

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Lo certifica con un dato aplastante: la International WingTsun Association tiene contabilizadas 4.000 escuelas abiertas en más de 65 países por ex-alumnos de esas escuelas originales. Solo cinco de ellas se han abierto en Hong Kong. Los jóvenes que se interesan por las artes marciales prefieren el muay thay, un deporte que es visto por los jóvenes como mucho más atractivo. Hoy predominan escuelas que enseñan otros estilos de lucha más modernos. Más televisivos. Más espectaculares.

El kung-fu requiere paciencia y trabajo duro, recordaba Mak Che Kong, de 64 años, otro de los viejos maestros que ahora encuentra mucho más difícil encontrar alumnos interesados en un arte marcial mucho más exigente. "Hoy en día, si le pides a un estudiante que practique la postura de caballo durante toda una clase, no vuelve. Están acostumbrados a vivir una vida cómoda".

Curiosamente el arte marcial ha revivido en la China continental: el gobierno ha promocionado su enseñanza en el colegio a través del deporte conocido como wushu, y el objetivo es doble: que los jóvenes estén en forma, pero que además lo hagan practicando algo que refuerza los valores y el orgullo nacional.

Las MMA cogen el testigo del kung-fu

Puede que en Estados Unidos el kung-fu haya perdido su fuerza original, pero ese arte marcial fue crucial para el desarrollo de las Mixed Martial Arts, o MMA. Este deporte-espectáculo se ha convertido en todo un fenómeno en Estados Unidos, algo así como esa versión seria de la esa lucha libre que era casi una caricatura de los valores que prodigaban las artes marciales tradicionales.

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Para muchos —incluida la propietaria de la UFC, Dana White— Bruce Lee es el padre de las MMA, y puede que hasta él hubiera estado de acuerdo. "él decía que el estilo perfecto era la ausencia de estilo. Tomabas una pequeña parte de todo lo demás. Cogías lo bueno de cada disciplina, probabas lo que funcionaba, y tirabas el resto a la basura".

Esa fue la base del Jeet Kune Do, el arte marcial que Bruce Lee creó de la nada combinando ingredientes de diversos estilos de lucha. Más tarde llegarían el Shooto y el Vale Tudo, que dieron vida a la formación de la UFC (Ultimate Fighting Championship), la mayor promotora de los combates de MMA.

Royce Gracie (admirador, como el resto, de Bruce Lee y su legado) se hacía sorprendentemente con el triunfo, y se iniciaba la era definitiva de la lucha como espectáculo. El kung fu no tendría ya demasiado sitio en las luchas de la UFC: los "pegadores" no solían tener mucho que hacer frente a los "agarradores" como Gracie, que se convertiría en leyenda de un deporte que dejó claro que el karate, el kung-fu y otras artes tradicionales eran inferiores en ese tipo de combate "total" frente a modalidades como el jiu-jitsu brasileño que practicaba Gracie.

Algunos se preguntaban si Bruce Lee hubiera podido hacer algo al respecto. Probablemente no, pero puede que eso no hubiera importado: muchos seguirían aprendiendo de sus enseñanzas. Y de no hacerlo directamente en esas escuelas ahora cada vez menos populares, de ese archivo que hubiera capturado sus movimientos para la posteridad. Una lástima que Lee y la tecnología actual no coincidiesen en el tiempo.

En Magnet | A la búsqueda de la mejor escena de pelea en cine y televisión: las 29 mejores

14 momentos inolvidables de las mejores series de la historia de HBO

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Nedstark

España estaba entre los destinos de desembarque de HBO. También habíamos descubierto recientemente que la página web estaba disponible. Todo parecía listo, salvo la fecha de lanzamiento, que con tanto celo se estaban reservando antes de darnos la sorpresa. Pero ahora sí, la cadena norteamericana que había germinado oficialmente la nueva edad de oro de la televisión ha abierto sus puertas en nuestro país.

Novedades como Westworld o The Young Pope podrán verse a partir de ahora en la plataforma. También series antiguas, como Veep, que aún no había sido convenientemente editada en España (aquí tienes todos los detalles de los productos que HBO nos oferta en su apertura).

Los Soprano, The Wire, The Leftovers... Sí, parece sorprendente, pero es verdad: una única cadena posee buena parte de los momentos más importantes de la historia televisiva de los últimos veinte años. Para celebrar esta buena nueva hemos querido repasar algunos de los instantes con los que el canal se ha convertido en el referente cultural que todos conocemos.

13) Silicon Valley y pajas para todos

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Octavo episodio, primera temporada: Optimal Tip-to-Tip Efficiency

No tengo ni idea de cómo se habrá traducido este enorme capítulo cimentado absolutamente en uno de los más complejos y estúpidos juego matemático de palabras jamás visto, pero me compadezco de esa audiencia que se haya podido perder esta gloriosa broma en la que vemos tan claramente la fusión de la mente responsable de Idiocracy y Beavis y Butthead. Chupaos esa Sheldon y Leonard, los auténticos nerds están aquí (y por cierto, si querías una explicación matemática a su fórmula, también la tienes).

13) Veep: humor inglés adaptado

Debate Amy Talks With Selina

Octavo episodio, tercera temporada: El debate

Aunque los espectadores de The Newsroom o El Ala Oeste de la Casa Blanca ya estaban acostumbrados a ver episodios sobre debates, nada nos tenía preparados para ese festival de sátira política washingtoniana creada por un escocés. En este capítulo de la tercera temporada todo funciona, desde la dosificación de cuota de cada personaje hasta la estructura cómica de las reacciones generadas alrededor de un nuevo corte de pelo. La sinergia del reparto nunca brilló tanto ni nos preparó tan bien para lo que vendría a continuación.

12) Sexo en Nueva York: la dignidad emocional

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Séptimo episodio, sexta temporada: El Post-it siempre pega dos veces

Si Sexo en Nueva York sirvió para hablar de cuestiones de la vida moderna fácilmente identificables por los espectadores (bueno, salvo por lo de formar parte de la élite económica y que pase por drama cotidiano perder zapatos de miles de dólares en fiestas en la Quinta Avenida) nada en la historia de estas cuatro amigas se sintió tan cómico y cierto como que te dejen vía post-it.

Además, las generaciones de hoy también se habrán sentido en alguna ocasión como Carrie. No tenemos estadísticas a mano, pero seguro que son muchos los jóvenes y no tan jóvenes de hoy en día a los que su pareja les ha dejado por Whatsapp antes de bloquearles para siempre.

11) La retribución en The Leftovers

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Noveno episodio, primera temporada: The Garveys at Their Best

Llevamos nueve episodios de la primera temporada y todavía no sabemos muy bien qué pensar de esta nueva serie de ciencia ficción de los creadores de Perdidos (y por eso, en ocasiones nos tememos lo peor). Pero, pese a toda la confusión y los hilos argumentales irresueltos, hay que reconocer que hay capítulos especialmente bien hechos, como The Garveys at Their Best, ese enorme flashback que nos recompensa con todo lo que le habíamos estado deseando comprender hasta ahora. Una recompensa preparada a fuego lento.

10) Trucha Soprano

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Decimotercer episodio, segunda temporada: Distorsiones

Cuando parecía que Los Soprano habían mostrado todas sus cartas (y lo bien que eran capaz de ejecutar cada faceta de estas), descubrimos que la serie de David Chase también se podía poner psicoanalítica. En una secuencia mortalmente felliniana en la que Tony delira a consecuencia de una intoxicación alimentaria, tendrá que resolver su deuda pendiente con Big Pussy. Hablando con él en sueños. Mientras el amigo al que ha asesinado toma forma de pescado.

Sonidos de globos, siluetas extrañas, amigos que desaparecen al cambiar de plano… Todo en Distorsiones nos demostró que esta serie de mafiosos podía ser tan inteligente como quisiera.

9) Villanía marca Deadwood

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Quinto episodio tercera temporada: Una bestia de dos cabezas

Que la mayor deconstrucción del western acometida nunca, que la serie con los insultos más ingeniosos de la historia de la televisión sólo tuviese tres temporadas parece un pecado. Nunca olvidaremos la serie de David Milch, pero de entre todos sus momentos, tal vez uno de los más estimulantes fuera era pelea entre Dan Dority y Joe Turner, que era de todo menos la típica pelea a la Hollywood. La suciedad de la escena traspasa la pantalla. Oye HBO, seguimos aquí, esperando la película.

8) La irreverencia de Curb Your Enthusiasm

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Octavo episodio, tercera temporada: Krazee-Eyez Killa

Ahora que la realidad se ha vuelto un poco Curb Your Enthusiasm en sí misma, cabe recordar una de las comedias más importantes de la historia reciente. Y de ella rescatamos uno de esos momentos en los que la sequedad que caracteriza a la serie se dejó de lado en favor de la diversión sin concesiones, dando rienda suelta a la energía que emanaba este improbable dúo entre un rapero negro y un blanquísimo productor neoyorkino socialmente nulo.

Y sí, este juego racial sigue teniendo a día de hoy la misma gracia que la que tenía 15 años atrás.

7) Flight of the Conchords le pone banda sonora a tu vida

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Primer episodio, primera temporada: Sally

Tremenda carta de presentación. Aquí mejor dejamos que te lo canten ellos:

6) Un plano secuencia para True Detective

True Detective

Cuarto episodio, primera temporada: ¿Quién anda ahí?

Para el cuarto episodio de esta recién llegada miniserie ya estábamos bastante enganchados. Nos habíamos sumergido en el ambiente sureño, captamos perfectamente su dominio de la psicogeografía, y algo nos habían avisado ya de ese concepto llamado “horror cósmico”. Pero de pronto la ambientación y los diálogos pasaron a un segundo plano y la dirección se metió a protagonista.

En este capítulo descubrimos el plano secuencia que nos hizo creer que estábamos ante la mejor nueva serie de la historia. El romance sólo nos duró hasta la emisión de los primeros capítulos de su siguiente temporada, pero el recuerdo del caso de Martin y Rust se quedará siempre con nosotros.

5) La historia adaptada en Hermanos de Sangre

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Noveno episodio: ¿Por qué combatimos?

Esa secuela de Salvar al Soldado Ryan llamada Hermanos de Sangre siempre fue dura, capaz de equilibrar los valores cinematográficos con la verosimilitud histórica e incluso humana. Nos creímos a esos soldados desde el minuto uno.

En el último episodio de la serie se respondió por fin a la pregunta que siempre ha de hacerse uno al hablar de guerras, y por 50 minutos, especialmente en su final, estuvimos tan convencidos de la necesidad de ir al frente que casi nos alistamos nosotros mismos. Hasta las escenas bélicas quedaron eclipsadas por el horror de los campos de concentración. Saber que no puedes darle de comer a las personas que han vivido la hambruna extrema a riesgo de matarles, algo simplemente desgarrador.

