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Si el cine del franquismo fuese una obra de arte, ¿preferirías que no existiese?

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Triumph Of The Will Nazi Party Day 1934 Lord Of The Harvest Occult Third Reich Peter Crawford

Cada cierto tiempo vuelve a saltar el debate. ¿Deben los espectadores que ven películas ideológicamente cuestionables recibir una advertencia que explique el contexto en que se hizo la película? Más allá, ¿deben las personas, jóvenes y mayores, ver obras producidas en regímenes políticos y sociales que despreciamos? ¿Es el arte independiente de sus condiciones de producción o es más importante su capacidad para influir en la mente del espectador?

El último de estos casos fue el de Marina Albiol, eurodiputada española por Izquierda Unida, que denunció formalmente a TVE (en consonancia con la normativa europea) por emitir una película que hacía “apología del franquismo”, Sin novedad en el Alcázar, filme de 1940 con producción italo-española en el que la cámara de Augusto Genina glorificaba el Golpe de Estado de 1936.

En la siguiente lista vamos a mencionar algunas películas de cariz propagandístico y producidas bajo distintos regímenes políticos que, bajo nuestro punto de vista, tienen una calidad cinematográfica que supera con creces los perjuicios que pueda conllevar su condición panfletaria. A discreción del lector dejamos que decida si se anima a separar la ideología del régimen de los valores cinematográficos y humanos que plasmaron en las imágenes sus creadores.

Acorazado Potemkin (Sergei Eisenstein, 1926)

El Acorazado Potemkin

Es la película revolucionaria por antonomasia. La más popular de esta categoría, pero también una de las más estimulantes a nivel formal. Como algunos sabrán, si el cine soviético de las primeras décadas del siglo hizo avanzar enormemente el lenguaje cinematográfico, Sergei Eisenstein es el mayor inventor en la categoría de montaje, y su influencia posterior es ubicua en la historia del cine. De paso, en el Acorazado Potemkin tenemos el primer ejemplo de “cine de shock” o catastrofista.

Coche

Basado en una historia real en la que un motín en la armada naval rusa derivó en protesta y masacre policial, no deberíamos pensar en que por tener casi un siglo o por no tener ningún protagonista principal va a ser aburrida. Esta película es de todo menos eso. Aquí explican sus aportaciones un poco mejor y aquí tienes la famosa secuencia de la escalera de Odessa.

La Diosa (Wu Yonggang, 1934)

The Goddess

La Diosa es una de las películas más celebradas de la época silente del cine oriental, también conocida como la segunda generación. En pleno nacimiento de la industria audiovisual china, un puñado de cineastas cambiaría el estilo fílmico basado en la espectacularidad y la recreación de cuentos populares para pasarse a un realismo social que fomentarían más adelante los países europeos.

Lo que más destaca de La Diosa es Ruan Lingyu, una de las estrellas más queridas del período. El argumento es clásico, una "mujer de mala vida" de Shanghái que con su historia de desgracia personal demostrará la devastación que conlleva el capitalismo (y cómo su única solución pasaba por la revolución social). Pero lo que rapta a sus espectadores, los de ayer y los de hoy, es la actuación de un personaje principal que, en vez de apostar por el histrionismo físico, como tanto prodigaba en el cine mudo, lo hace por unas expresiones contenidas pero llenas de emoción.

Tres cantos para Lenin (Dziga Vertov, 1934)

Three Songs About Lenin

Un documental con un montaje que retrotrae a la forma en que la música se compone es exactamente lo que proponía el maestro 'kinoki' Dziga Vertov, que siempre se había preocupado por las cuestiones técnicas del cine. Con motivo del décimo aniversario de la muerte de Lenin, la película se estructura alrededor de tres canciones folclóricas que celebran cada uno de los diferentes períodos de influencia del líder soviético en el alma rusa: ascenso, reinado político y muerte.

El argumento principal se disfraza de relato sobre el dirigente bolchevique como todopoderoso protector del pueblo ruso (el cineasta tenía desavenencias con el régimen), pero la mayor parte de los planos remiten al trabajo y el esfuerzo cotidiano de los verdaderos protagonistas de la Revolución, que veían en Lenin un auténtico representante de sus intereses. La técnica y finura rítmica de Tres cantos para Lenin, con ese dominio del montaje, superan con creces los propósitos adoctrinadores.

El triunfo de la voluntad (Leni Riefenstahl, 1935)

Triumph Of The Will 4

Si sólo se pudiera hablar de una única película hecha bajo un totalitarismo, El triunfo de la voluntad sería la obra más mencionada por la mayoría de aficionados y amantes del cine. Leni Riefenstahl condujo con su cámara una exaltación total de los valores e ideales nacional-socialistas en un contexto crucial en la historia de la humanidad: la Alemania de Hitler de 1934. Unos años después la cineasta elaboraría Olympia, glorificando a la raza aria con motivo de los Juegos Olímpicos de 1936, y en ambos casos la instrumentalización del documental es igual de evidente.

Volviendo con Triumph des Willens, su principal logro es el de transmitir, gracias a la planificación técnica y a su despliegue de medios, la idea de grandeza del pueblo germano como valor cultural absoluto yendo de lo concreto a lo general. En estas casi dos horas se combinan planos detalle, primeros planos o planos generales, definiendo todas las dimensiones del régimen fascista.

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De las banderas, pendones y demás símbolos a rostros de bebés y niños. De los hombres y mujeres de sangre pura jaleando al líder a, finalmente, las inmensas masas arropando a Hitler y demás líderes nazis durante sus discursos. Un coro de 700.000 personas apoyando al unísono un régimen xenófobo, gritándole al mundo entero cuál es esa Alemania a la que tendrán que enfrentarse. Los nazis nunca encontraron mejor publicista que Riefenstahl.

La gran ilusión (Jean Renoir, 1937)

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El francés Jean Renoir es uno de los grandes del cine, y La gran ilusión una de sus mayores cimas. Puede que ya hubieras oído hablar antes de esta película: es la que motivó a Joseph Goebbels a nombrarla enemigo número 1 del estado germano y a ordenar que todas sus copias fuesen destruidas antes de entrar en el país, tal era el poder de persuasión que el encargado de propaganda veía en este filme.

Lo que la hacía tan peligrosa era el lirismo de sus imágenes, que se erigían como un incontestable alegato antibelicista. Se identifica en La gran ilusión el estilo de naturalismo poético francés o realismo negro, que defendían Renoir y otros cineastas de la época, donde lo importante es poner el acento en los problemas de las personas.

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Así que, más que un relato sobre el estallido de la Primera Guerra Mundial, se traza un análisis de contenida emotividad (casi no notamos la postura ideológica del creador) sobre la universalidad de los sentimientos y de las afinidades y desavenencias humanas. En ella podrás apreciar su tour de force narrativo o los múltiples méritos técnicos de una película en la que se pone en valor la duración de las tomas y la profundidad de campo.

Sin novedad en el Alcázar (Augusto Genina, 1940)

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Producción italiana, pero que contó con algo de participación española tanto en el aspecto técnico como artístico, de Sin novedad en el Alcázar sólo nos ha llegado una de sus múltiples versiones (distintas según el país y el año). Aquí seguimos la historia del asedio al Alcázar de Toledo en el que miles de militares del bando sublevado resistieron durante meses al ataque republicano antes de ser liberados por las tropas de Franco.

La película no se limita a fabricar la clásica película de glorificación de un régimen mediante el mero despliegue de medios (que los tiene), sino que intenta ir un poco más allá. En palabras del equipo, "La historia que se reproduce en este filme no pretende referir ningún contenido ni polémico ni político. En realidad, tan solo desea poner de relieve las acciones y reacciones de asediados y atacantes, que se repiten en todas las épocas, desde las Termópilas, en la Antigua Grecia, hasta las contiendas más modernas de Stalingrado y Corregidor". En el trabajo melodramático y en los planos de la película se percibe cierta habilidad narrativa, y por eso se la ha considerado siempre una de las pocas películas salvables (al menos de las más conocidas) de aquel momento de España.

Listen To Britain (Humphrey Jennings, 1942)

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El estilo del Jennings se caracterizaba por esa doble vertiente, la de potenciar el lirismo de las imágenes y poner en valor la poesía de lo cotidiano. Bajo esas mismas características elaboró la que está considerada una de las grandes películas de “información pública” de la Segunda Guerra Mundial, un corto de 18 minutos sin apenas narración o exhibición de intenciones políticas que destilaba y magnificaba las actividades de un mundo asediado.

Gracias a Listen to Britain podemos ver y escuchar cómo es la vida en un país en guerra. Escuchamos a los soldados, al tren y a los campos de sobrevolados por Spitfires, pero también al pueblo en sus momentos de festejo. Múltiples retratos del panorama social de un mundo sumido en la desgracia de la guerra. Las autoridades pensaron que el homenaje a la unidad nacional de Listen to Britain podía quedar oculto bajo el peso de su poesía audiovisual.

El arpa birmana (Kon Ichikawa, 1956)

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Lo normal al referirse a las películas antibélicas del Japón de la posguerra es hablar de las películas de la saga La condición humana de Masaki Kobayashi. Pero El arpa birmana, basada en una novela publicada unos años antes, se desmarca de aquellas en su defensa de una melancolía, de un cine que podía hablar de las cuestiones bélicas más allá de la violencia o la épica sin dejar de contar una historia desgarradora.

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Los momentos más bellos de esta obra sobre el arrepentimiento y la reconversión religiosa de un soldado están vinculados a la música, como medio de comunicación humana universal y pacifista. En una escena, los soldados japoneses, que creen van a ser atacados en cualquier momento por el ejército británico, canta una canción inglesa para disimular. Entonces los soldados del bando contrario se ponen a cantar con estos, en plena armonía, engañados por el truco. Una hermosa reflexión sobre la construcción que hacemos del enemigo.

Estrella nublada (Ritwik Ghatak, 1960)

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Si Satyajit Ray es el cineasta hindú más querido por la cinefilia internacional (fuera del potente foco de Bollywood), Ritwik Ghatak es tal vez el que ocupa el segundo puesto. Estamos ante una película que mantiene sus desafíos y su coraje incluso para el espectador moderno. En la Calcuta de finales de los 50 la hija mayor de una familia intenta librar a sus seres queridos del hambre y la pobreza con su sacrificado trabajo como oficinista en la gran ciudad. Pese a ello, son las mismas personas a las que cuida las que la acaban condenando a la miseria. El karma ha quedado desactivado.

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Este melodrama es una mirada a las duras condiciones sociales a las que se sometía al pueblo mientras tenía lugar la Partición de la India (que, como se transmite en la película, fue física y espiritual, política en esencia). Gathak, además de un simpatizante marxista, era un maestro de la composición visual y un heredero de las teorías de montaje de Eisenstein.

Soy Cuba (Mijáil Kalatasow, 1964)

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Puedes encontrarte esta película en multitud de listas no ya de mejor cine propagandístico, sino de mejores películas a secas, ya que después de su fracaso entre audiencias cubano-soviéticas fue rescatada por los intelectuales norteamericanos 30 años tras su estreno. Muchos de los aficionados al cine quedaron abrumados por la vanguardia técnica de Kalatasow. Por ejemplo, Martin Scorsese nunca ha ocultado la influencia de esta película en su cine.

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La obra se centra en cuatro pequeñas historias que exponen las motivaciones del rechazo popular por la dictadura de Fulgencio Batista. La cámara recoge escenas de la isla justo antes de esta importante transición a una sociedad post-revolucionaria. Vagando entre la ciudad y las comunidades campesinas, unas historias de gran expresividad visual recogidas en planos secuencia costumbristas van desvelando las dificultades políticas, ideológicas y económicas (sobre todo económicas) provocadas por la dictadura.

Salmo Rojo (Miklós Jancsó, 1971)

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26 planos para este pseudo musical de casi hora y media en la que cada secuencia es una brillante coreografía visual y sonora, como evocando un ritual que exalta el folclore húngaro y la belleza de la región. Considerada por muchos la mejor película de Miklós Jancsó, la obra cuenta con un fuerte aliento poético la rebelión de los campesinos húngaros de fines del siglo XIX contra los terratenientes que los explotan.

La bellísima fotografía y la atenta realización subliman el retrato de los cuerpos enérgicos y sus coros libertarios. En dos palabras, podríamos catalogar Salmo Rojo como la película cumbre del ballet comunista.

La chica de las flores (Pak Hak y Ik Gyu Choi, 1972)

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Nada menos que una película adaptada de una obra de Kim Il-Sung, una popular ópera homónima de 1930. La chica de las flores es también importante por ilustrar algunos de los billetes del régimen norcoreano. Es una recreación histórica sobre la ocupación japonesa de y de cómo el ejército humillaba y agredía sistemáticamente al pueblo coreano, motivo que, como vemos en el filme, sólo podía tener como respuesta un estallido social contra los colonizadores que marcara el inicio de la revolución socialista.

Esta es una de las películas más importantes y épicas de la filmografía norcoreana, pero su mérito panfletario se debe también a las capacidades de los realizadores de expresar con enorme emotividad y belleza el contexto de asfixia nacional al que se expusieron durante la ocupación. Como apuntan aquí, no hay tanta distancia como podría creerse entre la Kotpun de La chica de las flores y la Katniss Everdeen de Los juegos del hambre.

How Yukong Moved the Mountains (Joris Ivens, 1976)

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Vaya por delante: estamos hablando de 13 horas de documental. Eso es lo que destilaron Joris Ivens y Marceline Loridan junto a su equipo chino entre el 72 y el 74 mientras registraban los últimos días de la Revolución Cultural. La obra está fragmentada en 12 episodios de diversa duración. Se centraron en el pueblo y sus costumbres pasando por decenas de sitios de la geografía nacional, plasmando infinidad de aspectos de la cultura maoísta.

El resultado es una elegía muy realista de un régimen con más luces que sombras (siempre según lo retratado por directores) con una profundidad de detalles que convierte en superficial cualquier otro estudio sobre la cultura comunista. Y lo más importante, las personas. Cómo comen, beben, trabajan, caminan, hablan, vuelve a trabajar, reflexionan, disfrutan… puro materialismo histórico que se confirma como auténtico por la verdad que emana de las imágenes, más allá de las palabras y los discursos.


Las 50 mejores canciones de Bob Dylan

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Dylan

Este post fue publicado originalmente en Hipersónica.

Una bomba que acaba de dejar boquiabiertos a todos los seguidores de la carrera por el Nobel: el ganador del premio de Literatura de este 2016 es Bob Dylan. Aunque las quinielas le tenían como uno de los favoritos, se mantenía un rechazo en el ambiente a creer que la academia sueca se atreviese a contestar con un gesto tan insólito y, al tiempo, inapelable.

Pero ya está hecho, el cantante nacido en un pueblo de Minnesota se ha llevado el máximo galardón de las letras "por haber creado una nueva expresión poética dentro de la gran tradición americana de la canción". Bob Dylan ha sido muchas cosas, pero la principal de todas la demostró Tempest (2012): un músico de talento descomunal e imprevisible, inquieto e incapaz de quedarse siempre en el mismo lugar por más que el tiempo haya pasado. La parodia, posiblemente, sacaría los rasgos comunes que muchos parecen ver en él. La realidad es que su carrera es de todo menos monolítica.

A continuación te dejamos un repaso por las cincuenta mejores canciones de Bob Dylan, que son también cincuenta maneras extraordinarias de empezar a conocerle a fondo si aún no lo habéis hecho.

50. Lay Lady Lay (1969)

'Lay Lady Lay' es muchas cosas. Es el ejemplo de lo que la procrastinación puede traernos, puesto que a Dylan se la encargaron para la BSO de 'Cowboy de Medianoche' y no la entregó a tiempo, lo que provocó que 'Everybody's Talkin'' se llevase ese honor. Es, además, el último gran éxito masivo de Dylan en los 60. Es, también, la canción en la que Kris Kristofersson, por aquel entonces sólo un conserje en un estudio de Nashville, sujetó los bongos y el cencerro (y nada más).

Y es, también, una de las canciones más radicalmente diferentes de Dylan hasta entonces: más suave, más canción melódica, más adulta (en el peor y a la vez en el mejor sentido de la palabra). Atípica en él hasta el extremo de que a Dylan nunca le ha gustado. Sólo por la insistencia de Clive Davis, más tarde fundador de Arista Records, salió como single del disco. Fue top 7 en Billboard, impulsada por su cálido sonido y también por su letra.

49. Girl From The North Country (1963)

Quizás la canción de amor mas emblemática del primer Dylan. Uno de los juegos más habituales en las biografías de su autor es saber a quién narices le estaba dedicando una canción tan prístina que emociona por su pureza. Ese amor en el lugar donde los ríos se hielan cerca de la frontera nunca se ha desvelado del todo.

De hecho, el propio Bob se encargó de que sus diferentes "novias del norte" pensasen que la canción era sólo para cada una de ellas. Seguramente sean todas a la vez y Dylan veía la huella del eterno femenino en su chica del norte, del mismo modo que los Beach Boys deseaban que todas fuesen californianas.

Inspirada en la melodía de 'Scarborough Fair', 'Girl From The North Country' no deja de arrastrar ese enigma, en ocasiones convertido en obsesión: Bonnie Beecher, una de las primeras novias del cantautor, confesó que había sufrido una agresión por parte de otra mujer que quería saber, de manera vehemente, si Bonnie era realmente la chica del norte.

48. Red River Shore (1997)

¿Cómo ha manejado Dylan los descartes de canciones? Es uno de los grandes misterios de la carrera del artista: saber los mecanismos mentales que le llevaron a dejar fuera de sus discos alguna de sus mejores canciones. No sólo ocurre con 'Red River Shore', aunque con ella sea más llamativo teniendo en cuenta que hasta quienes estuvieron en las sesiones de Time Out Of Mind hablaban de ella como una de las mejores canciones del lote.

"Algunos hemos apagado las luces (…) algunos hemos preferido morirnos de miedo en la oscuridad en vez de estar donde vuelan los ángeles"

Eso entona nada más comenzar la canción. Y lo hace con una tristeza honda, que podría ser profunda melancolía si no fuese porque, en realidad, tanta pena no tiene nada de reposada. Roto por el amor, el Dylan de 'Red River Shore' trata de enterrar los recuerdos en canciones, pero sólo le sale escribir sobre ella. Y, al final, nos quedamos sin saber si, en realidad, aquella chica era real; si algo lo fue, de hecho.

47. Love Sick (1997)

"I'm Sick of love but I'm thick of it"

El Dylan reciente deja estampas musicales asombrosas también, incluso algunas como 'Love Sick' que, como las de los viejos tiempos, ayudan a apuntalar el mito frente a la realidad. La realidad, en 1997, era o parecía ser que a Dylan se le estaba acabando la gasolina.

Primero, la creativa: habían pasado siete años desde de su último disco, escaso en razones para defenderlo contra viento y marea. Segundo, la vital: la primavera de ese mismo año estuvo cerca de la muerte por una infección y, tras salir de ella, Dylan lanzó Time Out of My Mind, que no es el disco grabado mientras estaba moribundo.

Por todo eso tiene más guasa que fuese precisamente 'Love Sick' la que abriese ese retorno: una canción que podría ser tristísima, y en muchos tramos de la letra es demoledora, pero que tiene un tono socarrón inolvidable, tanto en la voz de Dylan como en el stacatto de órgano. También en esa letra de amores que se cargan la inocencia (I Spoke to you as a child, you destroyed me with a smile), pero a los que no vas a olvidar jamás, como confiesa con impotencia esa frase final.

Que luego la usasen como sintonía de anuncios de lencería sólo corona lo dicho al principio: que en Dylan todo confluye para crear el mito, por absurdo que sea el discurrir del camino, los acontecimientos vistos por separado.

46. Every Grain of Sand (1981)

Mejor en la desnuda versión del primer Bootleg series que en la muy pulida toma oficial, editada en Shot of Love, 'Every Grain of Sand' brilla más cuanto más desesperado parece Dylan, cuanto más contrasta con el discurrir ligero y decididamente romántico de la melodía.

¿Una canción de amor en pleno Dylan de descubrimiento religioso? Sí, pero sólo en la melodía: la letra es el choque entre haber encontrado la fe y creer plenamente y, sin embargo, saber lo muy difícil que lo pone el día a día para no perderla.

Ese Dylan cristiano fue para muchos un shock. Y aunque las dos tomas, la de tres minutos y la de seis, merecen la pena, es en la casera, con el perro de Dylan ladrando, con la calidez de lo cercano, con ese inicio trastabillado, donde mejor se ve cómo afrontaba los primeros 80 quien ya era un mito.

45. I'll Be Your Baby Tonight (1967)

Justo el año del verano del amor, el momento mainstream de la psicodelia, Dylan decide fugarse hacia los terrenos más de raíces que haya pisado hasta nunca. John Wesley Harding, con esa portada que parece sacada de la post-Guerra Civil Estadounidense, es un canto tras otro a la tranquilidad, al silencio, al relax, a los espacios vacíos, a calmar un mundo demasiado loco, demasiado rápido.

Pero en 'I'll Be Your Baby Tonight' no hay nada lacónico, esa misma postura se afronta desde la perspectiva del gozo. Es más, hay un punto vacilón en la manera en que discurre este Dylan que está ofreciéndose para esta misma noche. Simple en música y en letra (ojo a esto, que llega apenas un año después de las mareas sin fin de Blonde on Blonde) y sin necesidad de aspavientos, sus dos minutos y medio aligeran cualquier lista. También cualquier visión que se tenga de Dylan, aquí más Hank Williams que nunca.

44. She Belongs To Me (1965)

She's got everything she needs She's an artist She don't look back She can take the dark out of the nighttime and paint the daytime black

Bringing It All Back Home es el primer disco en el que Dylan se salta sus propias fronteras. Agarra la guitarra eléctrica y comienza a perder el miedo a irse tan lejos como las canciones se lo pidan. Pero, también, sigue aferrado a su acústica. Y, de vez en cuando, se va contagiando de un tono decididamente pop, como ocurre en 'She Belongs To Me'.

Sigue estando el Dylan de la armónica, pero está vez el acompañamiento lo es todo. Con su primera banda en condiciones, a este Bob se le van añadiendo pequeños detalles que encumbran la canción. Por ejemplo, los punteos claros, cristalinos, de John Hammond Jr.

Y la letra culmina los contrastes. Si el título dice que ella le pertenece, en los versos eso está realmente lejos de ser verdad y vamos dando vueltas por un amor ambigüo, pero con un personaje femenimo bastante consciente de su poder (también en el plano sexual) y que, en última instancia, no depende de nadie…

She never stumbles she's got no place to fall She's nobody's child, the law can't touch her at all

43. You Ain't Goin' Nowhere (1967)

Uno aprende a hablar muchas veces a lo largo de su vida, mas allá del primer aprendizaje de la infancia. Lo hace, por ejemplo, cuando comienza a imitar la manera de expresarse de quienes admira. Y Dylan se ha pasado media vida aprendiendo de los demás y, a la vez, enseñando(nos) a otros a hablar. De Woodie Guthrie, por ejemplo, supo hablar como un vagabundo, supo imitar lo que contaba en sus memorias el hombre cuya guitarrra mataba fascistas.

Dylan aprendió a hablar de otra manera también en el paso de la primavera al verano de 1967. Fue en una granja en Woodstock, en el sótano del rancho llamado Big Pink. Allí Dylan comenzó a sonar mas rural y menos urbano, a dejarse asaetear las canciones por las múltiples influencias que traían consigo los miembros de The Hawks (más tarde The Band).

Y Dylan enseñó a muchos otros a hablar y ya de paso hizo que su nombre siguiese en boca de todos incluso cuando, como en aquellos momentos, estaba retirado de la vida pública. En 'You Ain't Goin' Nowhere' se ve, de manera magnífica, todo lo anterior.

42. If You See Her Say Hello (1975)

"Dile de mi parte que estoy bien, aunque estas cosas vayan despacio. Quizás piense que la he olvidado, no le digas que no es así. Nos pasó lo que a los amantes les suele pasar, y pensar en cómo se fue esa noche aún me provoca escalofríos. Y aunque nuestra separación me ha roto el corazón en pedazos, aún vive dentro de mí, nunca hemos roto del todo. Si la ves, dale un beso de mi parte, siempre la he respetado por hacer lo que hizo y salir indemne. Oh, lo que sea que la haga feliz… no voy a interponerme. Aún me queda el regusto amargo de la noche que intenté hacer que se quedase".

El Dylan de Blood On The Tracks se explica por sí solo. Y se vive como si la letra la hubiese escrito uno mismo.

41. One More Cup of Coffee (1976)

En 1975, Dylan estaba en un momento crítico de su vida. Su matrimonio con Sara pasaba por su peor momento, el recién estrenado Blood on The Tracks era su disco de divorcio (a pesar de que aun no se habían divorciado) y Dylan iba y venía en medio de pequeñas reconciliaciones.

Uno de sus viajes le llevó hasta París, a visitar a su amigo David Oppenheim, el pintor que había parido la contraportada de Blood On The Tracks. Además de asistir a unas cuantas bacanales organizadas por el propio Oppenheim, con él Dylan celebró su trigésimo cuarto cumpleaños en un festival gitano.

De esa experiencia nacieron dos canciones: 'Sara', explícita declaración de anhelo hacia su ya casi ex-esposa, y 'One More Cup of Coffee', que finalmente publicaría en Desire un año mas tarde. En esta última, una chica gitana duerme mientras el narrador explica lo que siente por ella, un amor no correspondido ("but I don't sense affection no gratitude or love, your loyalty is not to me but to the stars above") que, finalmente, tendrá que abandonar.

'One More cup of Coffee' tiene dos bazas para mostrarse triunfadora: ese dueto con Emmylou Harris y ese tono hébreo, con un violín que podría vivir también en los discos de Leonard Cohen. Dylan, con la voz quebradiza y muy al límite, sólo se esconde cuando Harris irrumpe en el estribillo, pidiendo una taza más de café para el camino. Una última estrofa de fascinación por lo incompresible pone la puntilla:

"You've never learned to read or write There's no books upon your shelf. And your pleasure know no limits Your voice is like a meadow lark. But your heart is like an ocean Mysterious and dark."

Podéis escucharla también en versiones de The White Stripes, Syd Matters, Robert Plant o Calexico.

40. Señor (1978)

"Son, this ain't a dream no more"

Señor, ¿puedes decirme dónde vamos?. Street Legal está considerado por muchos como el peor Dylan posible, no sólo por timing (un disco de sonido avejentado y adocenado cuando punk, new wave y demás abrían brechas) sino especialmente porque sus canciones se arrastraban sobre su barriga, se conformaban con estar bien o simplemente "normal", como si hubiesen aceptado ser inferiores a gran parte del resto de la discografía.

En 'Señor', lo mejor de aquel disco, dos protagonistas viajan en dirección al Armageddon. En estampa de western, el más joven busca consejo en lo que le dice "Señor". Sólo encontrará la posibilidad de seguir caminando, mientras unos vientos fronterizos añaden polvo al discurrir de la canción.

Estos cuentos del poder yankee son, por un lado, lo más cerca que Dylan ha estado del Leonard Cohen de los 80; encajaría bien esta misma canción en I'm Your Man. Por otro, es también un grandísimo ejemplo de rock adulto, con un toque muy Springsteen.

39. This Dream of You (2009)

Frente al Dylan de los 80, el maduro, el que surge desde mediados de los 90, ha sido capaz de reivindicarse muchas zonas oscuras de su propia carrera. Por ejemplo, la capacidad para hacer discos ligeros, canciones de esas que no parecen dejar huella, pisar el terreno de lo romántico pero no de los trascendental. Together Through Life, compuesto a toda prisa para los estándares maduros de su autor, quiere ser eso y sólo eso.

Sólo en 'This Dream of You' decide Dylan prescindir de Robert Hunter (letrista de Grateful Dead) en la letra de una canción de tono arrabalesco, con el precioso acordeón de David Hidalgo. El Dylan más crooner y soft (en el mejor sentido), el Dylan al que muchos creen una garganta derrotada, mira el mundo con calma, a pesar de que la única posición posible ante él sea seguir soñando contigo.

This dream of you is what keeps me livin' on

38. The Lonesome Death of Hattie Carroll (1964)

William Zanzinger killed poor Hattie Carroll With a cane that he twirled around his diamond ring finger At a Baltimore hotel society gath'rin'. And the cops were called in and his weapon took from him As they rode him in custody down to the station And booked William Zanzinger for first-degree murder. But you who philosophize disgrace and criticize all fears, Take the rag away from your face. Now ain't the time for your tears.

Los tiempos estaban cambiando, y tuvimos la suerte de tener a Dylan dispuesto a contarlo, a cantarlo, de la manera más directa posible. Cinco acordes en toda la canción, eso es todo lo que necesita para montar una canción épica pero esquelética, un tema para gritar a los cuatro vientos a pesar de que no hay por dónde engancharlo. Para cuando, en torno al minuto 3:30, aparece por primera vez la armónica, casi te arropa ante el escalofrío continuo de una canción cuyo texto profundiza en esa sensación.

Dylan, en 1964, quiere retratar las injusticias. Y por eso en The Times They Are A-Changin' tanto 'Ballad of Hollis Brown' como 'The Lonesome Death of Hattie Carroll' tienen nombre y apellidos, además de numerosos detalles. Todo parecido con la realidad es absolutamente premeditado: William Zanzinger, el niño rico del que Dylan nunca dice la raza, recibió sólo seis meses de pena por la muerte de Hattie Carroll, de la que Dylan tampoco dice la raza. No hace falta: los huecos los rellenamos suficientemente bien.

Hattie Carroll was a maid of the kitchen. She was fifty-one years old and gave birth to ten children Who carried the dishes and took out the garbage And never sat once at the head of the table And didn't even talk to the people at the table Who just cleaned up all the food from the table And emptied the ashtrays on a whole other level, Got killed by a blow, lay slain by a cane That sailed through the air and came down through the room, Doomed and determined to destroy all the gentle. And she never done nothing to William Zanzinger. But you who philosophize disgrace and criticize all fears, Take the rag away from your face. Now ain't the time for your tears.

El Dylan de los derechos civiles en todo su esplendor. Y la manera de afrontar esas dos últimas líneas, las únicas que ha repetido a lo largo de la canción, inolvidable.

37. Million Dollar Bash (1975)

Cuenta la historia del Rock que pasaron varios años entre la grabación de las cintas del sotano en Big Pink, fechada a finales de los 60, y su publicación oficial en 1975. Cuenta el mito que, desde el primer momento, se empezó a correr en los círculos más enterados que lo de Dylan y The Band era un choque de muy alta calidad. Cada día que pasó, cada bootleg que filtró canciones, cada nuevo oyente que accedió a los misterios de aquella sesión casi privada, no hizo sino aumentar su leyenda.

