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Las 100 películas favoritas de Akira Kurosawa, el genio de la cinematografía japonesa

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Las 100 películas favoritas de Akira Kurosawa, el genio de la cinematografía japonesa

Abordar la historia del cine es a menudo una tarea titánica. Son infinitas las películas producidas a lo largo del siglo XX (y XXI), y numerosas las que ayudan a explicar las claves temáticas y estéticas del presente. Cada década, cada nación, cada corriente cuenta con sus propios maestros y referencias ineludibles. De modo que, ¿por dónde empezar? A menudo, por la visión de un genio.

Akira Kurosawa es aún hoy el director japonés más reconocido y celebrado, incluso por aquellos tan sólo lateralmente interesados en el cine más-allá-de-Hollywood. Su carrera cinematográfica, especialmente la de sus inicios, cuenta con no menos de ocho obras maestras (si atendemos a las valoraciones de Coppola en su día) y con títulos tan influyentes como Siete Samuráis o Rashomon. Dada su voracidad y erudición en materia cinéfila, su criterio parece un buen punto de partida.

La suerte quiso que con objeto de su libro Yume wa tensai de aru, publicado tras su muerte, Kurosawa discutiera largo y tendido con su hija, Kazuo, sobre las obras que más le marcaron y que más le encandilaron. Dada la vasta cultura que atesoraba Akira, entre los dos convinieron que un método efectivo de diseñar la lista (originalmente de diez, finalmente de cien películas) sería limitándola a una entrada por director y a un orden cronológico.

El resultado es una ineludible colección de títulos, a juicio de Kurosawa algunos de los más valiosos de la historia del cine. El listado se inicia con Lirios rotos, dirigida por D. W. Griffith en 1919, y continúa con clásicos como el Das Cabinet des Dr. Caligari (1920, Robert Wiene) o Dr. Mabuse, der Spieler (1922, Fritz Lang). Hay un buen puñado de películas antiquísimas, dado que hasta veinte de ellas fueron producidas antes de la Segunda Guerra Mundial.

La colección intercala clásicos reconocidos internacionalmente (desde Los 400 golpes de Truffaut hasta Los Pájaros de Hitchcock, pasando por Lawrence de Arabia de Lean o la segunda parte de El Padrino de Coppola), con obras canónicas en su país de origen u objeto de intenso culto (El espíritu de la colmena de Erice, Viaggio in Italia de Rossellini, Paris, Texas de Wenders o Fitzcarraldo de Herzog). En general, los títulos son accesibles y populares.

No obstante, sirve de estupenda guía para aquellos que deseen marcarse un ciclo amparado en el criterio de Kurosawa. Aquí va la lista completa.

Akria1 Gabinete "El gabinete del Doctor Caligari".
  1. Lirios Rotos (Griffith, 1919), Estados Unidos