4) Juego de Tronos: crecer en la desconfianza

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Décimo episodio, primera temporada: Fuego y sangre

Todavía no sabíamos que Juego de Tronos consistía en baños de sangre, en la manipulación de nuestros sentimientos hacia ciertos personajes para que luego éstos nos fueran arrebatados, a veces de las formas más fortuitas posibles. Esos últimos momentos de la primera temporada de la serie de Benioff y Weiss, ese instante en el que una espada baja para destruir nuestras expectativas y costumbres como espectadores, certificaron que este mundo de fantasía jugaba a algo distinto que el resto de series: había nacido un fenómeno social.

3) Heroes reales para The Wire

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Undécimo episodio, tercera temporada: Terreno Medio

Pese a ser una de las mejores series de la historia, The Wire no es especialmente conocida por episodios individuales que destaquen de entre los demás, ya que su historia es como una gran red en la que cada eslabón está entretejido al siguiente. Pero nos lanzamos a ofrecer uno de los momentos más memorables de por sí: cuando se confirmó que Omar era el mejor personaje de la historia de la televisión.

2) A Dos Metros Bajo Tierra: la travesía

O Six Feet Under Facebook

Duodécimo episodio, quinta temporada: Todos esperan

¿Manido? Así es, decir que el último episodio de esta serie es uno de los mejores momentos de la historia de la televisión es casi como entrar corriendo a una reunión científica y decir que la tierra gira alrededor del sol. Pero el consenso alrededor de esta secuencia de reparto de momentos de vida no le quita importancia. No siquiera el maquillaje barato hace que nos guste menos. Breathe Me es la canción es una de las canciones más importantes de la lista Existencialismos. Gracias, Alan Ball.

1) Los Soprano ríen los últimos

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Undécimo episodio, tercera temporada: Pine Barrens

¿Esperabas ver en este puesto el final de Los Soprano? No, sobre ese momento ya se ha hablado suficiente, cuando le hemos prestado muy poca atención al que de verdad es el momento cumbre de estos gánsters de New Jersey.

Es difícil saber qué se le daba mejor a Los Sopranos, si la construcción de personajes, los juegos de tensión o los recesos cómicos. Para esto último, nunca hubo absolutamente nada mejor que aquel episodio en el que acompañamos al bosque a Paulie y Chris, sorteando durante toda una noche la hipotermia, peleándose entre sí y finalmente haciéndolo contra sus propios zapatos. Todo eso mientras Tony tiene que sobrevivir a los tiros de su goombah a kilómetros de distancia. Por los pelos, pero la tradición del humor slapstick puede respirar tranquila.

Las 17 mejores películas sobre viajes en el tiempo del pasado, presente y futuro del cine

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Looper

El pretexto es sencillo: hay una película en cartelera que habla ocultamente de la idea de bucles en el tiempo. Pero tranquilo, no te diremos cuál es, para que cuando la veas lo descubras por ti mismo.

Y aunque hay bastantes películas sobre viajes en el tiempo, nunca son suficientes. En esta casa el periplo espaciotemporal nos parece un tema tan interesante y con tantas posibilidades narrativas y conceptuales que siempre recibiremos cada nueva entrega con alegría, por muy mediocres que sean sus resultados fílmicos.

Claro que, puestos a hablar de cine, lo ideal es seleccionar lo mejor de lo mejor. Por si te has perdido alguna, estas son las películas más destacadas de la historia sobre viajes en el tiempo. Y si crees que falta alguna, no es un error. La lista es definitiva.

17) Timecop

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Sí, ya sabemos, es Jean-Claude Van Damme. Pero precisamente por eso, por Jean-Claude Van Damme, y por el noventero guión completamente cómic (que facilitó Mike Richardson, fundador de Dark Horse Comics) del que hace gala Timecop no debería escapársenos. Un festival de palizas coreografiadas y oraciones over the top al servicio de una historia con más mimo por la complejidad y firmeza narrativa de la que podríamos esperar de una película así.

16) Kin-dza-dza!

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Dos buenos samaritanos se encuentran con un loco callejero que les comunica que viene de otro planeta. Incrédulos, prueban su artefacto para encontrarse al momento en mitad de un paraje desconocido, que como conoceremos, es un lugar dentro del tiempo. De alguna manera, esta obra de Georgiy Daneliya es la versión soviética de la ciencia ficción marca Monty Python. Igual de bizarra, posiblemente más steampunk. Una incómoda sátira de una distopía capitalista que posiblemente haya perdido fuerza en su innegable humor por culpa de la traducción (idiomática, pero también cultural). Pero que los juegos de palabras perdidos no nos engañen, Kin-dza-dza! tiene mucho combustible cómico que ofrecer.

15) Terminator 2

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Sí, la paradoja temporal está muy presente, pero seamos sinceros, su reflexión científica quedar eclipsada por los altísimos niveles de acción, increíbles efectos especiales y Schwarzenegger haciéndole piercings a coches por doquier subido a una azotea.

14) El planeta de los simios

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Necesitábamos una película que representase el viaje en el tiempo como deux ex machina resolutorio, y por eso no hay ninguna mejor que aquella en la que, después de una potente reflexión sobre el choque cultural contra "el otro", se vean las ruinas de la civilización.

13) Corre, Lola, Corre

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Aunque mucho no consideren que el planteamiento de la película no implica viajes temporales, todo depende de cómo entendamos ese salto en el tiempo. Aquí, como cuando mueres en una partida de videojuego, tu personaje vuelve al último punto de guardado, exactamente 20 minutos antes de que la realidad de una joven pareja cambie para siempre. Y desde luego, la cámara hiperfrenética de Tom Tykwer supo exprimir y dilatar cada décima de segundo para los espectadores paridos por MTV, Al igual que Franka Potente, todos los que vean la película sentirán cómo sus vidas pasan a contrarreloj.

12) Código Fuente

Source Code Original

Después de que Moon llamase la atención de los espectadores, Duncan Jones decidió seguir apostando por proyectos de sugerente trasfondo ficcional. Al señalar que esta película trata sobre viajes en el tiempo estamos desvelando una de las mejores partes de la premisa, pero el mecanismo avanza tantas veces y va dosificando las revelaciones con tanta habilidad que, si no la has visto, deberías correr a hacerlo.

11) Los Cronocrímenes

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El tiempo, las líneas temporales, como conjunto cerrado. Esa es la idea que debía llevar tatuada en la mente el debutante Nacho Vigalondo cuando decidió hacer un hermoso artefacto low cost y high concept de múltiples capas, cada una de ellas más suspicaz que la anterior. Una película de esas que, al final, al conocer todos los detalles del puzzle, solo te permiten maravillarte con el ingenio del autor.

10) Triangle

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No por casualidad colocamos Triangle a continuación de Los Cronocrímenes. Esta película estadounidense de bajo presupuesto de 2009 salió dos años después de la de Vigalondo, y si no fuera por ciertos cambios argumentales (especialmente su final) podríamos pensar que fue una inspiración más que directa de la del cineasta cántabro. Al poder de la linea del tiempo fija como centro de conflicto narrativo se le suma un terrorífico escenario que ayuda a ese revoltijo de subgéneros que tan bien le sienta.

9) Los héroes del Tiempo

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Si 12 monos es la versión seria sobre los viajes en el tiempo del animador más famoso de los Monty Python, esta aventura familiar es su reverso despreocupado, aunque muy gilliamiano igualmente. De esta película es tan interesante la galería de situaciones históricas por la que se van sumergiendo los menudos protagonistas como el genio inventivo que desprende cada escena. Y eh, mala suerte si viste ese final siendo un niño.

8) Safety not Guaranteed

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Esta encantadora comedia indie de Colin Trevorrow no busca mostrar las posibilidades del relato experiencial del viaje en el tiempo que tanto ha transitado la ciencia ficción al uso, sino de buscar un nuevo enfoque: la dimensión existencialista que plantea la duda de la mera posibilidad de que eso ocurra en el mundo real. Es decir, el viaje en el tiempo como detonante de la aventura para la gente que más necesita creer que eso, la aventura, aún sea posible.

7) Donnie Darko

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Tranquilo, hasta su director, Richard Kelly, admite que en su mente tampoco están del todo ensambladas las piezas del paradójico final de Donnie Darko. Y su vertiente de ciencia ficción, donde entra la dimensión temporal, tampoco sobresale por encima de la mezcla de película fantástica y drama familiar. Pero se trata de una obra tan original, esquizofrénica incluso, que es comprensible su estatus de obra de culto.

6) Hard to be a god

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Si no sabes antes de ver la película que la cuestión temporal está presente en la trama, posiblemente ni te enteres. Eso que vemos en Qué difícil es ser un Dios es la rusia medieval, pero el punto de vista principal es el de un dios-viajero del tiempo, el protagonista que viene del futuro. Así, con esa distancia mental, queda justificada una producción tan enajenada, tan depravada. Esta obra inédita durante décadas de Aleksei German tiene, por cierto, una terrible historia de censura detrás. Parece que al Comité Central soviético no le convenció este carnaval neo-medieval sobre el retraso de Rusia.

5) Looper

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Como también demuestran otros de esta lista, la paradoja temporal es mucho más que un artilugio narrativo, es un instrumento que permite indagar en la naturaleza humana desde ángulos difícilmente alcanzables por las obras que se circunscriben al realismo. Se confiaba que la segunda obra de Rian Johnson iba a ser tan buena como la primera y sobrepasó las expectativas.

4) Primer

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Shane Carruth no solo parió en su primera propuesta fílmica una obra maestra, sino que provocó sin querer un gran proverbio: desconfía de cualquier persona que te diga que ha entendido Primer a la primera. Probablemente, la película que mejor trataba la anomalía temporal de la historia. Y decimos probablemente porque, cada vez que nos adentramos en la película, su laberinto narrativo acaba desembocando en una salida distinta, nunca definitiva.

3) Atrapado en el tiempo

Groundhog Day

Para muchos ver Atrapado en el tiempo fue pasar por el rito iniciático en el loop temporal. Una fábula con un trasfondo emparejable al Cuento de Navidad en la que el aprendizaje sobre las consecuencias morales de cada pequeña decisión que tomamos (o dejamos de tomar) en nuestras vidas. Importantísima también porque esta es la mejor película de Bill Murray, y porque tiene un muy buen remake reciente llamado Al filo del Mañana.

2) 12 monos

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Una película con tres pilares: primero, el complicado juego de espejos narrativos que puede procurar la intersección entre distintos planos de realidad (pasado, futuro, alucinaciones o sueños). Segundo, el gusto noventero por las conspiraciones gubernamentales. Y tercero, el derroche de divergencia estética que exudaba por aquel entonces el cine de Terry Gilliam.

1) La Jetée

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Porque lo que no sabe todo el mundo es que 12 monos fue concebido como tributo a una de las películas más estimulantes del cine de los 60 (que ya es decir), a manos de Chris Marker. La trama de 12 monos es una expansión de lo reflejado en este mediometraje francés, con lo que ya te haces una idea de lo que puedes encontrarte aquí. Luego, aparte, tiene un estilo audio-visual que de seguro te dejará... pasmado.