'Million Dollar Bash' captura casi mejor que ninguna otra, incluso que alguna de las que saldrán más adelante en esta lista, la esencia de una cita entre amigos, distendida, sin aditivos y con Danko y Manuel clavando los coros, casi beodos, del estribillo. Los Beach Boys tienen 'Barbara Ann' y Dylan (& The Band), 'Million Dollar Bash'.

36. Blowin' In the Wind (1963)

Dylan, casi recién salido de la adolescencia, ya se había convertido en una figura determinante de los 60. Lo hizo en 1963 con 'Blowin' In The Wind', incluida en su The Freewheelin' Bob Dylan. En dos minutos y 48 segundos recogió el zeitgeist de parte de la generación de los Baby Boomers y lo trasladó a preguntas. Una canción folk enumerando los grandes y los pequeños misterios irresolubles de la vida.

¿Cuántas veces girarás la cabeza y fingirás que no lo has visto? ¿Cuánto tiene que pasar para que las cosas realmente cambien, para que oigas por fin a la gente llorar? 'Blowin In The Wind' ya era un éxito sin Dylan, gracias a que se la cedió a otros. El bardo de la voz nasal había entrado en las listas metido en ese caballo de Troya llamado Peter, Paul & Mary y ya nunca dejaría de ser parte esencial de la cultura pop. Tenía 21 años sólo: clavar las cosas no es cuestión de madurez, por eso siempre hay que defender la música joven. Y 'Blowin' In The Wind', su sencillez en música y letra y su armónica, es y siempre será joven.

35. As I Went Out One Morning (1967)

Del accidente de moto de Bob Dylan se sacaron muchas cosas, varias de ellas más de leyenda que otra cosa. La sensación de que había sido gravísimo se acrecentó por la decisión de Dylan de estar nueve meses sin aparecer en público. Y, después, nos enteramos de que, el tiempo que tuvo que estar descansando, Dylan lo aprovechó para leer la Biblia y a Rimbaud, con lo cual tiene sentido que nacieran letras impresionistas como la de 'As I Went Out This Morning': enigmática, poliédrica, imposible de entender del todo y, sin embargo, tan dispuesta a explicarte cualquier aspecto de tu vida.

Si los Byrds habían tomado mucho de Dylan, aquí es el quien recoge la típica estructura de canción de los ángeles de la Rickenbacker: el bajo saltón (aquí cortesía de Charlie McCoy), esa acústica tocada con cariño, esa caja de Kenny Buttrey, esa firme convicción a la hora de afrontar la canción. Faltan los coros, claro; recordad la foto que encabezó el tercer post de esta serie.

En un disco lleno de canciones especialmente de raíces llama la atención la dinámica, saltarina, 'As I Went Out One Morning', muchas veces tratada como canción menor pero para mí imprescindible. Qué maravilla que todo John Wesley Harding se grabase en sólo nueve horas: posiblemente dedicarle más tiempo a 'As I Went Out One Morning' la habría matado.

34. The Man In Me (1970)

The man in me will do nearly any task, And as for compensation, there's a-little he would ask. Take a woman like you To get through to the man in me.

Una de las mejores canciones de A New Morning confirma además la influencia del Dylan de comienzo de los 70 en gran parte de la Americana y, en especial, en la manera en que Jeff Tweedy ha afrontado gran parte de la discografía de Wilco. En un disco de sonido suave, de rock con piano para padres, Dylan se engancha a lo romanticón, a lo básico y simple (simplista, incluso):

But, oh, what a wonderful feeling Just to know that you are near, It sets my a heart a-reeling From my toes up to my ears.

Una melodía contagiosa, un la-la-la memorable y una interpretación fantástica. Siempre fue muy buena: sólo le faltaba que llegase el Gran Lebowsky y la hiciese eterna. Gracias, hermanos Coen.

33. Rainy Day Women #12&35 (1966)

La demostración de que la maqueta siempre es mejor y de que Dylan hacía lo que le daba la gana, como reunir a sus músicos, tocar con ellos lo que presuntamente era una demo y elegirla como toma final y single borrachuzo (y exitoso: número 2 en listas) de Blonde on Blonde.

'Rainy Day Women 12&35' juega en todo momento con la palabra stoned, tanto en su significado de "apedrear/dilapidar" como en el de "colocarse". El estribillo, "everybody must get stoned", apuntilla las estrofas y el ambiente beodo añade una capa extra de interpretación. Al final, no es fácil discernir si la evasión drogota es buena, mala o todo lo contrario.

En la era twitter, sigue vigente cien por cien: "te apedrearán y luego te dirán "buena suerte". Todo el mundo quiere hacerte pedazos, de una manera u otra, así que córrete una juerga a su costa.

"We wanna get loaded and that's what we gonna do", que diría el mítico sampleado usado por Primal Scream.

32. Subterranean Homesick Blues (1965)

Don't wear Sandals Try to avoid scandals

Hablando de singles raros, vamos con uno suicida: el que sirvió para presentar al gran público Bringing It All Back Home. No sólo es una retahíla acelerada sin gancho alguno, sin estribillo posible, sino que además se cepillaba en menos de dos mínutos y medio la reputación de Dylan como prohombre y máximo estandarte del folk. Cagándose en los fundamentalistas de Greenwich Village, Dylan y su banda se calzaban las eléctricas, se volvían rock y se preparaban para recibir los escupitajos por traidores.

Dylan, ya de paso, canta como si el mundo se le fuese a acabar hoy mismo y tuviese todavía tanto por decir (hola, Michael Stipe de 'It's The End as We Know It'; hola también, Chuck Berry). Yendo directo a por los ripios, cargado de actitud salvaje, trastabillándose y cortando en seco… el Dylan del 65 estaba encantado de no dar ni un respiro ni una concesión a sus propios fans. Como aún sigue haciéndolo en directo hoy.

Fue su primer top 40, cómo no quererlo también por cosas así.

31. This Wheel's on Fire

Ojo con ella y con el contexto que le da cada oyente, porque lo mismo hay quien ve a Dios en su letra que quien cree que esto va de (otra) bronca sentimental. Yo oigos la versión de The Band en Music From Big Pink y piensas en subidón, psicodelia y sexo. Oyes la versión de Dylan (y The Band) de The Basement Tapes y se te cae el alma al suelo mientras oyes a Dylan con la voz emocionada (y emocionantísima) y te la imaginas tocada en baretos de mierda por bandas a las que nadie hace caso.

If your mem'ry serves you well, You'll remember you're the one That called on me to call on them To get you your favors done. And after ev'ry plan had failed And there was nothing more to tell, You knew that we would meet again,

Y oigo la versión de los Byrds y aún me sorprendo de la cantidad de caretas que se pusieron en su carrera y en que cualquiera de ellas por separado habría sido un gran grupo por separado.

30. It Ain't Me, Babe (1964)

Go away from my window
Leave at your own chosen speed
I'm not the one you want, babe
I'm not the one you need
You say you're lookin' for someone
Who's never weak, but always strong
To protect you and defend you
Whether you are right or wrong

Si en 'Girl From North Country' permanece el misterio de quién inspiró aquella preciosa canción de amor, con 'It Ain't Me Babe' nunca ha habido demasiadas dudas. Suze Rotolo, su novia entre los 20 y los 23 años, fue su musa aquí, y de hecho Dylan compuso la canción en un viaje a Italia a visitar a Rotolo, que estudiaba Arte en la Universidad de Perugia.

De Rotolo, que murió en 2011, Dylan recuerda en Chronicles la emoción de verla por primera vez:

"Desde el principio no pude apartar la vista de ella, era lo más erótico que había visto jamás. Tez blanca, pelo dorado, de raíces totalmente italianas. Comenzamos a hablar y me volvió loco. La flecha de Cupido había pasado silbando cerca de mi oreja en varias ocasiones, pero esta vez me dio de lleno y me lanzó por la borda"

A priori, 'It Ain't Me Babe' es una canción de arrepentimiento: "no soy lo que buscas y siento que sea así". Ayudan los tristísimos arpegios de guitarra. Pero según avanzan las estrofas, a este Dylan se le nota que, en realidad, tiene bastante que echar en cara: ni él va a ser nunca el que acuda cada vez que le llama ni va a desaparecer por completo en los deseos y órdenes de la chica.

You say you're lookin' for someone
Who'll pick you up each time you fall
To gather flowers constantly
And to come each time you call
A lover for your life and nothing more
But it ain't me, babe

Lo que era una canción de ruptura triste se convierte de nuevo en un dardo inquisidor. La gente no cambia por amor, chica, y menos si pides cosas tan absurdas. No, no, no.

29. Positively 4Th Street (1965)

En 1965, Dylan estaba enchufado, y no hablo de su guitarra. Apenas unos meses después de 'Like A Rolling Stone', se metía de nuevo en el top ten USA con 'Positively 4th Street', una canción sin estribillo lanzada fuera de sus discos, sólo como single, que además rompía con todo lo que se esperaba de un éxito del pop en su letra. Dylan se ensaña contra un hipócrita que dice ser su amigo mientras le da puñaladas traperas por la espalda.

You got a lotta nerve
To say you got a helping hand to lend
You just want to be on
The side that's winning

Como en 'Rainy Day Women', aquí a Dylan también le dicen "buena suerte" aunque en realidad le desean todo lo contrario. Y en plena retahíla de mal rollo y salivazos, le dedica un sútil "te jodes" a alguien que, por el título de la canción, vivía cerca de él: 4th Street es uno de los lugares claves de Greenwich Village, donde Dylan y muchos otros artistas folk vivieron y se labraron la fama.

And now I know you're dissatisfied
With your position and your place
Don't you understand
It's not my problem?

Musicalmente, Al Kooper es, una vez más, el pilar indiscutible de una canción sorprendentemente suave para el contenido que carga. Acompañándolo en todo momento con una melodía chispeante, el contraste es acusado. Esto es un chicle que se masca para ser escupido, directo a la cara de quien o quienes lo hayan inspirado:

You'd know what a drag it is
To see you

28. Stuck Inside With The Memphis Blues Again (1966)

Al Dylan de mediados de los 60 había dos cosas que le encantaban: hacer canciones largas y hacerlas con un toque sarcásticos o directamente humorístico. En 1966, en medio de una sesión de grabación de unos pocos días de la que también salieron ‘Vissions of Johanna’ y ‘Leonard-Skin Pill-Box Hat’, nacieron los siete minutos de ‘Stuck Inside of Mobile With The Memphis Blues Again’.

Estas nueve estrofas son, dentro de ese subgénero que son las canciones largas de Dylan, algunas de las más amables que el músico tocó en aquella época. Su colchón instrumental no es para nada agresivo, el órgano de Al Kooper está continuamente remarcando el azúcar de la melodía, y toda la banda parece más empeñada en sonar amable que en sonar triste, al contrario de lo que un blues les exigiría.

Hay en todo "Stuck Inside of Mobile…” cierta sensación de que cualquier cosa que se hubiese subido en la mezcla sería perfecta, cambiaría la manera de escuchar e interpretar la canción y sería protagonista. Si en vez del discurso abigarrado de Dylan hubiese sido el órgano de Kooper, o la inquieta batería de Kenny Buttrey o las guitarras de McCoy y Wayne Moss.

Hay alguien que lo entendió perfectamente, como tantas otras cosas: nuestro Kiko Veneno, que la hizo suya para siempre.

27. Blind Willie McTell

Seen the arrow on the doorpost Saying, “This land is condemned All the way from New Orleans To Jerusalem” I traveled through East Texas Where many martyrs fell And I know no one can sing the blues Like Blind Willie McTell

'Blind Willie McTell' tiene todas las papeletas para estar lo más alto posible en cualquier lista de Dylan: la profunda tristeza con la que está interpretada y cantada, la historia que Dylan afronta en ella y el hecho de ser uno de sus descartes más famosos, una canción injustamente maltratada por el propio autor hasta que decidió sacarla oficialmente a la luz.

Este repaso a la esclavitud, a la historia oscura de EEUU y a su relevancia en la música que nos ha llegado quedó fuera de Infidels en 1983, pero Dylan la incorporó a sus directos casi desde el primer día. Gracias a eso, la mitología en torno a 'Blind Willie McTell' creció hasta que fue publicada en el primero de los Bootleg Series.

La canción, que Dylan consideraba una demo, son seis minutos de hondura, una de las últimas joyas de la corona, y cuenta con el acompañamiento de Mark Knopfler a lo largo de muchos versos que crecen desde una melodía sacada del standard blues 'St. James Infirmary'.

26. Idiot Wind

I noticed at the ceremony
Your corrupt ways had finally made you blind
I can't remember your face anymore
Your mouth has changed, your eyes don't look into mine

Escribir una canción cuando odias a alguien suele salir mal. Escribirla cuando aún estás en plena discusión es, por definición, una mala idea. 'Idiot Wind' es Dylan odiando a la que aún es su esposa, Sara. Es Dylan poniendo negro sobre blanco todo lo que piensa de ella cuando la bronca entre ambos aún no ha terminado. Es Dylan intentando fingir que va a hablar del mundo en general, de la estupidez de todos, pero poco a poco abandonándose a no hacer disgresiones y a centrar su odio en ella.

Es @Dylanenfurecido: "eres idiota, chica, es una maravilla que sepas cómo respirar". Me jodiste la vida, se la jodiste a los que más quiero, le has dado la vuelta a todo y lo que estaba bien ahora está mal y en realidad ya no hay nada que vaya bien.

I can't feel you anymore I can't even touch the books you've read Every time I crawl past your door I been wishin' I've been somebody else instead

Ese 'Idiot Wind' se cuela por todos los rincones de una relación, va contaminándolo todo y ahora todos los recuerdos se han vuelto amargos. Y, sin embargo, aunque te odio… también he decirlo que lo siento.

You'll never know the hurt I suffered Nor the pain I rise above And I'll never know the same about you Your holiness or your kind of love And it makes me feel so sorry

Eres idiota, chica, pero lo cierto es que, en última instancia, los dos lo somos. El amor es, cuando se termina, una puta mierda. Y aunque hay muchas canciones que hayan intentado plasmar eso, pocas lo han hecho justo en el mismo momento en que la discusión está en el punto álgido y las lágrimas y la rabia no dejan de salir. 'Idiot Wind' estremece, y hasta da pudor, por eso.

25. Things Have Changed (2000)


 

Y llegó 2001 y Dylan ganó un Oscar, el reconocimiento más extraño posible para un músico, uno de esos que cuando llegan siempre parecen haber caído por casualidad. Un "pasaba por aquí" convertido en estatuilla, o a veces ni eso, como ocurrió con Elliot Smith cuatro años antes.     'Wonder Boys' le dio la posibilidad al viejo Dylan de capturar el espíritu de aquellos a los que ya empieza a darles todo un poco igual. Demasiadas peleas y esto ya no tiene solución:    
 

People are crazy and times are strange
  I'm locked in tight, I'm out of range
  I used to care, but things have changed
 

   
  Cuando hasta el sexo y el amor sólo sirven para confundirte, quizás lo mejor sea ponerte la coraza: no, no se puede ganar con una mano perdedora. Y lo canta con la mejor de todas sus voces achacosas.  

 
 

24. If Not For You (New Morning, 1970)

     Como le ocurre a 'The man in Me', a 'If Not For You' casi se le reconoce más por lo que ha sido en manos de otros (en este caso de George Harrison en su All Things Must Pass) que por su propia condición. Vivir en el mejor de los dos discos de Dylan de 1970 (o en el menos malo, que dirían otros; no me lo parece, creo que es de los que mejor envejece) no parece razón  suficiente para reconocer la maravillosa sencillez que se esconde en esta simple canción de amor.   
  Un Dylan firmemente anclado en el country construye con sencillez un pequeño edificio de "lo bonito". Funciona tan bien como siempre, como lo hacen el resto de sus rendiciones a entender el amor y contarlo como la gente normal:    

 

If not for you, my sky would fall,
  rain would gather to
  If not for you,
  I'd be nowhere at all
  I'd be lost,
  if not for you

   
  La pedal steel, el ritmo, los tintineos, las voces claramente románticas... Sí, George Harrison lo dulcificó y sublimó la parte "normal", el baladón pop que existía allí. Pero no es muy diferente a la manera de afrontar la canción que Dylan le dio.    
  Dylan, por si lo dudáis, también puede enamoraros.  

 
 

23. Not Dark Yet (Time Out of Mind, 1997)

   
  'Not dark yet' roba la escena, por decirlo al modo cinematográfico. Es la canción que se llevó todas las miradas en el estreno de Time Out Of Mind, a pesar de que por allí había otras, como ya hemos visto, que también apuntaban muy alto. Seguramente tuvo que ver que los seis minutos y medio de  ésta fueran a la vez placidez y tono crepuscular. El paisaje de guitarras está engarzado a una atmósfera de adiós tranquilo, que se remata al final de cada estrofa con ese "aún no se ha puesto oscuro, pero ya queda poco".  
 
  El Dylan maduro, más nasal,  conecta con su voz a esa sensación en la que ya no hay mucho por lo que sufrir, ya hemos perdido la partida en algunas cosas y la hemos ganado en las demás (si ha habido suerte). Dylan, más viejuno que nunca para algunos, se aferra a la emoción calmada como medio para decir que los tiempos siguen cambiando, y puede que esta vez nos dejen fuera y no nos acabe de importar.  


 

22. My Back Pages (Another Side of Bob Dylan, 1964)

Y ahora  el reverso de la anterior, escrita más de 30 años antes. ¿Era Dylan un arrepentido de sí mismo cuando cantaba 'My Back Pages’ y se lamentaba con ese absolutamente clásico “ah, pero yo era mucho más viejo entonces, ahora soy mucho más joven”? Así se ha visto de manera habitual entre quienes leen entre líneas. Y todo cuadra con estrofas como:    
 

“Yes, my guard stood hard when abstract threats,   too noble to neglect, deceived me into thinking   I had something to protect” 

 
  Pero la canción va más allá: en las páginas que ya hemos pasado, en las que a menudo escondemos de nuestras vidas, hay errores remarcables, tonterías que no se nos quitan y mucha, mucha incomprensión hacia los demás. Y, sin embargo, algo de empatía nunca viene mal: hasta te hace más joven. Bravo por él, por su fraseo inconfundible, su guitarra semi-escondida y bravo por los Byrds.  

 
 

 
 

21. You're a Big Girl Now (Blood On The Tracks, 1974) 

A Dylan, Blood on The Tracks le llega cuando todo está a punto de irse al garete. Y por todo me refiero a su vida sentimental, a su matrimonio con esa Sad Eyed Lady of The Lowlands que durante un tiempo fue fundamental no sólo en su vida, sino también su creatividad. Con Sarah a punto de separarse de él, la situación ya es insostenible aunque aún no se haya terminado. Y ésa es la leña que se echa a la chimenea de su disco de 1975.   

Our conversation was short and sweet  It nearly swept me off-a my feet  And I'm back in the rain, oh, oh  And you are on dry land  You made it there somehow   You're a big girl now.    Plantado en mitad de la tormenta, sin tener claro a dónde ir y sabiendo que ella se ha ido y ya está en tierra firme, en terreno seco, el Dylan de 'You're a Big Girl Now' es uno que, al verla por la calle, siente como si alguien estuviese usando un sacacorchos con su corazón. Todo se ha roto, eso está claro, pero ni aún así puede evitar preguntarse si, en realidad, no seguirá enamorado de ella y si no estará haciendo el canelo.  

Frente al vitriolo de 'Idiot Wind', 'You're a Big Girl Now' es una gran demostración de que, en cualquier ruptura, todo el mundo pierde. La vida mata y las súplicas tienen sabor a hiel, por mucho que estén adornadas por una de las mejores guitarras españolas que Dylan haya usado jamás:    

I can change, I swear, oh, oh  See what you can do  I can make it through  You can make it too 

 

 


20. It’s All Over Now, Baby Blue (Bringin' It All Back Home, 1965) 

  Olvidaos de quién es Baby Blue. No tiene sentido buscar su identidad, es una tarea en la que muchos se han perdido. El Dylan de Bringin' It All Back Home no es como el de Blood On The Tracks: no se enseña, no se muestra abiertamente, no quiere que sepamos demasiado de él. De hecho, un par de años más tarde se volverá lo más alambicado y escurridizo posible en Blonde on Blonde.
     Pero aquí, en pleno 1965, con un Dylan ya decidido a enfrentarse a su audiencia "natural", el músico cierra su nuevo disco con una declaración de intenciones: tu mundo se ha acabado, Baby Blue, y puede que pienses que antes estaba mejor, que era más sencillo, pero vente conmigo, podría estar bien.   

Forget the dead you've left,  they will not follow you  (…) Strike another match, go start anews  and it's all over now, Baby Blue   

Apenas la acústica de Dylan, su voz (bien alta, bien arriba) y el muy necesario bajo de William E. Lee para una historia en la que el caos es, cómo no, imparable, pero siempre que la oportunidad de encender una nueva cerilla.    

19. Drifter's Escape (John Wesley Harding, 1967)
 

“Oh, Help Me in my weakness”  I heard the drifter say  As they carried him from the courtoom  

Grabada rápidamente en un día de octubre del 67, ‘Drifter’s Escape’ sirvió como single de John Wesley Harding, y presentó otra historia de alienados por la sociedad que, sin embargo, no llegan a ser destruidos por ella, a pesar de que muchos lo intentan. En plena retirada de Dylan a su granja de Woodstock para compensar la polémica eclosión rock de 1966, todos los cargos de los que se juzga al protagonista de ‘Drifter’s Escape’ bien podrían ser los suyos propios también.  

Unos cargos de los que, en realidad, nunca se entera muy bien: llegan demasiadas cosas confusas de las que es culpable y, esta vez, además, se acumulan en un breve espacio de tiempo: es curioso comprobar cómo lo que en Blood On The Tracks quizás le hubiese llevado a Dylan 45 estrofas, aquí se acota en tres.
   Sea como sea, justo cuando la masa está deseando poner su cabeza en una pica, esta vez Dylan consigue que su personaje escape.     

 

18. Tears of Rage (The Basement Tapes)

Tears of Rage’ duele, aunque no mata. Su historia de padres decepcionados por sus propias hijas conecta con el Rey Lear, solo que aquí la nueva Cordelia es la que gana. En la brecha generacional, Dylan mata a los viejos y se queda con la juventud, y la rabia de estas lágrimas es, en realidad, la de saber que la vida es demasiado corta y que, pese a todo, nos vamos a pasar más de la mitad sin entender nada. 

Es The Band quien le dio a la canción la forma definitiva, la que durará para siempre. En las cintas del sótano, Richard Manuel hace una melodía inolvidable y todo el grupo apoya el quejido por detrás. La rabia, aquí, es más lamento de tristeza sosegada, casi al borde de la melancolía, que de impotencia. Se irán de tu lado y te romperán el corazón, y no podrás entenderlos por más que lo intentes. Viejo, esto es lo que hay.  

   

17. Forever Young  (Planet Waves, 1974)
 

Canciones para hijos, uno de los subgéneros pop más perniciosos de la historia. Uno quiere a su hijo con locura, o así debería ser, pero lo que no es tan fácil es transmitir por qué. Y ahí es donde las letras de muchas de estas canciones encallan: en el sentimentalismo que, visto desde fuera, parece facilón, baratito. 

Dylan le escribió esta canción a su hijo en forma de consejos que también son deseos: que reconozcas la verdad allá donde vayas, que la sigas, que no te derrote el día a día y que seas capaz de encontrar en él siempre una pizca de felicidad. ‘Forever Young’ es una larga lista de deseos en los que, todo el rato, subyace todo aquello que no va a salir bien.  

Pero por encima de todo, y más con esos The Band en estado de gracia, simples y bellos, ‘Forever Young’ es una canción en la que el padre admite que no podrá hacer nada para evitar que todo salga mal. Ser siempre jóvenes, eternos en la época de despreocupación, beber siempre el vino del estío (que diría Bradbury)… No, no lo vamos a conseguir. 

16. Shelter From The Storm (Blood On The Tracks, 1974) 
 

No parece que en ningún momento haya sido idea de Bob Dylan la de convertirse en un compositor enrevesado, difícil. Al menos, no en la música, donde no son pocas las canciones suyas cuyo esqueleto es lo más simple posible: tres acordes y adelante.  

Eso ocurre a lo largo de los cinco minutos de ‘Shelter From The Storm’, colocados justo al final del frondoso, hiriente, camino de Blood On The Tracks y quizás una de las que mejor recoge el espíritu original que tuvo el disco. Se pensó como una obra tranquila, íntima, de mucho protagonismo de la guitarra y poco más. “Poco” es, especialmente, la voz de Dylan, que emociona especialmente en esta oda circular a las cosas que perdimos y de las que no nos dimos cuenta hasta que fue demasiado tarde.  

  Sí, ‘Shelter From The Storm’ vuelve a hablar una vez más de Sarah, pero también podría hacerlo de Vietnam, o de cualquier otro lugar donde azote la tormenta emocional y haya alguien que ofrezca cobijo. No es tanto amor, como sensación de seguridad y de confort. Y Dylan va y viene, sube y baja su voz, como si a ratos acariciase lo que dice y otros lo odiase, como si fuese el mismo la tormenta y el refugio. Tantas vueltas sobre un mismo lugar sonoro acaban por dar  especial importancia al momento en que la armónica llega: llueve entonces, a jarros, en el alma. 

 

15. All Along The Watchtower (John Wesley Harding, 1967)  

Ok, es imposible elegir esta canción de Dylan como una de sus mejores canciones sin pensar en que Jimi Hendrix la agarró, la vapuleó con guitarras eléctricas y la hizo aún mayor de lo que ya era en su inicio. De esas versiones que superan a la original, no hay que dejarse deslumbrar del todo, porque la original incluida en John Wesley Harding era ya una de las destacadas de aquel disco de regreso a la música. 

  En apenas dos minutos y medio, Dylan consigue una canción tan memorable como poco identificada con él. De su armónica, de su voz quebrada, del rastro que deja el penetrante bajo… nadie recuerda casi nada de eso. Ni siquiera de su letra de estructura dada la vuelta, donde el final es el principio y  el principio es el final. O, donde quizás, todo es una cinta de moebius y con ello cobra más fuerza que nunca la frase inicial:   

“There must be some way out of here”, said the joker to the thief 

 

    

14. Love Minus Zero/No Limit (Bringing It All Back Home)

El Dylan más accesible de Bringing It All Back Home se encuentra aquí, en una melodía dulce como pocas dentro de la carrera de Dylan y con una guitarra volátil, dulzona y apacible, ideal para lo que estaba a punto de ocurrir: el estallido del folk-rock, o cómo los jovenzuelos de la época, de repente, descubrieron que en la música de sus abuelos también estaba la clave para hacer hits y conectar con su presente.  

En la letra, otra musa desconocida, la eterna idealización a la mujer como figura misteriosa, con un título perfecto, reducción imposible a las matemáticas de muchas de las ideas detrás de las canciones de amor de Dylan.  

 

13. Knockin’ on Heaven’s Door (Pat Garrett & Billy The Kid)
 

No voy a negar que llegué a ‘Knockin’ on Heaven’s Door’ a través de la versión de Guns’N’Roses: era lo que me tocaba (y ya otro día llamamos a Mohorte y nos damos sopapos dialécticos sobre Axl y los suyos; adivinad mi postura). Lo que me extraña es lo muy infravalorada que se tiene a esta canción, el tema más emblemático de la BSO que Dylan hizo para Pat Garrett & Billy The Kid, especialmente cuando es prácticamente imposible de driblar: viene hacia ti y para cuando te quieres dar cuenta ya se ha acabado, dejando la sensación de que debería haber durado para siempre. 

Baladote folk-rock, de tonos góspel (ese coro), es el himno perfecto para encajar en el personaje de Pat Garrett, un forajido convertido en sheriff que tiene que perseguir al que fuera su amigo y compañero de andanzas, Billy el niño. Muchos ven en este tema una canción anti-guerra, pero es dudoso cuál sería el cielo para Pat Garrett: si esa vida de sheriff o la salvaje que llevaba fuera de la ley.  La duda queda flotando en el aire mientras me pregunto, una vez más, por qué no extenderla más (y sé, sin embargo, que ojalá todas las canciones me dejaran esa sensación).    

12. A Hard Rain’s Gonna Fall (The Freewheelin' Bob Dylan)

La crisis de los misiles, el reloj atómico a punto de sonar las doce, va a caer la de Dios… Plantéate ser joven cuando está todo a punto de irse al garete, en 1962. Plantéate cómo hablar de todo aquello, de cómo hacerlo y decir todo lo que opinas. Piensa en Dylan escribiendo esto sobre ‘A Hard Rain’s Gonna Fall’:   

”Cada línea que hay en ella es de hecho el inicio de otra canción completa. Pero cuando la escribí, pensé que no viviría lo suficiente como para escribir todas esas canciones, así que decidí meterlas todas en esta” 

Así que, antes de que el mundo se lo lleve por delante, el joven (y aún inocente) Dylan, se enfunda voz de sabio folk para enredarse en una larga colección de metáforas de un mundo que se va al carajo:   

Oh, what did you see, my blue-eyed son? 

> And what did you see, my darling young one? 

> I saw a newborn baby with wild wolves all around it, 

> I saw a highway of diamonds with nobody on it, 

> I saw a black branch with blood that kept drippin', 

> I saw a room full of men with their hammers a-bleedin', 
> I saw a white ladder all covered with water, 
> I saw ten thousand talkers whose tongues were all broken, 
> I saw guns and sharp swords in the hands of young children, 
> And it's a hard, it's a hard, it's a hard, and it's a hard, 
> It's a hard rain's a-gonna fall. 


 

 

11. Just Like a Woman (Blonde on Blonde, 1966) 

It was raining from the first 
> And I was dying there of thirst 
> So I came in here 
> And your long-time curse hurts 
> But what's worse 
> Is this pain in here 
> I can't stay in here 
> Ain't it clear that?  
  ¿Qué es ‘Just Like a Woman’? ¿Una canción de amor? ¿Una confesión de por qué estar siempre juntos? ¿Un “de niña a mujer” en manos de Dylan? No, en realidad es la demostración de cómo todas las canciones del de Duluth están siempre buscando el requiebro para romperte las concepciones que tenías sobre ellas.  

‘Just Like a Woman’ va de rupturas. En concreto, del momento en el que empiezas a poner a parir a la persona que te deja y, por desgracia, eso sólo sirve para ponerte el espejo delante de las narices, para verte reflejado, para que los reproches sólo saquen lo que, en realidad, tú hiciste mal. No es el ‘Pesadilla en el parque de atracciones’ de Los Planetas, vitriolo puro, sino una larga recolección de defectos propios en una canción de apariencia sexista.   