  2. El gabinete del Doctor Caligari (Wiene, 1920), Alemania

  3. El doctor Mabuse (Lang, 1922), Alemania

  4. La quimera del oro (Chaplin, 1925), Estados Unidos

  5. La caída de la casa Usher (Jean Epstein, 1928), Francia

  6. Un perro andaluz (Buñuel, 1928), Francia

  7. Marruecos (von Sternberg, 1930), Estados Unidos

  8. Der Kongreß tanzt (Charell, 1931), Alemania

  9. La ópera de los tres centavos (Pabst, 1931), Alemania

  10. Leise flehen meine Lieder, (Forst, 1933), Austria/Alemania

  11. La cena de los acusados (Dyke, 1934), Estados Unidos

  12. Tonari no Yae-chan (Shimazu, 1934), Japón

  13. Tange Sazen yowa: Hyakuman ryo no tsubo (Yamanaka, 1935) Japón

  14. Akanishi Kakita (Itami, 1936), Japón

  15. La Gran Ilusión (Renoir, 1937), Francia

  16. Stella Dallas (Vidor, 1937), Estados Unidos

  17. Tsuzurikata Kyoshitsu (Yamamoto, 1938), Japón

  18. Tsuchi (Uchida, 1939), Japón

  19. Ninotchka (Lubitsch, 1939), Estados Unidos

  20. Iván el Terrible (Eisenstein, 1944-46), Unión Soviética

  21. Pasión de los fuertes (Ford, 1946), Estados Unidos

  22. Qué bello es vivir (Capra, 1946), Estados Unidos

  23. Al borde del abismo (Hawks, 1946), Estados Unidos

  24. Ladrón de Bicicletas (De Sica, 1948), Italia

  25. Aoi sanmyaku (Imai, 1949), Japón

  26. El Tercer Hombre (Reed, 1949), Reino Unido

  27. Banshun (Ozu, 1949), Japón

  28. Orpheus (Cocteau, 1949), Francia

  29. Karumen kokyo ni kaeru (Kinoshita, 1951), Japón

  30. Un tranvía llamado Deseo (Kazan, 1951), Estados Unidos

  31. Thérèse Raquin (Carne 1953), Francia

  32. Saikaku ichidai onna (Mizoguchi, 1952), Japón

  33. Viaggio in Italia (Rossellini, 1953), Italia

  34. Gojira (Honda, 1954), Japón

  35. La Strada (Fellini, 1954), Italia

  36. Ukigumo (Naruse, 1955), Japón

  37. Pather Panchali (Ray, 1955), India

  38. Daddy Long Legs (Negulesco, 1955), Estados Unidos

  39. Tierra de violencia (Webb, 1956), Estados Unidos

  40. Bakumatsu taiyoden (Kawashima, 1957), Japón

  41. The Young Lions (Dmytryk, 1957), Estados Unidos

  42. Les Cousins (Chabrol, 1959), Francia

  43. Les Quarte Cents Coups (Truffaut, 1959), Francia

  44. Al final de la escapada (Godard, 1959), Francia

  45. Ben-Hur (Wyler, 1959), Estados Unidos

  46. Ototo (Ichikawa, 1960), Japón

  47. Una ausencia tan larga (Colpi, 1960), Francia/Italia

  48. Le Voyage en Ballon (Lamorisse, 1960), Francia

  49. A pleno sol (Clement, 1960), Francia/Italia

  50. Zazie dans le Métro (Malle, 1960), Francia/Italia

  51. El año pasado en Marienbad (Resnais, 1960), Francia/Italia

  52. ¿Qué fue de Baby Jane? (Aldrich, 1962), Estados Unidos

  53. Lawrence de Arabia (Lean, 1962), Reino Unido

  54. Mélodie en sous-sol (Verneuil, 1963), Francia/Italia

  55. Los Pájaros (Hitchcock, 1963), Estados Unidos

  56. El desierto rojo (Antonioni, 1964) Francia/Italia

  57. ¿Quién teme a Virginia Woolf? (Nichols, 1966), Estados Unidos

  58. Bonnie y Clyde (Penn, 1967), Estados Unidos

  59. En el calor de la noche (Jewison, 1967), Estados Unidos

  60. Carga de la Brigada Ligera (Richardson, 1968), Reino Unido

  61. Cowboy de medianoche (Schlesinger, 1969), Estados Unidos

  62. MASH (Altman, 1970), Estados Unidos

  63. Johnny cogió su fusil (Trumbo, 1971), Estados Unidos

  64. The French Connection (Friedkin, 1971), Estados Unidos

  65. El espíritu de la colmena (Erice, 1973), España