31 películas que quizá no hayas visto de 2016 y te harán el mejor cine de Navidad posible

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Todavía no ha acabado el año pero diciembre es el mes donde hacemos balance de los últimos 12 meses. Es el mes de las listas de lo mejor y lo peor; cuando rescatamos los eventos más destacados, los que han retratado este 2016 que estamos a punto de dejar atrás. Mi labor con este artículo es ésa, señalar el cine que merece ser recordado.

Como el año pasado, considero necesaria una aclaración para evitar malentendidos sobre lo que se ha incluido y lo que se ha dejado fuera de la lista: a la hora de elegir, he tenido en cuenta el calendario español de estrenos, que puede no coincidir con el de otros países. Sin más, éstas son las 31 mejores películas de 2016:

‘El renacido’ (‘The Revenant’) de Alejandro González Iñárritu

Será recordada por ser la película que, POR FIN, proporcionó un Oscar a Leonardo DiCaprio (en su 5ª nominación). No obstante, hablamos de un épico drama repleto de imágenes extraordinarias, fruto de la pasión de un grupo de talentosos profesionales donde destacan también la aportaciones de Tom Hardy, Iñárritu y “El Chivo” Lubezki.

‘La habitación’ (‘Room’) de Lenny Abrahamson

En las antípodas del anterior, encontramos un drama humilde e íntimo, de una madre y un hijo atrapados en un mundo minúsculo por un “monstruo”. En cierto modo, es como un cuento de hadas con personas de carne y hueso. Tan terrible como bonito y emocionante, del que sacar algunas lecciones. Hay que seguir a Abrahamson.

‘El hijo de Saúl’ ('Saul fia') de László Nemes

Una experiencia intensa e inolvidable. A estas alturas, tras tantas películas y series dedicadas al horror nazi y el holocausto judío, cabe pensar que ya está todo dicho, que no se puede aportar nada más. Este film polaco demuestra lo contrario. Recurriendo a la cámara subjetiva casi como un videojuego, Nemes te sumerge en la pesadilla de un campo de concentración de una forma única.

‘Los odiosos ocho’ ('The Hateful Eight') de Quentin Tarantino

Otra vez, doy un giro para destacar una propuesta muy diferente a la anterior, igualmente violenta pero con la distancia de una ficción liberadora, con evidente tono exagerado, grotesco y cómico. Tarantino nos invita a su mundo propio y disfruta plasmando escenas violentas en la pantalla, esperando que sepamos apreciar la belleza o el humor del momento. Son 3 horas que se pasan volando. Cine en estado puro.

‘El último tour’ (‘The End of the Tour’) de James Ponsoldt

Aparentemente no tiene nada que ver con la de más arriba, sin embargo, ambas obras triunfan por un aspecto muy descuidado en el cine comercial: los personajes. A veces creo que ésa es la razón por la que nos enganchamos a una historia. No son los efectos especiales o la historia, son los protagonistas. Quieres seguir con ellos. Jesse Eisenberg y Jason Segel sorprenden con sus inspiradas interpretaciones.

‘Anomalisa’ de Charlie Kaufman y Duke Johnson

De los guiones de Kaufman siempre podemos esperar giros inesperados a situaciones corrientes, personajes atrapados en su propia visión del mundo y momentos tan ingeniosos que se quedan grabados en las retinas. La animación stop-motion se revela como un lienzo perfecto para la última pesadilla de este creador.

‘Spotlight’ de Thomas McCarthy

Siempre decimos que los Oscars no significan nada, que sólo es una herramienta publicitaria y un gran circo para el lucimiento de las estrellas. Como si fuésemos uno de los numerosos artistas olvidados por la Academia de Hollywood. Lo cierto es que estos premios importan, más que las mejores críticas. Y de vez en cuando, premian a las películas correctas. ‘Spotlight’ tiene fuerza, un excelente reparto y McCarthy nos recuerda el gran valor del periodismo en estos tiempos del clickbait.

‘Carol’ de Todd Haynes

Haynes se disfraza de Wong Kar-wai en este hermoso drama romántico protagonizado por dos de las mejores actrices de la actualidad. Es como una maravillosa cápsula del tiempo donde queda atrapada, para nuestro disfrute, una historia que merece ser recordada, siempre.

‘La bruja’ ('The Witch') de Robert Eggers

Otra experiencia intensa, a su manera. Eggers filma una de las películas más enigmáticas y perturbadoras de los últimos años. De esa clase de cine de terror que prefiere jugar con personajes y una atmósfera “malrollera”, en lugar de recurrir a los sustos fáciles (que también tiene su arte, desde luego). No intentes entenderla mientras la ves porque te puede arruinar el visionado: déjate atrapar.

‘The Tribe’ ('Plemya') de Miroslav Slaboshpitsky

Aquí tampoco se busca que el público "entienda" y siga la trama de una manera convencional. Slaboshpitsky propone adentrarse en el mundo de un grupo de jóvenes sordomudos, y no hay subtítulos. No quiere decirnos lo que hablan, colocándonos en una situación similar a la que sufren ellos cuando se relacionan con nosotros. Al principio cuesta pero te acostumbras. Y lo que destaca es la violencia que marca y destruye a estos personajes así como una formidable puesta en escena (ojo a cómo resuelve el aborto).

‘Capitán América: Civil War’ ('Captain America: Civil War') de Anthony y Joe Russo

2016 debía ser un gran año para el cine de superhéroes. ‘Deadpool’, ‘Batman v Superman’, ‘Civil War’, ‘X-Men: Apocalipsis’, ‘Escuadrón Suicida’, ‘Doctor Strange’... Al final, lo de Warner fue mucho ruido y pocas nueces, ediciones extendidas en Blu-ray para compensar montajes desastrosos. Fox dio una de cal y otra de arena. Marvel triunfó. ‘Dr. Strange’ es bonita pero parece un trámite. ‘Civil War’ es lo que prometía: gran cine palomitero, espectáculo y diversión de principio a fin.

'Corazón gigante' ('Fúsi') de Dagur Kári

En las antípodas de los fastuosos blockbusters de Marvel, este modesto y sencillo drama sobre un hombre solitario que aspira a escapar de su triste rutina, es una de las películas más hermosas del año. Otra prueba de que no necesitas un gran presupuesto para contar una gran historia, sólo un buen guion y una inspirada puesta en escena. Ojo con este Kári.

‘Sparrows (Gorriones)’ ('Þrestir') de Rúnar Rúnarsson

Y ojo con el cine islandés. Rúnarsson filma una de las películas más extrañas, crudas y bellas que he visto este año. Es la historia de un padre y su hijo adolescente, trata de la madurez, del primer amor, de la violencia innata en el hombre, de apreciar la vida y lo que te ha tocado vivir. Con un estilo muy personal que aporta esa novedad y esa frescura que simpre buscas cuando empiezas una historia. Inolvidable.

‘Experimenter: La historia de Stanley Milgram‘ ('Experimenter') de Michael Almereyda

A veces, no tienes que inventar nada, sólo encontrar a alguien cuya vida merezca ser contada. Stanley Milgram es una de esas personas. Y si lo interpreta un actorazo como Peter Sarsgaard tienes media película resuelta. Al realizador le falta un poco de imaginación para explotar visualmente todo lo que intenta pero se le nota con ganas de hacer algo diferente y su trabajo se ve con interés. Como mínimo, consigue que te plantees preguntas sobre el comportamiento humano, y eso siempre es positivo.

‘El cuento de la princesa Kaguya’ ('Kaguya-hime no Monogatari') de Isao Takahata

Este año llegaron a los cines españoles los dos últimos largometrajes producidos por Ghibli, el estudio de animación que más ha cuidado la narrativa y la imagen desde su creación en los años 80. ‘El recuerdo de Marnie’ es igualmente hermosa pero la historia de esta épica fábula me parece más elaborada y emocionante, de mayor calado. Su mensaje y atrevida apuesta visual (en los tiempos del CGI) la convierten en un clásico moderno.

‘El niño y bestia’ ('Bakemono no Ko') de Mamoru Hosoda

La otra gran joya animada del año también llega de Japón. Hosoda es un autor apasionante considerado como el nuevo Hayao Miyazaki, y si bien cabe compararles en cuanto a genio creativo, sus estilos son personales y diferentes. Hosoda es más enérgico, divertido y moderno. Es lo mejor que le ha podido ocurrir al anime para afrontar la crisis comercial del cine en el siglo XXI. En su último trabajo nos vuelve a contar una historia de madurez muy poderosa y original. Si fuera de Disney habría muñecos de Kumatetsu por todas partes.

‘Green Room’ de Jeremy Saulnier

Tras la temprana e increíble muerte de Anton Yelchin (27 años) cuesta ver sus películas con los mismos ojos pero no es por eso que destaco este thriller, seguramente uno de sus trabajos más inspirados —imposible no recordar la maravillosa 'Como locos' ('Like Crazy')—. Es un relato cargado de tensión, horror, humor negro y sorpresas; con giros de un autor que ha visto mucho cine y quiere ofrecer algo diferente, algo que deje huella. Lo ha logrado.

‘Dos buenos tipos’ ('The Nice Guys') de Shane Black

La película con la que más me he reído este año. Realmente absurda y disparatada pero a diferencia de muchas comedias, no se limita a encadenar bromas sino que la gracia parte de la historia y los (patéticos) personajes. Su autor es uno de los mejores guionistas de Hollywood, apoyado por un casting impecable, en especial Russell Crowe y Ryan Gosling, con una química alucinante que ya quisieran muchas parejas del cine romántico. Y esa estética setentera...

‘Regreso a casa’ ('Gui lai') de Zhang Yimou

Hablando de romances, si buscas una poderosa historia de amor, no te pierdas este dramón. Se dice que Steven Spielberg estuvo llorando durante una hora mientras veía la película. ¿Exagerado? Seguramente, pero hay que tener horchata en las venas para no sentirse emocionado en algún momento por esta nueva joya de Yimou, tan hábil para orquestar un espectáculo de artes marciales como para plasmar la tragedia de dos enamorados.

‘Sing Street’, de John Carney

Si lo que estás buscando es otro tipo de historia romántica, más divertida, ingenua y optimista, aquí la tienes. No es una comedia en el sentido estricto, tiene sus momentos amargos, pero cuando se libera te contagia el buen humor y dan ganas de cantar y bailar con los protagonistas. Se dice que el amor es el gran tema del arte. Está claro que a Carney le motiva hablar de enamorados, tanto como su pasión por la música, y cuando está tan inspirado como aquí es una gozada. A la altura de su maravillosa 'Once'.