I just can't fit  Yes, I believe it's time for us to quit  When we meet again  Introduced as friends  Please don't let on that you knew me when  I was hungry and it was your world.  Ah, you fake just like a woman, yes, you do  You make love just like a woman, yes, you do  Then you ache just like a woman  But you break just like a little girl. 

 

10. Visions of Johanna (Blonde on Blonde, 1966) 

  Es lógico que sea una de las canciones más analizadas de Dylan. 'Visions of Johanna' es, junto a alguna más que aparecerá aún más arriba en la lista, el ejemplo perfecto del Bob Dylan de Blonde on Blonde, un compositor capaz de dar vueltas y más vueltas sobre una viñeta, tejer las metáforas con ritmo reposado y hacer que la canción acabe sin que el misterio (el de la letra, el de la música) se despeje nunca. ¿De quién canta? ¿Quién es esa mujer que hace que, al final, la mente del narrador explote, sin que nada más le importe que los recuerdos de quien ya no está?  

  Frente a la simple lectura romántica/sexual, hay quien dice que Johanna no es una mujer en realidad, que a quien echa de menos este Dylan es a su propia inspiración, convertida en personaje femenino al que dedicar una falsa  canción de amor (falsa como muchas de Dylan que, en apariencia, lo eran).  

Sea como sea, sin Johanna, Dylan navega por el mundo con mucha dificultad para centrar el tiro: casi podríamos convertir los versos de esta canción en tuits y no se alejaría mucho de la narrativa fragmentada, multitarea, de los 140 caracteres. Todo viene y va, como la propia música de la canción. 

Mientras, ojo a las guitarras, muy en segundo plano por voz y armónica, pero maravillosas, y a la potente pero esquelética batería de Kenny Buttrey: sueño muchas veces con la Velvet versionando esta canción, con Mo de pie, en ese mismo papel.

09. Highway 61 Revisited (Highway 61 Revisited, 1965)

Si tituló el disco más rupturista e importante del Dylan de los 60, algo tendría que tener. Por eso, y por su juego de rima libre, de rendirse a cómo fluye el pensamiento y dejar que de ahí salga la letra completa de la canción, es por lo que Highway 61 Revisited siempre ha tenido apariencia marmórea. 

  Fijaos en cómo empieza: es casi como una canción de broma tocada en un bar. Pero Dylan decide abrir fuego parafraseando el Génesis, en concreto el momento en el que Dios le dice a Abraham que mate a uno de sus hijos. “En la Autopista 61”, relata la canción: el contraste entre la gravedad del momento original y la manera en que Dylan lo inserta es tremendo.  A partir de ahí, es obvio que nos podremos encontrar cualquier cosa en esa carretera:   

Well Mack the Finger said to Louie the King 
I got forty red white and blue shoe strings 
And a thousand telephones that don't ring 
Do you know where I can get rid of these things 
And Louie the King said let me think for a minute son 
And he said yes I think it can be easily done 
Just take everything down to Highway 61. 

También es notable cómo es la estructura burlona de la canción en la que nos canta esto. Grabada en agosto de 1965, Al Kooper brilla al órgano, la sirena de policía se convierte en emblemática y la banda de Dylan, más rock que nunca, afronta la recta final como si aquello fuese a desembocar en una jam salvaje. La grabación nos birla aquello, la imaginación hace el resto. Bendito Judas y bendito detritus que... dónde iba a acabar si no... en la Highway 61. 

 

08. Hurricane (Desire, 1976) 

Dylan contra el mundo real. Para ser uno de los representantes fundamentales de la escena de Greenwich Village, a Bob Dylan apenas se le ha visto posicionarse de manera directa en aspectos concretos de la realidad, en hechos y sucesos. De hecho, durante los 60 la mayor parte de las referencias históricas y/o culturales de sus canciones siempre venían arrastradas por el torrente de la verborrea alegórica. Ejemplos hemos visto varios y aún nos queda algún que otro más.  

‘Hurricane’, por el contrario, es una canción protesta basada en hechos reales. Su tono gitano le viene por lo que supuso Desire (1976) para la carrera de Dylan, pero en su tremenda letra hay un alegato a tumba abierta a favor de Rubin Carter, el recientemente fallecido boxeador negro que fue acusado de asesinato y puesto en prisión con muchas dudas en contra de esa acusación. 

Al contrario que lo que ocurría en ‘Drifter’s Escape’, esta vez el juicio es concreto, el acusado real y la defensa ha de ser sólida. Y la narración de Dylan toma intenso partido para demostrar, una y otra vez, todo lo que en la investigación estuvo mal, todas las sombras de un proceso que acabó con Carter.   

“Put in a prison cell, but one tiem he could-a been  The champion of the world” 

  Impactante en su mensaje, arrebatadora en su narración y magníficamente engarzada en el estilo de Desire, ‘Hurricane’ es eso: un huracán. 

07. Tombstone Blues (Highway 61 Revisited, 1965)

¿Cómo habría sido Dylan de haberse pasado al ácido, de haberse entregado, como casi cualquiera de sus contemporáneos, a la psicodelia? No lo sabremos realmente, porque justo cuando eso pudo ocurrir, él decidió encerrarse aún más en las raíces.  Pero las pistas para ese “¿Y si…?” las encontramos todas en la maravillosa y atípica ‘Tombstone Blues’, versión eléctrica del Dylan arrollador y atolondrado que ya habitaba en varias de las canciones pre-Highway 61 Revisited (quizás su mejor disco; muchos días lo parece a pesar de que Blonde on Blonde siempre arrolle en cada escucha). 
  ‘Tombstone Blues’ es el mismo Dylan de la aclamadísima ‘Like a Rolling Stone’, pero sin una pizca de concesión, sin nada que pueda hacer de esta canción un single (algo que es obvio que sí hay en ‘Like a…’). Agarrado al trote de la banda eléctrica, encantado de visitar un blues cochambroso y aceleradísimo por el ritmo que impone Bobby Greg, Dylan desata su verborrea en un paseo por el lado menos amable de los sueños. “A estas horas, por supuesto, los pequeños, los dulces, ya están en la cama”, salta nada más empezar una retahíla de nombres históricos donde el mal rollo se personifica en gente como Juan el Bautista torturando a un ladrón, donde se rima Hills con Cecil B. DeMille y donde hay eslóganes como puños: “deja de llorar y trágate tu orgullo, que no te vas a morir por ello, no es veneno” 


  

06. Like a Rolling Stone  (Highway 61 Revisited, 1965)

Like a Rolling Stone’ es el mito, Dylan eléctrico hecho single, la historia perfecta sobre caer en desgracia, sobre creerte que tienes el mundo a tus pies y que algo pase y le dé la vuelta. La historia de miss solitaria, la chica pija que un día cayó en desgracia y acabó por ir por la calle sin rumbo, como un canto rodado.
   Llegó en el verano del 65 y nunca dejaréis de oírla o de que alguien os hable de ella. Es emblemática por tantas razones que, por sí sola, ha generado más literatura que cualquier ya no canción sino disco de Bob Dylan. Según él, nació de un “vómito de 20 páginas”. Lo recortó, lo podó, dejó la historia justo donde tenía que quedarse y… nació su canción eterna. Para muchos, la mejor. 

 

05. Simple Twist of Fate (Blood On The Tracks, 1975) 

They sat together in the park  As the evening sky grew dark  She looked at him and he felt a spark tingle to his bones  'Twas then he felt alone and wished that he'd gone straight  And watched out for a simple twist of fate. 

De Blood On The Tracks se extraen muchos estados de ánimo, pero hay pocos momentos en la carrera de Dylan que el corazón duela tanto como a lo largo de estos 4 minutos y 18 segundos en los que el propio Dylan se desnuda. Esta vez no hay personajes que valgan, no hay caretas ni parapetos. 

  Cierto que Dylan canta en tercera persona todo el rato, salvo en un momento de la segunda estrofa en la que dice "sí, me acuerdo". Claro que se acuerda. Cuando ya ha desgranado las muchas razones por las que el amor de su vida no pudo funcionar, llega la parte final:   

People tell me it's a sin  To know and feel too much within.  I still believe she was my twin, but I lost the ring.  She was born in spring, but I was born too late  Blame it on a simple twist of fate. 

  Y ahí, en medio de una de sus canciones musicalmente más emocionantes, es cuando se le ve claramente, quizás en el mejor verso que haya escrito: "Aún creo que era mi alma gemela, pero he perdido el anillo". A veces, la vida es justo eso.  

04. I Want You (Blonde on Blonde, 1966) 

Si este top se midiese por las veces que una canción de Dylan me ha hecho llorar, 'I Want You' debería estar en el número uno, a mucha distancia de cualquier otra. De felicidad, de amor, de pena, de que te jodan la vida dejándote, de que puedas levantarte después pero nunca olvides. O de ser consciente de estar viviendo la época más feliz de tu vida y, a la vez, entender que todo va a acabar, algún día, posiblemente tan rápido como llegó.  

  'I Want You' sorprende aún más por cómo es y donde está colocada: es, posiblemente, la canción más pop de la discografía de Dylan, una bagatela directa (tres minutos) y romántica (en la concepción más simple posible) colocada muy cerca del principio de Blonde on Blonde, uno de los discos más complejos, enrevesados y largos de Dylan.

'I Want You' es una declaración de amor, sí, pero también de obsesión, con ese "so bad" que cierra el estribillo remarcando bien lo que se quiere decir. Como la música, jovial y a la vez demoledora; imposible pensar que ésta es una canción feliz (del todo).   

  No, "I wasn't born to lose you".  

03. Mr. Tambourine Man 

  Si no os fiáis de mí, fiaros de The Byrds, que supieron qué saquear a Dylan, cuándo hacerlo y cómo conseguir darle la vuelta a sus canciones para que fueran ya sólo de ellos. Mr. Tambourine Man, en su forma original, tiene un punteo desarmante, un tono dulzón, una letra de metáforas drogotas influida por el Mardi Gras de New Orleans, del que Dylan se prendó en 1964, y una melodía brillante, expansiva, épica-pero-de-dormitorio.  

Hagamos caso a Hunter S. Thompson, que decidió que ésta tenía que ser la canción sonase en su funeral, cuando las cenizas se esparcieran por el aire al ser disparadas por un cañón.  

Ayúdame a dormir, hombre de la pandereta, al menos hasta que vengan los Byrds y den inicio a todo un género musical nuevo.      

02. Desolation Row (Highway 61 Revisited, 1965)

Once minutos recorriendo una calle imaginaria, o no tanto, en 1965. No es el infierno, pero podría serlo si todos los perdedores, famosos o no, con carisma o no, se reuniesen y se pusiesen en fila. El mundo y sus múltiples y complicadas caras ya le habían asaeteado la juventud de Bob Dylan, pero ahora entraban también los sueños y las ficciones eternas y los matices se hacían cada vez más y más grandes en sus letras.   

  En la de esta maratón musical se suman Hollywood, Cenicienta, un Casanova inseguro, Robin Hood, TS Elliot, Einstein recitando el alfabeto, los pasajeros del Titanic (que gritan: "¿de qué lado estás tú?")… Y Lady y el propio Dylan. También Charlie McCoy, con su guitarra llegada desde Nashville, le dio el aroma definitivo, frente a la eléctrica de Al Kooper con la que había sido concebida y que se nos mostró en No Direction Home. 

  Cada frase de las diez estrofas está punteada finamente, sin aspavientos, por la guitarra con deje fronterizo de McCoy, en cada nuevo requiebro, tan diferente y juguetón cada uno como las propias palabras de Dylan.  

  El día en que vayáis a pensar cómo cerrar un disco de manera inmejorable, escuchadla. 

 

01. Sad Eye Lady of The Lowlands (Blonde on Blonde, 1966)

With your mercury mouth in the missionary times  And your eyes like smoke and your prayers like rhymes  And your silver cross, and your voice like chimes...  With your holy medallion which your fingertips fold  And your saintlike face and your ghostlike soul....   

La canción que nunca para, que viene y va, el himno de amor serpenteante a Sara, su primera mujer. El Hammond eterno de Al Kooper, sin hacer ruido, sin estrépito, pero llenándolo todo. Una de las leyendas que corre sobre ella es que Dylan nunca les dijo a los músicos cuándo o cómo iba a terminar la canción y que, por eso, muchas veces tocan como si estuvieran a punto de concluir, para regresar de nuevo. Clímax sobre clímax sobre clímax.  

He de admitir que siempre me han gustado las canciones largas, pero que hasta que escuché ‘Sad Eyed  Lady of the Lowlands’ no pensaba que el folk pudiese intentarlo. Luego ya vi que había diferentes maneras acústicas de aproximarse a la misma épica en la que aquí Dylan se reboza. La gran oda romántica al mismo amor del que luego, como ya hemos visto en ‘Simple Twist of Fate’, perderá el anillo.  

De las cuatro caras que originalmente tenía la edición en vinilo de Blonde on Blonde, Dylan reservó una entera para esta canción, para hipnotizar por completo a quien se pierda en ella. Del sonido que consigue Dylan en sus canciones más largas se ha hablado mucho: a mí me parece fundamental entender cómo balancea al oyente, cómo lo arrulla pero para mantenerlo despierto. ¿Cómo sería ‘Sad Eyed Lady of The Lowlands’ en manos de otros? ¿Quién sería capaz de dar esos toques de batería con los que Kenneth Buttrey impide que nadie (de los oyentes) se pierda, se vaya fuera de la canción? 

With your sheets like metal and your belt like lace  And your deck of cards missing the jack and the ace  And your basement clothes and your hollow face...  With your sheet-metal memory of Cannery Row  Who among them can think he could outguess you? 

 

‘Sad Eyed Lady of The Lowlands’ es un vals, y como tal se puede bailar. Pig Robbins y Al Kooper engarzan piano y órgano como doblándose uno a otro y a la vez esquivándose: como si la propia Dama Triste se acercase y se alejase al narrador, a un Dylan que no canta emocionado, canta como bailando ese vals.    Mientras la interpretaba en cada una de las cuatro tomas que hicieron falta para hacerla realidad, es difícil creer que ahí no había nada más que un hombre enamorado: once minutos de texto imparable, arrodillado ante la mujer que ama, ex-chica playboy:   

And your magazine-husband who one day just had to go  And your gentleness now, which you just can't help but show  Who among them do you think would employ you? 

  ‘Sad Eyed Lady of The Lowlands’ no sólo es importante en Blonde on Blonde. Lo es también para su autor, tanto como para que, años después, en la ‘Sarah’ de Desire, Dylan recordase cómo la escribía en un hotel.  “Días me costó escribirla para ti”.  El tramo final, donde ya se deja de cantar y es la armónica la que toma el primer plano, está hecho aún con todas las cosas que quedaba por decirle pero para las que ya no hubo palabras.  

El kung-fu está extinguiéndose en Hong Kong, pero hay quien quiere salvarlo capturando sus movimientos en 3D

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Bruce

Si Bruce Lee levantara la cabeza se encontraría con un panorama curioso. El estreno 'Birth of the Dragon', una nueva película inspirada en su vida, no ha sido del gusto de sus descendientes y sus fans. El problema no es solo ese: el problema es que el kung-fu que lo convirtió en la leyenda que es ahora está de capa caída en la ciudad donde el propio Lee lo aprendió.

Hong Kong era el paraíso del kung-fu a mediados del siglo pasado. Había escuelas por todas partes, y la práctica de este arte marcial formaba parte de los habitantes de esa ciudad. Los tiempos han cambiado de forma radical, y la presencia de escuelas y practicantes es tan reducida que algunos han tomado medidas extremas: antes de que los movimientos se pierdan para siempre, hay que capturarlos con cámaras 3D para poder conservarlos para las generaciones venideras.

El kung-fu no es un arte marcial "cómodo"

Es lo que está haciendo la International Guoshu Association, una organización sin ánimo de lucro que ha iniciado el proyecto "Hong Kong Martial Arts Living Archive" en colaboración con la Universidad Ciudadana de Hong Kong. La idea es simple: documentar y estudiar el kung-fu usando tecnología digital.

Vídeos como este demuestran el resultado de esos esfuerzos con uno de los primeros estilos que se han capturado, el llamado Hakka, que es especialmente popular en el sur de China. La idea es la de poder capturar todos esos movimientos con tecnología que luego permita que jamás se extingan para que cualquiera pueda recuperarlos.

Los jóvenes que llenan las calles de Hong Kong ya no tienen prácticamente interés en el kung-fu, y en lugar de ello parecen dedicarse a otras aficiones. La fiebre de Pokémon Go ha sido especialmente fuerte allí, y los viejos maestros se lamentan de la situación. Leung Tin, que a sus 69 años sigue enseñando la modalidad wing chun, comentaba como "lamentablemente, creo que las artes marciales chinas son ahora más populares en el extranjero que en su propio hogar".

Kungfu1

Lo certifica con un dato aplastante: la International WingTsun Association tiene contabilizadas 4.000 escuelas abiertas en más de 65 países por ex-alumnos de esas escuelas originales. Solo cinco de ellas se han abierto en Hong Kong. Los jóvenes que se interesan por las artes marciales prefieren el muay thay, un deporte que es visto por los jóvenes como mucho más atractivo. Hoy predominan escuelas que enseñan otros estilos de lucha más modernos. Más televisivos. Más espectaculares.

El kung-fu requiere paciencia y trabajo duro, recordaba Mak Che Kong, de 64 años, otro de los viejos maestros que ahora encuentra mucho más difícil encontrar alumnos interesados en un arte marcial mucho más exigente. "Hoy en día, si le pides a un estudiante que practique la postura de caballo durante toda una clase, no vuelve. Están acostumbrados a vivir una vida cómoda".

Curiosamente el arte marcial ha revivido en la China continental: el gobierno ha promocionado su enseñanza en el colegio a través del deporte conocido como wushu, y el objetivo es doble: que los jóvenes estén en forma, pero que además lo hagan practicando algo que refuerza los valores y el orgullo nacional.

Las MMA cogen el testigo del kung-fu

Puede que en Estados Unidos el kung-fu haya perdido su fuerza original, pero ese arte marcial fue crucial para el desarrollo de las Mixed Martial Arts, o MMA. Este deporte-espectáculo se ha convertido en todo un fenómeno en Estados Unidos, algo así como esa versión seria de la esa lucha libre que era casi una caricatura de los valores que prodigaban las artes marciales tradicionales.

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Para muchos —incluida la propietaria de la UFC, Dana White— Bruce Lee es el padre de las MMA, y puede que hasta él hubiera estado de acuerdo. "él decía que el estilo perfecto era la ausencia de estilo. Tomabas una pequeña parte de todo lo demás. Cogías lo bueno de cada disciplina, probabas lo que funcionaba, y tirabas el resto a la basura".

Esa fue la base del Jeet Kune Do, el arte marcial que Bruce Lee creó de la nada combinando ingredientes de diversos estilos de lucha. Más tarde llegarían el Shooto y el Vale Tudo, que dieron vida a la formación de la UFC (Ultimate Fighting Championship), la mayor promotora de los combates de MMA.

Royce Gracie (admirador, como el resto, de Bruce Lee y su legado) se hacía sorprendentemente con el triunfo, y se iniciaba la era definitiva de la lucha como espectáculo. El kung fu no tendría ya demasiado sitio en las luchas de la UFC: los "pegadores" no solían tener mucho que hacer frente a los "agarradores" como Gracie, que se convertiría en leyenda de un deporte que dejó claro que el karate, el kung-fu y otras artes tradicionales eran inferiores en ese tipo de combate "total" frente a modalidades como el jiu-jitsu brasileño que practicaba Gracie.

Algunos se preguntaban si Bruce Lee hubiera podido hacer algo al respecto. Probablemente no, pero puede que eso no hubiera importado: muchos seguirían aprendiendo de sus enseñanzas. Y de no hacerlo directamente en esas escuelas ahora cada vez menos populares, de ese archivo que hubiera capturado sus movimientos para la posteridad. Una lástima que Lee y la tecnología actual no coincidiesen en el tiempo.

En Magnet | A la búsqueda de la mejor escena de pelea en cine y televisión: las 29 mejores

14 momentos inolvidables de las mejores series de la historia de HBO

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Nedstark

España estaba entre los destinos de desembarque de HBO. También habíamos descubierto recientemente que la página web estaba disponible. Todo parecía listo, salvo la fecha de lanzamiento, que con tanto celo se estaban reservando antes de darnos la sorpresa. Pero ahora sí, la cadena norteamericana que había germinado oficialmente la nueva edad de oro de la televisión ha abierto sus puertas en nuestro país.

Novedades como Westworld o The Young Pope podrán verse a partir de ahora en la plataforma. También series antiguas, como Veep, que aún no había sido convenientemente editada en España (aquí tienes todos los detalles de los productos que HBO nos oferta en su apertura).

Los Soprano, The Wire, The Leftovers... Sí, parece sorprendente, pero es verdad: una única cadena posee buena parte de los momentos más importantes de la historia televisiva de los últimos veinte años. Para celebrar esta buena nueva hemos querido repasar algunos de los instantes con los que el canal se ha convertido en el referente cultural que todos conocemos.

13) Silicon Valley y pajas para todos

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Octavo episodio, primera temporada: Optimal Tip-to-Tip Efficiency

No tengo ni idea de cómo se habrá traducido este enorme capítulo cimentado absolutamente en uno de los más complejos y estúpidos juego matemático de palabras jamás visto, pero me compadezco de esa audiencia que se haya podido perder esta gloriosa broma en la que vemos tan claramente la fusión de la mente responsable de Idiocracy y Beavis y Butthead. Chupaos esa Sheldon y Leonard, los auténticos nerds están aquí (y por cierto, si querías una explicación matemática a su fórmula, también la tienes).

13) Veep: humor inglés adaptado

Debate Amy Talks With Selina

Octavo episodio, tercera temporada: El debate

Aunque los espectadores de The Newsroom o El Ala Oeste de la Casa Blanca ya estaban acostumbrados a ver episodios sobre debates, nada nos tenía preparados para ese festival de sátira política washingtoniana creada por un escocés. En este capítulo de la tercera temporada todo funciona, desde la dosificación de cuota de cada personaje hasta la estructura cómica de las reacciones generadas alrededor de un nuevo corte de pelo. La sinergia del reparto nunca brilló tanto ni nos preparó tan bien para lo que vendría a continuación.

12) Sexo en Nueva York: la dignidad emocional

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Séptimo episodio, sexta temporada: El Post-it siempre pega dos veces

Si Sexo en Nueva York sirvió para hablar de cuestiones de la vida moderna fácilmente identificables por los espectadores (bueno, salvo por lo de formar parte de la élite económica y que pase por drama cotidiano perder zapatos de miles de dólares en fiestas en la Quinta Avenida) nada en la historia de estas cuatro amigas se sintió tan cómico y cierto como que te dejen vía post-it.

Además, las generaciones de hoy también se habrán sentido en alguna ocasión como Carrie. No tenemos estadísticas a mano, pero seguro que son muchos los jóvenes y no tan jóvenes de hoy en día a los que su pareja les ha dejado por Whatsapp antes de bloquearles para siempre.

11) La retribución en The Leftovers

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Noveno episodio, primera temporada: The Garveys at Their Best

Llevamos nueve episodios de la primera temporada y todavía no sabemos muy bien qué pensar de esta nueva serie de ciencia ficción de los creadores de Perdidos (y por eso, en ocasiones nos tememos lo peor). Pero, pese a toda la confusión y los hilos argumentales irresueltos, hay que reconocer que hay capítulos especialmente bien hechos, como The Garveys at Their Best, ese enorme flashback que nos recompensa con todo lo que le habíamos estado deseando comprender hasta ahora. Una recompensa preparada a fuego lento.

10) Trucha Soprano

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Decimotercer episodio, segunda temporada: Distorsiones

Cuando parecía que Los Soprano habían mostrado todas sus cartas (y lo bien que eran capaz de ejecutar cada faceta de estas), descubrimos que la serie de David Chase también se podía poner psicoanalítica. En una secuencia mortalmente felliniana en la que Tony delira a consecuencia de una intoxicación alimentaria, tendrá que resolver su deuda pendiente con Big Pussy. Hablando con él en sueños. Mientras el amigo al que ha asesinado toma forma de pescado.

Sonidos de globos, siluetas extrañas, amigos que desaparecen al cambiar de plano… Todo en Distorsiones nos demostró que esta serie de mafiosos podía ser tan inteligente como quisiera.

9) Villanía marca Deadwood

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Quinto episodio tercera temporada: Una bestia de dos cabezas

Que la mayor deconstrucción del western acometida nunca, que la serie con los insultos más ingeniosos de la historia de la televisión sólo tuviese tres temporadas parece un pecado. Nunca olvidaremos la serie de David Milch, pero de entre todos sus momentos, tal vez uno de los más estimulantes fuera era pelea entre Dan Dority y Joe Turner, que era de todo menos la típica pelea a la Hollywood. La suciedad de la escena traspasa la pantalla. Oye HBO, seguimos aquí, esperando la película.

8) La irreverencia de Curb Your Enthusiasm

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Octavo episodio, tercera temporada: Krazee-Eyez Killa

Ahora que la realidad se ha vuelto un poco Curb Your Enthusiasm en sí misma, cabe recordar una de las comedias más importantes de la historia reciente. Y de ella rescatamos uno de esos momentos en los que la sequedad que caracteriza a la serie se dejó de lado en favor de la diversión sin concesiones, dando rienda suelta a la energía que emanaba este improbable dúo entre un rapero negro y un blanquísimo productor neoyorkino socialmente nulo.

Y sí, este juego racial sigue teniendo a día de hoy la misma gracia que la que tenía 15 años atrás.

7) Flight of the Conchords le pone banda sonora a tu vida

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Primer episodio, primera temporada: Sally

Tremenda carta de presentación. Aquí mejor dejamos que te lo canten ellos:

6) Un plano secuencia para True Detective

True Detective

Cuarto episodio, primera temporada: ¿Quién anda ahí?

Para el cuarto episodio de esta recién llegada miniserie ya estábamos bastante enganchados. Nos habíamos sumergido en el ambiente sureño, captamos perfectamente su dominio de la psicogeografía, y algo nos habían avisado ya de ese concepto llamado “horror cósmico”. Pero de pronto la ambientación y los diálogos pasaron a un segundo plano y la dirección se metió a protagonista.

En este capítulo descubrimos el plano secuencia que nos hizo creer que estábamos ante la mejor nueva serie de la historia. El romance sólo nos duró hasta la emisión de los primeros capítulos de su siguiente temporada, pero el recuerdo del caso de Martin y Rust se quedará siempre con nosotros.

5) La historia adaptada en Hermanos de Sangre

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Noveno episodio: ¿Por qué combatimos?

Esa secuela de Salvar al Soldado Ryan llamada Hermanos de Sangre siempre fue dura, capaz de equilibrar los valores cinematográficos con la verosimilitud histórica e incluso humana. Nos creímos a esos soldados desde el minuto uno.

En el último episodio de la serie se respondió por fin a la pregunta que siempre ha de hacerse uno al hablar de guerras, y por 50 minutos, especialmente en su final, estuvimos tan convencidos de la necesidad de ir al frente que casi nos alistamos nosotros mismos. Hasta las escenas bélicas quedaron eclipsadas por el horror de los campos de concentración. Saber que no puedes darle de comer a las personas que han vivido la hambruna extrema a riesgo de matarles, algo simplemente desgarrador.

4) Juego de Tronos: crecer en la desconfianza

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Décimo episodio, primera temporada: Fuego y sangre

Todavía no sabíamos que Juego de Tronos consistía en baños de sangre, en la manipulación de nuestros sentimientos hacia ciertos personajes para que luego éstos nos fueran arrebatados, a veces de las formas más fortuitas posibles. Esos últimos momentos de la primera temporada de la serie de Benioff y Weiss, ese instante en el que una espada baja para destruir nuestras expectativas y costumbres como espectadores, certificaron que este mundo de fantasía jugaba a algo distinto que el resto de series: había nacido un fenómeno social.

3) Heroes reales para The Wire

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Undécimo episodio, tercera temporada: Terreno Medio

Pese a ser una de las mejores series de la historia, The Wire no es especialmente conocida por episodios individuales que destaquen de entre los demás, ya que su historia es como una gran red en la que cada eslabón está entretejido al siguiente. Pero nos lanzamos a ofrecer uno de los momentos más memorables de por sí: cuando se confirmó que Omar era el mejor personaje de la historia de la televisión.

2) A Dos Metros Bajo Tierra: la travesía

O Six Feet Under Facebook

Duodécimo episodio, quinta temporada: Todos esperan

¿Manido? Así es, decir que el último episodio de esta serie es uno de los mejores momentos de la historia de la televisión es casi como entrar corriendo a una reunión científica y decir que la tierra gira alrededor del sol. Pero el consenso alrededor de esta secuencia de reparto de momentos de vida no le quita importancia. No siquiera el maquillaje barato hace que nos guste menos. Breathe Me es la canción es una de las canciones más importantes de la lista Existencialismos. Gracias, Alan Ball.

1) Los Soprano ríen los últimos

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Undécimo episodio, tercera temporada: Pine Barrens

¿Esperabas ver en este puesto el final de Los Soprano? No, sobre ese momento ya se ha hablado suficiente, cuando le hemos prestado muy poca atención al que de verdad es el momento cumbre de estos gánsters de New Jersey.

Es difícil saber qué se le daba mejor a Los Sopranos, si la construcción de personajes, los juegos de tensión o los recesos cómicos. Para esto último, nunca hubo absolutamente nada mejor que aquel episodio en el que acompañamos al bosque a Paulie y Chris, sorteando durante toda una noche la hipotermia, peleándose entre sí y finalmente haciéndolo contra sus propios zapatos. Todo eso mientras Tony tiene que sobrevivir a los tiros de su goombah a kilómetros de distancia. Por los pelos, pero la tradición del humor slapstick puede respirar tranquila.

Las 17 mejores películas sobre viajes en el tiempo del pasado, presente y futuro del cine

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Looper

El pretexto es sencillo: hay una película en cartelera que habla ocultamente de la idea de bucles en el tiempo. Pero tranquilo, no te diremos cuál es, para que cuando la veas lo descubras por ti mismo.

Y aunque hay bastantes películas sobre viajes en el tiempo, nunca son suficientes. En esta casa el periplo espaciotemporal nos parece un tema tan interesante y con tantas posibilidades narrativas y conceptuales que siempre recibiremos cada nueva entrega con alegría, por muy mediocres que sean sus resultados fílmicos.