  66. Solyaris (Tarkovsky, 1972), Unión Soviética

  67. El día del Chacal (Zinneman, 1973), Reino Unido/Francia

  68. Confidencias (Retrato de familia en interior) (Visconti, 1974) Francia/Italia

  69. El Padrino II (Coppola, 1974), Estados Unidos

  70. Sandakan hachibanshokan bohkyo (Kumai, 1974), Japón

  71. Alguien voló sobre el nido del cuco (Forman, 1975), Estados Unidos

  72. O, Thiassos (Angelopoulos, 1975), Grecia

  73. Barry Lyndon (Kubrick, 1975), Reino Unido

  74. Daichi no komoriuta (Masumura, 1976), Japón

  75. Annie Hall (Allen, 1977), Estados Unidos

  76. Una pieza inacabada para piano mecánico (Mikhalkov, 1977), Unión Soviética

  77. Padre Padrone (P. & V. Taviani, 1977), Italia

  78. Gloria (Cassavetes, 1980), Estados Unidos

  79. Harukanaru yama no yobigoe (Yamada, 1980), Japón

  80. La Traviata (Zeffirelli, 1982), Italia

  81. Fanny y Alexander (Bergman, 1982), Suecia

  82. Fitzcarraldo (Herzog, 1982), Alemania/Perú

  83. El rey de la comedia (Scorsese, 1983), Estados Unidos

  84. Feliz Navidad, Mr. Lawrence (Oshima, 1983), Reino Unido/Japón/Nueva Zelanda

  85. Los Gritos del Silencio (Joffe 1984), Reino Unido

  86. Stranger Than Paradise (Jarmusch, 1984), Estados Unidos

  87. Dongdong de Jiaqi (Hou, 1984), Taiwan

  88. Paris, Texas (Wenders, 1984), Francia/Alemania

  89. Witness (Weir, 1985), Estados Unidos

  90. Regreso a Bountiful (Masterson, 1985), Estados Unidos

  91. Papá está en viaje de negocios (Kusturica, 1985), Yugoslavia

  92. Los muertos (Huston, 1987), Reino Unido/Irlanda/Estados Unidos

  93. ¿Dónde está la casa de mi amigo? [Where is the Friend's Home] (Kiarostami, 1987), Irán

  94. Bagdad Café (Adlon, 1987), Alemania/Estados Unidos

  95. The Whales of August (Anderson, 1987), Estados Unidos

  96. Running on Empty (Lumet, 1988), Estados Unidos

  97. Mi vecino Totoro (Miyazaki, 1988), Japón

  98. A un (Furuhata, 1989), Japón

  99. La Belle Noiseuse (Rivette, 1991), Francia/Suiza

  100. Hana-bi (Kitano, 1997), Japón


9 rincones de museos en los que perderse toda una vida

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9 rincones de museos en los que perderse toda una vida

¿Qué nos viene a la mente cuando pensamos en museos? Supongo que depende de la persona. Habrá quién al pensar en un museo sienta todo el peso del aburrimiento, o al contrario, todo un mundo lleno de posibilidades placenteras, estéticas e intelectuales. Yo debo confesar que cuando pienso en un museo pienso en mi abuelo Juan. Él fue quién me llevó por primera vez a uno, el Museo de Armas de Vitoria, iba de su mano descubriendo trabucos, armaduras y trajes militares.

Debió de gustarme tanto que fuimos muchas veces. Recuerdo ir también al Museo de Naipes de Heraclio Fournier y al Arqueológico, pero aquellos museos están siempre relacionados con el paseo.

Hemos preguntado a diversas personas cuáles son sus rincones favoritos de museos, o sus lugares especiales a los que siempre vuelven, ya sea físicamente o través de la memoria, y nos han entregado multitud de respuestas. El Museo del Prado es uno de los que cuenta con más adeptos pero han aparecido muchísimos rincones. El Museo de Rodin; la sala El origen de lo hondo en el Julio Romero de Torres; el foso patio del museo MET-Breuer de Nueva York, que es un oasis de tranquilidad en medio de Manhattan; el palacio Fortuny de Venecia; la sala Simonet en Málaga; el Orsay; y un largo etcétera.