‘Que Dios nos perdone’, de Rodrigo Sorogoyen

Sensacional thriller sobre dos policías en busca de un brutal asesino en serie, tan obsesionados con atraparle, y tan solos en su misión, que acaban cruzando insospechados. A ratos, la narración de Sorogoyen recuerda a ‘Seven’ y ‘Zodiac’, de David Fincher; en otros se reconocen rasgos de ‘Memories of Murder’, de Bong Joon-ho. Pasan dos horas clavado al asiento, y no te enteras. Impecable en todos los aspectos.

‘Suburra’, de Stefano Sollima

Igualmente contundente es este drama criminal que gira en torno a la corrupción del gobierno italiano y su conexión con la mafia. Una serie de hombres ambiciosos juegan con fuego y... se queman. Sollima cuida la intriga y los personajes con precisión, preparando un clímax brutal, y rueda la acción con mucha inteligencia, logrando momentos impactantes. Hollywood ya le ha echado el lazo y debe ser cuestión de tiempo que le ofrezcan algo grande. Tiene talento y agallas.

‘Captain Fantastic’, de Matt Ross

Sólo por la interpretación de Viggo Mortensen ya merece la pena. Lo borda, creando un personaje lleno de matices que se beneficia de su enorme carisma y su valentía ante la cámara. No termina de convencerme la forma en la que el cineasta retrata a los críos (encantados con escalar bajo la lluvia o recibir un cuchillo por su cumpleaños) si bien plantea interesantes preguntas sobre la familia, la educación y la vida en sociedad. Es divertida y diferente, con un final muy emotivo. Por lo menos te va a entretener.

‘Historia de una pasión’ (‘A Quiet Passion’) de Terence Davies

Viggo vuelve a brillar y no pilla a nadie por sorpresa; más inesperado es lo que consigue Cynthia Nixon en este biopic de Emily Dickinson. La actriz, conocida por 'Sexo en Nueva York', no ha tenido muchas oportunidades para lucir su talento y aquí está pletórica, insuperable. Se transforma en la poeta, la hace creíble y cercana; real. Cabe aplaudir también a Davies por la puesta en escena, demostrando que los movimientos de cámara pueden ser más elocuentes que los diálogos.

‘Yo, Daniel Blake’ (‘I, Daniel Blake’) de Ken Loach

Crudo drama con actores tan inspirados que llega a parecer un documental. Loach vuelve a defender a la clase trabajadora, ahora en una crítica de la terrible burocracia que acaba pervirtiendo el sistema de la seguridad social. Denuncia cómo funciona su país pero sus personajes y situaciones no son exclusivas; podemos encontrarlos en cualquier otra parte. Tiene la esencia de una distopía, ambientada en la actualidad. Incómoda y necesaria.

‘Animales nocturnos’ (‘Nocturnal Animals’) de Tom Ford

Tras demostrar que el cine no era un simple capricho, con la notable ‘Un hombre soltero’, el modista cambia de género y ofrece su visión del thriller sin dejar de pulsar las teclas que le interesan. Ford habla de malas decisiones, de desencanto, mientras narra una sorprendente venganza; está dividida en dos mitades muy diferentes, combinando la belleza más exquisita con la violencia más brutal. Su reparto de ensueño es ya razón suficiente para no dejarla pasar.

‘Después de la tormenta’ (‘Umi yori mo mada fukaku’) de Hirokazu Koreeda

A priori parece otro relato más sobre la familia y el estilo de vida urbano japonés pero bajo la superficie hay mucho más. La amabilidad de sus escenas y personajes ocultan un amargo retrato de la sociedad moderna y la adicción al juego. El dibujo de los personajes llevado a cabo por Koreeda es extraordinario, con la sutileza de un maestro que domina el arte de contar historias. Apenas pasa nada especial, pero engancha y creo que tiene un mensaje poderoso sobre lo que importa (de verdad) en la vida.

‘La llegada’ (‘Arrival’) de Denis Villeneuve

La película de ciencia-ficción del año. Posiblemente, en el TOP 5 del género en este siglo. Juega con el conflicto de la invasión alienígena de tan manera que acaba siendo una excusa para hablar del ser humano. Es enigmática, hermosa y te mantiene en tensión hasta el final. Cabe cuestionar algunas trampas del guion, pero Villeneuve es muy ingenioso y cuenta con una Amy Adams sencillamente insuperable. Hay que verla.

‘Comanchería’ (‘Hell or High Water’) de David Mackenzie

Western moderno crudo y emocionante, con unas dosis de humor que sientan de maravilla, y un inspirado reparto. La prueba de que Taylor Sheridan (‘Sicario’) es uno de los mejores guionistas del cine norteamericano actual. Cabe destacar cómo desliza en una trama de atracadores las historias y las justificaciones de cada personaje, permitiendo entenderles sin caer en lo de siempre. Y no acaba como esperas.

‘La doncella’ (‘Ah-ga-ssi’) de Park Chan-wook

A la altura de ‘Oldboy’, la obra cumbre de su autor. Tiene todo lo que cabe esperar: una historia retorcida con sorpresas y venganzas, violencia, sexo, humor negro… y ante todo es un festín audiovisual, una gozada. Nunca olvidaré cómo al salir de la sala, pensando que había escenas demasiado fuertes (yo encantado), escuché a un par de señoras mayores hablando de la maravilla que acaban de ver. Gracias, Park.

‘Paterson’, de Jim Jarmusch

Cine a contracorriente, no enfocado a la acción, sobre personajes y situaciones cotidianas; de observar y reflexionar. Pero ojo, sin aburrir: con estilo e ideas, conduciendo al espectador en un viaje sobre alguien que busca la poesía a su alrededor, en una rutina como la de cualquiera de nosotros. Es una mirada única sobre el mundo. Esto es lo que nos ofrece Jarmusch en su nueva obra maestra. Y se confirma que Adam Driver tiene un talento fuera de lo corriente.

Hasta aquí mis favoritas de 2016. ¿Qué otras películas recomendarías, de las que has visto este año?

La casa opina: nuestras listas sobre lo mejor de TODO de 2016

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En WeblogsSL somos una gran familia de apasionados por el cine, los videojuegos, las series, los libros, las tendencias, la tecnología... y un larguísimo etcétera sólo resumible a más de 30 cabeceras. Muchas de estas páginas sacarán (si no han sacado ya) algunos tops particulares de lo mejor de cada rama del saber en este fatídico 2016.

Pero como en Magnet nos fascina todo, y dentro de todo sólo nos interesa lo mejor, hemos querido preguntar a esos redactores y colaboradores de distintos blogs propios para que nos ayuden a crear una lista de listas, conjunta y poliédrica, sobre qué creadores han dado lo mejor de sí en tantas categorías como las hay dentro del ocio humano. En un sólo lugar tienes cientos de obras que consultar con certificado de calidad WeblogsSL.

Esperemos que la disfrutes. Que estés de acuerdo con nosotros y, si no, que discutamos sobre ello. Y por supuesto, te deseamos unas muy felices fiestas.

Mejores videojuegos de 2016

Frankie MB

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  1. Overwatch
  2. Civilization VI
  3. Street Fighter V
  4. The Last guardian
  5. Inside
  6. Doom
  7. FIFA 17
  8. Uncharted 4
  9. Total War Warhammer
  10. Pokémon Sol

Jarkendia

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  1. Dark Souls III
  2. INSIDE
  3. Plants vs. Zombies: Garden Warfare 2
  4. XCOM 2
  5. Pony Island
  6. Fire Emblem Fates
  7. Candle
  8. Hyper Light Drifter
  9. Owlboy
  10. DOOM

R. Marquez

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  1. Firewatch
  2. Inside
  3. Dishonored 2
  4. The Witness
  5. Uncharted 4
  6. Unravel
  7. Paper Mario Color Splash
  8. Titanfall 2
  9. Dark Souls III
  10. The Last Guardian

Sergio Cejas

Final Fantasy Xv Noctis Gladio Ignis Prompto

  1. Final Fantasy XV
  2. Pokémon Sol y Luna
  3. Uncharted 4
  4. Deus Ex: Mankind Divided
  5. Dishonored 2
  6. INSIDE
  7. Battlefield 1
  8. DOOM
  9. Unravel
  10. Overwatch
  11. Star Fox Zero

Mejores películas de 2016

Adriana Izquierdo

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  1. La Llegada, de Denis Villeneuve
  2. La Doncella, de Park Chan-wook
  3. Más Allá de las Montañas, de Jia Zhang Ke
  4. La Habitación, de Lenny Abrahamson
  5. Comanchería, de David Mackenzie
  6. La Invitación, de Karyn Kusama
  7. Elle, de Paul Verhoeven
  8. Los Odiosos Ocho, de Quentin Tarantino
  9. Neruda, de Pablo Larraín
  10. Anomalisa, de Charlie Kaufman

Esther Miguel Trula

Elle De Paul Verhoeven

  1. Elle, de Paul Verhoeven*
  2. Ahora Sí, Antes No, de Hong Sang-soo
  3. Todos Queremos Algo, de Richard Linklater
  4. El hijo de Saúl, de László Nemes
  5. Cemetery of Splendour, de Apichatpong Weerasethakul
  6. El Cuento de la Princesa Kaguya, de Isao Takahata
  7. La Muerte de Luis XIV, de Albert Serra
  8. El Abrazo de la Serpiente, de Ciro Guerra
  9. Happy Times Will Come Soon, de Alessandro Comodin
  10. La Academia de las Musas, de José Luis Guerín

Jorge Loser

Hateful Eight Twc 1 0 0

  1. Los Odiosos Ocho, de Quentin Tarantino
  2. Animales Nocturnos, de Tom Ford
  3. Hasta el Último Hombre, de Mel Gibson
  4. La Bruja, de Robert Eggers
  5. La Llegada, de Denis Villeneuve
  6. Dos Buenos Tipos, de Shane Black
  7. Kubo y las dos cuerdas mágicas, de Travis Knight
  8. Oasis: Supersonic, de Mat Whitecross
  9. Calle Cloverfield 10, de Dan Trachtenberg
  10. Capitán América Civil War, de Joe Russo y Anthony Russo

Juan Luis Caviaro

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  1. Paterson, de Jim Jarmusch
  2. La Doncella, de Park Chan-wook
  3. La Llegada, de Denis Villeneuve
  4. Que Dios nos perdone, de Rodrigo Sorogoyen
  5. Los Odiosos Ocho, de Quentin Tarantino
  6. El Cuento de la Princesa Kaguya, de Isao Takahata
  7. Dos Buenos Tipos, de Shane Black
  8. Suburra, de Stefano Sollima
  9. El Hijo de Saúl, de László Nemes
  10. Sparrows (Gorriones), de Rúnar Rúnarsson

Lucía Ros

Ahorasino Culturabadajoz 1024x682

  1. Ahora Sí, Antes No, de Hong Sang-soo
  2. El Hijo de Saúl, de László Nemes
  3. La Reconquista, de Jonás Trueba
  4. The Tribe, de Miroslav Slaboshpitsky
  5. Tres recuerdos de mi juventud, de Arnaud Desplechin
  6. Mustang, de Deniz Gamze Ergüven
  7. La Academia de las Musas, de José Luis Guerín
  8. Anomalisa, de Charlie Kaufman
  9. Julieta, de Pedro Almodóvar
  10. Oleg y las raras artes, de Andrés Duque

Mikel Zorrilla

Original

  1. La Llegada, de Denis Villeneuve
  2. Kubo y las dos cuerdas mágicas, de Travis Knight
  3. La Habitación, de Lenny Abrahamson
  4. Anomalisa, de Charlie Kaufman
  5. Moana: Un Mar de Aventuras, de John Musker y Ron Clements
  6. Dos Buenos Tipos, de Shane Black
  7. La Bruja, de Robert Eggers
  8. Zootrópolis, de Byron Howard y Rich Moore
  9. Capitán América Civil War, de Joe Russo y Anthony Russo
  10. Tarde para la ira, de Raúl Arévalo

Samuel F.