Claro que, puestos a hablar de cine, lo ideal es seleccionar lo mejor de lo mejor. Por si te has perdido alguna, estas son las películas más destacadas de la historia sobre viajes en el tiempo. Y si crees que falta alguna, no es un error. La lista es definitiva.

17) Timecop

Timecop 2

Sí, ya sabemos, es Jean-Claude Van Damme. Pero precisamente por eso, por Jean-Claude Van Damme, y por el noventero guión completamente cómic (que facilitó Mike Richardson, fundador de Dark Horse Comics) del que hace gala Timecop no debería escapársenos. Un festival de palizas coreografiadas y oraciones over the top al servicio de una historia con más mimo por la complejidad y firmeza narrativa de la que podríamos esperar de una película así.

16) Kin-dza-dza!

Kin Dza Dza 1986 01 G

Dos buenos samaritanos se encuentran con un loco callejero que les comunica que viene de otro planeta. Incrédulos, prueban su artefacto para encontrarse al momento en mitad de un paraje desconocido, que como conoceremos, es un lugar dentro del tiempo. De alguna manera, esta obra de Georgiy Daneliya es la versión soviética de la ciencia ficción marca Monty Python. Igual de bizarra, posiblemente más steampunk. Una incómoda sátira de una distopía capitalista que posiblemente haya perdido fuerza en su innegable humor por culpa de la traducción (idiomática, pero también cultural). Pero que los juegos de palabras perdidos no nos engañen, Kin-dza-dza! tiene mucho combustible cómico que ofrecer.

15) Terminator 2

Terminator 2 3d

Sí, la paradoja temporal está muy presente, pero seamos sinceros, su reflexión científica quedar eclipsada por los altísimos niveles de acción, increíbles efectos especiales y Schwarzenegger haciéndole piercings a coches por doquier subido a una azotea.

14) El planeta de los simios

Planet Of The Apes 10 Scariest Post Apocalyptic Scenarios1

Necesitábamos una película que representase el viaje en el tiempo como deux ex machina resolutorio, y por eso no hay ninguna mejor que aquella en la que, después de una potente reflexión sobre el choque cultural contra "el otro", se vean las ruinas de la civilización.

13) Corre, Lola, Corre

Lolarennt Oberbaumbrucke

Aunque mucho no consideren que el planteamiento de la película no implica viajes temporales, todo depende de cómo entendamos ese salto en el tiempo. Aquí, como cuando mueres en una partida de videojuego, tu personaje vuelve al último punto de guardado, exactamente 20 minutos antes de que la realidad de una joven pareja cambie para siempre. Y desde luego, la cámara hiperfrenética de Tom Tykwer supo exprimir y dilatar cada décima de segundo para los espectadores paridos por MTV, Al igual que Franka Potente, todos los que vean la película sentirán cómo sus vidas pasan a contrarreloj.

12) Código Fuente

Source Code Original

Después de que Moon llamase la atención de los espectadores, Duncan Jones decidió seguir apostando por proyectos de sugerente trasfondo ficcional. Al señalar que esta película trata sobre viajes en el tiempo estamos desvelando una de las mejores partes de la premisa, pero el mecanismo avanza tantas veces y va dosificando las revelaciones con tanta habilidad que, si no la has visto, deberías correr a hacerlo.

11) Los Cronocrímenes

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El tiempo, las líneas temporales, como conjunto cerrado. Esa es la idea que debía llevar tatuada en la mente el debutante Nacho Vigalondo cuando decidió hacer un hermoso artefacto low cost y high concept de múltiples capas, cada una de ellas más suspicaz que la anterior. Una película de esas que, al final, al conocer todos los detalles del puzzle, solo te permiten maravillarte con el ingenio del autor.

10) Triangle

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No por casualidad colocamos Triangle a continuación de Los Cronocrímenes. Esta película estadounidense de bajo presupuesto de 2009 salió dos años después de la de Vigalondo, y si no fuera por ciertos cambios argumentales (especialmente su final) podríamos pensar que fue una inspiración más que directa de la del cineasta cántabro. Al poder de la linea del tiempo fija como centro de conflicto narrativo se le suma un terrorífico escenario que ayuda a ese revoltijo de subgéneros que tan bien le sienta.

9) Los héroes del Tiempo

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Si 12 monos es la versión seria sobre los viajes en el tiempo del animador más famoso de los Monty Python, esta aventura familiar es su reverso despreocupado, aunque muy gilliamiano igualmente. De esta película es tan interesante la galería de situaciones históricas por la que se van sumergiendo los menudos protagonistas como el genio inventivo que desprende cada escena. Y eh, mala suerte si viste ese final siendo un niño.

8) Safety not Guaranteed

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Esta encantadora comedia indie de Colin Trevorrow no busca mostrar las posibilidades del relato experiencial del viaje en el tiempo que tanto ha transitado la ciencia ficción al uso, sino de buscar un nuevo enfoque: la dimensión existencialista que plantea la duda de la mera posibilidad de que eso ocurra en el mundo real. Es decir, el viaje en el tiempo como detonante de la aventura para la gente que más necesita creer que eso, la aventura, aún sea posible.

7) Donnie Darko

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Tranquilo, hasta su director, Richard Kelly, admite que en su mente tampoco están del todo ensambladas las piezas del paradójico final de Donnie Darko. Y su vertiente de ciencia ficción, donde entra la dimensión temporal, tampoco sobresale por encima de la mezcla de película fantástica y drama familiar. Pero se trata de una obra tan original, esquizofrénica incluso, que es comprensible su estatus de obra de culto.

6) Hard to be a god

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Si no sabes antes de ver la película que la cuestión temporal está presente en la trama, posiblemente ni te enteres. Eso que vemos en Qué difícil es ser un Dios es la rusia medieval, pero el punto de vista principal es el de un dios-viajero del tiempo, el protagonista que viene del futuro. Así, con esa distancia mental, queda justificada una producción tan enajenada, tan depravada. Esta obra inédita durante décadas de Aleksei German tiene, por cierto, una terrible historia de censura detrás. Parece que al Comité Central soviético no le convenció este carnaval neo-medieval sobre el retraso de Rusia.

5) Looper

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Como también demuestran otros de esta lista, la paradoja temporal es mucho más que un artilugio narrativo, es un instrumento que permite indagar en la naturaleza humana desde ángulos difícilmente alcanzables por las obras que se circunscriben al realismo. Se confiaba que la segunda obra de Rian Johnson iba a ser tan buena como la primera y sobrepasó las expectativas.

4) Primer

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Shane Carruth no solo parió en su primera propuesta fílmica una obra maestra, sino que provocó sin querer un gran proverbio: desconfía de cualquier persona que te diga que ha entendido Primer a la primera. Probablemente, la película que mejor trataba la anomalía temporal de la historia. Y decimos probablemente porque, cada vez que nos adentramos en la película, su laberinto narrativo acaba desembocando en una salida distinta, nunca definitiva.

3) Atrapado en el tiempo

Groundhog Day

Para muchos ver Atrapado en el tiempo fue pasar por el rito iniciático en el loop temporal. Una fábula con un trasfondo emparejable al Cuento de Navidad en la que el aprendizaje sobre las consecuencias morales de cada pequeña decisión que tomamos (o dejamos de tomar) en nuestras vidas. Importantísima también porque esta es la mejor película de Bill Murray, y porque tiene un muy buen remake reciente llamado Al filo del Mañana.

2) 12 monos

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Una película con tres pilares: primero, el complicado juego de espejos narrativos que puede procurar la intersección entre distintos planos de realidad (pasado, futuro, alucinaciones o sueños). Segundo, el gusto noventero por las conspiraciones gubernamentales. Y tercero, el derroche de divergencia estética que exudaba por aquel entonces el cine de Terry Gilliam.

1) La Jetée

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Porque lo que no sabe todo el mundo es que 12 monos fue concebido como tributo a una de las películas más estimulantes del cine de los 60 (que ya es decir), a manos de Chris Marker. La trama de 12 monos es una expansión de lo reflejado en este mediometraje francés, con lo que ya te haces una idea de lo que puedes encontrarte aquí. Luego, aparte, tiene un estilo audio-visual que de seguro te dejará... pasmado.

31 películas que quizá no hayas visto de 2016 y te harán el mejor cine de Navidad posible

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Todavía no ha acabado el año pero diciembre es el mes donde hacemos balance de los últimos 12 meses. Es el mes de las listas de lo mejor y lo peor; cuando rescatamos los eventos más destacados, los que han retratado este 2016 que estamos a punto de dejar atrás. Mi labor con este artículo es ésa, señalar el cine que merece ser recordado.

Como el año pasado, considero necesaria una aclaración para evitar malentendidos sobre lo que se ha incluido y lo que se ha dejado fuera de la lista: a la hora de elegir, he tenido en cuenta el calendario español de estrenos, que puede no coincidir con el de otros países. Sin más, éstas son las 31 mejores películas de 2016:

‘El renacido’ (‘The Revenant’) de Alejandro González Iñárritu

Será recordada por ser la película que, POR FIN, proporcionó un Oscar a Leonardo DiCaprio (en su 5ª nominación). No obstante, hablamos de un épico drama repleto de imágenes extraordinarias, fruto de la pasión de un grupo de talentosos profesionales donde destacan también la aportaciones de Tom Hardy, Iñárritu y “El Chivo” Lubezki.

‘La habitación’ (‘Room’) de Lenny Abrahamson

En las antípodas del anterior, encontramos un drama humilde e íntimo, de una madre y un hijo atrapados en un mundo minúsculo por un “monstruo”. En cierto modo, es como un cuento de hadas con personas de carne y hueso. Tan terrible como bonito y emocionante, del que sacar algunas lecciones. Hay que seguir a Abrahamson.

‘El hijo de Saúl’ ('Saul fia') de László Nemes

Una experiencia intensa e inolvidable. A estas alturas, tras tantas películas y series dedicadas al horror nazi y el holocausto judío, cabe pensar que ya está todo dicho, que no se puede aportar nada más. Este film polaco demuestra lo contrario. Recurriendo a la cámara subjetiva casi como un videojuego, Nemes te sumerge en la pesadilla de un campo de concentración de una forma única.

‘Los odiosos ocho’ ('The Hateful Eight') de Quentin Tarantino

Otra vez, doy un giro para destacar una propuesta muy diferente a la anterior, igualmente violenta pero con la distancia de una ficción liberadora, con evidente tono exagerado, grotesco y cómico. Tarantino nos invita a su mundo propio y disfruta plasmando escenas violentas en la pantalla, esperando que sepamos apreciar la belleza o el humor del momento. Son 3 horas que se pasan volando. Cine en estado puro.

‘El último tour’ (‘The End of the Tour’) de James Ponsoldt

Aparentemente no tiene nada que ver con la de más arriba, sin embargo, ambas obras triunfan por un aspecto muy descuidado en el cine comercial: los personajes. A veces creo que ésa es la razón por la que nos enganchamos a una historia. No son los efectos especiales o la historia, son los protagonistas. Quieres seguir con ellos. Jesse Eisenberg y Jason Segel sorprenden con sus inspiradas interpretaciones.

‘Anomalisa’ de Charlie Kaufman y Duke Johnson

De los guiones de Kaufman siempre podemos esperar giros inesperados a situaciones corrientes, personajes atrapados en su propia visión del mundo y momentos tan ingeniosos que se quedan grabados en las retinas. La animación stop-motion se revela como un lienzo perfecto para la última pesadilla de este creador.

‘Spotlight’ de Thomas McCarthy

Siempre decimos que los Oscars no significan nada, que sólo es una herramienta publicitaria y un gran circo para el lucimiento de las estrellas. Como si fuésemos uno de los numerosos artistas olvidados por la Academia de Hollywood. Lo cierto es que estos premios importan, más que las mejores críticas. Y de vez en cuando, premian a las películas correctas. ‘Spotlight’ tiene fuerza, un excelente reparto y McCarthy nos recuerda el gran valor del periodismo en estos tiempos del clickbait.

‘Carol’ de Todd Haynes

Haynes se disfraza de Wong Kar-wai en este hermoso drama romántico protagonizado por dos de las mejores actrices de la actualidad. Es como una maravillosa cápsula del tiempo donde queda atrapada, para nuestro disfrute, una historia que merece ser recordada, siempre.

‘La bruja’ ('The Witch') de Robert Eggers

Otra experiencia intensa, a su manera. Eggers filma una de las películas más enigmáticas y perturbadoras de los últimos años. De esa clase de cine de terror que prefiere jugar con personajes y una atmósfera “malrollera”, en lugar de recurrir a los sustos fáciles (que también tiene su arte, desde luego). No intentes entenderla mientras la ves porque te puede arruinar el visionado: déjate atrapar.

‘The Tribe’ ('Plemya') de Miroslav Slaboshpitsky

Aquí tampoco se busca que el público "entienda" y siga la trama de una manera convencional. Slaboshpitsky propone adentrarse en el mundo de un grupo de jóvenes sordomudos, y no hay subtítulos. No quiere decirnos lo que hablan, colocándonos en una situación similar a la que sufren ellos cuando se relacionan con nosotros. Al principio cuesta pero te acostumbras. Y lo que destaca es la violencia que marca y destruye a estos personajes así como una formidable puesta en escena (ojo a cómo resuelve el aborto).

‘Capitán América: Civil War’ ('Captain America: Civil War') de Anthony y Joe Russo

2016 debía ser un gran año para el cine de superhéroes. ‘Deadpool’, ‘Batman v Superman’, ‘Civil War’, ‘X-Men: Apocalipsis’, ‘Escuadrón Suicida’, ‘Doctor Strange’... Al final, lo de Warner fue mucho ruido y pocas nueces, ediciones extendidas en Blu-ray para compensar montajes desastrosos. Fox dio una de cal y otra de arena. Marvel triunfó. ‘Dr. Strange’ es bonita pero parece un trámite. ‘Civil War’ es lo que prometía: gran cine palomitero, espectáculo y diversión de principio a fin.

'Corazón gigante' ('Fúsi') de Dagur Kári

En las antípodas de los fastuosos blockbusters de Marvel, este modesto y sencillo drama sobre un hombre solitario que aspira a escapar de su triste rutina, es una de las películas más hermosas del año. Otra prueba de que no necesitas un gran presupuesto para contar una gran historia, sólo un buen guion y una inspirada puesta en escena. Ojo con este Kári.

‘Sparrows (Gorriones)’ ('Þrestir') de Rúnar Rúnarsson

Y ojo con el cine islandés. Rúnarsson filma una de las películas más extrañas, crudas y bellas que he visto este año. Es la historia de un padre y su hijo adolescente, trata de la madurez, del primer amor, de la violencia innata en el hombre, de apreciar la vida y lo que te ha tocado vivir. Con un estilo muy personal que aporta esa novedad y esa frescura que simpre buscas cuando empiezas una historia. Inolvidable.

‘Experimenter: La historia de Stanley Milgram‘ ('Experimenter') de Michael Almereyda

A veces, no tienes que inventar nada, sólo encontrar a alguien cuya vida merezca ser contada. Stanley Milgram es una de esas personas. Y si lo interpreta un actorazo como Peter Sarsgaard tienes media película resuelta. Al realizador le falta un poco de imaginación para explotar visualmente todo lo que intenta pero se le nota con ganas de hacer algo diferente y su trabajo se ve con interés. Como mínimo, consigue que te plantees preguntas sobre el comportamiento humano, y eso siempre es positivo.

‘El cuento de la princesa Kaguya’ ('Kaguya-hime no Monogatari') de Isao Takahata

Este año llegaron a los cines españoles los dos últimos largometrajes producidos por Ghibli, el estudio de animación que más ha cuidado la narrativa y la imagen desde su creación en los años 80. ‘El recuerdo de Marnie’ es igualmente hermosa pero la historia de esta épica fábula me parece más elaborada y emocionante, de mayor calado. Su mensaje y atrevida apuesta visual (en los tiempos del CGI) la convierten en un clásico moderno.

‘El niño y bestia’ ('Bakemono no Ko') de Mamoru Hosoda

La otra gran joya animada del año también llega de Japón. Hosoda es un autor apasionante considerado como el nuevo Hayao Miyazaki, y si bien cabe compararles en cuanto a genio creativo, sus estilos son personales y diferentes. Hosoda es más enérgico, divertido y moderno. Es lo mejor que le ha podido ocurrir al anime para afrontar la crisis comercial del cine en el siglo XXI. En su último trabajo nos vuelve a contar una historia de madurez muy poderosa y original. Si fuera de Disney habría muñecos de Kumatetsu por todas partes.

‘Green Room’ de Jeremy Saulnier

Tras la temprana e increíble muerte de Anton Yelchin (27 años) cuesta ver sus películas con los mismos ojos pero no es por eso que destaco este thriller, seguramente uno de sus trabajos más inspirados —imposible no recordar la maravillosa 'Como locos' ('Like Crazy')—. Es un relato cargado de tensión, horror, humor negro y sorpresas; con giros de un autor que ha visto mucho cine y quiere ofrecer algo diferente, algo que deje huella. Lo ha logrado.

‘Dos buenos tipos’ ('The Nice Guys') de Shane Black

La película con la que más me he reído este año. Realmente absurda y disparatada pero a diferencia de muchas comedias, no se limita a encadenar bromas sino que la gracia parte de la historia y los (patéticos) personajes. Su autor es uno de los mejores guionistas de Hollywood, apoyado por un casting impecable, en especial Russell Crowe y Ryan Gosling, con una química alucinante que ya quisieran muchas parejas del cine romántico. Y esa estética setentera...

‘Regreso a casa’ ('Gui lai') de Zhang Yimou

Hablando de romances, si buscas una poderosa historia de amor, no te pierdas este dramón. Se dice que Steven Spielberg estuvo llorando durante una hora mientras veía la película. ¿Exagerado? Seguramente, pero hay que tener horchata en las venas para no sentirse emocionado en algún momento por esta nueva joya de Yimou, tan hábil para orquestar un espectáculo de artes marciales como para plasmar la tragedia de dos enamorados.

‘Sing Street’, de John Carney

Si lo que estás buscando es otro tipo de historia romántica, más divertida, ingenua y optimista, aquí la tienes. No es una comedia en el sentido estricto, tiene sus momentos amargos, pero cuando se libera te contagia el buen humor y dan ganas de cantar y bailar con los protagonistas. Se dice que el amor es el gran tema del arte. Está claro que a Carney le motiva hablar de enamorados, tanto como su pasión por la música, y cuando está tan inspirado como aquí es una gozada. A la altura de su maravillosa 'Once'.

‘Que Dios nos perdone’, de Rodrigo Sorogoyen

Sensacional thriller sobre dos policías en busca de un brutal asesino en serie, tan obsesionados con atraparle, y tan solos en su misión, que acaban cruzando insospechados. A ratos, la narración de Sorogoyen recuerda a ‘Seven’ y ‘Zodiac’, de David Fincher; en otros se reconocen rasgos de ‘Memories of Murder’, de Bong Joon-ho. Pasan dos horas clavado al asiento, y no te enteras. Impecable en todos los aspectos.

‘Suburra’, de Stefano Sollima

Igualmente contundente es este drama criminal que gira en torno a la corrupción del gobierno italiano y su conexión con la mafia. Una serie de hombres ambiciosos juegan con fuego y... se queman. Sollima cuida la intriga y los personajes con precisión, preparando un clímax brutal, y rueda la acción con mucha inteligencia, logrando momentos impactantes. Hollywood ya le ha echado el lazo y debe ser cuestión de tiempo que le ofrezcan algo grande. Tiene talento y agallas.

‘Captain Fantastic’, de Matt Ross

Sólo por la interpretación de Viggo Mortensen ya merece la pena. Lo borda, creando un personaje lleno de matices que se beneficia de su enorme carisma y su valentía ante la cámara. No termina de convencerme la forma en la que el cineasta retrata a los críos (encantados con escalar bajo la lluvia o recibir un cuchillo por su cumpleaños) si bien plantea interesantes preguntas sobre la familia, la educación y la vida en sociedad. Es divertida y diferente, con un final muy emotivo. Por lo menos te va a entretener.

‘Historia de una pasión’ (‘A Quiet Passion’) de Terence Davies

Viggo vuelve a brillar y no pilla a nadie por sorpresa; más inesperado es lo que consigue Cynthia Nixon en este biopic de Emily Dickinson. La actriz, conocida por 'Sexo en Nueva York', no ha tenido muchas oportunidades para lucir su talento y aquí está pletórica, insuperable. Se transforma en la poeta, la hace creíble y cercana; real. Cabe aplaudir también a Davies por la puesta en escena, demostrando que los movimientos de cámara pueden ser más elocuentes que los diálogos.

‘Yo, Daniel Blake’ (‘I, Daniel Blake’) de Ken Loach

Crudo drama con actores tan inspirados que llega a parecer un documental. Loach vuelve a defender a la clase trabajadora, ahora en una crítica de la terrible burocracia que acaba pervirtiendo el sistema de la seguridad social. Denuncia cómo funciona su país pero sus personajes y situaciones no son exclusivas; podemos encontrarlos en cualquier otra parte. Tiene la esencia de una distopía, ambientada en la actualidad. Incómoda y necesaria.

‘Animales nocturnos’ (‘Nocturnal Animals’) de Tom Ford

Tras demostrar que el cine no era un simple capricho, con la notable ‘Un hombre soltero’, el modista cambia de género y ofrece su visión del thriller sin dejar de pulsar las teclas que le interesan. Ford habla de malas decisiones, de desencanto, mientras narra una sorprendente venganza; está dividida en dos mitades muy diferentes, combinando la belleza más exquisita con la violencia más brutal. Su reparto de ensueño es ya razón suficiente para no dejarla pasar.

‘Después de la tormenta’ (‘Umi yori mo mada fukaku’) de Hirokazu Koreeda

A priori parece otro relato más sobre la familia y el estilo de vida urbano japonés pero bajo la superficie hay mucho más. La amabilidad de sus escenas y personajes ocultan un amargo retrato de la sociedad moderna y la adicción al juego. El dibujo de los personajes llevado a cabo por Koreeda es extraordinario, con la sutileza de un maestro que domina el arte de contar historias. Apenas pasa nada especial, pero engancha y creo que tiene un mensaje poderoso sobre lo que importa (de verdad) en la vida.

‘La llegada’ (‘Arrival’) de Denis Villeneuve

La película de ciencia-ficción del año. Posiblemente, en el TOP 5 del género en este siglo. Juega con el conflicto de la invasión alienígena de tan manera que acaba siendo una excusa para hablar del ser humano. Es enigmática, hermosa y te mantiene en tensión hasta el final. Cabe cuestionar algunas trampas del guion, pero Villeneuve es muy ingenioso y cuenta con una Amy Adams sencillamente insuperable. Hay que verla.

‘Comanchería’ (‘Hell or High Water’) de David Mackenzie

Western moderno crudo y emocionante, con unas dosis de humor que sientan de maravilla, y un inspirado reparto. La prueba de que Taylor Sheridan (‘Sicario’) es uno de los mejores guionistas del cine norteamericano actual. Cabe destacar cómo desliza en una trama de atracadores las historias y las justificaciones de cada personaje, permitiendo entenderles sin caer en lo de siempre. Y no acaba como esperas.

‘La doncella’ (‘Ah-ga-ssi’) de Park Chan-wook

A la altura de ‘Oldboy’, la obra cumbre de su autor. Tiene todo lo que cabe esperar: una historia retorcida con sorpresas y venganzas, violencia, sexo, humor negro… y ante todo es un festín audiovisual, una gozada. Nunca olvidaré cómo al salir de la sala, pensando que había escenas demasiado fuertes (yo encantado), escuché a un par de señoras mayores hablando de la maravilla que acaban de ver. Gracias, Park.

‘Paterson’, de Jim Jarmusch

Cine a contracorriente, no enfocado a la acción, sobre personajes y situaciones cotidianas; de observar y reflexionar. Pero ojo, sin aburrir: con estilo e ideas, conduciendo al espectador en un viaje sobre alguien que busca la poesía a su alrededor, en una rutina como la de cualquiera de nosotros. Es una mirada única sobre el mundo. Esto es lo que nos ofrece Jarmusch en su nueva obra maestra. Y se confirma que Adam Driver tiene un talento fuera de lo corriente.

Hasta aquí mis favoritas de 2016. ¿Qué otras películas recomendarías, de las que has visto este año?

La casa opina: nuestras listas sobre lo mejor de TODO de 2016

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En WeblogsSL somos una gran familia de apasionados por el cine, los videojuegos, las series, los libros, las tendencias, la tecnología... y un larguísimo etcétera sólo resumible a más de 30 cabeceras. Muchas de estas páginas sacarán (si no han sacado ya) algunos tops particulares de lo mejor de cada rama del saber en este fatídico 2016.

Pero como en Magnet nos fascina todo, y dentro de todo sólo nos interesa lo mejor, hemos querido preguntar a esos redactores y colaboradores de distintos blogs propios para que nos ayuden a crear una lista de listas, conjunta y poliédrica, sobre qué creadores han dado lo mejor de sí en tantas categorías como las hay dentro del ocio humano. En un sólo lugar tienes cientos de obras que consultar con certificado de calidad WeblogsSL.

Esperemos que la disfrutes. Que estés de acuerdo con nosotros y, si no, que discutamos sobre ello. Y por supuesto, te deseamos unas muy felices fiestas.

Mejores videojuegos de 2016

Frankie MB

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  1. Overwatch
  2. Civilization VI
  3. Street Fighter V
  4. The Last guardian
  5. Inside
  6. Doom
  7. FIFA 17
  8. Uncharted 4
  9. Total War Warhammer
  10. Pokémon Sol

Jarkendia

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  1. Dark Souls III
  2. INSIDE
  3. Plants vs. Zombies: Garden Warfare 2
  4. XCOM 2
  5. Pony Island
  6. Fire Emblem Fates
  7. Candle
  8. Hyper Light Drifter
  9. Owlboy
  10. DOOM

R. Marquez

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  1. Firewatch
  2. Inside
  3. Dishonored 2
  4. The Witness
  5. Uncharted 4
  6. Unravel
  7. Paper Mario Color Splash
  8. Titanfall 2
  9. Dark Souls III
  10. The Last Guardian

Sergio Cejas

Final Fantasy Xv Noctis Gladio Ignis Prompto

  1. Final Fantasy XV
  2. Pokémon Sol y Luna
  3. Uncharted 4
  4. Deus Ex: Mankind Divided
  5. Dishonored 2
  6. INSIDE
  7. Battlefield 1
  8. DOOM
  9. Unravel
  10. Overwatch
  11. Star Fox Zero

Mejores películas de 2016

Adriana Izquierdo

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  1. La Llegada, de Denis Villeneuve
  2. La Doncella, de Park Chan-wook
  3. Más Allá de las Montañas, de Jia Zhang Ke
  4. La Habitación, de Lenny Abrahamson
  5. Comanchería, de David Mackenzie
  6. La Invitación, de Karyn Kusama
  7. Elle, de Paul Verhoeven
  8. Los Odiosos Ocho, de Quentin Tarantino
  9. Neruda, de Pablo Larraín
  10. Anomalisa, de Charlie Kaufman

Esther Miguel Trula

Elle De Paul Verhoeven

  1. Elle, de Paul Verhoeven*
  2. Ahora Sí, Antes No, de Hong Sang-soo
  3. Todos Queremos Algo, de Richard Linklater
  4. El hijo de Saúl, de László Nemes
  5. Cemetery of Splendour, de Apichatpong Weerasethakul
  6. El Cuento de la Princesa Kaguya, de Isao Takahata
  7. La Muerte de Luis XIV, de Albert Serra
  8. El Abrazo de la Serpiente, de Ciro Guerra
  9. Happy Times Will Come Soon, de Alessandro Comodin
  10. La Academia de las Musas, de José Luis Guerín

Jorge Loser

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  1. Los Odiosos Ocho, de Quentin Tarantino
  2. Animales Nocturnos, de Tom Ford
  3. Hasta el Último Hombre, de Mel Gibson
  4. La Bruja, de Robert Eggers
  5. La Llegada, de Denis Villeneuve
  6. Dos Buenos Tipos, de Shane Black
  7. Kubo y las dos cuerdas mágicas, de Travis Knight
  8. Oasis: Supersonic, de Mat Whitecross
  9. Calle Cloverfield 10, de Dan Trachtenberg
  10. Capitán América Civil War, de Joe Russo y Anthony Russo

Juan Luis Caviaro

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  1. Paterson, de Jim Jarmusch
  2. La Doncella, de Park Chan-wook
  3. La Llegada, de Denis Villeneuve
  4. Que Dios nos perdone, de Rodrigo Sorogoyen
  5. Los Odiosos Ocho, de Quentin Tarantino
  6. El Cuento de la Princesa Kaguya, de Isao Takahata
  7. Dos Buenos Tipos, de Shane Black
  8. Suburra, de Stefano Sollima
  9. El Hijo de Saúl, de László Nemes
  10. Sparrows (Gorriones), de Rúnar Rúnarsson

Lucía Ros

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  1. Ahora Sí, Antes No, de Hong Sang-soo
  2. El Hijo de Saúl, de László Nemes
  3. La Reconquista, de Jonás Trueba
  4. The Tribe, de Miroslav Slaboshpitsky
  5. Tres recuerdos de mi juventud, de Arnaud Desplechin
  6. Mustang, de Deniz Gamze Ergüven
  7. La Academia de las Musas, de José Luis Guerín
  8. Anomalisa, de Charlie Kaufman
  9. Julieta, de Pedro Almodóvar
  10. Oleg y las raras artes, de Andrés Duque

Mikel Zorrilla

Original

  1. La Llegada, de Denis Villeneuve
  2. Kubo y las dos cuerdas mágicas, de Travis Knight
  3. La Habitación, de Lenny Abrahamson
  4. Anomalisa, de Charlie Kaufman
  5. Moana: Un Mar de Aventuras, de John Musker y Ron Clements
  6. Dos Buenos Tipos, de Shane Black
  7. La Bruja, de Robert Eggers
  8. Zootrópolis, de Byron Howard y Rich Moore
  9. Capitán América Civil War, de Joe Russo y Anthony Russo
  10. Tarde para la ira, de Raúl Arévalo

Samuel F.