Hay quien, como Fegere Piouh, señala que que después de la borrachera pictórica le encantaba sentarse un buen rato en uno de los bancos del Claustro de los Jerónimos, pues agradecía el silencio mientras meditaba o escribía. Y otros que destacan la belleza del Museo Louisana de Copenhague, del Museo Nacional de Mérida, o de la cúpula del Museo de Catalunya. De entre todas las respuestas que obtuvimos hemos varios lugares preciosos por los que perderse y a los que volver.

rincones de museos

The National Portrait Gallery, Londres

Por @BelenBermejo:

Siempre que voy a Londres, visito la National Portrait Gallery y algunas de sus salas. Entre ellas, destaca la 18, porque en ella está el retrato de Jane Austen. Jane Austen escribió sólo seis novelas y en ellas está todo lo que se debe saber sobre la vida. Es una escritora extraordinaria. Y en la sala también está Keats, EL poeta, y Mary Shelley; en fin, una compañía de lo más agradable. Voy a verlos para rendirles admiración y pleitesía y gratitud. La National Portrait es, además, uno de mis museos favoritos porque su concepto museístico (sólo retratos) me parece una maravilla.

National Gallery (Roman Boed/Flickr)

En el Philadelphia Museum Art, Filadelfia

Por @MissPaulitz:

Es un rincón que aún no he visitado. Hay un antes y un después en mí después del "Etant Donnes" que vi por primera vez con 19 años. Me quedé un poco "para allá".

Filadelfia

El Isabella Gardner, Boston

Por @BuArena:

El museo en general me pareció maravilloso: es la que fue la mansión de una mujer que dedicó toda su fortuna a la belleza. Creo que la frivolidad bien entendida es algo muy serio. Ella estaba obsesionada con Europa, así que el patio interior evoca Italia. Boston me era extraño, pero en ese lugar me sentí en casa (no porque mi casa sea tan preciosa, sino porque estaba hecho de todo lo que apela a mi memoria poética).

Isabella (Isabella Gardner Museum)

En el Reina Sofía, Madrid

Por @elarteporelarte:

Es gracias a ese cuadro de Saura donde sentí una revelación sobre qué era una imagen: una lucha entre el pintor y una superficie donde el resultado es su terrible visión sobre la vida. Y es terrible no porque no es bella, sino porque se hace visible.

Saura Sofia

Las caras de arcilla del Museo Judío, Berlín

Por @masamadre_:

Recuerdo un manejo perfecto de la espacialidad, de la luz, de la sombra, de las texturas pero sobretodo del sonido y del SILENCIO. El silencio es inmenso, desolador, te sientes vacío y solo. Las caras de arcilla, tan bien elegidas, rechinan mucho cuando pisas encima de ellas, te da la sensación de oír a los prisioneros gritar. En frente muros fríos, de hormigón, que aumentaban más aún esa sensación de claustrofobia. Arriba un tímido filtro de luz cayendo sobre ti, yo lo veía como un último rayo de esperanza. Me pareció todo un ejercicio de empatía bestial.

Museo

En el Museo Rodin, París

Por @Luispas:

Siempre he ido con gente a la que quiero y es un museo en el que no te cansas. Ademas que tiene obras para todos los niveles y te dejan acercarte o alejarte lo que quieras. Además tienen unos jardines estupendos por los que pasear y sentarte un rato.

Rodin (Aconcagua/Commons)

El suelo al lado de Marte, en Madrid

Por @PeioHR:

El Marte nunca está en el Museo del Prado. Es el Velázquez que más alquilan a museos extranjeros cuando venden alguna exposición del Siglo de Oro. Es el dios más rentable del museo. Cuando está en sala comparte espacio con "Las hilanderías" y "Mercurio y argos". Tres de mi Top Five velazqueño. Antes cruzas por delante de "Pablo de Valladolid" y "Menipo", los otros dos de los cinco muy mejores. La sala donde está Marte es espantosa, llena de humedad (de los acuíferos que ahogan el Prado) y el color de la pared desvaído. Es una sala pequeña, terrible y cuando hay inundaciones de turistas no cabe un alma. Pero a veces se queda tranquila y es en ese momento cuando me tiro al suelo y miro a Marte desde abajo, porque era una pintura pensada para estar en altura y verla en contrapicado, no de tú a tú. Me gusta ir con una amiga que es tan descarada como yo y se tira al suelo conmigo. Necesitamos perderle miedo a los museos, desacralizarlos y rebatirlos, desde su forma de usarlos a lo que nos cuentan.