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  1. La gran apuesta, de Adam McKay
  2. Zootrópolis, de Byron Howard y Rich Moore
  3. Capitán América Civil War, de Joe Russo y Anthony Russo
  4. Captain Fantastic, de Matt Ross
  5. La llegada, de Denis Villeneuve
  6. Deadpool, de Tim Miller
  7. Doctor Extraño, de Scott Derrickson
  8. Dos buenos tipos, de Shane Black
  9. Calle Cloverfield 10, de Dan Trachtenberg
  10. Nerve, de Ariel Schulman y Henry Joost

Mejores series de 2016

César Muela

Image 1

  1. Stranger Things
  2. Narcos
  3. Juego de Tronos
  4. Preacher
  5. House of Cards
  6. Daredevil
  7. Silicon Valley
  8. The Good Wife
  9. BoJack Horseman

Adriana Izquierdo

The Girlfriend Experience Starz

  1. The Girlfriend Experience
  2. American Crime
  3. Shameless
  4. Halt and Catch Fire
  5. Please Like Me
  6. South Park
  7. Juego de Tronos
  8. One Mississippi
  9. El Ministerio del Tiempo
  10. Fleabag

Marina Such

Oj Simpson

  1. The people vs OJ Simpson: American Crime Story
  2. The Americans
  3. Transparent
  4. Juego de Tronos
  5. Paquita Salas
  6. Better Things
  7. El Ministerio del Tiempo
  8. Crazy Ex-girlfriend
  9. Westworld
  10. Orange is the New Black

Mikel Zorrilla

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  1. Person of Interest
  2. Juego de Tronos
  3. BrainDead
  4. BoJack Horseman
  5. Better Call Saul
  6. Daredevil
  7. El Ministerio del Tiempo
  8. American Crime Story
  9. House of Cards
  10. Westworld Mención especial: Gravity Falls

Mejores libros de 2016

Alberto Carlos Diéguez

P Seveneves

  1. Seveneves, de Neal Stephenson
  2. El problema de los tres cuerpos, de Cixin Liu
  3. Modern Romance, de Aziz Ansari
  4. Gestarescala, de Philip K. Dick (inédito hasta ahora en España)
  5. Los dragones del castillo ruinoso, de Terry Pratchett
  6. El dios asesinado en el servicio de caballeros, de Sergio S. Morán
  7. Aurora, de Kim Stanley Robinson
  8. Media Guerra, de Joe Abercrombie
  9. Consumidos, de David Cronenberg
  10. Breve historia de siete asesinatos, de Marlon James

Dronte

Swing Time Cover1

  1. Swing Time, de Zadie Smith.
  2. La invención de la naturaleza. El nuevo mundo de Alexander von Humbolt, de Andrea Wulf
  3. The Undoing Project. The friendship that changed our minds, de Michael Lewis
  4. Recuerda que vas a morir. Vive., de Paul Kalanthi
  5. Mala letra, de Sara Mesa
  6. Metáfora y memoria. Ensayos reunidos, de Cynthia Ozick
  7. El Espíritu de la ciencia-ficción, de Roberto Bolaño
  8. I contain multitudes, de Ed Yong
  9. La democracia sentimental, de Manuel Arias Maldonado
  10. Float, de Anne Carson

Mejores cómics de 2016

Albertini

Vision 2015 001 000

  1. La Visión: Visiones del Futuro, de Tom King y Gabriel Hernandez Walta
  2. Paletos cabrones v1: Aquí yace un hombre, de Jason Aaron y Jason Latour.
  3. Leñadoras vol. 1, de Noelle Stevenson
  4. Paper Girls 1, de Brian K. Vaughan
  5. Los últimos días de Ms. Marvel, de G. Willow Wilson, Adrian Alphona, James Robinson y Chris Samnee
  6. La imbatible Chica Ardilla: Poder Ardilla, de Ryan North
  7. Wonder Woman: Tierra Uno, de Grant Morrison
  8. Secret Wars, de Jonathan Hickman y Esad Ribić
  9. Crononautas, de Mark Millar y Sean Murphy
  10. Howard el Pato: Patochadas, de Chip Zdarsky y Joe Quinones

Octavio B.

Chester Brown Maria Lloro Sobre Cubierta

  1. María lloró sobre los pies de Jesús, de Chester Brown
  2. Cuadernos japoneses, de Igort
  3. Iceland, de Yuichi Yokoyama
  4. El día de Julio, de Gilbert Hernandez
  5. El ala rota, de Altarriba y Kim
  6. Paciencia de, Daniel Clowes
  7. Lamia, de Rayco Pulido
  8. Nubes de talco, de Amanda Baeza
  9. Gran Danés, de Julia Huete
  10. La Visión de Tom King, de Gabriel Hernández Walta y Jordie Bellaire

Mejores discos de 2016

César Muela

David Bowie Blackstar

  1. David Bowie - Blackstar
  2. Beyoncé - Lemonade
  3. Radiohead - A Moon Shaped Pool
  4. Daughter - Not to Disappear
  5. Ihsahn – Arktis
  6. Russian Circles – Guidance
  7. Avenged Sevenfold - The Stage
  8. Kase 0 - El Círculo
  9. Shabaka and the Ancestors - Wisdom of Elders
  10. Vektor - Terminal Redux

José Ramón MF

Triangulo De Amor Bizarro Salve Discordia Portada

  1. Triángulo de Amor Bizarro - Salve Discordia
  2. León Benavente - 2
  3. Manel - Jo Competeixo
  4. Belako - Hamen
  5. Rusos Blancos - Museo del Romanticismo
  6. Viva Suecia - La Fuerza Mayor
  7. The New Raemon & McEnroe - Lluvias y Truenos
  8. Enric Montefusco - Meridiana
  9. Sidonie - El peor grupo del mundo
  10. Novedades Carminha - Campeones del Mundo

Mohorte

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  1. Angel Olsen - My Woman*
  2. Car Seat Headrest - Teens of Denial
  3. Kevin Morby - Singing Saw
  4. Triángulo de Amor Bizarro - Salve Discordia
  5. Espanto - Fruta y Verdura
  6. King Gizzard and the Lizard Wizard - Nonagon Infinity
  7. Innercity Ensemble - III
  8. Metá Metá - MM3
  9. Kokoshca - Algo real
  10. The Hotelier – Goodness

Probertoj

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  1. Car Seat Headrest - Teens of Denial*
  2. Espanto - Fruta y Verdura
  3. Daga Voladora - Chiu Chium
  4. Danny Brown - Atrocity Exhibition
  5. Daughter - Not to Dissapear
  6. Jeff Rosentock - Worry
  7. Jesu / Sun Kil Moon - Jesu / Sun Kil Moon
  8. Palacio de Linares - Ataque de Amor
  9. Bowie - Blackstar
  10. Kase O - El círculo

Mejores juegos de mesa de 2016

Alex y Cristina

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  1. Through the Ages: Una Nueva Historia de la Civilización ‐ Vlaada Chvátil (edición en español)
  2. Arkham Horror: El juego de cartas ‐ Nate French, Matthew Newman
  3. El banquete de Odín - Uwe Rosenberg
  4. Star Wars: Rebellion - Corey Konieczka
  5. 7 Wonders Duel: Pantheon ‐ Antoine Bauza, Bruno Cathala
  6. Bios: Genesis - Phil Eklund
  7. Triumph of Chaos v2 DELUXE! - David Dockter
  8. Scythe - Jamey Stegmaier
  9. Inis - Christian Martinez
  10. Las Mansiones de la Locura: Segunda Edición ‐ Nikki Valens

Mejores momentos deportivos de 2016

Ladyfitness

  1. Entrada en meta de los hermanos Brownlee en el campeonato mundial de Triatlón.
  2. La actuación de Simone Biles en los Juegos Olímpicos.
  3. Dopaje en los Juegos Olímpicos y medallas a posteriori, destacando a Lydia Valentín.
  4. Último partido y retirada de Kobe Bryant.
  5. Kilian Jornet sube dos veces el Mont Blanc el mismo día por una apuesta.
  6. Ruth Beitia, oro olímpico en salto de altura.
  7. Gómez Noya, premio Princesa de Asturias del Deporte. Después, lesión por la que no pudo ir a los JJOO (como 2 semanas antes). Y vuelta a la competición directamente ganando el medio ironman de Nueva Zelanda.
  8. Oro de Carolina Marín en bádminton.
  9. Triplete de oro de Bolt en los Juegos Olímpicos.
  10. Froome corriendo a pie en el Tour de Francia.
  11. David Marchante, récord del mundo en dominadas lastradas (104,55 kg de lastre).

Historias Corrientes: así es la serie que convirtió la cultura pop de los 80 en dibujos animados

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Regular Show Retrato

"No quiero que mi hija vea esto". Esta fue la reacción de mi hermana cuando mi sobrina, en ese entonces de seis años de edad, localizó por primera vez un episodio de Historias Corrientes en Cartoon Network. No le faltaban razones: en ese momento los dos protagonistas de la serie se estaban liando a mamporros con los malos, y se ayudaban de armas como motosierras. No era algo precisamente demasiado child-friendly. En la serie se describe la vida y hazañas del arrendajo Mordecai y el mapache Rigby, dos amigos bastante holgazanes que trabajan y viven en el parque público de una ciudad estadounidense.

Pero aún así, Historias Corrientes disfruta de una buena audiencia y fandom desde hace ya siete temporadas. Muchos marcan bien en sus calendarios las fechas en las que se emiten nuevos capítulos, y en las convenciones de animación aparece gente de todas las edades disfrazada de los personajes de esta serie. Sí, estamos hablando de una de esas series perfectamente disfrutables por adolescentes y también por adultos de 30 y 40 años.