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  1. La gran apuesta, de Adam McKay
  2. Zootrópolis, de Byron Howard y Rich Moore
  3. Capitán América Civil War, de Joe Russo y Anthony Russo
  4. Captain Fantastic, de Matt Ross
  5. La llegada, de Denis Villeneuve
  6. Deadpool, de Tim Miller
  7. Doctor Extraño, de Scott Derrickson
  8. Dos buenos tipos, de Shane Black
  9. Calle Cloverfield 10, de Dan Trachtenberg
  10. Nerve, de Ariel Schulman y Henry Joost

Mejores series de 2016

César Muela

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  1. Stranger Things
  2. Narcos
  3. Juego de Tronos
  4. Preacher
  5. House of Cards
  6. Daredevil
  7. Silicon Valley
  8. The Good Wife
  9. BoJack Horseman

Adriana Izquierdo

The Girlfriend Experience Starz

  1. The Girlfriend Experience
  2. American Crime
  3. Shameless
  4. Halt and Catch Fire
  5. Please Like Me
  6. South Park
  7. Juego de Tronos
  8. One Mississippi
  9. El Ministerio del Tiempo
  10. Fleabag

Marina Such

Oj Simpson

  1. The people vs OJ Simpson: American Crime Story
  2. The Americans
  3. Transparent
  4. Juego de Tronos
  5. Paquita Salas
  6. Better Things
  7. El Ministerio del Tiempo
  8. Crazy Ex-girlfriend
  9. Westworld
  10. Orange is the New Black

Mikel Zorrilla

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  1. Person of Interest
  2. Juego de Tronos
  3. BrainDead
  4. BoJack Horseman
  5. Better Call Saul
  6. Daredevil
  7. El Ministerio del Tiempo
  8. American Crime Story
  9. House of Cards
  10. Westworld Mención especial: Gravity Falls

Mejores libros de 2016

Alberto Carlos Diéguez

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  1. Seveneves, de Neal Stephenson
  2. El problema de los tres cuerpos, de Cixin Liu
  3. Modern Romance, de Aziz Ansari
  4. Gestarescala, de Philip K. Dick (inédito hasta ahora en España)
  5. Los dragones del castillo ruinoso, de Terry Pratchett
  6. El dios asesinado en el servicio de caballeros, de Sergio S. Morán
  7. Aurora, de Kim Stanley Robinson
  8. Media Guerra, de Joe Abercrombie
  9. Consumidos, de David Cronenberg
  10. Breve historia de siete asesinatos, de Marlon James

Dronte

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  1. Swing Time, de Zadie Smith.
  2. La invención de la naturaleza. El nuevo mundo de Alexander von Humbolt, de Andrea Wulf
  3. The Undoing Project. The friendship that changed our minds, de Michael Lewis
  4. Recuerda que vas a morir. Vive., de Paul Kalanthi
  5. Mala letra, de Sara Mesa
  6. Metáfora y memoria. Ensayos reunidos, de Cynthia Ozick
  7. El Espíritu de la ciencia-ficción, de Roberto Bolaño
  8. I contain multitudes, de Ed Yong
  9. La democracia sentimental, de Manuel Arias Maldonado
  10. Float, de Anne Carson

Mejores cómics de 2016

Albertini

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  1. La Visión: Visiones del Futuro, de Tom King y Gabriel Hernandez Walta
  2. Paletos cabrones v1: Aquí yace un hombre, de Jason Aaron y Jason Latour.
  3. Leñadoras vol. 1, de Noelle Stevenson
  4. Paper Girls 1, de Brian K. Vaughan
  5. Los últimos días de Ms. Marvel, de G. Willow Wilson, Adrian Alphona, James Robinson y Chris Samnee
  6. La imbatible Chica Ardilla: Poder Ardilla, de Ryan North
  7. Wonder Woman: Tierra Uno, de Grant Morrison
  8. Secret Wars, de Jonathan Hickman y Esad Ribić
  9. Crononautas, de Mark Millar y Sean Murphy
  10. Howard el Pato: Patochadas, de Chip Zdarsky y Joe Quinones

Octavio B.

Chester Brown Maria Lloro Sobre Cubierta

  1. María lloró sobre los pies de Jesús, de Chester Brown
  2. Cuadernos japoneses, de Igort
  3. Iceland, de Yuichi Yokoyama
  4. El día de Julio, de Gilbert Hernandez
  5. El ala rota, de Altarriba y Kim
  6. Paciencia de, Daniel Clowes
  7. Lamia, de Rayco Pulido
  8. Nubes de talco, de Amanda Baeza
  9. Gran Danés, de Julia Huete
  10. La Visión de Tom King, de Gabriel Hernández Walta y Jordie Bellaire

Mejores discos de 2016

César Muela

David Bowie Blackstar

  1. David Bowie - Blackstar
  2. Beyoncé - Lemonade
  3. Radiohead - A Moon Shaped Pool
  4. Daughter - Not to Disappear
  5. Ihsahn – Arktis
  6. Russian Circles – Guidance
  7. Avenged Sevenfold - The Stage
  8. Kase 0 - El Círculo
  9. Shabaka and the Ancestors - Wisdom of Elders
  10. Vektor - Terminal Redux

José Ramón MF

Triangulo De Amor Bizarro Salve Discordia Portada

  1. Triángulo de Amor Bizarro - Salve Discordia
  2. León Benavente - 2
  3. Manel - Jo Competeixo
  4. Belako - Hamen
  5. Rusos Blancos - Museo del Romanticismo
  6. Viva Suecia - La Fuerza Mayor
  7. The New Raemon & McEnroe - Lluvias y Truenos
  8. Enric Montefusco - Meridiana
  9. Sidonie - El peor grupo del mundo
  10. Novedades Carminha - Campeones del Mundo

Mohorte

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  1. Angel Olsen - My Woman*
  2. Car Seat Headrest - Teens of Denial
  3. Kevin Morby - Singing Saw
  4. Triángulo de Amor Bizarro - Salve Discordia
  5. Espanto - Fruta y Verdura
  6. King Gizzard and the Lizard Wizard - Nonagon Infinity
  7. Innercity Ensemble - III
  8. Metá Metá - MM3
  9. Kokoshca - Algo real
  10. The Hotelier – Goodness

Probertoj

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  1. Car Seat Headrest - Teens of Denial*
  2. Espanto - Fruta y Verdura
  3. Daga Voladora - Chiu Chium
  4. Danny Brown - Atrocity Exhibition
  5. Daughter - Not to Dissapear
  6. Jeff Rosentock - Worry
  7. Jesu / Sun Kil Moon - Jesu / Sun Kil Moon
  8. Palacio de Linares - Ataque de Amor
  9. Bowie - Blackstar
  10. Kase O - El círculo

Mejores juegos de mesa de 2016

Alex y Cristina

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  1. Through the Ages: Una Nueva Historia de la Civilización ‐ Vlaada Chvátil (edición en español)
  2. Arkham Horror: El juego de cartas ‐ Nate French, Matthew Newman
  3. El banquete de Odín - Uwe Rosenberg
  4. Star Wars: Rebellion - Corey Konieczka
  5. 7 Wonders Duel: Pantheon ‐ Antoine Bauza, Bruno Cathala
  6. Bios: Genesis - Phil Eklund
  7. Triumph of Chaos v2 DELUXE! - David Dockter
  8. Scythe - Jamey Stegmaier
  9. Inis - Christian Martinez
  10. Las Mansiones de la Locura: Segunda Edición ‐ Nikki Valens

Mejores momentos deportivos de 2016

Ladyfitness

  1. Entrada en meta de los hermanos Brownlee en el campeonato mundial de Triatlón.
  2. La actuación de Simone Biles en los Juegos Olímpicos.
  3. Dopaje en los Juegos Olímpicos y medallas a posteriori, destacando a Lydia Valentín.
  4. Último partido y retirada de Kobe Bryant.
  5. Kilian Jornet sube dos veces el Mont Blanc el mismo día por una apuesta.
  6. Ruth Beitia, oro olímpico en salto de altura.
  7. Gómez Noya, premio Princesa de Asturias del Deporte. Después, lesión por la que no pudo ir a los JJOO (como 2 semanas antes). Y vuelta a la competición directamente ganando el medio ironman de Nueva Zelanda.
  8. Oro de Carolina Marín en bádminton.
  9. Triplete de oro de Bolt en los Juegos Olímpicos.
  10. Froome corriendo a pie en el Tour de Francia.
  11. David Marchante, récord del mundo en dominadas lastradas (104,55 kg de lastre).

"Crimen y castigo" ha cumplido 150 años y tiene hoy más relevancia que nunca

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Crimen

Hace ya 150 años desde que se publicara la novela 'Crimen y castigo' de Fiódor Dostoyevski. Una novela que no solo ha sido muy influyente desde su publicación, sino que también tiene mucho sentido a nivel político en la actualidad.

La trama gira en torno a Rodion Raskolnikov: un estudiante sin dinero de San Petersburgo que un día de verano asesina a una vieja usurera. En parte lo hace para demostrar la idea de que las personas excepcionales, como Napoleón, están por encima de la ley y además cree que la prestamista a la que mata no es más que un "piojo" cuyo asesinato será un beneficio neto para la sociedad.

Pero durante el asesinato, la hermana bondadosa y vulnerable de la víctima entra en la habitación y Raskolnikov opta por matarla sin pensarlo dos veces. El lector ve cómo Raskolnikov pierde el juicio y cómo sus ideas (influenciadas por sus lecturas de Hegel y Bentham) tienen consecuencias que no había planeado.

El nombre de Raskolnikov significa "dividido en dos" o "cismático". Su doble personalidad ha inspirado historia del doctor Jekyll y el señor Hyde. Además de ser una de las primeras novelas psicológicas, 'Crimen y Castigo' también es una obra profundamente política. La novela reflejaba una oleada de reacciones contra el liberalismo económico, no muy diferente a lo que ha ocurrido durante el 2016. Raskolnikov se muestra como un hombre híbrido confuso que por una parte refleja el pensamiento liberal y por otra se revela contra el mismo.

Balzac y Dostoievski

La desilusión generalizada con el liberalismo surgió en Francia durante la Monarquía de Julio (1830-1848) de Luis Felipe I, para quien el liberalismo significaba que los que mandaban eran los que se habían hecho ricos a sí mismos. El liberalismo servía de chivo expiatorio para los problemas sociales, sobre todo si se presentaba como algo que procedía del extranjero (anglosajón).

Las novelas de Balzac, especialmente 'Papá Goriot' (1835), retratan la ciudad de París bajo la Monarquía de Julio como una ciudad sumida en la corrupción, el ascenso social y el materialismo. El Balzac antiliberal se convirtió en un admirador de Rusia y en su 'Lettre sur Kiew' de 1847, alababa el poder absoluto de Rusia y el "llamado despotismo" como preferible a la "ley de la calle" de Francia. La influencia de Balzac se puede ver en los conceptos y personajes de 'Crimen y castigo', siendo el mensaje anti-liberal aún más fuerte en la novela.

El liberalismo en 'Crimen y castigo' está representado por su personaje más negativo, el adinerado hombre de negocios Luzhin (que significa "charco"). Cuando aparece por primera vez, el personaje se encuentra discutiendo lo que ahora llamaríamos "economía por goteo". Luzhin pretende casarse con la hermana de Raskolnikov, aprovechando la modesta pobreza de la familia.

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La humillación de la propuesta es lo que, en la mente de Raskolnikov, le lleva a cometer el asesinato (aunque la prestamista no es responsable en ningún caso) y más tarde, el intento de Luzhin de acusar a Sonia, la amiga santa de Raskolnikov, de ladrona, proporciona el clímax dramático de la novela: como para asegurarse de que el lector ve a Luzhin y a todo lo que representa de la peor manera posible.

Otro personaje poderosamente negativo, Svidrigailov, el libertino depredador de clase alta que representa la amoralidad del mal propia del marqués de Sade, tiene algunos momentos en los que Dostoievski muestra su cara buena, mientras que Luzhin siempre es malo.

Políticas de identidad

La hostilidad de Dostoievski hacia el liberalismo puede haber sido irracional, pero logra representar el trastorno social y psicológico provocado por el rápido cambio económico. Los pobres de la novela de Dostoievski proceden de la clase media que se han visto privados de su condición.

Esto recuerda al destino de muchos durante los años posteriores a la decadencia y el colapso de la Unión Soviética, así como a los "desamparados" ingleses del Brexit o a los votantes de los estados del Medio Oeste Trump que perdieron el sustento o sus roles sociales debido a la globalización económica a partir de los 80.

La hostilidad de Dostoievski hacia el liberalismo puede haber sido irracional, pero logra representar el trastorno social y psicológico provocado por el rápido cambio económico

Dostoievski también anticipa de qué manera el trastorno provocado por el cambio económico conduce a políticas de identidad (ya sea de derecha o izquierda). Raskolnikov es finalmente redimido, no por sacerdotes, sino por la predicación de Sonia. Obligada a prostituirse por su madrastra, la fuerza espiritual de Sonia trasciende su sufrimiento y la muchacha simboliza "el arraigo" en la gente (pochvennost en ruso).

Para Dostoievski, la religión se basa sobre todo en la identidad. 'Crimen y castigo' muestra cómo aquellos que, como Raskolnikov, están alienados o confundidos por la modernización liberal pueden refugiarse en el nacionalismo místico o en el colectivismo. Es algo que ocurrió en Rusia a raíz de las reformas de la década los 90 y que puede explicar los trastornos en las democracias occidentales durante 2016.

Psicología rusa

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'Crimen y castigo' también puede darnos una idea sobre cómo afectaba psicología de Rusia en la política internacional. Al igual que con Raskolnikov, en la actualidad existe mucha especulación sobre los motivos reales de Rusia en sus relaciones internacionales.

En ambos casos la explicación más probable es el orgullo herido. El estado de ánimo de Raskolnikov se ve influenciado por la pérdida de la condición y el estatus de su familia, a quien ve vulnerable ante depredadores del tipo de Luzhin o Svidrigailov. Esto recuerda al lamentable estado de Rusia y (para muchos) el sentido de humillación nacional durante y después de la caída de la Unión Soviética en 1991.

Raskolnikov reacciona ante su humillación pasándose de la raya para demostrar que él es excepcional, como Napoleón. La palabra para crimen en Rusia, prestupleniye, significa literalmente "pasar por encima". Fuera o no fuera la anexión de Crimea un "crimen", fue sin duda el momento en que Rusia "pasó por encima", como si hubiera querido reafirmar su propia versión del excepcionalismo estadounidense.

Dostoievski sin duda habría estado de acuerdo porque su nacionalismo mesiánico era, como dijo Freud, "la debilidad de esta gran personalidad... una posición que han alcanzado mentes inferiores con menor esfuerzo". Pero la descripción que hace de las tensiones entre el individuo, la comunidad y la modernidad en 'Crimen y castigo' trasciende líneas políticas y no ha perdido ningún ápice de su visión o relevancia.

The Conversation

Autor: Adrian Campbell, Profesor de Desarrollo Internacional, Universidad de Birmingham

Este artículo ha sido publicado originalmente en The Conversation. Puedes leer el artículo original aquí.

Fotos | iStock


El significado oculto tras los cuadros de la intro de "The Young Pope", el nuevo éxito de HBO

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The Young Pope es sin duda una de las grandes sorpresas en las series de esta temporada, sobre todo por su temática. La serie narra la vida de un papa ficticio y muy especial: el primer papa norteamericano que, alejándose de lo que nos tiene acostumbrados el Vaticano, rezuma modernidad por los cuatro costados.

Es esa lucha entre el clasicismo de la curia vaticana y la modernidad del nuevo papa precisamente lo que vemos reflejado en la espectacular intro de la serie. Unos títulos de crédito aparentemente sencillos (Jude Law, que encarna al nuevo papa Pío XIII, camina delante de una hilera de cuadros) pero tremendamente simbólicos y significativos, que ya nos ponen sobre aviso: lo que vamos a ver en la serie no tiene nada que ver con cualquier recreación de la vida papal que hayamos visto anteriormente.

Estas son las diez obras que acompañan a Pío XIII en su presentación, y esta es toda la modernidad que reflejan.

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La adoración de los pastores, de Gerard van Honthorst (1622)

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Comenzamos con uno de los pintores caravaggistas que, siguiendo la estela de su maestro (Caravaggio, del que hablaremos más adelante), decidieron dejar atrás las tinieblas de la pintura barroca para jugar con la luz y convertirla en la absoluta protagonista de sus composiciones.

En La adoración de los pastores, la luz no proviene de ningún foco externo, sino que irradia directamente desde el pesebre donde ha nacido Jesús. El nacimiento de la figura central de la Iglesia: una clara referencia al nombramiento de un nuevo papa.

La entrega de las llaves a San Pedro, de Pietro Perugino (hacia 1482)

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No hay nada más moderno en la pintura del Quattrocento italiano que el perfecto uso de la perspectiva que realizaron artistas como Perugino. Las líneas del pavimento, perfectamente trazadas, llevan a nuestro ojos directamente hasta el punto de fuga de la obra, creando así la sensación de profundidad y de tres dimensiones. Las figuras humanas, enmarcadas por la arquitectura, aparecen ahora colocadas dentro del espacio: nada que ver con las pinturas anteriores, en las que todas las figuras aparecían apelotonadas en el primer plano.

El tema también es muy significativo: representa el momento en el que Cristo entrega las llaves de la Iglesia a san Pedro, haciéndole jefe de la misma. San Pedro es considerado el primer papa, y todos los demás son sus sucesores en el tiempo.

La conversión de San Pablo en el camino a Damasco, de Caravaggio (1601)

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Quizás la obra más moderna de todas las que podemos observar en la intro de The Young Pope. Lo tiene todo: un tema poco habitual, un gran cambio en la composición y perspectiva tradicional usada en este episodio bíblico y un uso nuevo del color y la luz. Caravaggio, el más irreverente de los pintores de la época, se atrevió a colocar en primer plano los cuartos traseros de un caballo para tratar la conversión de un santo. No solo eso, sino que relega al que debería ser el protagonista de la escena a un estrecho espacio en la parte inferior del cuadro, con un magnífico escorzo, al mismo tiempo que juega con la luz, que es la encargada de descubrirnos las formas dentro de la obra.

El episodio que nos narra esta obra es la conversión de San Pablo al cristianismo en su camino a la ciudad siria de Damasco. San Pablo, antes conocido como Pablo de Tarso o Saulo, perseguía a los cristianos siguiendo el mandato de las autoridades judías. En un momento del camino, una luz cegadora (literalmente le deja ciego hasta que el anciano Ananías le impone las manos) hace que se caiga de su montura, y escucha una voz que le dice "Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?". Esta conversión de perseguidor a perseguido, de descreído a creyente, puede tener también su paralelismo en la serie.

El concilio de Nicea

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Una obra moderna en cierto modo debido a su composición: este icono, que representa el Concilio de Nicea celebrado en el año 325, nos presenta a los obispos cristianos participantes en el mismo sentados en una construcción semicircular, con el emperador Constantino en el centro (sabemos que formó parte activa en el mismo) y con Arrio, defensor de la doctrina arrianista que afirmaba que el dios cristiano no era trinitario, sino que la figura del Hijo estaba subordinada a la del Padre, olvidado en un rincón.

El I Concilio de Nicea fue el primer gran concilio ecuménico en el que se decidió que la figura de dios es trinitaria (es uno y tres a la vez: Padre, Hijo y Espíritu Santo) y además se acuñó el credo de Nicea, que es el que actualmente se recita dentro de la misa. La representación de este concilio en la intro de The Young Pope sin duda es una referencia a que, dentro de la iglesia, lo que dice el papa "va a misa", nunca mejor dicho. No se necesitaron pruebas sobre la trinidad de dios: simplemente la Iglesia así lo dictó.

Pedro el Ermitaño predica la cruzada, Francesco Hayez (1827-29)

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Desde el románico viajamos hasta el siglo XIX con esta obra del pintor italiano representante del romanticismo. El paisaje romántico típico de Friedrich se ve invadido por un mar de figuras humanas en distintas actitudes y vestidas de una forma anacrónica (en teoría el episodio que narra la obra sucede en la Italia de principios del siglo XI).

Lo más interesante de esta obra es la historia que nos cuenta: Pedro el Ermitaño, según la leyenda, fue el promotor de la primera cruzada, conocida también como "la cruzada de los campesinos". Pedro arengó a las clases bajas de Francia e Italia para alzarse contra la invasión de Tierra Santa por la nobleza. Fue, en su época, una figura altamente venerada por las clases bajas, quienes le veían casi como un santo, al igual que los más pobres sienten admiración por el papa Pío XIII en The Young Pope.

Estigmas de San Francisco, de Gentile da Fabriano (hacia 1420)

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Viajamos a la Italia del Quattrocento, cuando Italia comenzaba a jugar con la composición y la perspectiva. Podemos apreciar en la obra el concienzudo estudio de la naturaleza por parte del autor a través de las plantas y flores perfectamente identificables en primer plano. Fabriano intenta crear profundidad en la obra jugando con los tamaños, aunque todavía es muy pronto para eso: vemos mezclado un intento de modernidad junto con una iconografía clásica de este episodio.

San Francisco de Asís fue la primera persona que recibió los estigmas de Cristo en su propio cuerpo: las llagas que Cristo sufrió en la cruz (los clavos en las manos y el los pies y la lanza en el costado) aparecen en el cuerpo del santo como un símbolo de la unión con Cristo. El cristianismo identifica estos estigmas como una suerte de martirio y alegría al mismo tiempo: es considerado un milagro que representa un don para quien los sufre.

Santo Tomás de Villanueva repartiendo limosna, de Mateo Cerezo (1645)

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Entre todas las obras de arte que se nos presentan en la intro de The Young Pope no podía faltar una aportación de arte español, burgalés en concreto: Mateo Cerezo fue uno de los grandes pintores del barroco madrileño, desarrollando gran parte de su obra en la capital. El uso de las diagonales en la composición, el juego de luces y la contraposición de las figuras de los pobres con la del arzobispo y santo, es típica de las obras de esta época. Esta composición crea una sensacional escenografía donde Santo Tomás es protagonista indiscutible de la escena.

De nuevo vemos a las clases bajas acercándose a una figura santa: santo Tomás de Villanueva fue un santo limosnero, conocido por acercarse a los más necesitados para brindarles su ayuda siempre que fuera posible. Esta es también una de las virtudes del personaje de Jude Law en la serie.

Miguel Ángel presentando el modelo de la basílica de San Pedro a Pío IV, de Domenico Cresti (hacia 1619)

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Un compendio de pintura y arquitectura en una sola obra. Las figuras enormes, que representan la sociedad romana con sus estatutos eclesiásticos y civiles, no logran robar el protagonismo a la maqueta de Miguel Ángel, que se encuentra en el centro del cuadro (echad un vistazo a la mano del artista que señala la maqueta, muy similar a la de Adán en La creación del hombre en la Capilla Sixtina). La naturaleza se asoma a través de los arcos de esa arquitectura dibujada al fondo, que sirve como marco a la imagen y crea sensación de profundidad.

Miguel Ángel creó en su momento un diseño completo para la basílica de San Pedro: un modelo que no es el que podemos ver hoy en día, terminado por Maderno. Puede que los planes de Pío XIII en The Young Pope, como los de Miguel Ángel para la basílica, no puedan llevarse a cabo.

La matanza del día de San Bartolomé, de François Dubois (h. 1572-84)

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Una escena al más puro estilo de la boda roja en la que los hugonotes (los protestantes franceses de tradición calvinista) son masacrados por los cristianos católicos tras la boda de Margarita, la hermana del rey Carlos IX de Francia, con el protestante Enrique III de Navarra. Destaca de esta obra el ingente número de figuras humanas (más de 150) en diferentes actitudes violentas que reflejan la ira y la crueldad de una guerra civil.

La Nona Ora, de Maurizio Cattelan (1999)

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Llegamos por fin a una obra contemporánea, muy significativa dentro del contexto de presentación de la serie. Nada más y nada menos que el papa Juan Pablo II aplastado por un meteorito (que previamente y a lo largo de toda la presentación hemos visto pasar de uno a otro cuadro, desde que aparece en La adoración de los pastores como la estrella de Belén). El título de la obra La nona ora (la novena hora) hace referencia a ese momento en que Cristo, estando ya crucificado, descubre su humanidad gritando "dios mío, dios mío, ¿por qué me has abandonado?" justo antes de expirar.

Una obra muy controvertida, como controvertido parece que es el papado de Pio XIII. Nos queda por descubrir a los que no hemos visto la serie si finalmente terminará "aplastado" por su propio meteorito.

La música en The Young Pope: Watchtower, de Devlin

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No podemos pasar por alto la música que acompaña a esta joya de intro: la versión instrumental de Watchtower, de Devlin, que además es una versión de 'All Along The Watchover' de Jimmy Hendrix. Sin duda, otra referencia a la modernidad que representa el nuevo papa Pío XIII (que fuma a todas horas, es adicto a la Cherry Coke Light) frente al clasicismo de la curia romana.

A lo largo de toda la intro podemos ver cómo modernidad y clasicismo se van contraponiendo pero también complementando. Los cuadros son clásicos, pero modernos en su composición; nos presentan temas de la historia de la cristiandad, pero representados de forma novedosa. La música, en lugar de un coro eclesiástico, como se podría esperar de un papa "al uso", es un solo de guitarra eléctrica que nos presenta al protagonista como puro rock and roll.

Todo en esta intro, terriblemente simbólica, nos prepara para una serie que nos hablará de la curia romana como nunca antes lo habían hecho.

Vídeo e imagen de cabecera | Dark side of the sun
Vídeo | Money Mafia TV

"Una serie de catastróficas desdichas": los macabros secretos detrás del último bombazo de Netflix

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Catastroficas

El estreno este mes de la primera temporada de Una serie de catastróficas desdichas en Netflix nos da la excusa perfecta para explorar no solo estupenda serie, sino también la anterior encarnación de la historia, la película protagonizada por Jim Carrey. Pero sobre todo, para indagar en el origen de la desgraciada historia de los huérfanos Baudelaire, una saga de 13 libros escritos por un misterioso autor que se oculta bajo el seudónimo de Lemony Snicket.

Tenéis dos opciones: si sois personas sensibles y con juicio, renunciad a este macabro artículo y visitad un texto más jovial, en esta misma web tenéis muchos. O bien asumid que en la vida no todo son alegrías, y acompañadnos en este tenebroso descenso hacia el origen de las malhadadas vidas de los huérfanos Baudelaire y hacia la terrible mente maestra que entretejió sus catastróficas desdichas.

Trece libros, mucha mala suerte

Una serie de catastróficas desdichas cuenta las turbulentas existencias (no diréis que no avisamos) de los tres huérfanos Baudelaire: la inventora —y mayor— Violet, el lector Klaus y la bebé mordedora Sunny. Los tres pierden a sus padres en un incendio, y no tienen más remedio —hasta que Violet sea mayor de edad y herede la inmensa fortuna de los Baudelaire— que andar probando fortuna con distintos tutores, todos conocidos de sus padres, mientras evitan los maquiavélicos planes del primero de ellos, el Conde Olaf.

Olaf es un actor pésimo que, sin embargo, es capaz de adoptar distintas personalidades que engañan a todos los adultos. Pero no lo a los huérfanos Baudelaire, que pasan por innumerables calamidades escapando de Olaf y de sus planes para quedarse con la fortuna. La segunda mitad de la serie de libros contará cómo los huérfanos descubren una sociedad secreta llamada VFD, conectada tanto con Olaf como con sus padres.

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El primer libro de la serie, Un mal principio, fue publicado en Estados Unidos en 1999 donde las aventuras de los Baudelaire han continuado hasta una última entrega, El fin, que apareció en 2006. En España los seis primeros fueron editados por Montena en 2004, los dos siguientes por Círculo de Lectores en 2007, y los cinco últimos permanecen inéditos, aunque cómo no, la bendita Internet te puede procurar buenas traducciones hechas por aficionados.

En cualquier caso, las ediciones en nuestro idioma están agotadísimas, pero que ese dato no te llame a engaño: la saga de Lemony Snicket ha vendido más de 65 millones de copias, ha sido traducida a 41 lenguajes y ha generado unos cuantos spin-offs (por ejemplo, la precuela de Una serie de catastróficas desdichas, la saga Preguntas equivocadas, de la que en España se han editado dos volúmenes —¿Quién puede ser a estas horas? y ¿Cuándo la vio por última vez?—, en tono de biografías ficticias del propio Lemony Snicket, una construcción fascinante por sí misma).

series

Pero... ¿qué tiene de particular esta serie para haberse convertido en un best-seller juvenil con su par de correspondientes encarnaciones audiovisuales? Posiblemente lo que caracteriza a la saga es su estilo —marcadamente literario hasta lo arcaico, incluso—, algo de lo que no pueden presumir otras franquicias young adult ni contemporáneas (Harry Potter nació solo tres años antes) ni posteriores (como Los juegos del hambre o Crepúsculo). De hecho, su estilo narrativo, retorcido, juguetón y metaliterario, aunque no pierde nunca su orientación juvenil, es tan acusado que ha acabado contaminando a la película y la serie, donde incluso ha adquirido rasgos más adultos.

Ese estilo literario está bañado en humor negro, en intertextualidad y en continuas rupturas de la cuarta pared gracias a la predominante presencia de Lemony Snicket, no exactamente un personaje más de la trama, pero tampoco exactamente un narrador omnisciente.

Referencias clásicas y un tono macabro y oscuro

Continuamente advierte que los hechos que va a narrar son demasiado terribles y macabros para los posiblemente impresionables lectores de los libros y les invita a que dejen la lectura a un lado o, como mínimo, que miren en otra dirección. Unos consejos que se repiten una y otra vez acentuando a la vez el tono ominoso y autoparódico de las historias, y que se refleja perfectamente en la letra de los fantásticos créditos iniciales de la serie de Netflix.

En una entrevista con AV Club, el autor que se esconde tras el seudónimo de Lemony Snicket, Daniel Handler, afirmaba que no eran una maniobra de marketing inverso (no compres, no leas, no mires), sino la forma natural en la que concibe su mundo de ficción: "Las historias están llenas de desgracias, y aún así, la desgracia acaba siendo levemente graciosa".

Caricaturas

Handler afirma, por ello, que adora a la gente que no tiene el sentido de la ironía imprescindible para entender los libros: "De vez en cuando me topo con gente que está honestamente impactada por los libros y que no entienden por qué alguien podría encontrarlos atractivos... encuentro encantadores, de algún modo, a este tipo de personas, aunque normalmente yo mismo no les gusto nada".

Este estilo nació de forma casi casual, cuando desde la editorial pidieron a Snicket que escribiera un resumen para la contraportada, y abrumado por la medianía estilística que abundaba en otros libros del género (afirma para AV Club, "llenas de falso entusiasmo y preguntas retóricas cutres") decidió incitar la curiosidad de los lectores con sentencias como "Yo tengo la triste obligación de escribir esos desagradables acontecimientos, pero a ti nada te impide cerrar inmediatamente este libro y leer algo más alegre, si es eso lo que prefieres".