Marte El Prado

Un pasillo desde el que mirar

Por @SraWinter:

Más que rincón favorito lo que me gusta es el efecto de verlo desde ese angulo, le quita un poco la sensación de museo y lo convierte en una capilla y hace la escena más íntima.

Rincón

La sala de escultura antigua del MET, Nueva York

Por Guillem, @Agromenauer:

En la sala de las estatuas griegas del Metropolitan estuvimos un buen rato esperando que la niña se levantara de la rabieta. (En esta foto se puede ver a la pequeña tirada en el suelo)

Met Museum (MET Museum)

Visitar un museo es, como dejan entrever los testimonios, caminar al lado de alguien especial, disfrutar de un momento en soledad, percibir la belleza, y caminar a través de ella. Para mí tampoco es distinto. Me resulta imposible desligar El Louvre de aquel primer viaje que hice con Iratxe. Siempre recordaré aquella salita pequeña solitaria llena de mobiliario, tan acogedora, por la que entraba el sol y nos calentaba la cara mientras descansábamos, la una sobre la otra, apoyadas en la ventana.

Ahora cada vez que visitó un museo algún rincón, alguna sala, algún espacio en concreto, se queda anclado en mi memoria para siempre y unido a un montón de sensaciones.

Hay que perder el miedo a los museos, decía Peio H Riaño. Pasear por ellos, recorrer sus pasillos, mirar los cuadros que nos gustan desde el suelo, enrabietarnos, como la hija de Guillem. Llenarlos de vida, de nuestras vidas. Resignificarlos es una manera de re-entender la relación que podemos llegar a establecer con los espacios culturales, que a menudo se relacionan con procesos intelectuales o aspiraciones estéticas, que en ocasiones nada tienen que ver con las pretensiones de quiénes los visitan.

¿Quién no ha amado, reído, llorado, sentido la vida misma en un museo?

Los 37 mejores comienzos de la historia de la literatura

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Los 37 mejores comienzos de la historia de la literatura

Dada la extensión mediana de una novela, su primera frase no parece ser demasiado determinante. Al fin y al cabo, restan decenas de miles tras ellas. Sin embargo, son numerosos los libros clásicos y modernos cuyas primeras palabras han definido, al menos icónicamente, su posterior legado. Formas de introducir una historia, tan carismáticas como memorables, que ocultan tras de sí no sólo un brillante dominio del lenguaje y del ingenio, sino también la esencia misma de la novela a la que preceden por completo.

En el Día del Libro hemos querido recopilar 37 de nuestros comienzos favoritos. El orden es irrelevante.

1. El nombre de la rosa, de Eco

En el principio era el Verbo y el Verbo era en Dios, y el Verbo era Dios. Esto era en el principio, en Dios, y el monje fiel debería repetir cada día con salmodiante humildad ese acontecimiento inmutable cuya verdad es la única que puede afirmarse con certeza incontrovertible.

Fallecido hace algunos años, Umberto Eco desplegó en El nombre de la rosa todo su talento narrativo. Y aquí, en sus primeras palabras, encontramos parte de las claves de su relato: juegos semióticos, significante-significado, contexto religioso, dogma y, a la postre, una novela de misterio deliciosamente medieval que sería llevada al cine en una excelente película homónima. Cuyo incio, claro, no es igual de poderoso. 

2. Historia de dos ciudades, de Dickens

Era el mejor de los tiempos, era el peor de los tiempos, la edad de la sabiduría, y también de la locura; la época de las creencias y de la incredulidad; la era de la luz y de las tinieblas; la primavera de la esperanza y el invierno de la desesperación. Todo lo poseíamos, pero no teníamos nada; caminábamos en derechura al cielo y nos extraviábamos por el camino opuesto. En una palabra, aquella época era tan parecida a la actual, que nuestras más notables autoridades insisten en que, tanto en lo que se refiere al bien como al mal, sólo es aceptable la comparación en grado superlativo.