La serie está creada por James Garland Quintel, nacido en septiembre de 1982 en Hanford (California). Más conocido como J.G. Quintel, este animador empezó su afición por rodar vídeos en el instituto a base de coger una videocámara doméstica y hacer vídeos en stop-motion, además de entretenerse con series animadas como Los Simpson o la gamberra Beavis y Butt-head y jugar a videojuegos como ToeJam & Earl (de donde precisamente sacó la inspiración para los protagonistas de Historias Corrientes).

Quintel forma parte de la primera hornada de millenials que crecieron con la tele u los videojuegos, creando películas animadas a base de dibujar monigotes en los bordes de las páginas de sus libros y pasándolas rápido para crear el efecto del movimiento. Uno de sus primeros trabajos fue en un cine cobrando el salario mínimo, y el interés que Quintel tenía por la animación quedaba marcado con algunos premios que ganaba en su instituto.

La puerta de entrada de Quintel en Cartoon Network fue una beca para trabajar en la serie Star Wars: Las Guerras Clon (la animada por Gendy Tartakosvky, no la posterior y más popular hecha con CGI). De ahí pasó a crear los storyboards para Camp Lazlo, conociendo en esa época al posterior creador de Hora de Aventuras Pendleton Ward.

Pero lo serio empezó en una actividad del California Institute of the Arts llamado "48-hour films" en 2007, en la que los estudiantes tenían que elegir un papel de los que había dentro de un sombrero y desarrollar una idea basada en esa palabra para una película. El resultado para Quintel fueron dos cortometrajes pobremente animados que se consideran el origen de Historias Corrientes.

Estos cortos ya rondaban por YouTube hace más de diez años, ya contaban con la voz original de Quintel y con la voz del que iba a ser el personaje de Benson; y usaban un lenguaje bastante soez para lo que sería más tarde una serie infantil:

Más tarde Quintel se basaría en esos cortos para hacer un piloto de Historias Corrientes, donde Mordecai y Rigby fueron creados como simplemente "aquellos amigos que todos conocemos". Del mismo creador, en una entrevista para Animation Magazine:

Estos personajes son los que conocemos de nuestras propias vidas. Son nuestros colegas, nuestros amigos, son muy relacionables. Se trata de verles no querer hacer tareas, no querer ir a trabajar, jugar a videojuegos... ¡todo eso es muy reconocible!

Amigos con vidas eternas y batallas espaciales: así es el universo de Historias Corrientes

Mordecai Rigby

La ironía está en el título: no hay nada corriente en Historias Corrientes. Mordecai y Rigby siempre hacen lo posible para buscar excusas y trabajar lo mínimo posible, pero él y todos los compañeros de trabajo y amigos de su alrededor se ven metidos en guerras interdimensionales o enfrentándose a villanos de otros planetas.

Un episodio normal de Historias Corrientes puede empezar con Rigby intentando escaquearse de mover unas cuantas sillas en el parque y terminar con todo el personal del complejo evitando una paradoja temporal que les puede matar a todos, todo eso envuelto en una atmósfera ochentera tanto por el tipo de acción y escenas del capítulo, como por la vestimenta y modas de la ciudad y por la música que se utiliza en los capítulos.

Nunca sabemos la época en la que transcurre la serie, pero su creador la sitúa en la década de los ochenta o principios de los noventa

De hecho, el propio J.G. Quintel no tiene claro en qué época transcurre el show. En una entrevista dada al medio iDigitalTimes, justificando las recreativas y estilos musicales que aparecen en Historias Corrientes, confesaba que siempre tienen cuidado de que ningún personaje diga fechas y que para él transcurre en los ochenta o al principio de los noventa.

Los personajes tampoco se escapan de ser la antítesis de lo corriente: Benson, el encargado del parque, es una máquina de bolas de caramelo con patas. Luego tenemos a Fantasma Chócala (High Five Ghost en la versión original), que es básicamente un fantasma de los del comecocos con una mano encima de la cabeza. Y uno de los más misteriosos, Skips, un yeti musculado con una voz muy ronca (que es la de Mark Hamill, por cierto) y que siempre va andando a saltitos. Sólo he visto personajes así de excéntricos en la genial El Mundo de Gumball, donde cualquier objeto con patas y alma puede jugar un rol importante.

Todo es aparentemente normal, y aunque se sorprendan por cualquier cosa sobrenatural que ocurra, inmediatamente lo asimilan. Historias Corrientes es una serie en la que puedes ver algo como poderes kung-fu capaces de hacer estallar ciudades enteras, con música propia de los años 80 de fondo mientras ves a los personajes hacer cualquier cosa. Como este ejemplo en el que pasamos de ver intentos de que les suban el sueldo a los protagonistas a sketches con música de un organillo con poderes mágicos:

De hecho, las canciones que usan los productores han causado pequeñas grandes iniciativas como esta lista de Spotify de aquí abajo donde se recopilan todas. Perfecta para limpiar la casa a ritmo de lo que triunfaba hace unas cuantas décadas:

La recepción de la serie no es para quejarse: el piloto tuvo más de dos millones de espectadores, y aunque a cada inicio de temporada la audiencia descendía ligeramente a principios de la cuarta Historias Corrientes contaba con tres millones de espectadores.

Y no pocos espectadores son gente adulta, que vivió su infancia en los ochenta, y que incluso llegan al límite de tatuarse algunos motivos de la serie. En el Twitter de J.G. Quintel puedes ver algunos de ellos:

He aquí una pequeña reseña de las que a Quintel le encantaría leer, encontrada en tv.com, porque es precisamente lo que se busca con Historias Corrientes:

Es mi serie del momento. Las historias que se crean con todo lo extraño que ocurre son divertidas y consiguen despertar mi imaginación. Eso puede ser porque me siento comprendido, relacionado con la serie. Me cuesta muy poco engancharme a ella (en el busn sentido de la palabra) porque además, sientes que compartes el tono con la serie... como si fueras parte de ella.

La bella amistad de Mordecai y Rigby, o "¡Oooooooooohhh!"

Una de los mejores componentes de la serie es la amistad que hay entre Mordecai y Rigby, sin ninguna duda. Estamos acostumbrados a ver amistades ejemplares en las series infantiles, con intenciones primordialmente educativas, pero en ningún otro sitio (quizás se le acerca la amistad entre Finn y Jake en Hora de Aventuras) he visto tan bien plasmado en una serie de dibujos animados lo que significa ser el mejor amigo de alguien: el hacer completas tonterías juntos.

El vídeo que tenéis arriba junta la reacción que les identifica, exclamar "OOOOOOOOHHH!!!" en cuanto sucede algo que les beneficia aunque esto fastidie a otros. También tienen otras reacciones identitarias, como...

En casi todos los capítulos podemos ver a los dos protagonistas estar completamente compenetrados haciendo estupideces, pero enseguida te das cuenta de que esas estupideces son las que demuestran que tienen una amistad enorme entre ellos. Tanto que parte del fandom divaga en redes sociales como Tumblr la posibilidad de que incluso haya algo más allá de la amistad entre ellos.

Para mí, el instante que mejor define eso es la reacción que tienen al encontrar una mofeta aparentemente muerta en la carretera:

Una lista de episodios imprescindibles

Historias Corrientes puede verse en forma de capítulos sueltos, pero de vez en cuando hay capítulos clave en lo que algo que podríamos llamar una trama central evoluciona. No hay que ver obligatoriamente todos esos capítulos clave, pero sí que os podemos ofrecer una lista de lo que para nosotros son los mejores capítulos para entender la serie.

Temporada 1

  • S01E01 - The Power: el primer capítulo de la serie define muy bien lo que nos vamos a encontrar en Historias Corrientes. Poderes supernaturales, viajes a la luna y duelos catastróficos para simplemente intentar ser mejor que tu mejor amigo en un ataque de orgullo.
  • S01E08 - The Unicorns have got to go: gran capítulo por la aparición de los unicornios, un grupo de amigos bastante detestable que al mismo tiempo homenajean a Kubrick y a su Naranja mecánica.
  • S01E12 - Mordecai and the Rigbys: lo que empieza como unas camisetas personalizadas acaba con la visita de los Mordecai y Rigby del futuro convertidos en un exitoso grupo musical, pero con un secreto que puede cambiar sus vidas. El episodio tiene una canción original y sirve como un excelente final de primera temporada.

Temporada 2

  • S02E13 - This is my Jam: un viejo casette desenterrado de una tubería llena de hojarasca esconde una canción que puede quedar meses y meses atrapada en tu cabeza.
  • S02E23 - A bunch of baby ducks: La vida no te sonría cuando una bandada de patitos revienta la mejor puntuación que tienes en tu videojuego favorito.
  • S02E25 - First Day: capítulo de la segunda temporada en el que podemos ver el inicio de todo, el modo en el que Mordecai y Rigby empiezan a trabajar como encargados de mantenimiento en el parque.

Temporada 3

  • S03E16 - Skips vs. Technology: De repente, un personaje al que consideramos sabio y capaz de resolverlo todo revela su mayor debilidad: es incapaz de usar un ordenador.

Temporada 4

  • S04E01 - Exit 9B: de nuevo, los viajes en el tiempo vuelven a ser los protagonistas de uno de los capítulos más épicos de la serie. En él aparece por primera vez Thomas, un personaje clave de los capítulos más avanzados.
  • S04E19 - A Bunch of Full Grown Geese: lo que empieza como un grupo de gansos molestando en el parque acaba con una batalla de robots a lo Mazinger Z. Otro capítulo imprescindible para los nostálgicos de los mechas.
  • S04E25 - Picking up Margaret: Mordecai tiene que llevar a Margaret al aeropuerto, así de simple, pero esta tarea sencilla se convierte en un impresionante homenaje a la película The Warriors y sus bandas callejeras.
  • S04E33 - The Last LaserDisc Player: los formatos de vídeo que quedan anticuados son duramente reprimidos por los nuevos formatos más modernos. Uno de los mejores capítulos para los geeks, ya que no hay nada como descubrir una "orden antigua de sabios" que salvaguardan y perduran el VHS.

Temporada 5

  • S05E24 - Skips' Story: Skips, uno de los personajes más complejos y misteriosos de la serie, revela muchísimas cosas de su vida en este capítulo. Y esa vida daría para una película dirigida por Frank Darabont.

Temporada 6 y especiales

  • S06E09: The Real Thomas: uno de esos capítulos que no te esperas, que crees que al final todo se va a desvelar como una broma u otra paradoja temporal que finalmente no tiene efectos, pero no. En él se desvela la verdadera identidad de Thomas.
  • S06E18: Format Wars II: las guerras para que los formatos antiguos sigan perdurando continúan en esta secuela de The Last LaserDisc Player.
  • The Movie: un último bonus especial: Historias Corrientes tiene su propia película, que no es más que un capítulo sobre una de estas historias épicas con tonos de película de acción alargada. Recomendada, pero sólo si tras ver la serie te conviertes en un fan acérrimo.