Poca broma con esta metacuestión: posiblemente para muchos lectores juveniles la serie sea el primer contacto con un estilo de literatura posmoderna que han cultivado, para paladares más curtidos, gente como Thomas Pynchon, Jorge Luis Borges, Zadie Smirgh o David Foster Wallace. En Una serie de catastróficas desdichas la ficción se pliega sobre sí misma desde la presencia del autor como personaje a la forma de vender los volúmenes, y desde las continuas disgresiones sobre el idioma a las reflexiones acerca del poderoso material que se encuentra en los libros.

La historia en sí es el eterno relato del proceso de madurez de unos protagonistas inocentes, muy similar al de, sin ir más lejos, Harry Potter. Pero Lemony Snicket lo llena todo de referencias literarias y lingüísticas, así como chistes para entendidos en cultura gótica-pop. Entre los primeros, Lemony Snicket usa deliciosas aliteraciones y otros juegos formales en el lenguaje que, por desgracia, a menudo se pierden en las traducciones (por ejemplo, en muchos títulos de los libros: The Bad Beginning, The Wide Window, The Austere Academy).

En cuanto a los chistes y guiños que reverencian la cultura siniestra (de la novela gótica al cine de terror), son innumerables, empezando por el apellido de los protagonistas, que remite al autor de Las flores del mal (más aún, los nombres de pila son guiños a TS Eliot —Violet— y al turbio caso real del matrimonio Von Bülow —Sunny y Klaus—). Por supuesto, el banquero Poe es una referencia al creador de El cuervo, y uno de los disfraces de Olaf —de singular parecido fonético con el Conde Orloff, es decir, Nosferatu—, el Detective Dupin, es un guiño al investigador precedente de Sherlock Holmes, Auguste Dupin, creado por el propio Edgar Allan Poe.

Y así, un auténtico torrente de homenajes literarios o-no-tanto: el tío Monty, por supuesto, tiene una Pitón (y hace un guiño oscurísimo a un sketch de los Monty Python), y hay un Carnaval Caligari. Hay personajes que se llaman como los de La tempestad shakesperiana, hay una tal Georgina Orwell y, en fin, la amada Beatrice fallecida y añorada por Lemony Snicket con una dedicatoria al principio de cada libro puede ser la protagonista de La Beatrice, poema de (cómo no) Charles Baudelaire o la amada de Dante por la que éste bajó a los infiernos en La Divina Comedia.

Difuminando la línea de la literatura adulta y juvenil

Estos guiños van más allá de meras citas ocasionales o de un ir soltando nombres: toda la saga está empapada de una atmósfera de folletín, reforzada no solo por la historia de unos huérfanos desdichados, sino por los propios tics narrativos de Snicket. El autor juega continuamente a adelantarse a lo que va a suceder (lo que estáis leyendo es terrible, pero no es nada comparado con lo que queda por venir) o a resumir lo que ha pasado (a veces incluso re-narrándolo), todo ello acorde con el tono grotesco y de caricatura de todos los libros que da a la serie un delicioso tono serial.

Todo ello, por supuesto, va sumergido en un humor oscuro y macabro, pero no lo suficiente como para espantar a los lectores más jóvenes. Ese humor le ha valido a Snicket comparaciones con maestros de la sorna macabra como Roald Dahl o Edward Gorey, al que sin duda se puede sumar Lewis Carroll, autor de Alicia en el País de las Maravillas, que revolucionó la literatura para niños al negarse a incluir cualquier tipo de moraleja o enseñanza en las aventuras oníricas de su heroína, tal y como era habitual en los plomizos libros infantiles de la Inglaterra victoriana.

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Estos tres autores también tienen en común un humor turbio que los hace comprensibles para un público infantil y juvenil (que aún así, perciben que algo se les escapa, y ese algo es una fruta prohibida sumamente apetitosa), y ciertas connotaciones entre líneas que triplican la perversidad de las historias. Lemony Snicket afirmó, rebatiendo las acusaciones de que en realidad sus libros estaban pensados para un público adulto, que "la cosa con las referencias literarias y otras bromas es que algunos jóvenes las pescan y otros, no; y algunos adultos las pescan y otros, no. Por eso me resisto a hacer generalizaciones acerca de qué es para jóvenes y qué no lo es".

De hecho, es en el tema de las enseñanzas a los lectores más pequeños donde Lemony encuentra uno de sus gags recurrentes más utilizados: el de hacer un paréntesis extranarrativo para definir palabras que pueden parecer complicadas. Lo que al principio parece un mero running gag, con Lemony Snicket parodiando los libros que escondían lecciones de gramática tras una trama de aventuras, se convierte en un recurso más para definir a los personajes.

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Donde también hay cierta sorna con respecto a las tradiciones de los libros juveniles es en la reasignación de las personalidades del trío protagonista. La creadora de máquinas es Violet, una niña, mientras que Klaus suele tener un acercamiento más creativo y emocional a los dilemas, papel tradicionalmente asignado a los personajes femeninos. Finalmente, el bebé (una niña, además), es la fuerza bruta del trío, y la solución de última hora para muchas de las tramas por la vía del trompazo. Esas convenciones pervertidas son solo la punta del iceberg de una sistemática demolición que efectúa Snicket contra las normas impuestas, cómo no, por los adultos.

Todos los guiños están reforzados, además, por las ilustraciones originales de Brett Helquist, colaborador de Snicket desde la primera entrega, y que con sus diseños, portadas, ex libris y demás adornos gráficos refuerza el salto del lector a algo más próximo a un libro decimonónico que a un best-seller young adult.

Pero... ¿quién es Lemony Snicket?

Por supuesto, hay que diferenciar entre el personaje de ficción que transmite al lector, con ese tono entre la sorna y la honesta preocupación, las aventuras de los Baudelaire, y el autor real que se esconde tras el seudónimo: Daniel Handler.

Lemony Snicket, dice su biografía oficial, "nació antes que ustedes, y probablemente muera también antes que ustedes". Su vida parece haber estado llena de emociones e infortunios. Snicket vive consagrado a contar la historia de los Baudelaire pese a poner con ello en peligro su propia vida, y por eso al final de cada libro de Una serie de catastróficas desdichas hay una nota de Snicket al editor indicándole dónde encontrar el siguiente manuscrito de la serie, indicaciones que según avanza ésta se vuelven más y más crípticas y complicadas de interpretar.

Entre los chistes más logrados en torno a esta eterna vida de huída y ocultación está la edición original en 2002 de Lemony Snicket: Unauthorized Autobiography (prologada, irónicamente, por Daniel Handler), y que incluye una sobrecubierta falsa, perteneciente al libro The Pony Party (La fiesta del pony), de Lenoy M. Setnick (anagrama de Lemony Snicket), autor de la saga The Luckiest Kids in the World ("Los chicos más afortunados del mundo”). Otro chiste intertextual que esta vez interpela directamente al lector, pidiéndole que entre en el jocoso mundo de espías de tebeo de Lemony Snicket.

Por su parte, Daniel Handler, su alter ego, es un autor de San Francisco poco publicado en español. Por ejemplo, sus novelas para adultos permanecen inéditas. Es amigo del también muy lemonysnicketiano Stephin Merrit, de los Magnetic Fields, con los que ha colaborado en algún momento tocando el acordeón: juntos fundaron The Gothic Archies, una banda de que puso banda sonora a las versiones en audiolibro de las primeras entregas de la serie, así como algún inquietante videoclip de promoción de la última entrega.

Un accidentado largometraje

El desarrollo de la película inspirada en la saga comenzó en cuanto los primeros libros salieron a la venta y se certificó su asombroso éxito. Nickelodeon Movies compró los derechos, Paramount Pictures (dueña de Nickelodeon) decidió producirla y Scott Rudin, productor de la misma, escogió como director a Barry Sonnenfeld, director de las películas de La familia Addams, y que muy acertadamente veía afines en tono y estética a la posible película. Ya en 2002 había unas cuantas cosas claras sobre la mesa: Jim Carrey sería Olaf, el guión lo escribiría el propio Daniel Handler y sería un musical.

Los problemas comenzaron en 2003 cuando Sonnenfeld consideró que el presupuesto de Paramount de cien millones de dólares era insuficiente y decidió abandonar la producción junto a Rudin, aunque ambos acabaron recibiendo crédito de productores ejecutivos. Para entonces Handler llevaba escritos ocho borradores del guion, y su falta de entendimiento con el nuevo director, Brad Silberling, le llevó a ser sustituído por Robert Gordon mientras le fecha de estreno se seguía retrasando.

El resultado de los vaivenes es una película muy interesante debido, principalmente, a que a menudo sabe entender el tono de los libros originales y adaptarlo al lenguaje cinematográfico. A la película le cuesta mantener el tono del arranque y elimina a Lemony Snicket de la narración, convirtiéndolo en una ominosa sombra que desde una torre desvencijada cuenta la historia. Es cierto que todo apunta a que en una hipotética secuela la presencia de Lemony Snicket habría estado más acentuada, como sucede en la serie de Netflix.

No es el peor problema de la adaptación: los subversión de los roles clásicos de los niños se sabotean, por algún motivo, y Klaus deja de ser un ratón de biblioteca y adopta un más tradicional papel de eterno salvador de sus hermanas en peligro. En algún momento incluso llega a crear inventos disparatados para salir de los aprietos, un papel que habitualmente tenía adjudicado Violet y que aquí incluso llega a ser la encargada de preparar la comida para el Conde Olaf y sus secuaces porque... bueno, es lo que hacen las niñas.

Lemony Snicket Di Jim Carrey como Olaf.

En todo lo demás, sin embargo, el trabajo de Silberling es estupendo: el diseño de producción se encargó a Rick Heinrichs —los decorados, en una de las decisiones más acertadas de la película, no son digitales, sino que están construidos de verdad—, el diseño de vestuario a Colleen Atwood y la fotografía a Emmanuel Lubezki. Todos los actores están excepcionales empezando, cómo no, por Jim Carrey como el Conde Orlof y continuando por Meryl Streep como la histérica tía Josephine. Es cierto que las interpretaciones de ambos son caricaturescas en exceso, lo que hace que sean más grotescos que siniestros, pero tienen bien pillado el tono febril y de eterno desprecio a quienes no son adultos.

Una (de momento) afortunada adaptación en formato serie

Aunque la película estuvo lejos de ser un fracaso (140 millones de dólares de presupuesto, más de 200 de recaudación), una serie de, digamos, catastróficas desdichas impidieron que se produjera una secuela. Paramount vivió una serie de cambios en su directiva que paralizó unos cuantos proyectos, entre ellos el de esta secuela. Pronto quedó claro que la única forma de continuar la historia de los gemelos Baudelaire era reiniciando la historia, ya que los jóvenes protagonistas habían crecido.

Netflix, por su parte ha afrontado esta producción con un objetivo claro: hacer una serie familiar que a nivel de factura visual e impacto mediático consiga lo que House of Cards llevó a un público adulto. Para ello se dirigió a la raíz del problema de la película, y contactó con Barry Sonnenfeld para que la produjera y dirigiera y a Daniel Handler para que la escribiera, adaptando sus propios libros y dándoles total libertad creativa. La idea, según Brian Wright, responsable de Contenido Familiar de Netflix, era "permanecer fiel al tono del original”.

Paradojicamente (o no), los grandes logros de la película se repiten aquí. Uno de ellos son los escenarios, que muy acertadamente no son digitales: Bo Welch, colaborador habitual de Tim Burton, se encarga de construir escenarios, gigantescos y pictóricos, que pierden ese aire steampunk del film y retoman la brumosa atmósfera triste de las portadas de los libros.

Otro de los grandes logros de la película que aquí no solo se respetan, sino que se multiplican, es la confianza en un monumental reparto: Neil Patrick Harris está sencillamente perfecto como Olaf, limando lo grotesco de la interpretación de Jim Carrey y devolviendo algo de esa amenaza viscosa que había en los libros. Handler, ya inmerso en la escritura de la confirmada segunda temporada, garantiza que habrá más momentos de lucimiento melódico para Harris. Y no es el único actor brillante: junto a nombres como Joan Cusack, Will Arnett o Catherine O’Hara destaca sin duda Patrick Warburton, que da vida a un delicioso Lemony Snicket mucho más presente en la historia que en los libros originales.

Lemony1

Aunque sin duda, y por encima de todo ello, el principal logro de la serie es no bajar el nivel de exigencia que ya los libros tenían para con sus espectadores. Divertida pero muy inteligente, Una serie de catastróficas desdichas encontró quizás su principal seña de identidad en su insistente negativa a tratar a los lectores más jóvenes como idiotas. Y eso es, básicamente, lo que convierte a esta joyita de Netflix —quizás la mejor producción propia de la historia del canal— en una adaptación imprescindible.

Vivir con miedo es toda una experiencia: un puñado de películas de terror para este fin de semana

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Miedo

Haciendo uso de una de las frases más inteligentes y precisas de esa obra maestra titulada ‘Blade Runner’ (id, Ridley Scott, 1982), pronunciada antes de que Rutger Hauer suelte un discurso filosófico que ha hecho historia —y que fue idea del propio actor—, vamos con uno de esos tops que tanto os gustan con un grupo de películas que producen miedo, al menos a este humilde servidor cuya capacidad de aguante del terror está muy bien descrita en un divertido monólogo de Goyo Giménez que no viene al caso citar. Damas, caballeros y demás especímenes, pasen y disfruten… temblando de terror.

‘Vampyr’

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Alfred Hitchcock decía que ‘Vampyr’ (id, Carl Theodore Dreyer, 1932) era la única película que merecía la pena ser vista varías veces. Tomando a Sheridan Le Fanu como material de base, el trabajo de Dreyer es de los primeros en hablar de la figura del vampiro en el cine, en un sentido muy diferente en el que hablaron luego cineastas como Terence Fisher.

Una película cuyo secreto está en sentirla más allá de su entramado argumental, con una serie de secuencias antológicas que penetran en nuestro interior quedándose para siempre en nuestra mente, hurgando en nuestros temores más ancestrales.

‘Suspense’

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Si tuviera que elegir un título que me produce miedo entre todos los que hay, elegiría sin duda alguna ‘Suspense’ (‘The Innocents’, Jack Clayton, 1961), basada en la obra de Henry James ‘Otra vuelta de tuerca’, la cual tuvo alguna que otra adaptación sin llegar jamás a la suela de los zapatos del film de Clayton.

Un cuento de fantasmas soberbio con imágenes y momentos que hielan la sangre, lejos de efectismos y trucos baratos. Deborah Kerr en uno de los papeles de su vida, una institutriz que nos abrirá los recovecos más tenebrosos de su influenciable mente.

‘La leyenda de la mansión del infierno’

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De ese subgénero de “casas malditas” una de las mejores muestras que hay, al lado quizá de ‘The Haunting’ (id, Robert Wise, 1963) —que guarda parecidos formales con la citada ‘Suspense’—, con una parte final que roza el delirio pero muy bien equilibrado si caer jamás en el exceso.

Su eficacia para transmitir miedo o inquietud se debe a dos personas; por un lado John Hough, infravalorado director que ya había demostrado su capacidad para crear una atmósfera terrorífica en la excelente ‘Drácula y las mellizas’ (‘Twins of Evil, 1971), y por otro el guión de Richard Matheson, también autor de la novela en la que se basa en el film, y que está lleno de detalles. Propicia para ver sin compañía una noche de invierno.

‘La noche de Halloween’

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Imitado hasta la saciedad en casi todo el cine de terror posterior, sobre todo en el slasher, subgénero que se disparó con la llegada del trabajo de Carpenter. Sin ocultar sus influencias del giallo italiano, el director asienta las bases de sus estilo para infundir terror: tomarse su tiempo para crear una atmósfera, narrando los hechos de forma nada precipitada y marcando muy bien los golpes de efecto sin abusar de ellos.

La música, del propio Carpenter, ayuda a crear más inquietud. Jamie Lee Curtis —hija de Janet Leigh, imagen superior— se convirtió en una de las sufridoras más famosas del cine de terror.

‘El sexto sentido’

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Un éxito sin precedentes y que consolidó la carrera de M. Night Shyamalan hasta límites insospechados —tanto que ahora se le ha dado la vuelta a la tortilla y sufre más ataques que defensas—, con una filmografía llena de piezas maestras del suspense. Con claras influencias de Hitchcock y con un guión absolutamente perfecto, Shyamalan logra una puesta en escena insólita con la que crea algunos momentos realmente escalofriantes.

Aunque la película va mucho más allá del relato de terror, los tres o cuatro instantes terroríficos que hay son de los que no se olvidan. Por supuesto, y como ocurre con todo film superexitoso, influenció considerablemente en el cine posterior.

Los hilos que unen las escenas iniciales y finales de las películas, expuestos en este brillante vídeo

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Vimeo es una de las comunidades de creadores de vídeo más alucinantes que existen. A menudo, auténticos devotos del arte cinematográfico reparten por allí sus montajes explicativos de la esencia, del mensaje y del simbolismo de algunas de las películas más importantes de siempre. En Magnet hemos hablado tanto de la perspectiva como de la relación de las escenas con el arte. Y hoy, hablamos de inicios y finales.

Porque eso es lo que ha juntado, comparado y explicado en apenas unos segundos Jake Swinney, cuyos trabajos anteriores también son la mar de interesantes. En esencia, Swinney ha querido explicar cómo las escenas iniciales y finales de casi cualquier película tienen menos de arbitrario de lo que el espectador a menudo piensa. Son armónicas, se replican las unas a las otras, están extremadamente pensadas e hiladas.

En el vídeo se contemplan algunos ejemplos singulares, como Pozos de Ambición, El Árbol de la Vida, Her o El Padrino II. En muchos casos la sutileza del simbolismo se pierde entre el argumento de la película: en otros, la imbricada relación estética entre el plano inicial y final salta a la vista en apenas un puñado de segundos. En Gone Girl o en Dr. Strangelove, por ejemplo, ambos factores, el narrativo y el estético, se dan la mano.

En total son los planos de inicio y cierre de 55 películas distintas, colocados el uno al lado del otro. "¿Qué podemos aprender examinando las escenas iniciales y finales? (...) Algunas muestran progreso, algunas muestran declive, algunas son simplemente imágenes impactantes utilizadas para comenzar y terminar una película", explica Swinney en la descripción de su trabajo. Estos son algunos de los ejemplos que se pueden apreciar en el más que emocionante e interesante vídeo, que se prolonga a lo largo de cinco minutos de puro cine.

Birdman Birdman.
Blue Valentine Blue Valentine.
Children Of Men Children of Men.
Cisne Negro Cisne negro.
Doce Anos De Esclavitud 12 años de esclavitud.
El Padrino El Padrino II.
Frank Frank.
Gone Girl Gone Girl.
Gravity Gravity.
Her Her.
Kill Bill Kill Bill.
Necesitamos Hablar De Kevin Tenemos que hablar de Kevin.
No Es Pais Para Viejos No es país para viejos.
Pozos De Ambicion Pozos de ambición.
Shutter Island Shutter Island.
Strangelove Teléfono Rojo.
The Astronaut Farmer The Astronaut Farmer.

Roy Batty y otros cuatro replicantes de la historia del cine que nos hicieron desear un futuro cyberpunk

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El 25 de junio se cumplirán 35 años del estreno USA de ‘Blade Runner’, una película difícil desde su mismo rodaje, que pasó con más pena que gloria en la taquilla y recibió algunos de los ataques más sanguinarios que uno recuerde por parte de la crítica pero que hoy, más de tres décadas después, ha conseguido un status de film de culto al alcance de solo un puñado de cintas.

Y no es por la ingente cantidad de acérrimos seguidores que la defienden, que tenerlos, los tiene. Ni por su alucinante capacidad profética, que también. Lo es sobre todo por su legado, por redefinir un género tomando prestado elementos clave de otros y por su influencia: después del 25 de junio de 1982, el cine de ciencia-ficción puede que no soñara con ovejas eléctricas pero fantaseó en un mundo lleno de replicantes, de lluvias perpetuas y lenguas mestizas, con Marlowes del futuro con el rostro de Harrison Ford que preferían ignorar quién (o qué) eran realmente.

A estas alturas ya tenemos claro que no podemos confiar en nuestros recuerdos (si es que realmente son nuestros), así que tiraremos de hemeroteca: ‘Blade Runner’ se la pegó en taquilla porque tuvo la mala fortuna de estrenarse en uno de los veranos más fértiles del fantástico USA. ‘E.T. El extraterrestre’, ‘La cosa’ de John Carpenter, ‘Star Trek II: La ira de Khan’ o ‘Conan el Bárbaro’ la arrinconaron en el Box Office.

Roger Ebert, una de las voces de la crítica estadounidense más popular y de más peso en la industria, dijo que “Blade Runner’ tiene los mismos problemas que sus replicantes: era el producto del sueño de máquinas más que de hombres”. Toma ya. O que “su mayor debilidad es que la historia se subordina a los efectos especiales”. Años después, puede que después de asistir al nacimiento de otra saga mecánica, los Transformers de Micahel Bay, Ebert corregiría su opinión. Un poco tarde, ¿no?

Ridley Scott Blade Runner Pose Ridley Scott, posando como un Sir mucho antes de ser nombrado uno, en el set de 'Blade Runner'.

En 1982 el cyberpunk aún no había explotado, yo aún no conocía a Philip K. Dick y tampoco tenía la edad suficiente para ver el cine de Ridley Scott. Hoy, echando la vista atrás, me siguen asombrando sus tres primeras películas. Scott parecía que iba a comerse el mundo.

Menuda manera de empezar una carrera: ‘Los duelistas’, ‘Alien, el octavo pasajero’ y ‘Blade Runner’. Una triada maestra, un trío que ha lastrado el resto de su filmografía, puesto que nunca ha llegado a ese nivel (una de mis boutades favoritas era declarar a su hermano Tony, el director de ‘Top Gun’ o ‘Amor a quemarropa’, como el cineasta con más talento de la familia Scott). Fuera como fuere, ‘Blade Runner’ tiene esa magia que distingue a las películas diferentes.

Un halo que consiguió sobreponiendose a un cásting difícil (Dustin Hoffman y no Harrison Ford era el preferido para encarnar a Deckard), un rodaje caótico (con el director enfrentado a todo su equipo técnico) y un guión basado en una historia cuya narración original ni el director ni el guionista había leído y que, tras finalizar el primer montaje, no entendían. Su editor, Terry Rawlings, recuerda que cuando le pasó la primera versión a Scott este le dijo: “God, it’s marvelous. What the f— does it all mean?”. Pero si hay algo maravilloso y fascinante en ‘Blade Runner’ es esto:

Un monólogo sublime. Perfecto. Improvisado. Y es que Rutger Hauer decidió que el texto final era demasiado largo, que lastraba el clímax y reducía su impacto y decidió cortarlo. Tomó lo que le interesaba, prescindió de la paja y añadió las dos últimas frases: “Todo esto se perderá, como lágrimas en la lluvia. Es hora de morir”. Su Nexus 6 es la máquina perfecta –o puede que no si hacemos caso a la teoría, confirmada por el mismo Hauer y desmentida por Ford, que Deckard es la culminación de los productos Weyland, el inmortal Nexus 7–, un robot, un humanoide, un ciborg que encabeza la lista de mis 5 replicantes preferidos del cine. Los cuatro que le siguen son estos:

1. David (Michael Fassbender) – ‘Prometheus’ (Ridley Scott, 2012)

David

Con un procesador similar al del Hal 900 de ‘2001: Una odisea en el espacio’ y un look entre David Bowie y Peter O’Toole, del que su ‘Lawrence de Arabia’ lo tiene fascinado, David es uno de los primeros prototipos de Weyland Industries, la corporación que fletó primero el Prometheus y, años después (o antes), la Nostromo en la que navegó la teniente Ripley.

El David de Michael Fassbender es quizás el más humano de los tripulantes que habitan esta precuela de la saga ‘Alien’, un regreso de Ridley Scott al género y a las preguntas que se formulan los replicantes de ‘Blade Runner’. El nexo de unión entre dos de las piedras fundacionales de la ciencia-ficción.

2. Bishop (Lance Henriksen) – ‘Aliens’ (James Cameron, 1986)

Bishop

Perturbador casi siempre –ojalá algún día Chris Carter acabe llevando al cine la serie de TV que escribió para él, ‘Millennium’–, el Bishop de Henriksen consigue algo impensable: hacer cambiar a Ripley de opinión sobre los humanoides. Años después nos cruzaremos de nuevo con este personaje: en ‘Aliens vs. Predators’, una aberración en toda regla.

3. El Terminator (Arnold Schwarzenegger) – ‘Terminator’ (James Cameron, 1984)

Terminator

18 frases. Ese es todo el arsenal verbal que suelta Arnold en la primera (y mejor) entrega de la saga. El otro, el de verdad, es otra cosa. Si los dos anteriores ciborgs son robots con estudios, de ciencia, en principio al servicio de los humanos, el Terminator de Schwarzenegger es una máquina de matar.

4. El pistolero (Yul Brynner) – ‘Almas de metal’ (Michael Crichton, 1973)

Yul

Antes de escribir el guión de ‘Parque Jurásico’ o sacarse de la manga series de TV como ‘Urgencias’, Michael Crichton escribió y dirigió cine. Una de sus películas más interesantes es su debut: ‘Almas de metal’ –la más divertida, ‘El primer gran asalto al tren’, con Donald Sutherland y Sean Connery–. En ella, un robot que se cuelga destroza las vacaciones de una pareja de hombretones en un futurista parque de atracciones.

Antecedente claro del Terminator de Arnie y con un claro sabor steampunk, el Pistolero de Yul Brynner es un humanoide cabrón como pocos pero con corazón cinéfilo: su vestimenta es la misma que lucía en ‘Los Siete Magníficos’.

Desde la frontera: cinco cómics actuales que nos ayudan a comprender qué pasa en Oriente Medio

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Sheriff

Hace tiempo que dejó de ser novedad que el cómic sea utilizado como medio para retratar la actualidad o facilitarnos un trasfondo histórico que nos permita entender mejor lo que pasa en el mundo. Ya sea a través de la ficción asentada en hechos reales o las obras de tinte autobiográfico, la historieta nos ha permitido conocer mejor el cómo y el por qué de conflictos que exigen una mirada reposada y, en ocasiones, un punto de vista alejado de lo mediático para poder asimilarlos mejor.

En el caso de Oriente Medio, el paso de los años ha construido una comicteca rica en matices que, sin duda, ha contribuido a dibujar un mapa en viñetas de Israel, Palestina, Irán o Afganistán que quizás antaño no pasaba del boceto. Así, Marjane Satrapi con su Persépolis, Joe Sacco con Palestina o Notas al pie de Gaza o El fotógrafo, de Lefèbre, Guibert y Lemercier son el pelotón de cabeza de una cada vez más numerosa bibliografía a la que, durante el último año, se han sumado varios títulos más que interesantes, entre los cuales destacan los cinco que detallamos a continuación.

Oscuridades Programadas, de Sarah Glidden

La dibujante norteamericana Sarah Glidden ya había realizado un cuaderno de viajes en forma de cómic en Una judía norteamericana perdida en Israel. A través de un Kickstarter, Glidden consiguió la financiación para acompañar en su recorrido por Turquía, Siria e Iraq a un grupo de periodistas independientes de Seattle y un ex marine que sirvió en zonas de conflicto de este último país.

Oscuridades Programadas

Las acuarelas de la autora norteamericana y su estilo cercano ofrecen un interesante retrato del Oriente Medio posterior a la caída de Saddam Hussein. Sarah Glidden consigue, no solo a través del propio viaje y sus dificultades, sino, sobre todo, a través de testimonios de gente de a pie que se ha visto afectada por la guerra, transmitir de manera muy clara cómo ha cambiado la vida de cientos de miles de personas. Actuales refugiados y desplazados que, en realidad, tienen (o, al menos, tenían) mucho más que ver de lo que sospechamos con una persona de clase media de Europa o Estados Unidos.

Las vivencias del grupo de periodistas internacionales novatos y el ex marine convencido de su participación en la Guerra de Iraq, perfectos ejemplos del norteamericano progresista medio, con el que no es complicado que el lector se sienta identificado.

Kobane calling, de Zero Calcare

Oriente Medio y humor no es la primera asociación que uno esperaría encontrar en una obra. El italiano Zerocalcare sorprende a quienes no le conozcan (en su país es un auténtico fenómeno de ventas) con un tono extremadamente desenfadado y un poco vacilón en el que no faltan referencias pop un poco frikis como El puño de la estrella del norte y anécdotas disparatadas de todo tipo. Herramientas que el autor emplea para presentar un completísimo análisis de la situación del pueblo kurdo.

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Zerocalcare, un chaval de barrio de Roma con un punto perroflauta y algo estrafalario, nos convierte en compañeros de viaje a través de los diversos enclaves del Kurdistán. Su trabajo, además de arrancar más de una sonrisa, se constituye como una utilísima guía de campo para entender quiénes son los kurdos, cuál es su pasado, por qué luchan y qué papel juegan en los actuales conflictos activos en Oriente Medio.

El autor, que no oculta su simpatía por la causa kurda, hace gala de una gran sinceridad en todo momento y de un necesario espíritu crítico. Su dibujo de estilo cartoon oculta una obra de gran valor didáctico que, además, divierte como pocas.

El sheriff de Babilonia, de Tom King y Mitch Gerads

Tom King pasa por ser uno de los guionistas del momento en EE.UU. Hace nada conocíamos la nominación al Eisner a la mejor serie limitada de su excelente periplo al frente de la colección de La Visión, junto al dibujante español Gabriel Hernández Walta, que se une a una destacada labor al frente de una de las cabeceras mensuales de Batman. King, además de licenciado en Filosofía e Historia, fue agente de la unidad de contraterrorismo de la CIA en la época posterior al 11S.

El Sherif De Babilonia

Sus siete años de servicio le facilitaron experiencias más que suficientes para ambientar El sheriff de Babilonia. La serie, pese a ser una obra de ficción, cuenta con una ambientación trabajadísima y completa, como solo puede ofrecer alguien que ha trabajado sobre el terreno. El propio guionista ha contado en más de una ocasión que los guiones son supervisados por la CIA para evitar que se revelen datos y procedimientos confidenciales. Sea cierto o simplemente una bravata, la serie, además de un thriller vibrante, también supone un acercamiento muy completo a la situación del Iraq posterior a la caída de Saddam.

La primavera de los árabes, de Jean- Pierre Filliu y Cirylle Pomes

Quizás el formato y aspecto de álbum francobelga al uso es lo que ha permitido que La primavera de los árabes sea la obra reciente sobre Oriente Medio de la que menos se ha hablado. Un olvido a todas luces injusto, en tanto en cuanto se trata de una obra con no pocas virtudes. En tan solo un centenar de páginas y un puñado de episodios, Filliu y Pomes logran contextualizar el complejo movimiento revolucionario que ha marcado la deriva de tantos países de Oriente Medio.