Uno de los más emblemáticos párrafos de inicio de la historia de la literatura universal, y también uno de los más citados en todos los recopilatorios. Pierde algo de fuerza en la traducción, pero refleja igualmente la dicotomía constante entre el Londres conservador de finales del siglo XVIII y el París convulsionado, revolucionario, a las puertas del XIX, la Historia de dos ciudades que Charles Dickens inmortalizó en una novela de riquísima prosa, a mitad de camino entre lo histórico, lo social y lo eterno.

3. El extranjero, de Camus

Hoy ha muerto mamá. O quizá ayer. No lo sé. Recibí un telegrama del asilo: "Falleció su madre. Entierro mañana. Sentidas condolencias". Pero no quiere decir nada. Quizá haya sido ayer.

El absurdo elevado a su máxima potencia. El inicio de El extranjero, posiblemente la obra cumbre de Camus, es maravilloso y una oda al talento creativo por sus dotes introductorias. Leyendo sus escuetas palabras se vislumbra el completo universo de duda, desazón tranquila y carencia total de relación empática o afectiva de Meursault, el personaje de la novela, incapaz de relacionarse con el mundo gastado que le rodea.

Prologo El nombre de la rosa, de Eco.

4. Colmillo Blanco, de London

Aun lado y a otro del helado cauce de erguía un oscuro bosque de abetos de ceñudo aspecto. Hacía poco que el viento había despojado a los árboles de la capa de hielo que los cubría y, en medio de la escasa claridad, que se iba debilitando por momentos, parecían inclinarse unos hacia otros, negros y siniestros. Reinaba un profundo silencio en toda la vasta extensión de aquella tierra. Era la desolación misma, sin vida, sin movimiento, tan solitaria y fría que ni siquiera bastaría decir, para describirla, que su esencia era la tristeza.

De un plumazo, Jack London introdujo el universo narrativo de todas sus novelas centradas en las tierras más septentrionales de América del Norte: tanto Colmillo Blanco como La llamada de lo salvaje se imbrican de la tristeza inherente a la descomunal belleza del Yukón, de Alaska, tan abandonada como solitaria e intimidatoria. También para sus protagonistas, animales u hombres, diminutos ante la naturaleza.

5. Miedo y asco en Las Vegas, de Thompson

Estábamos en algún lugar de Barstow, muy cerca del desierto, cuando empezaron a hacer efecto las drogas. Recuerdo que dije algo así como:
—Estoy algo volado, mejor conduces tú...
Y de pronto hubo un estruendo terrible a nuestro alrededor y el cielo se llenó de lo que parecían vampiros inmensos, todos haciendo pasadas y chillando y lanzándose en picado alrededor del coche, que iba a unos ciento sesenta por hora, la capota bajada, rumbo a Las Vegas.

Psicodelia descarnada, crudo contexto realista y el desierto y Las Vegas como coartada: Miedo y asco en Las Vegas, la obra más reconocida de Hunter S. Thompson, también quedó condensada en ese inicio ubicado en medio de ninguna parte, dando continuidad a una historia de la que, tan sólo por su presentación, sabemos ya demasiado.

6. Los detectives salvajes, de Bolaño

He sido cordialmente invitado a formar parte del realismo visceral. Por supuesto, he aceptado. No hubo ceremonia de iniciación. Mejor así. 

Aquel 2 de noviembre se iniciaron las aventuras narradas de Juan García Madero, protagonista central de la primera y la tercera parte de Los detectives salvajes de Roberto Bolaño. El realismo visceral, o el infrarrealismo, formaría parte del eje temático en el que Bolaño insertaría la poesía y a sus escritores sudamericanos radicales del siglo XX en la novela. ¿Quién podría negarse a tamaña aventura? No madero, no el lector.