Junto con Hora de Aventuras, Historias Corrientes es una de las dos únicas series de Cartoon Network que han aguantado más de siete temporadas. Y a pesar de algunos rumores sobre su posible cancelación el año que viene, desde luego que esta ventana a un mundo de acción ochentera que nos hace recordar viejos tiempos a los más veteranos lo merece.

La octava temporada de Historias Corrientes empieza este mismo 26 de septiembre en la señal estadounidense de Cartoon Network:

En Xataka | Hora de aventuras: distopías, referencias nerd y chicles alucinógenos en horario infantil

La importancia de llamarse Acme Corporation

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Dribbble Acme 800 Logo

¿Puede una compañía de ficción tener un valor de mercado de casi 359.000 millones de dólares? Por supuesto, puede. Pero... ¿puede ser tan icónica y mítica como para haber difuminado las barreras entre realidad y dibujos animados, haber sufrido competencia desleal en el Mundo Real y tener demandas listas para ir a los juzgados del estado de Texas?

Hoy damos un paseo por una de las más grandes empresas de la historia. Bienvenidos al mundo de ACME Corporation.

Los datos oficiales

  • Nombre: ACME - A Company (that) Makes Everything («una empresa que hace de todo»)
  • CEO: Marvin K. Acme Jr
  • Industria: Productos inservibles
  • Producto Estrella: Yunque
  • Cliente Referente: Wile E. Coyote
  • Datos Financieros Relevantes: Valor de Mercado 348.700 millones de dólares (Fuente: Forbes)
  • Riesgos: Demanda de Wile E. Coyote contra la empresa
  • Recomendación: Comprar y no usar
  • Lema: “Quality is our #1 dream”.*

Al mando de Marvin K. Acme Jr., necesario sucesor tras la horrible e inesperada muerte de su padre durante el rodaje de Quién engañó a Roger Rabbit, la compañía va viento en popa entrado el siglo XXI. Sólida en el negocio de los yunques, producto estrella, abría nuevos mercados con una facilidad que para sí quisieran Wall-Markt, Media-Markt o Apple-Markt.

Las píldoras para crear terremotos, los bastones propulsores, o las gomas de borrar gigantes Acme (que sirven para “atrapar animales que corren por las carreteras”), salían en las noticias día sí y día también. Por no hablar de la exclusiva nueva línea de parques temáticos en la que estaba invirdiendo billones de dólares. Un estudio de los libros de la compañía realizado por Forbes arrojaba un valor de mercado 348.700 millones de dólares en 2007. 

El universo Acme: de las píldoras para crear terremotos a las gomas de borrar gigantes

Como toda empresa se enfrentaba a los riesgos propios de su negocio, pero pese a las dudas de los analistas sobre una posible explosión de la burbuja de productos de la marca tiene a su favor un grupo de accionistas sólidos al ser una subsidiaria de Roadrunner Corp.

Increíblemente y tras tantos años operando únicamente ha tenido problemas legales una única vez: se enfrenta a una demanda en el estado de Arizona, presentada por Wile E. Coyote, bastante controvertida. A pesar de ser por daños y perjuicios la cifra reclamda es de apenas 17 millones de dólares, lo que no parece preocupante para una empresa que compite con Apple sin despeinarse.

Cualquiera que haya tenido infancia conocerá a la serie de El Correcaminos y su característico «beep, beep». No había capítulo que no contara con product placement de la marca Acme. Vamos, como en Médico de Familia pero en comedido. Porque la marca hacía más bien branded content, integrando el contenido dentro de las tramas de manera sútil pero explosiva. Gracias a su exposición mediática consiguió crecer de manera sólida y podar lanzar diferentes líneas de productos.

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Pero no sólo en esta serie: la marca Acme utilizó esta estrategia intensivamente con muchos productos en múltiples películas y series. La película ¿Quién engañó a Roger Rabbit? (Robert Zemeckis, 1988) tenía como trama principal resolver el asesinato de Marvin K. Acme, fundador de la Corporación Acme y multimillonario gracias a la misma, que se sacrificó para dar un empujón a la empresa con una obra dónde el producto placement salta al mundo real una vez más.

Es más, podemos conocer por dentro la propia fábrica de Acme y su funcionamiento (aunque sospechamos que no era del todo real, por temas de seguridad e higiene: ¡no se veía ninguna certificación ISO ni carteles de riesgos laborales!). También la película JFK (Oliver Stone, 1991), mostraba personajes con monos marca Acme. En El bueno, el feo y el malo (Sergio Leone, 1966) la pólvora que roba Tuco es de marca Acme; Padre de familia, Los Simpson o la película de South Park (Trey Parker, 1999) hacen referencia a dicha empresa.

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En El último gran héroe (John McTiernan, 1993) se nos presenta a Arnold Schwarzenegger usando productos Acme; Ace Ventura: un detective diferente (Tom Shadyac, 1994) entra en una base de datos Acme; la serie Me llamo Earl contó en un capítulo con productos de la empresa como parte importante de la trama; en El sentido de la vida (Terry Jones y Terry Gilliam, 1983) de los Monty Python se fabrican edificios con materiales de marca Acme; y en la española El milagro de P. Tinto (Javier Fesser, 1998) se parodia a la marca con la aparición de Mikasa, una fábrica de productos que van desde cintas métricas hasta detectores de extraterrestres.

Acme

La importancia de llamarse Acme en el mundo real

Acme sufrió mucho con la competencia desleal del mundo real. Como nombre genérico se puso de moda en los años 20 en Estados Unidos para posicionar mejor en las páginas amarillas. Muchas empresas decidieron adoptar nombres que comenzaban con Acme para salir al principio de los catálogos.

Acme Markets (1891) fue una de estas empresas, al igual que Acme Boots, fundada en 1929 durante la Gran Depresión, y que sobrevivió con éxito hasta el año 2002 cuando fue comprada por una subsidiaria del holding de Warren Buffet (obviamente gracias a su nombre, toda una ventaja competitiva de cara a las búsquedas online dónde el posicionamiento SEO nunca ha podido con el posicionamiento ACME). Otras como Acme Made aprovechaban su reconocimiento como empresa de manufactura valiosa.

Esta competencia comenzó a ser incomoda y peligrosa cuando se difuminó la delgada línea entre ambos mundo. En la época gloriosa de nuestros dibujos animados, las señales de tráfico las fabricaba la empresa Acme Traffic Signal Co. Las mismas señales que se usaban en múltiples comedias animadas de Warner Brothers por aquel entonces aprovechando el característico sonido de estos dispositivos urbanos.

5958840614 37c3ea9108 O Semáforo de la empresa Acme

Chuck Jones, animador de Warner Brothers, desvelaba el misterio en un documental en el año 2009:

«Si querías un arco y una flecha, tenías un palo. Si querías dirigir una orquesta tenías un palo. Si querías hacer un duelo tenías un palo. No podías ir y comprar uno; y así fue como el término Acme apareció. Siempre que en algún capítulo aparecía una tienda de comestibles o cualquier cosa decíamos que era de la ACME Corporation. ¿Por qué? Si mirabas en las páginas amarillas en la sección, por ejemplo, de droguería, encontrabas que la primera empresa era Droguería Acme. ¿Por qué? Porque AC era lo más alto que podías encontrar; significaba lo mejor, lo superlativo».

Como explicaba el veterano animador, el origen etimológico del nombre es de la palabra griega ακμή que significa «el cenit, la cúspide, lo más alto». Esto explica sus buenos resultados: sin productos de calidad es imposible crear una marca inolvidable.

Algunos investigadores postulan que en 1949 aparecía oficialmente el primer producto marca Acme en unos dibujos animados. El motivo fue una demanda de la compañía Sears, reyes en aquella época de la venta por catálogo. A fin de cuentas todos los productos de Acme llegaban por este canal de distribución. Curiosamente el catálogo de Sears contaba desde principios del siglo XX con productos marca Acme, de entre los cuales llamaba la atención la posibilidad de comprar yunques, lo que deja claro la competencia desleal y posible envidia de sus directivos. Por supuesto no eran los mismos yunques que el Coyote usaba continuamente con éxito desigual contra el Correcaminos. La diferencia en calidad era evidente.

2006 04 Bk05 Jpg Original Catálogo oficial de Acme disponible en Amazon

El resultado fue que Acme dejara de anunciar sus productos en otros cátalogos, con una excepción. Actualmente el catálogo de Acme (la Acme que a nosotros aquí nos ocupa) se encuentra únicamente disponible en Amazon, en una muestra de adaptación al moderno comercio electrónico de fantasía.

El misterio del CEO

Entrando más en detalle en la gobernanza de la corporación, conocemos a su fundador por la película ¿Quién engañó a Roger Rabbit?, pero mucho se ha especulado con quién era el CEO, es decir quién llevaba realmente las riendas de la compañía. En la serie se explicaba que Acme era de hecho «A Wholly-Owned Subsidiary of Roadrunner Corporation», así que, en teoría, el Correcaminos lideraba la operativa de la empresa, lo que explicaría el porqué de los problemas de Wile E. Coyote con sus productos.

Como comentábamos el señor Coyote demandó en 1990 en la corte de Arizona a la empresa solicitando 17 millones de dólares en daños y perjuicios (aquí versión en español). En dicha demanda judicial detallaba con diferentes diagramas los problemas específicos de los productos.

«El señor Coyote afirmaba que en ochenta y cinco ocasiones adquirió, a través del departamento de pedidos por correo, determinados productos de Acme Company que le produjeron lesiones corporales a causa de defectos de fabricación o un etiquetado de advertencia inadecuado» (traducción del original).

La empresa por supuesto ha dado ya una respuesta contundente que resuelve las dudas sobre el caso apuntando al uso neglicente de los productos por parte del demandante. El comunicado por supuesto supuso un repunte de las acciones de la compañía en el mercado de futuros Zumo de Naranja Congelado de Chicago.

Wile E Coyte

Parecía imposible llegar a esta situación teniendo en cuenta la relación entre ambos: en la película Looney Tunes: Back in Action (Joe Dante, 2003) Wile E. Coyote aparece como empleado de Acme; en Tiny Toons Adventures explicaba él mismo a su protegido que tiene una cuenta de crédito sin límite; y, en general, se ha especulado en los foros con su labor como beta tester de los productos. Desconocemos el resultado de la demanda, aunque en foros de internet hemos conseguido encontrar una respuesta oficial de la compañía argumentando por qué debería ser desestimada.

En cualquier caso, los 17 millones no hubieran supuesto problema alguno para Acme Corp. Según un estudio detallado de los libros de la compañía realizado por Forbes, el valor de la misma en el año 2007 era de 348,7 billones de dólares. Dirigida por Marvin K. Acme Jr. (no confundir con Marvin Acme padre) la compañía iba viento en popa. Dejados atrás los devanéos amorosos del fundador con algunos “diboos”, el hijo mantenía una cabeza amueblada y sólida como el acero mientras explicaba con entusiasmo el motivo del éxito de su corporación: «La gente quiere experimentar el estilo de vida Acme de una manera mucho más plena que simplemente comprando alguno de nuestros divertidamente defectuosos productos».