Primavera

Jean-Pierre Filliu, historiador y arabista profesor de Ciencias Políticas en la Universidad de París ya desarrolló junto a David B un interesante proyecto en dos volúmenes, Los mejores enemigos: una historia de las relaciones entre Estados Unidos y Oriente Medio. En La primavera de los árabes repite metodología y éxito, poniendo sus vastos conocimientos sobre la temática en manos de un autor de sobrada competencia.

El árabe del futuro, de Riad Sattouf

Riad Sattouf es una autor francés de origen sirio. Trabajó durante una década en el semanario satírico francés Charlie Hebdo, lo que tuvo como resultado su exitosa serie La vida secreta de los jóvenes. Sin embargo, es con los dos primeros volúmenes de El árabe del futuro con la obra que el dibujante ha logrado dar la campanada de ventas (más de 650.000 ejemplares en todo el mundo) y ser considerado uno de los autores actuales más relevantes de la bande desinée.

Arabe Del Futuro El 300 Rgb

El árabe del futuro cuenta la infancia de Sattouf, de padre sirio y madre francesa y nacido en 1978 y su estancia en países como Libia o Siria. Una obra autobiográfica a través de la cual se puede comprobar cómo eran las cosas hace cuatro décadas en países hoy en conflicto que tienen como denominador común un fuerte ascendente dictatorial que el dibujante describe a través de los ojos de su yo infantil.

Quizás lo que convierte a las (por ahora) dos entregas de El árabe del futuro en una obra tan interesante es la capacidad de que un relato familiar en primera persona condensar de manera tan completa el ambiente sociopolítico de esas zonas de Oriente Medio.

21 películas de ciencia ficción no-tan-conocidas que deberías ver

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Es un deseo que nos surge cada cierto tiempo a todos los amantes del séptimo arte: quieres echar mano de videoteca para ver algo reflexivo y edificante. Algo de ciencia ficción, ese género capaz de examinar las dimensiones sociales y políticas del hombre mediante metáforas argumentales o visuales que envuelven con una fantasía escapista lo que nos da miedo contemplar en la realidad.

Y sin embargo ya las tienes vistas todas o casi todas de entre los clásicos del género. Te conoces los diálogos de Blade Runner, hace mucho tiempo que viste por primera vez 12 monos y Metrópolis lleva años en la estantería de tu casa. Para eso hemos elaborado esta lista de películas de segundo nivel, de obras menos difundidas entre las que probablemente haya muchas que no has visto y que te recomendamos de buena fe. A nuestro modo de ver, todas ellas ofrecen una gran oportunidad para disfrutar de lo mejor de este tipo de cine.

Triangle (Christopher Smith, 2009)

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Amigos hacen un crucero en su yate. Una tormenta imposible les hace naufragar y les rescata un barco que a todas luces está encantado. Como su condición de película de ciencia ficción sólo aparece pasado un tiempo de metraje, no diremos qué es eso que nos hace ver que estamos otra cinta al estilo de Destino Final. Fíjate en lo que se ve en sus planos, en los elementos que se cruzan en el camino de sus protagonistas. Desvela el misterio de este buque Triangle y no abandones toda esperanza.

The One I Love (Charlie McDowell, 2014)

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Otra película con un factor sorpresa que se puede arruinar muy fácilmente si te cuentan su giro, aunque este llegue, como llega, a los pocos minutos de empezar. Es mejor quedarse con que esta pequeña cinta nos hace reflexionar mucho mejor sobre las expectativas del matrimonio de lo que cualquier comedia romántica reciente. Y es bastante más divertida.

Coherence (James Ward Byrkit, 2014)

Coherence

Aunque muchos no la habrán visto, en los círculos de amantes del cine fantástico Coherence se ha convertido en la última gran joya del cine de grandes ideas y enano presupuesto, como lo fueron en su momento Primer o Los cronocrímenes. Estos amigos que hablan tranquilamente en la sobremesa ven cómo tras la aparición de un cometa en el cielo sus vidas cambian para siempre. Bueno, sus vidas no cambian, más bien es que son intercambiables.

Plan Diabólico (John Frankenheimer, 1967)

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¿Qué sucedería si un hombre gris, de existencia ordinaria, cambiase toda su estabilidad por una versión de sí mismo más divertida? ¿Si una empresa le permitiera renacer y convertirse en el aventurero pintor que desde niño siempre soñó ser? ¿De verdad estamos preparados para recibir una segunda oportunidad? Deja que este cuento con moraleja y dirigido con ambición expresiva te lo cuente. Lo que fue cierto hace 50 años sigue siéndolo ahora.

Lemmy contra Alphaville (Jean-Luc Godard, 1966)

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Godard no necesita presentación, pero aquí, tal vez, sí una aclaración: si eres alérgico a las a veces inaccesibles películas del director francés, no tienes nada que temer. Alphaville es una narración accesible, la versión nouvelle vague de la clásica distopía futurista en la que unos dirigentes han intentado crear una sociedad inhumana y subyugada a sus líderes (hola, Guerra Fría). Y como Alphaville es la versión nouvelle vague, eso significa que hay ideas sobre nuestro vínculo con el lenguaje, vestuario de estética noir y una guapísima Anna Karina de protagonista.

Westworld, almas de metal (Michael Crichton, 1973)

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La rebelión de nuestros “frankensteins” particulares, vivir en la simulación, nuestra obsesión con el pasado como un lugar mejor y los parques temáticos. ¿No se parecen todos estos a los temas que hay en Parque Jurásico? Es lógico, porque esta película, como la de Spielberg, están basadas en historias de Michael Crichton. La dirección de la película es bastante simplona, pero si te gustó el argumento de la peli de los dinosaurios, aquí tienes un poco de lo mismo pero con robots.

La ciudad de los niños perdidos (Jean-Pierre Jeunet, 1995)

Dream Device

Puede que la fuerte de Jean-Pierre Jeunet no sea su vena exploratoria de la ciencia ficción, sino más bien la plasmación a la imagen de universos estéticos únicos e inmersivos. Además, a ninguna persona joven no puede emocionarle, aunque sea un poco, una historia que se basa en cómo los viejos le exprimen la vida a los niños para sobrevivir… para luego recibir su merecido.

Stalker (Andrei Tarkovsky, 1984)

Stalker

Un director que declare, en concreto, por qué la ciencia ficción no le interesaba en absoluto, logra en esta película de género mostrar cuál es el trasfondo último más gratificante de este género: permitirnos abrir dimensiones ocultas del alma humana. No será demasiado importante la premisa de stalker, un hombre que acompaña a dos pensadores a una zona que permite la autoliberación. A lo que llegamos, sin embargo, es al territorio de la fe humana.

Attack the Block (Joe Cornish, 2011)

Attack The Block 4

Acción y cachondeo en los projects. Aliens contra pandilleros. Producen los de Zombies party y eso se nota, ya que la escritura de los chistes visuales y verbales es perfecta para sacarte una sonrisa siempre que lo necesites. Una película de serie B que no puede caerle mal a nadie que tenga un poco de corazón.

Repo Man (Alex Cox, 1984)

Repo Man Emilio Estevez Grocery Store

La película más macarra de la lista. Toda una obra de referencia entre las subculturas escoradas al punk, algo totalmente comprensible dada su banda sonora. Malaspulgas, ladrones, agentes del sistema y extraterrestres se entremezclan en un argumento bastante mal hilado pero en el que básicamente todos intentan conseguir los cuerpos del maletero de un Chevy Malibu. Si no te gusta su ciencia ficción, quédate con su reflejo del espíritu de una cultura.

El Planeta Salvaje (René Laloux, 1973)

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Alegoría sobre la convivencia entre distintas razas y culturas, plantea los problemas de la intolerancia, la opresión y el instinto de supervivencia en situaciones adversas. El diseño de los Draags, de los escenarios naturales y de las distintas criaturas que habitan el planeta Ygam harán las delicias de los aficionados al buen cine de animación.

El hombre que Cayó a la Tierra (Nicolas Roeg, 1976)

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Estamos en plena psicodelia. En la primera cinta en la que Bowie lanzaría una de sus personalidades más interesantes, el Thin White Duke. Estamos con un director que, al igual que Tarkovski, decide que sea la estética la que nos transmitan el mensaje que su trama. Curiosamente, es un camino contrario, en vez de la corrupción del alma humana, es el extraterrestre el que viene aquí y se deja seducir por los vicios baratos de la humanidad.

Cemetery of Splendor (Apichatpong Weerasethakul, 2015)

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Una enfermedad causa que los soldados taliandeses queden permanentemente dormidos. En sus sueños, antiguos dioses de la zona ejecutan sus batallas en ese mundo mental mientras el real es quieto, tranquilo, de una violencia sólo intuida sin que nunca llegue a materializarse. Este precioso cuento de Apichatpong Weerasethakul es tan original en su premisa como hermoso a la hora de mostrar una experiencia cinematográfica con un ritmo sinuoso que no encontrarás en las películas que copan habitualmente las carteleras.

John Muere al Final (Don Coscarelli, 2013)

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¿Morirá o no morirá al final de la película John? John diez at the end es un delirio lisérgico con tantos cambios de narración como gamberradas adolescentes que sirve como híbrido entre las películas de casquería de los 80, planteamientos fisiconspiranóicos a lo Cronenberg y como nueva versión de cinta fantástica de colegas a lo Las alucinantes aventuras de Bill & Ted.

Upstream Color (Shane Carruth, 2014)

Upstream Color 2013

Nueva años después, el creador de Primer se disputa el mantener o no la corona de rey del cine rompecabezas. Por suerte Shane Carruth ha tenido tiempo para pensar bien su nuevo jeroglífico, y mientras tu superficie se concentra en conectar sus puntos tu psique interna irá absorbiendo un mensaje espiritual cuya misión última es fundirnos a todos en el amor.

Ex Machina (Alex Garland, 2015)

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El mejor papel de Alicia Vikander hasta la fecha, un divertido tributo al legado de mujer como objeto de deseo y la escena de baile con cuadros de Pollock al fondo más divertida de la historia del cine.

Beyond The Black Rainbow (Panos Cosmatos, 2010)

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Si te gusta la hiperestilización y vaciado de contenido a lo Nicolas Winding Refn, Beyond The Black Rainbow te tiene que gustar. Muy indie, un gran contenedor de diversos recursos habituales de su subgénero para regurgitarlos después ya deformados, mostrando sus características de forma superficial. Dicho de otra manera: un videoclip larguísimo al que sólo le interesa estimular en todo momento tus ojos y oídos.

Holy Motors (Leos Carax, 2012)

Holy Motors Motion Capture

La reaparición de Leos Carax en la gran pantalla lo hace en forma de lamento de las ruinas en las que se encuentra el cine en la sociedad contemporánea. En diversos y fantasiosos escenarios, que sirven a modo de fascículos diferenciados entre sí, vemos a un actor sobreexplorado adaptarse a distintos roles, algunos feístas, muchos metarreferenciales, todos ellos difíciles y a su manera hermosos. Este loco mundo de ogros y limusinas parlantes te deja terriblemente cansado, pero como veremos al final, necesitamos a los luchadores, a los que creen en la belleza del gesto.

H. (Rania Attieh y Daniel Garcia, 2014)

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H. reinterpreta la tragedia griega que se desata entre dos Helenas con distintos trastornos de maternidad en el momento posterior a la caída de un meteorito en Nueva York. Es, si ya las has visto, un buen mecanismo sustitutivo de los de Shane Carruth, con una suficiencia preocupación formal y con unas actuaciones que están a la altura. Cuando tengas lista la interpretación de lo que ha ocurrido en este apocalipsis te tocará comparar con las soluciones que hayan encontrado otros, ya que seguro que no será la misma.

LFO (Antonio Tublén, 2013)

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Un sueco aburrido armado con un oscilador capaz de conectar con nuestras ondas cerebrales y anular nuestra voluntad. Un técnico de sonido descubriendo por primera vez el poder y el abuso de poder. Todo cargado de un humor autoconsciente y por momentos bastante negro. No esperes ver la película de ciencia ficción más inteligente del subterritorio indie, pero si la premisa te ha llamado la atención y te gusta la música electrónica, merece la pena echarle un vistazo.

Predestination (Michael Spierig y Peter Spierig, 2014)

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Hay ciertas películas de presupuestos acomodados que acaban pasando desapercibidas, y eso le pasa a esta excelente juego laberíntico sobre viajes en el tiempo. Los que dominen el género creerán ir adelantando acontecimientos, pero al final de la partida esta mixtura de Minority Report, Looper e historia romántica ganará y sabrá sorprenderte. Una estimulante


Hacia lo desconocido: los carteles ganadores del concurso de ciencia ficción del Barbican Centre

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Carteles Bonitos

Hablar del futuro es hablar de los difusos acontecimientos del mañana, en permanente estado de mutación. Nuestra imagen de lo que está por venir siempre muta en relación a las creencias y a las ensoñaciones del presente, y por eso es factible ralizar una historiografía del futuro, una suerte de paleofuturo a través del cual investigar y examinar cuáles han sido nuestras visiones del mañana. Pero para ello, antes que nada, necesitamos imaginarlo, dibujarlo, plasmarlo en obras de arte.

El Barbican Centre lo sabe perfectamente. En aras de difundir la inauguración de su esperada exposición Into the Unknown: A Journey through Science Fiction, en apertura a partir del próximo junio, el centro de artes londinense convocó un concurso de cartelería sci-fi junto a la revista Wrap. Los resultados se han dado a conocer esta semana y son fabulosos. Cinco carteles que ilustran lo que podemos esperar del mañana a través de poderosas metáforas visuales.

Los trabajos se pueden comprar aquí por 20 libras, y servirán de complemento a la interesante exposición que los visitantes del centro podrán disfrutar hasta el mes de septiembre, en la que se realizará un paseo estético, filosófico y artístico a través de las diversas ideas sci-fi que han articulado nuestra visión del futuro. Desde los orígenes del género en Julio Verne hasta las distopías modernas de Margaret Atwood o de Jack Kirby, el viaje promete ser apasionante.

En consonancia a los contenidos de la exposición, un grupo de curators del centro han seleccionado cinco piezas de entre las muchas remitidas al concurso. Son estos:

Art Forms of Fiction, por BloodBros

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Una suerte de dibujo botánico sobre las formas de vida moleculares del mañana. El jurado le ha entregado el primer premio por su calidad técnica y por su capacidad para ceñirse a la ficción a través de un marco mundano y no especialmente metafórico. Porque el futuro también será un lugar aburrido donde botánicos especializados en bichos alienígenas tendrán que catalogar y dibujar.

Departure Print, por Ed Blut

Segundo

Todo lo contrario, puro poderío visual: un juego de espejos donde un astronauta (o la proyección de la imagen del futuro del ser humano a través del espejo de la ciencia ficción, según cómo se mire) se despide de su pareja antes de despegar hacia mundos lejanos. Es poético, es metafórico y revela la mirada puesta en la exploración espacial a la que el ser humano se atará de forma inevitable.

Old Earth Print, por Guy Warley

Tercero

La versión distópica del futuro: un mundo de atmósfera claustrofóbica y destruido por las misteriosas consecuencias catastróficas de las tecnologías del mañana en el que las viejas estructuras (un rascacielos medioderruido) se ven colonizadas por elementos ajenos a nuestro control (raras especies de plantas mutantes). El jurado destaca su evidente pericia imaginativa y poderío visual.

Space Mum Print, por Andrew Hulme

Cuarto

La cara amable de la exploración espacial. Hulme se ha valido, según él, de la iconografía cartelera de la Unión Soviética y de unas líneas gráficas bastante simples, con una mirada amable al universo infantil, a la hora de abordar una temática bastante presente, por otro lado, como es la exploración de nuestro espacio cercano. Hay astronautas reconocibles, cohetes espaciales satélites y hasta un sputnik bastante cuqui.

Horizon Print, por Kirsty Fabiyi

Quinto

Quizá nuestro favorito: un cuadro que mezcla los tonos pastel y explota los contrates de luminosidad y oscuridad. Fabiyi se inspiró en la posibilidad de encontrar planetas habitables similares al nuestro tras el descubrimiento de Trappist-1. La imagen muestra la cercanía del sol que lo iluminaría, arriba a la izquierda, y colocaría nuestra figura en dramática proporción a los descubrimientos que nos esperan durante la exploración del vasto universo.

11 estupendos documentales disponibles en Netflix para sobrevivir a la molicie del verano

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Portada

Hay 37º C ahí fuera y al lado de tu sofá hay un ventilador equiparable al Valhalla. No vas a salir de casa hasta las diez de la noche por que sólo entonces el asfalto habrá dejado de derretirse bajo tus pies. No tienes absolutamente nada que hacer porque es fin de semana. Pero tienes Netflix abierto y, como siempre, el algoritmo falla más que una escopeta de ferias. ¿Qué hacer?

Magnet Soluciones Para Todo llega en tu ayuda: aquí te traemos una decena de documentales que no debes perderte mientras sigan en la plataforma y que harán de las largas, tediosas horas bajo el aire acondicionado un lugar mucho más apacible. Desde largos relatos sobre la esclavitud en Estados Unidos hasta meter la cabeza de lleno en los cárteles mexicanos, pasando por Herzog y sus cosas y un fantástico retrato de cómo se llegó al fin de ETA negociando en Ginebra.

Un, dos, tres, adiós molicie del fin de semana:

1. El fin de ETA (2016)

Fin

Escrito por José María Izquierdo y Luis Aizpeolea, El fin de ETA es una aproximación a la mesa de negociación abierta por el ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero entre el Estado español y la banda terrorista ETA. Un acercamiento a través de los testimonios de quienes, desde posiciones a priori antagónicas, pusieron sobre la mesa su trayectoria y su integridad física en aras de la paz.

El documental es minimalista e intercambia las palabras y los testimonios de figuras clave como Eguiguren (muy vindicado en el documental) y Otegui con piezas de archivo o intervenciones de personajes secundarios como Rubalcaba, quien se muestra fascinante. Lo singular de la historia que relata es que terminó en fracaso: las negociaciones se rompieron, pero no tenían marcha atrás. ETA se acabó igualmente.

2. Lo & Behold (2016)

Lo

En su último documental, Herzog es más Herzog que nunca y aborda desde su siempre infalible capacidad existencialista las conexiones contemporáneas que nos unen a otdos. Lo & Behold Es un documental sobre cómo la tecnología nos ha unido, pero también sobre cómo ha dejado atrás a muchas otras personas, un recorrido a través de las brillantes luces y las siniestras sombras (más siniestras aún en su locución) que Internet y la conexión global han legado al ser humano.

3. Tierra de Cárteles (2015)

Cartel Land

Premiado en su día en Sundance y de una factura cinematográfica brillante, Tierra de Cárteles es un viaje hacia la frontera entre Estados Unidos y México. O mejor dicho, a la mexicana, donde el relato sobre las milicas paramilitares (autodefensas) que se erigen en protección del pueblo por su propia voluntad, al margen del estado inoperante, torna en dramática narración de la violencia, el desagarro y el descontrol en el que cualquier grupo miliciano acaba cayendo.

Lo más alucinante e impactante es que todo lo relatado en Tierra de Cárteles sucedió de verdad. Y las cámaras estaban allí para grabarlo.

4. Enmienda XIII (2016)

Aminext

De la acción trepidante de Tierra de Cárteles al carácter explicativo, sosegado y más intelectual de Enmienda XIII. Un documental necesario por su habilidad para explicar las superestructuras que vertebran la historia de la humanidad. En este caso, la que subyuga a la población afroamericana desde su esclavitud en Estados Unidos hasta sus absurdas tasas de encarcelamiento en el presente. Un relato que une hilos y ata cabos y que resulta terriblemente revelador.

5. Happy People: A Year in The Taiga (2010)

Happy

Volvemos a Herzog, que en esta ocasión remeda un documental grabado con anterioridad por Dmitry Vasyukov, cineasta ruso que pasó un año y medio viviendo en un remotísimo pueblo de la taiga siberiana. En su aventura, Vasyukov vivió como un local más, mostrando cómo las buenas gentes de este olvidado pueblo a la orilla del Yanisev cazaban, fabricaban sus propias herramientas y soportaban condiciones terribles durante el invierno. Aislados de la modernidad, de vuelta a la Edad de Hierro.

Herzog arregló las cuatro horas de grabaciones de Vasyukov en un documental que pasa de relato antropológico a, como siempre en el caso de Herzog, estudio de la psicología humana y de sus particulares designios.

6. Exit Through The Gift Shop (2010)

Exit Through The Gift Shop

¿Fue todo un montaje de Bansky con objeto de reírse de los circuitos artísticos internacionales o los hechos relatados en Exit Through The Gift Shop fueron reales y realmente un videoaficionado con suerte logró engañar a toda la humanidad y convertirse en uno de los artistas más cotizados del mundo? La pregunta surge de forma inevitable cuando termina el documental, y aún hoy está sin respuesta: gigantesca broma o historia real, es igual de fascinante.

7. The Act of Killing (2012)

Kill

Dos larguísimas horas de hombres mundanos explicando frente a cámara cómo asesinaron sin pudor durante las matanzas de Indonesia de los sesenta. Personas viejas, vulgares y mediocres narrando sin ningún tipo de vergüenza o culpa cómo participaron en un genocidio que pudo acabar con la vida de más de un millón de personas. Un relato sin narración, expuesto por las cámaras de Joshua Oppenheimer, en el que se articula aquello que Arendt bautizó como "la banalidad del mal".

Gentes banales siendo malvadas, sumisas de un sistema de valores que les impide reconocer su propia maldad, hasta hacerla banal e inservible. Terrorífico y necesario.

8. Winter on Fire (2015)

Winter

Tres años después de que Ucrania saltara por los aires, Winter on Fire: Ukraine's Fight for Freedom es una aproximación interesante (de parte, huelga decir) al proceso del Euromaidán, las protestas en Kiev y la expulsión definitiva de Yanukóvich del poder. Las cámaras del documental producido por Netflix para su propia distribución se cuelan en la plaza central de la ciudad y explican desde las causas originales del levantamiento hasta sus cruentas consecuencias.

9. Under the Sun (2015)

Under

Cuando Vitaly Mansky obtuvo el permiso del gobierno de Corea del Norte para su documental lo hizo bajo condiciones muy concretas: filmar lo que ellos le dijeran. Under the Sun es el resultado opuesto: un año viviendo junto a una familia común de Corea del Norte en el que se explica la opresión, la crueldad, la miseria y la triste realidad del régimen comunista, peor, según sus palabras, a aquel que vivió la Unión Soviética durante los años '30. Naturalmente, Corea del Norte se enfadó muchísimo.

10. Inside Job (2010)

Inside Job Still

Narrado por Matt Damon, Inside Job es el archiconocido documental que explica la crisis financiera de la década pasada y cómo apenas tuvo consecuencia para sus culpables directos. Un relado, similar al articulado en películas como Margin Call o The Big Short, a través del que aprendemos instrumentos financieros catastróficos, una avaricia simpar en Wall Street y una dejadez consciente por parte de todos los reguladores implicados. Es el retrato de un desastre catastrófico.

11. Fed Up (2014)

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Un cierre muy nuestro: Fed Up es la explicación hecha documental de cómo la industria alimenticia logró hacer pasar al azúcar como algo relativamente inocuo en casi todos los productos que consumimos a día de hoy. Sobre los hábitos de consumo estadounidenses y por ende mundiales que están disparando la obesidad en todas partes y sobre el vilipendio en los sesenta y setenta de las grasas saturadas.

Qué teorías de Juego de Tronos ya no se van a cumplir y cuáles están más cerca que nunca de ser verdad

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Portada Buena

Siete temporadas después, los dos personajes que representan los vectores claves de Juego de Tronos se han reunido por primera vez.

El encuentro nada casual, nada inesperado y nada fortuito de Jon Snow y Daenerys Targaryen en Rocadragón ha deparado varias lecturas y otro sinfín de teorías sobre el futuro de la serie, amén del shippeo habitual. Pero lo cierto es que su encuentro, si bien ha retratado bien a ambos testarudos personajes, no ha tenido nada de revelador.

Al contrario, ha sido bastante ordinario. Pero llegados a este punto, tantos años depsués, merece la pena repasar qué teorías aún tienen sentido hoy, cuáles han sido calcinadas por el devenir de los acontecimientos y cuáles están más cerca de cumplirse que nunca. Porque si en Juego de Tronos las profecías juegan un papel clave, estas se han convertido en el runrún de los seguidores de la serie. Y este es el resultado.

Jaime Lannister matará a Cersei Lannister

Profecías: una de las que más han traído de cabeza a los seguidores de la serie es la que una misteriosa hechicera le lanza a Cersei Lannister en la temporada cinco. Dice así:

You'll never wed the prince. You'll wed the king You'll be queen, for a time. Then comes another, younger, more beautiful, to cast you down and take all you hold dear The king will have 20 children, and you will have three Gold will be their crowns. Gold, their shrouds

Traducido libremente, viene a decir que Cersei nunca se casará ni con el "príncipe" (referencia, como apuntan en los comentarios, a esto) ni con el "rey", una metáfora del verdadero rey de Westeros, Daenerys. "Serás reina durante un tiempo. Y después vendrá otro, más joven, más guapo, para derrocarte y llevarse todo lo que amas" → Es aquí donde se complica, porque hay quien ha querido ver en esto una referencia a Jaime Lannister ("gold will be their crowns").

En realidad, lo más probable es que la profecía se refiera a Daenerys, pese al sospechoso "king", y que la idea de alguien más joven y bello que ella termine con sus huesos en el cementerio esté más relacionado con un Targaryen que con un Lannister. Todo ello pese al doble perfil de Jamie, totalmente turbulento entre el bien y el mal desde su secuestro y pérdida de mano.

Tras su encuentro con Olenna, en el que parece visiblemente afectado, enamorado y poseído por Cersei, Jaime puede dudar sobre lo correcto y lo incorrecto, pero no sobre a quién debe lealtad. Además, el pobre no tiene por qué aguantar otros veinte años de fama de "kingslayer".

Probabilidad de que se cumpla: baja, pero alta si George R. R. Martin quiere adoctrinarnos sobre cómo El Bien se impone al Amor.

Gendry (¿quién?) tiene un regreso inesperado

¿Os acordáis de un largamente admirado compañero de fatigas de Arya Stark que termina en manos de Melisandre con intención de sacrificarlo? Aquel tal Gendry que vemos por última vez en la tercera temporada y al que Daavos salva la vida enviándolo a Essos podría estar a punto de regresar (según rumores y/o certezas).

¿Y qué relevancia podría tener todo esto en la trama? La fundamental, que es hijo bastardo de Robert Baratheon, pero hijo al fin y al cabo, lo que le otorga más derechos dinásticos que los que pueda poseer en realidad Cersei (cuyo reinado proviene de la falsa ilusión de que sus hijos son hijos de Robert Baratheon). Otra teoría habla de que podría aprender a forjar espadas con acero valirio (el chico era herrero).

Probabilidad de que se cumpla: ¿su regreso? Alta, todo lo demás, pura especulación.

Arya está a dos pasos de matar a Meñique

Varias consideraciones a tener en cuenta aquí: primero, Arya ya se está dirigiendo a Invernalia, lo que apunta a un inevitable reencuentro entre su hermana y ella; segundo, Sansa repetidamente argumenta en la anterior temporada que "no one can save me", siendo Arya "No One" tras su entrenamiento cumplido en la Casa Blanca y negra; tercero, puede que los propios guionistas ya nos lo hayan contado.

En un teaser de la séptima temporada.

El easter egg rota en torno a un cuchillo, cuchillo forjado con acero valirio que es utilizado por el misterioso asesino de Bran en la primera temporada (fallido). Catelyn Stark se queda con dicho cuchillo, culpa a Tyrion de la intentona, lo secuestra y de algún modo el cuchillo termina en manos de Ned Stark, un Ned Stark traicionado por... Meñique, quien además le roba la condenada arma.

En fin, que la aparición de Arya con dicho cuchillo en una portada de Entertainment Weekly confirma el larguísimo arco subterráneo y apunta a que cuando Arya se tope con Meñique en Invernalia tendrá que matarlo. Tendría sentido: responsable del negro devenir de su familia y, ahora, con incentivos para intentar asesinar a Bran (heredero legítimo de la casa Stark), Arya podría poner fin a sus aventuras.

Probabilidad de que se cumpla: alta (aunque Meñique es uno de los personajes más místicos de Juego de Tronos, y por tanto más desequilibrantes, por lo que también baja).

Jon Snow y Daenerys gobernarán juntos... Juntos

Largo y ansiado shippeo, una de las teorías más recurrentes es la posible boda o el posible encuentro amoroso entre Daenerys y Jon Snow, hielo y fuego, el rey consorte que la reina de los Siete Reinos Necesita.

Pues bien, es complicado. La química resultó inexistente entre ambos (al contrario que, ejem, en el reencuentro entre Jon Snow y... Sansa) y hay un obstáculo a priori importante que en Juego de Tronos no tendría que ser definitivo: Jon es sobrino de Danaerys, como la confirmación de R + L = J hace un par de temporadas dejó claro. Hay consanguineidad, cosa menor si pensamos en los Lannister o en los propios Targaryen.

Probabilidad de que se cumpla: baja.

Tyrion Lannister es en realidad un Targaryen

Sí, seguimos aquí. Es una teoría viejísima pero que aún no ha caducado: la permanente negación de paternidad de Twyn Lannister sobre su hijo, su ya memorable escena domando los dragones de Danaerys en la pasada temporada y el mero hecho de que su lealtad final haya caído en el bando de un Targaryen, además de otras tantas pistas desveladas en los libros, siguen apuntando hacia ahí.

Pero la serie no se ha esforzado lo más mínimo en insinuarlo desde la escena de los dragones, y rompería los arcos fundamentales de un personaje muy bien desarrollado en el que la figura paterna, tanto como espejo como maldición, es clave. Ergo:

Probabilidad de que se cumpla: bastante baja.

Jon Snow es en realidad Azor Ahai

¿Que quién es Azor Ahai? Pues otro personaje mitológico surgido de los libros y proyectado hacia la serie que revive de los muertos (punto número uno para Jon Snow) y que está destinado a combatir cuerpo a cuerpo contra la legión de zombis del Night's King (punto número dos para Jon).

Se supone que Azor Ahai es el salvador redimido al que se aferra de forma cada vez más lacónica Melisandre, guiada por lo que su Señor en los cielos le cuenta. En un principio pudo ser Stannis Baratheon (ya no) y más tarde pudo ser Jon Snow (y por eso lo resucita, con el místico "obedezco órdenes, estás aquí por un motivo"). Pero hay otro hombre que revive de la muerte y porta una espada de fuego: Beric Dondarrion.