1366 2000Guillermo de Haro (@guillermodeharo) es profesor y escritor, por lo que se dedica a hablar de su libro, “Ligonomics” Para que no se note lo camufla contando lo que aprendió estudiando Ingeniería y un MBA, soltando palabras indescifrables aprendidas durante sus dos doctorados y pavoneándose de haber estudiado en Stanford, Harvard o la URJC.

Lo adereza con supuestas experiencias (nunca demostradas científicamente) montando un ecommerce en Alemania, fotocopiando en Workcenter o en la farándula. De su turbio pasado como consultor no suele hablar, pero se nota. Vive entre Múnich y Madrid, aunque es de “Bigbao”, la ciudad más grande del mundo..

Foto | FringeFocus, Metro Library and Archive

Las 26 mejores secuencias de apertura de series de la historia

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¿Has visto el video de la nueva serie de HBO, Westworld? La verdad es que es un opening impresionante. Como contaban nuestros compañeros, este western de ciencia ficción está llamado a ser la nueva gran apuesta de la cadena para suceder a Juego de Tronos, a la que no le quedan tantos cartuchos en la recámara, y por lo pronto, podemos decir que en Estados Unidos ha tenido el estreno de mayor audiencia de los últimos tres años. Así que sí, su icónica introducción puede que no se quede solo en eso, y apoye unos episodios que nos devuelvan la esperanza en la ficción catódica del momento.

Pero, por supuesto, esta adaptación televisiva de Almas de metal no es, ni mucho menos, la mejor secuencia de arranque de la historia de las series que hayamos visto. En los primeros puestos de esta disputada lucha están otras, algunas resistiendo desde hace décadas, otras empujando fuerte en los últimos años. Unos créditos de inicio pueden ser una obra de arte por diversos motivos. Creemos firmemente que, los que siguen, deberían ser considerados como tal.

1. Dimensión Desconocida (1959-1964)

Si tu idea es abrirle las puertas de la percepción a tu audiencia (y producir un extraño efecto en las mentes más pequeñas) no podías haberlo hecho mejor, ni hace 60 años ni hoy en día.

2. El Prisionero (1967-1968)

Era una técnica que se empleaba más en la televisión de hace años, cuando la serialidad no era regular entre los espectadores y era bueno explicarle de forma muy resumida en qué consistía el programa. La intro de El Prisionero no es más que un resumen del primer capítulo. Bueno, es eso, y un epítome de lo que significaba ser cool en el Londres de los 60, un atractivo ex agente secreto conduciendo lo que parece el mejor coche del mundo.

3. Tribu Brady (1969-1974)

No nos habíamos dado cuenta hasta ahora, pero la introducción de la Tribu de los Brady, además de ser un trucazo visual para la época, es la mejor síntesis que se ha hecho jamás a la hora de representar la normatividad aria, burguesa y heteropatriarcal. De La Familia como Dios Manda, vaya.

4. El Show de los Teleñecos (1976-1981)

Una serie con teleñecos es de media diez veces mejor que una serie hecha con personas (y te lo digo aquí y en la calle, si quieres). Pero ahora en serio, esos energéticos primeros compases de El Show de los Teleñecos fueron el pistoletazo de salida de veinte minutos de lo más asombroso, lo más gracioso, lo más romboso y lo más gracioso para los niños de al menos dos generaciones a lo largo y ancho del planeta.

5. Verano Azul (1981-1982)

¿Qué era la España de los 80? Costa Azul, ignorancia y BHs. Quien crea que ha sido más importante para el retrato nacional la introducción de Verano Azul que la serie completa, probablemente esté en lo cierto. Al menos lo resume muy bien. Silbidos para un dulce porvenir aperturista.

6. Equipo A (1983-1987)

Todo un himno generacional a la épica freelancista y la defensa de un patriotismo no necesariamente conforme con los actos del gobierno. ¿Cuántos niños pueden haber hecho de Murdock, Peck, Mr. T y Hannibal puro en la comisura en los 80?

7. Miami Vice (1984-1990)

Puede que hoy esa música y esos efectos visuales nos parezcan algo pobres, pero esta serie producida por Michael Mann supo darle a Estados Unidos (y al mundo) el legado reaganista que se merecía.

8. The Simpsons (1989-Presente)

Porque sí. Por el recorrido por Springfield, por su mutante broma del sofa y por ser, probablemente, la serie popular más importante de nuestra historia. Como la versión original de esta intro es como si la tuviéramos ya escrita en el ADN, pondremos una (sólo una) de sus versiones alternativas.

9. El príncipe de Bel-Air (1990-1996)

¿Te sabes muchos raps? Tal vez sí, pero si no eres amante del movimiento y tienes menos de 60 años por lo menos te sabes uno y es este. Pd: ¿notas esa molonidad? Son los 90 filtrándose del youtube a este lado de la pantalla.

10. Twin Peaks (1990-1991)

La melancólica melodía de Angelo Badalamenti (reverb de guitarra incluida) envuelve la excursión visual por las imagines picturescas del típico pequeño pueblo norteamericano de David Lynch y Mark Frost. Esa fusión logrará, ella sola, lo mismo que el resto de la serie: insuflar un sentimiento incómodo a la ficción telenovelesca. Bienvenidos a Twin Peaks, un pequeño pueblo tan común como todos los demás y copado por un subtexto terrorífico (como todos los demás).

11. Expediente X (1993-2002)

Dime, ¿qué sonido salta a tu mente cuando piensas en sucesos inexplicables y posibles conspiraciones? Sí, nada menos que la musiquilla de Expediente X. Su simplicidad y su capacidad para marcar un tono (algo ingenuo, todo sea dicho) hace que una sola introducción sea sinónimo de misterios alienígenas.

12. Friends (1994-2004)

Igual es la serie cuya intro ha contado con un mayor número de parodias de la historia, pero si no ostenta ese título sí será al menos la que tiene algunas de las mejores.

13. Futurama (1999-2013)

Matt Groening se divorcia de su gran proyecto histórico para hacer el que realmente quería, con una introducción que, aunque no es tan icónica como la de su predecesora, sí es igual de precisa con lo que el resto de la serie quiere marcar. Ven, apúntate a acompañar a los destartalados integrantes de esta nave espacial a darte un paseo por los problemas del futuro, esos que demuestran que el ser humano sigue siendo el mismo que en el presente.

14. Freaks and Geeks (1999-2000)

Ninguna pandilla de la generación Y supo concretar la gama de personalidades disponibles para los miembros más marginales del instituto. Puede que la serie fuese estadounidense, pero sabe Dios que Lindsay, Daniel o Bill eran adolescentes reconocibles en los patios escolares de medio mundo. También tenía la mejor canción introductoria de todas las que vas a escuchar en esta lista.

15. Los Soprano (1999-2007)

¿Que qué es una impecable introducción de personaje? Espera, déjame que te ponga este clip de minuto y medio.

16. Larry David (2000-Presente)

No digas Frolic de Luciano Michelini. Di la canción de Curb your Enthusiasm. Un estado mental.

17. A dos metros bajo tierra (2001-2005)

Tremendo contraste entre iconografía funeraria y música meliflua, sumamente agradable. Casi te dan ganas de entrar tú mismo en el ataúd y bajar para estar tranquilo bajo tierra para siempre. Un mano a mano de perfecto existencialismo entre Thomas Newman y el equipo de Digital Kitchen.

18. The Wire (2002-2008)

La imaginería de cada uno de los anillos sociales propuestos por David Simon en The Wire está en cada una de las versiones para la nueva temporada de la introducción. Manteniendo el estilo con el que se disparan esas ráfagas informativas en forma de imágenes mientras lo demás (temática, letra de la canción) cambia. Porque las cosas son distintas pero, en el fondo, todo forma parte de lo mismo.

19. Perdidos (2004-2010)

La anti-intro. El conjunto vacío. El clip contenedor al que ya le irás asociando lo propio de cada temporada bajo un par de únicas notas de misterio de fondo.

20. Dexter (2006-2013)

La perfecta sinfonía sobre la banalidad del ritual mañanero… salvo que su protagonista no es cualquiera, es Dexter. Así que a eso de banalidad añádele violencia. Si a cada paso de nuestra coreografía matutina le incluyésemos ganas de asesinar nos quedaría exactamente lo que diseñaron los de (de nuevo) Digital Kitchen. Su música, además, le añade el grado de humor necesario para una serie que fue haciéndose más y más inverosímil a cada paso. Simplemente inolvidable.

21. Mad Men (2007-2015)

¿Caer en el consumismo o desde el consumismo? Tríptico para el éxito un “falling man” como metáfora recurrente sobre sucumbir a la era moderna, Saul Bass y de la publicidad new yorker de los 60.

22. True Blood (2008-2014)

Parece difícil marcar de una forma tan precisa una atmósfera temática y geográfica como lo hace esta intro acompañada de (o que más bien acompaña a) la canción Jace Everett. Luisiana por los cuatro costados.

23. American Horror Story (2011-Presente)

En ninguna de sus temporadas ha conseguido American Horror Story, la serie, superar la calidad de su intro inicial. Es más, no le ocurriría nada a la historia de las series si borrásemos todos sus episodios y simplemente pusiéramos en bucle cada una de estas píldoras temáticas que son como el mejor corto arty sobre diversos temas terroríficos (y llevados a cabo por un director de arte obsesionado con el barroquismo visual).

24. Hannibal (2013-2015)

Daredevil y True Detective (incluso puede que Nip/Tuck también, a modo de origen lejano) comparten el mismo estilo y tema de introducción que Hannibal. Aunque las intros de esas dos series tienen muchos defensores, preferimos la versión de Bryan Fuller, ya que supo conectar mejor el trabajo visual de esos 20 segundos con el tema del que iba la serie. Es decir, con el del vino/sangre que se transmuta en rostro de dudosa identidad, todo ello acto sublime.

25. House of Cards (2013-Presente)

Una palabra acude a tu mente: élite. Es lo que exuda esta introducción, toda una sobra Washington bajo cuyos muros se mueve la política que corrompe a los hombres. Lo dijo Frank Underwood así: “Dinero es la gran mansión en Sarasota que empieza a caerse a pedazos después de diez años. Poder es el viejo edificio de roca que resiste por siglos. No puedo respetar a alguien que no entienda la diferencia".

26. The Leftovers (2014-Presente)

Es lógico que en una serie que trata con tanta profundidad el prisma de emociones humanas alrededor de la tragedia en su forma más pura tuviese como tema de fondo el Renacimiento. Vemos los rostros de cada uno de estos protagonistas del drama, llenos de expresividad, y huimos de ellos para ver finalmente el cuadro (el fresco) general. Está claro. A esta gente sólo le queda la fe.

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