El tipo ha sido traído de vuelta por el Señor de la Luz varias veces, también está en el mundo por "algún motivo que desconoce", como le cuenta al Perro en esta misma temporada y, ante todo, pelea con una espada de fuego. El hecho de que le hayamos visto en los teasers llegar al norte acrecenta la idea... O insinúa que Azor Ahai en realidad no es nadie y que su místico papel lo cumple un ser más secundario como Beric.

Ah, otro detalle: la serie jugó con esta idea cuando Stannis empuñó una espada de fuego.

Probabilidad de que se cumpla: media, aunque es posible que jamás se haga explícito y que ninguno de los personajes sea tanto un "elegido" de forma providencial como otro hombre más luchando por su supervivencia con armas particularmente efectivas.

Todo esto es en realidad una historia contada por Sam

Bien, volvamos a la temporada seis: ¿recordáis cuando Sam entra a la Ciudadela y a la Gran Biblioteca y se encuentra un trasto colgando del techo que se asemeja sospechosamente al mismo que vemos en la presentación de la serie, en la icónica intro? Si no lo recordáis se deba a que quizá, como el 99% de los espectadores, no prestasteis atención. Pero ahí estaba.

Y resulta que su presencia ha lanzado otra teoría loquísima sobre metanarrativa: tras "esto es todo Bran recordando el pasado", que de momento no, llegamos a "esto es todo Sam recordando el pasado". Un poco al modo El Señor de los Anillos: la narración de uno de los protagonistas de lo que sucedió en su momento, un relato hacia el pasado. Y todo por un candelabro.

Sam, así, estaría escribiendo la historia. Es el desenlace más Los Serrano que podemos imaginar de la serie, y uno que, de cumplirse, que así asá, decantaría la balanza en favor de Jon Snow irremediablemente (por aquello del sesgo del narrador).

Probabilidad de que se cumpla: baja, creemos que George R. R. Martin sabe lo que se hace, no como los creadores de Lost.


Y como de locas teorías está repleto el mundo, hagamos un breve repaso a todas aquellas que fallaron en la temporadas anteriores porque #teorías y porque en realidad la humanidad parece tener un montón de tiempo libre para convertir a Juego de Tronos en un Lost paralelo, aunque bastante mejor llevado. Allá van:

Hodor era en realidad un caballo, no un hombre, y por eso sólo sabía decir "Hodor"

Puedes disfrutarla al completo aquí. Legendaria pifia.

El tío Benjen es en realidad el Cuervo de Tres Ojos

Nope.

Stannis será el tipo que finalmente termine en el Trono de Hierro

Naturalmente que no.

Jon Snow iba a volver de los muertos transformado en lobo

Esto pasó. Pero en realidad no.

Bran volvió loco al Rey Loco

Que era muy interesante. Pero que no es cierta (los Targaryen están un poco volados de nacimiento, en general), porque Bran puede influir en el pasado, pero no cambiarlo. The ink is already dry y todo eso.

Sansa está embarazada de Ramsay Bolton

De forma algo vaga, resulta poco plausible por el cuadro de fechas. La frase de "I'm part of you now" de Ramsay justo antes de morir indicaba que algo de eso podía haber, pero como la propia actriz reconoció a Hollywood Reporter se trataba más de algo figurativo (Sansa había sido transformada radicalmente por Ramsay en su traumática relación) que real. No parece que los guionistas vayan a tomar ese camino.

Lady Stoneheart, Catelyn Stark revivida

No una teoría sino una trama de los libros no incluida en la serie. En Canción de Fuego y Hielo, George R. R. Martin cruza el cadáver de Catelyn Stark con la Hermandad sin Estardantes, y Thoros de Myr y Beric Dondarrion la resucitan. A partir de ahí, se dedica a atormentar a todos los que causaron mal a la familia Stark.

Descartada ya tiempo atrás, cuando la recuperación de la Hermandad tan sólo se utilizó para dar un nuevo giro a la interesante pero tristemente olvidada trama de Perro, la trama habría roto con la idea de "resucitar con una misión", con el místico revivir de Jon Snow y el propio Dondarrion con una misión que va más allá de sus propias ambiciones personales y que les coloca en El Gran Plan del Cosmos y del Universo.

Cleganebowl y el juicio por combate

La idea de que los dos Clegane (Perro y Montaña) volvieran a combatir frente a frente en un juicio por combate para dirimir el destino de Cersei, ambos dos revividos por arte de magia, siempre ha sido muy, muy lejana en la serie y jamás tuvo sentido narrativo. El último capítulo de la sexta temporada lo echó por tierra.

Las 17 cosas que no sabíamos y esta temporada de 'Juego de Tronos' nos ha revelado

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Tronos

A la séptima temporada de 'Juego de Tronos' sólo le queda un episodio para terminarse. Ha sido más corta de lo habitual, pero estos seis capítulos emitidos (o filtrados) han concentrado tantas revelaciones y tantos avances, y a tal velocidad, que da la sensación de que hemos visto el doble de episodios. Ya no hay tiempo que perder para que veamos el enfrentamiento definitivo (y tal vez también la unión) entre el Hielo y el Fuego.

Por eso, esta séptima temporada de 'Juego de Tronos' ha confirmado bastantes teorías que los fans llevaban años comentando y ha revelado otras cosas que probablemente ni siquiera habían llegado a plantearse. No nos referimos sólo a la importancia de la política fiscal en Poniente, si no a asuntos menos glamourosos como líneas sucesorias, maneras de matar a un ejército de soldados ya muertos y cómo entrenar a un dragón. Y no al estilo de los dibujos animados. Ni qué decir tiene que, si no vais al día, descubriréis que este artículo es oscuro y está lleno de spoilers.

1. Jon es Targaryen

La sexta temporada ya confirmó que Jon Snow era, en realidad, el hijo de Lyanna Stark y Rhaegar Targaryen, al que Ned crió como si fuera suyo por la promesa que le hizo a su hermana en su lecho de muerte. Todos asumimos que era bastardo; al fin y al cabo, Rhaegar estaba casado con Elia Martell, princesa de Dorne. Pero en el cuarto capítulo de esta séptima temporada, Gilly le lee a Sam algo muy interesante en uno de los libros del septón Maynard de Desembarco del Rey:

"Maynard dice aquí que escribió una anulación para el príncipe Rhaegar y que lo casó de nuevo con otra persona, al mismo tiempo, en una ceremonia secreta en Dorne".

Así, con una frase que Sam descarta porque está harto de leer las cuentas minuciosas de los septones y maestres muertos hace años y siglos, 'Juego de Tronos' desvela que Jon Snow Tagaryen es hijo legítimo de Rhaegar y, por tanto, es el heredero al Trono de Hierro por delante de su tía Daenerys, que era la hermana pequeña de su padre. El vodevil está servido.

2. Las confesiones de Lady Olenna

Olenna

Siempre estuvo claro que no fue Tyrion (ni Sansa) quien envenenó el vino de Joffrey en su boda con Margaery. De hecho, los espectadores sabíamos que la culpable había sido Lady Olenna Tyrell, incapaz de soportar que su nieta se casara con aquel pequeño psicópata. Sin embargo, Jaime Lannister lo desconocía. Y la Reina de las Espinas no va a morir sin contarle antes un par de verdades, incluyendo que Cersei ha estado persiguiendo todo el tiempo a los asesinos equivocados. Diana Rigg no iba a despedirse de la serie así como así.

3. Nymeria, supongo

Los lobos huargo de los Stark hace tiempo que dejaron de tener alguna importancia en 'Juego de Tronos', si es que de verdad fueron relevantes más allá de la primera temporada. Sin embargo, siempre nos quedó la duda de si Arya se reuniría alguna vez con Nymeria, su loba, a la que tuvo que echar de su lado para evitar que los Lannister la mataran. Su conexión con ella es intensa en los libros, pero no así en la serie.

Sin embargo, la séptima temporada está recuperando personajes y tramas de las primeras entregas, y entre ellos se encontraba Nymeria. El animal reconoce a Arya, pero ya no es la loba que se marchó de su lado. Se ha convertido en otra cosa, del mismo modo que su antigua ama ya no es la que era. Lo que nos lleva a...

4. Mi nombre es Stark, Arya Stark

La asesina más fría y despiadada de todo Poniente. Arya ha demostrado que aprendió bien todas las enseñanzas de Jaqen H'qhar y que está dispuesta a seguir tachando nombres de su lista de la venganza. Su regreso a Invernalia está creando algunos de los momentos más tensos, momentos que se veían venir tras su exterminio de la casa Frey al mejor estilo 'Misión imposible'.

El desprecio que siente por su hermana Sansa debería hacernos temer que las cosas pueden torcerse mucho, y muy rápidamente, en Invernalia antes de que nadie pueda recitar "mi nombre es Íñigo Montoya".

5. ¿Dorne? ¿Serpientes de Arena? ¿Qué es eso?

No es una revelación de la trama, sino el reconocimiento por parte de la serie de que esta subtrama nunca funcionó. La entrada en el juego de Dorne y las Serpientes de Arena fue una de las principales equivocaciones de la quinta temporada (no su introducción, sino la manera en la que fue tratada), y la rápida manera en la que se despachan confirma que David Benioff y D.B. Weiss se dieron cuenta también de ello.

Deberían haber sido unas aliadas formidables para Daenerys, pero Euron Greyjoy las captura y las mata con facilidad. Lo que sí dejan es una de las formas de tortura más creativas y crueles de las que Cersei Lannister es capaz. Y nos ha demostrado que tiene bastante imaginación en ese aspecto.

6. La verdadera Reina en el Norte

Esta temporada de 'Juego de Tronos' ha consolidado la evolución (y la redención) de uno de los personajes más despreciados por los fans: Sansa Stark. Algunos siguen odiándola, atascados en el retrato de la niña ingenua de la primera temporada (lo que parece ser también el caso de Arya), pero la mayor de los Stark ha demostrado ser una gobernante con las ideas bastante más claras de lo que parecía.

Se dedica a preparar Invernalia para resistir al invierno y a intentar mantener las alianzas, no demasiado fuertes, que Jon ha conseguido con las otras familias norteñas. Mientras su hermano está ya metido de lleno en la lucha contra los Caminantes Blancos, ella tiene que asegurarse de que el norte podrá sobrevivir a la escasez de cosechas, por ejemplo, para poder plantar cara al ejército de los muertos.

7. Los modales del Cuervo de Tres Ojos

La "feliz" reunión de los Stark que quedan vivos en Invernalia ha permitido también descubrir que, ahora que Bran es el Cuervo de Tres Ojos, no sólo sabe muchas cosas, sino que ya no está atado a ningún tipo de código de buenas maneras, de modales o de empatía. Su papel en el gran esquema de la serie está por determinar (él mismo reconoce que aún está aprendiendo a manejar sus poderes), pero ya ha dejado claro que está por encima de las ataduras normales del plano terrestre.

Ser capaz de asustar a Meñique no es moco de pavo, pero herir tan gratuitamente a Sansa recordándole lo "hermosa" que estaba en su noche de bodas con Ramsay confirma que Bran ya no es Bran. ¿Será el Señor de las Tinieblas del Espacio?

8. Las minas de Rocadragón

Cueva

Rocadragón, el castillo familiar de Daenerys, esconde unas cuantas sorpresas. Para empezar, está asentado sobre un yacimiento de obsidiana, o lo que es lo mismo, vidriagón, material que resulta fundamental en la lucha contra los Caminantes Blancos. El propio Stannis Baratheon se lo dijo a Sam en la quinta temporada, y éste lo confirma en los libros de la Ciudadela. Sin embargo, las cuevas bajo el castillo todavía guardan más secretos.

Por ejemplo, una exposición de arte rupestre de Poniente, es decir, grabados de los habitantes del lugar miles de años atrás, cuando los Niños del Bosque y los Primeros Hombres compartieron la tierra, pelearon y acabaron uniéndose para combatir a los Caminantes Blancos que los mismos Niños habían creado. La historia pasada va a volverse muy importante en el final de la serie.

9. En 'Juego de tronos' aún hay hueco para el amor

Missandei

De vez en cuando, no viene mal que 'Juego de tronos' nos recuerde que, entre sus personajes manipuladores, crueles y movidos casi más por la ambición de poder que por ideales más o menos puros, hay espacio para historias en las que no hay agendas ocultas ni se pretende tergiversar la situación para una ganancia personal. La consumación de la relación entre Missandei y Gusano Gris puede ser lo más tierno que la serie esté dispuesta a darnos a estas alturas.

10. La unión del Hielo y el Fuego

Uno de los momentos más esperados de esta séptima temporada era el encuentro entre Jon Nieve y Daenerys Targaryen. En teoría, son los dos personajes cruciales de toda la saga, el Hielo y el Fuego con los que George R.R. Martin nombró todos sus libros, y si dejamos de lado una posible trama romántica (que llevamos algunos episodios en los que no hace más que insinuarse), la alianza entre ambos es lo que puede dar a Poniente una oportunidad de sobrevivir a la Larga Noche del invierno.

Los fans han tenido muchas teorías sobre ellos, bastantes de las cuales implican una relación romántica, pero lo único confirmado por 'Juego de Tronos' (además de que son familia) es que ambos están en el mismo bando.

11. Euron Greyjoy es terrible

Hay un nuevo enfant terrible en Poniente. Se llama Euron Greyjoy y, además de gustarle vestir por completo de cuero negro, es toda una estrella del rock. Es malo, lo sabe y lo disfruta, y es el mejor (y único) aliado que tiene Cersei Lannister por ahora. Él solo desarbola a media flota de Daenerys y es totalmente imprevisible. Hay algunos fans que no están demasiado contentos con él, pero aporta el carisma del "villano de la temporada" que hacía falta sin Ramsay en el juego.

Es la wild card, el elemento incontrolable que se mueve por Poniente haciendo sólo lo que él quiere. Euron Greyjoy funciona, como diría Andrés Montes, por el artículo 34: hago lo que quiero, cuando quiero y como me da la gana.

12. Pero Cersei es aún peor

Evidentemente, entre tanta charla de que los Caminantes Blancos tienen que ser derrotados y de que el invierno ya está aquí, Cersei sigue sentada en el Trono de Hierro y dispuesta a masacrar a quien haga falta para seguir en él, y para garantizar que los Lannister no seguirán el mismo camino que los Baratheon, los Tyrell o, más recientemente, los Tarly.

Tiene apoyo financiero y su absoluta seguridad en que va a ganar esta guerra. Y ha demostrado, por si no había quedado claro con anterioridad, que nadie la supera a la hora de ser brutalmente eficaz en conseguir sus objetivos. Y en vengarse de todos los que alguna vez le hicieron daño a ella o a su familia.

13. El Rey de la Noche tiene poder

'Juego de tronos' lleva preparando la gran entrada del Rey de la Noche desde la segunda temporada, cuando vimos lo que hacían los Caminantes Blancos con los bebés repudiados por Craster. En la sexta descubrimos que tenía la capacidad de ver y de tocar a Bran cuando éste se encontraba en uno de sus viajes astrales y, gracias al penúltimo episodio de la séptima, hemos descubierto algo todavía más importante; si matas a un Caminante, se desintegran los muertos que estaban asociados a él.

El Rey de la Noche es quien levantó a todos los fallecidos en Casa Austera y es quien resucita a Viserion (esto lo dejamos para más adelante), por lo que la clave para acabar de un plumazo con todo el ejército de los zombies congelados es matarlo a él. Lo que, por supuesto, es mucho más sencillo decirlo que hacerlo. Lo de Eowyn con el Rey Brujo en 'El retorno del rey' va a ser pan comido en comparación.

14. El dragón de hielo

Viserion

Pobre Viserion. Drogon se ha llevado toda la atención de Daenerys porque la sacó del reñidero de Meereen, pero nadie queríamos ver morir a uno de sus "hijos". Eso sí, uno tenía que caer para que 'Juego de Tronos' mostrara otra de las teorías que los fans llevan años esperando a que se hagan realidad: la aparición del dragón de hielo.

Ya el ataque al convoy de provisiones de los Lannister nos enseñó que los dragones pueden ser muy poderosos, pero que no son invencibles, y la lanza de hielo que atraviesa a Viserion termina de confirmarlo. Ahora, el Rey de la Noche ha conseguido su arma más letal, y ya sólo quedan dos dragones para hacer frente a su amenaza.

15. Las muertes de Melisandre y Varys

Melisandre

"Tengo que morir en este país extraño. Como tú". La frase con la que Melisandre se despide de Varys en Rocadragón, al principio de la temporada, es uno de esos comentarios de la sacerdotisa roja que uno no sabe bien cómo tomarlo. Sí, se equivocó al apoyar a Stannis como el Príncipe que fue Prometido, pero también ha quedado claro que realmente tiene algún tipo de poder. Y que, de vez en cuando, sus sentencias sí son un poco proféticas.

Le dijo a Arya que veía en ella algo oscuro cuando se la encontró, allá por la segunda temporada, y si le dice a Varys que ambos van a encontrar sus muertes en Poniente, casi podemos dar por seguro que va a ser así. El cómo y el cuándo es lo que no es revelado por el Señor de la Luz.

16. ¿Un bebé Lannister?

Una de las consecuencias de que Cersei se sienta confiada de su poder como reina de Poniente es que ya no le importa que vean su hermano Jaime compartir su cama. Y que está dispuesta a reconocerlo como padre del bebé que está esperando. Al menos, eso le cuenta a Jaime en el quinto episodio, con lo que la casa Lannister tiene todavía una oportunidad de sobrevivir a tanta carnicería.

Hay quien no se fía de las palabras de Cersei. El maestre Qyburn se ofrece a prescribirle algo, pero ella se niega. ¿Está embarazada, o le aflige alguna dolencia que no quiere contar? ¿Puede ser ésa su debilidad? ¿Puede estar tan obsesionada con mantener el legado de los Lannister en el Trono de Hierro porque sabe que le queda poco tiempo para conseguirlo?

17. Y más profecías: las de Daenerys

Esto no es una revelación de la séptima temporada de 'Juego de Tronos', pero con el gusto que le están pillando Benioff y Weiss a recuperar historias, personajes e hilos argumentales de temporadas anteriores (hola, Gendry, hijo bastardo de Robert Baratheon), resulta curioso que no haya vuelta a aparecer la visión que Daenerys tiene en la Casa de los Eternos de Qarth, en la segunda temporada.

Ve el salón del Trono de Hierro quemado, sin techo, cubierto por la nieve. El mismo Trono está nevado y vacío, pero Dany no se sienta en él. Pasa de largo porque escucha algo que le llama la atención (el llanto de su hijo no nacido con Drogo). Bran tiene la misma visión en la sexta temporada. ¿Cuánto tardaremos en verla convertirse en realidad?

Todos los hilos y tramas abiertas que tendrá que cerrar la temporada 8 de 'Juego de Tronos'

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Jon Tyrion

El invierno ha llegado para todos los seguidores de 'Juego de Tronos'. Ha llegado en forma de la larga espera que tendrán que sobrellevar hasta que la serie de HBO estrene su temporada 8, la última, que podría tanto verse en el último semestre del año que viene como ya en 2019. Pero podrán amenizarla debatiendo todo lo que han visto en la séptima temporada, todas las polémicas sobre su manejo del tiempo y, por supuesto, todas las cosas que creen que se verán en esos seis episodios finales.

Aunque 'El dragón y el lobo', final de temporada de 'Juego de Tronos', ha dejado unas cuantas revelaciones y ha preparado el terreno para la Gran Guerra entre los vivos y los muertos, también se ha dejado unas cuantas cosas en el tintero, y vamos a recopilar todas las que la octava temporada tiene que cerrar antes de que termine su último capítulo. Y no van a ser pocas. Ah, por supuesto, va a haber spoilers.

Aegon Targaryen, alias Jon Nieve

Jonerys 2

La cuestión más acuciante, la que tiene el potencial de cambiarlo todo en 'Juego de Tronos', es si Jon Nieve va a conocer su verdadera identidad. Bran y Sam coinciden en que debe saberlo, debe saber que su padre no fue Ned Stark y que no es un bastardo, sino que Rhaegar Targaryen y Lyanna Stark lo engendraron como hijo legítimo, con nombre de Aegon. Lo que complica varias cosas.

Por un lado, su enamoramiento de Daenerys, que en realidad es su tía. El incesto es muy común entre los Targaryen y en Poniente, pero aun así. Y por el otro, que al ser hijo legítimo de Rhaegar, hermano mayor de Dany y heredero al trono, está por delante de ella en la línea sucesoria. Si es que, para entonces, importa algo quién va a acabar sentado en el trono. Pero esta es una trama que la serie no puede ignorar en la octava temporada porque es una revelación lo suficientemente importante como para habérsela reservado hasta el final.

El destino del Trono de Hierro

Dany Trono

Y hablando de líneas sucesorias al trono, ¿qué va a pasar con todos los juegos de poder, las traiciones, las alianzas y las guerras que se han emprendido por sentarse en el asiento más incómodo, pero más poderoso, de todo Poniente? ¿Tendrán un ganador, o todo ha sido un mero macguffin, algo que impulsara la trama mientras el Rey de la Noche y su ejército de muertos esperaban el momento para atacar?

En la serie se ha dado menos cancha a las profecías de lo George R.R. Martin hace en los libros, pero merece la pena recordar la visión que Daenerys tiene en la Casa de los Eternos de Qarth, en la segunda temporada; una visión de la Fortaleza Roja destruida y del Trono de Hierro cubierto por la nieve. Ella pasa de largo del trono al escuchar el llanto de un niño, su bebé no nato con Khal Drogo, a los que encuentra al otro lado del Muro. Y a los que también deja atrás para buscar a sus dragones.

Cleganebowl, el combate del siglo

Cleganebowl

El último capítulo de la séptima temporada nos dejó uno de los reencuentros más anticipados: el de Sandor "el Perro" Clegane y su hermano Gregor, la Montaña. O en lo que Qyburn haya convertido a la Montaña, que en los libros recibe el nombre de Ser Robert Strong. Los fans de esos libros llevan anticipando una última reunión entre ellos desde hace años, reunión que tiene que acabar en una pelea que ni el Thrilla in Manila de Ali y Frazier.

A ese combate se le conoce como Cleganebowl, y es una de las esperanzas que los seguidores más se resisten a abandonar. El Perro le asegura a su hermano que cuando vuelvan a verse, no se dedicarán a hablar, y parece una de esas subtramas que, aunque pequeñas, tienen que resolverse antes de que 'Juego de tronos' se acabe.

¿Qué va a pasar con Jaime Lannister?

Jaime

Hasta que Jon y Daenerys decidieron que para qué desaprovechar la travesía en barco hasta Puerto Blanco, los únicos amantes incestuosos de la serie eran Jaime y Cersei Lannister. Y eso ha cambiado también. Tantas maniobras por la espalda y paranoias de la reina llevan a que Jaime acabe dándose cuenta de que Lady Olenna tenía razón (como siempre, por otro lado): Cersei será su perdición porque no es capaz de ver que, de verdad, se ha convertido en un monstruo.

Su decisión de marcharse sin llevar ningún emblema que delate que es un Lannister (hasta tapa con un guante su mano dorada) lo sitúa en una interesante encrucijada. Jaime pretendía honrar la promesa hecha a Jon y Daenerys (y a Tyrion) de ir al Norte a ayudar en la lucha contra los Caminantes Blancos, y da la sensación de que va a seguir haciéndolo aunque viaje él solo. ¿Qué rol cumplirá cuando llegue allí arriba? ¿Se retomará esa peculiar relación que siempre ha tenido con Brienne de Tarth? ¿Les contará lo que trama su hermana? Invernalia va a parecer la casa de Gran Hermano cuando todo el mundo se concentre allí.

Las preocupaciones de Tyrion

Tyrion

Que el Hielo y el Fuego de la historia acaben la temporada en la cama no va a traer más que problemas, y parece que Tyrion Lannister es bien consciente de ello. ¿Qué hacía espiando la puerta de Daenerys? ¿Qué va a hacer con esta información? Hay fans que sospechan que el pobre Tyrion ha caído presa de la maldición de Jorah Mormont, o lo que es lo mismo, que se ha enamorado de su reina sin esperanza de que esos sentimientos sean recíprocos.

¿Es así? Lo que va a ser interesante es ver cómo cambia su rol ahora que Daenerys va al norte a echar una mano, en lugar de conquistarlo. Y aún más interesante será ver su reencuentro con Sansa, que recordemos que fue brevemente su esposa en la cuarta temporada. Aunque el matrimonio no llegara a consumarse y el envenenamiento de Joffrey les obligara a partir en direcciones opuestas. Esos dos cerebros trabajando juntos sí que puede ser digno de verse.

El papel de las hermanas Stark

Tronos 2

Con los esfuerzos en la guerra contra los muertos centrados en Invernalia, el papel que vayan a jugar los Stark supervivientes se antoja crucial para la última temporada. Especialmente en lo que respecta a Arya y Sansa, una vez han llegado a la conclusión de que, como decía su padre, el lobo solitario muere al llegar el invierno, pero la manada sobrevive.

Con la revelación de que Jon es un Targaryen legítimo, es Sansa la que por derecho debe gobernar Invernalia y, en todo caso, ser Reina en el Norte, lo que será una culminación muy notable de su evolución desde la primera temporada. ¿Y Arya? No se entrenó para ser una Asesina sin Rostro sólo para vengarse de Walder Frey y asustar a su hermana. ¿Cumplirá su propósito de matar a Cersei? ¿Jugará algún rol determinante en la lucha contra los muertos? Lo que está claro es que su arco dramático necesita una resolución.

¿Hasta dónde llega el poder de Bran?

Tronos

La última temporada de la serie necesita trazar exactamente hasta dónde llega el poder de Bran como Cuervo de Tres Ojos. Puede verlo todo, pasado y presente, ocurriendo al mismo tiempo, pero está aprendiendo aún a manejar ese conocimiento. ¿Hará algo más que confirmar cosas que los espectadores ya sospechaban? ¿Tiene algún tipo de conexión con el Rey de la Noche? Éste puede verlo y tocarlo cuando Bran está teniendo una de sus visiones, así que eso tiene que ser importante.

Debe adoptar un rol más activo en los últimos capítulos. En teoría, su destino era convertirse en el Cuervo de Tres Ojos, y no olvidemos que, ya antes de serlo, poseía la capacidad de ser un cambiapieles, es decir, alguien capaz de "poseer" el cuerpo de animales y utilizarlos como si fueran una extensión del suyo. Lo hizo hasta con Hodor. Pobre Hodor. 'Juego de tronos' tiene que mostrarlo poner en práctica esas habilidades en la guerra definitiva.

La identidad de Azor Ahai

Ya que estamos en el terreno de visiones y profecías, el principio de la temporada nos trae de vuelta la de Azor Ahai, el príncipe, o princesa, que fue prometido, la persona llamada a acabar con la amenaza de la Larga Noche. Melisandre pensaba inicialmente que era Stannis; luego, tuvo un momento en el que creyó que podía ser Jon, y ahora opta por otra opción, la de Daenerys.

Al fin y al cabo, ella renació bajo una estrella roja (el cometa que apareció después de que saliera intacta de la pira funeraria de Drogo), y en medio del humo (la susodicha pira) y la sal (nació en medio de una tormenta en Rocadragón), despertó dragones de piedra y falta por saber si sacrificó a un ser querido para lograr una espada flamígera. ¿Cuenta la muerte del Khal? Azor Ahai es, teóricamente, la clave para ganar al Rey de la Noche. Pero hay más candidatos a ocupar ese puesto, sobre todo porque también se dice que es la canción de hielo y fuego personificada. ¿Puede ser Jon?

Theon Greyjoy, Euron y la Compañía Dorada

Tronos 3

En medio de todo esto, los Greyjoy son el elemento más impredecible de cara a la octava temporada. Euron sigue trabajando para Cersei, navegando a Essos para recoger a los mercenarios de la Compañía Dorada, por lo que es de suponer que los veremos en acción en algún momento. Su historia parece que va a estar ligada a la de la reina Lannister, y es una de las que va a tener que resolverse de algún modo o integrarse en la acción principal. ¿Se toparán con el ejército de los muertos cuando lleguen a Desembarco del Rey?

Por otro lado, su sobrino Theon parece estar muy cerca de redimirse de su estrés postraumático y de su cobardía al enfrentarse a su tío. Parte hacia las Islas del hierro para rescatar a Yara, pero David Benioff y D.B. Weiss tiene que decidir si su relevancia se va a quedar en segundo plano, o si van a acudir en auxilio del norte.

El destino de Cersei

Cersei
En cuanto a vestuario, nadie ha podido superar a Cersei esta temporada.

Ni un encuentro muy próximo con un zombi helado hace que Cersei olvide que su prioridad es su supervivencia, a ser posible, sentada en el Trono de Hierro, y pretende dejar que las huestes de sus enemigos sean diezmadas en la lucha en el norte para, después, poder derrotarlas con relativa facilidad. Su capacidad maquiavélica no descansa ni un solo momento, y aunque Jon Nieve le hubiera prometido neutralidad en la guerra por el trono, probablemente lo habría traicionado de todas maneras.

Pero sobre Cersei pende otra profecía que 'Juego de tronos' tiene que afrontar antes de su final: la que afirmaba que sólo tendría tres hijos, que los vería morir a todos y que moriría a manos del valonqar, es decir, del hermano pequeño. Es verdad que esta última parte sólo se menciona en los libros, pero ese detalle de cuantos hijos tendría puede determinar si Cersei perderá el bebé que espera. Y si será de los personajes que no vivirá para ver el final de la serie. Está demasiado segura de su poder, y los personajes de 'Juego de Tronos' que llegan a esa posición acaban cayendo.

¿Qué pretende el Rey de la Noche?

Ésta es la gran pregunta que debe mover la trama de la última temporada. Hasta ahora, el Rey de la Noche, sus Caminantes Blancos y su ejército de muertos parecían estar matando el tiempo más allá del Muro, simplemente engrosando sus filas y esperando el momento para entrar en Poniente. Ahora sabemos que estaban esperando a echarle el lazo a un dragón de hielo, o lo que es lo mismo, a uno de los "niños" de Daenerys resucitado, que era el ariete que necesitaba para derrumbar una parte del Muro y poder cruzarlo.

¿Pero a qué más aspira? ¿Hasta dónde llega su poder? ¿Pretende arrasar Poniente sin más? Quizás Bran y Sam ofrezcan más información sobre sus propósitos y la manera de vencerlo, pero tiene que haber algo más detrás del verdadero villano de la historia. la serie no ha contado demasiadas cosas sobre la Larga Noche y cómo los Primeros Hombres y los Hijos del Bosque derrotaron entonces a los muertos.

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