Kafka La metamorfosis, de Kafka.

7. Anna Karenina, de Tolstoi

Todas las familias dichosas se parecen, pero las infelices lo son cada una a su manera.

Y cuáles no son infelices, se preguntaría Tolstoi a lo largo de Anna Karenina, no su novela cumbre, sí una de las más trepidantes. Lo sería la de Karenina, sin duda, una mujer presa de amores indebidos entre la alta nobleza rusa, tiempo antes de la caída de la monarquía y del desmoronamiento del mundo antiguo. El universo que tan certeramente retrató Tolstoi y que aquí se disfraza de relato de costumbres, usos y romances.

8. El camino, de Delibes

Las cosas podían haber sucedido de cualquier otra manera y, sin embargo, sucedieron así.

Lo fantástico del inicio de la tercera novela de Miguel Delibes, El camino, es que podría aparecer en la primera línea de cualquier obra de narrativa del mundo. Sin embargo, sólo él la escribió: condensación de la novela, conjunto de hechos que derivan en una serie de consecuencias, Delibes advierte sobre el mundo desgarrado de posguerra que se dispone a relatar. Fue así, pero nada impidió que fuera de otro modo.

9. Asfixia, de Palahniuk

Si vas a leer esto, no te preocupes. Al cabo de un par de páginas ya no querrás estar aquí. Así que olvídalo. Aléjate. Lárgate mientras sigas entero. Sálvate. Seguro que hay algo mejor en la televisión. O, ya que tienes tanto tiempo libre, a lo mejor puedes hacer un cursillo nocturno. Hazte médico. Puedes hacer algo útil con tu vida. Llévate a ti mismo a cenar. Tíñete el pelo. No te vas a volver más joven. Al principio lo que se cuenta aquí te va a cabrear. Luego se volverá cada vez peor.

No es habitual que un libro te invite a dejar de leerlo en la primera línea. Palahniuk lo hizo en Asfixia, en un posterior relato sobre la vida extravagante, excéntrica y satirizada de Víctor Mancini, y por ello merece aparecer aquí.

Soledad Cien años de soledad, de García Márquez.

10. El aleph, de Borges

La candente mañana de febrero en que Beatriz Viterbo murió, después de una imperiosa agonía que no se rebajó un solo instante ni al sentimentalismo ni al miedo, noté que las carteleras de fierro de la Plaza Constitución habían renovado no sé qué aviso de cigarrillos rubios; el hecho me dolió, pues comprendí que el incesante y vasto universo ya se apartaba de ella y que ese cambio era el primero de una serie infinita.

De entre los muchos y muy memorables inicios que Borges escribió a lo largo de su vida, ¿es quizá el de El Aleph, el cuento, el más fantástico, en todos los sentidos de la expresión, legó? Es difícil decirlo, pero sí es seguro que se trata de uno de los más emblemáticos. Aquí, Borges se sumergería de forma total en la fantasía, a lo largo de una serie de cuentos breves y apasionantes donde lo real chocaba con lo imaginado.

11. El jardín de cemento, de McEwan

Yo no maté a mi padre, pero a veces me he sentido como si hubiera contribuido a ello.

En ocasiones, y al margen de su contexto formal dentro de la temática y de la corriente literaria de la obra, un inicio es por sí mismo una pequeña obra de arte. La de Ian McEwan, inmortalizada en la primera página de El jardín de cemento, golpea en el mentón a primera vista, introduce una historia aún por suceder y ya sucedida, y explica el carácter emocionalmente turbulento de sus personajes. Es fantástico, perfecto.

12. La máquina del tiempo, de H. G. Wells

El Viajero a través del Tiempo (pues convendrá llamarle así al hablar de él) nos exponía una misteriosa cuestión. Sus ojos grises brillaban lanzando centellas, y su rostro, habitualmente pálido, mostrábase encendido y animado. El fuego ardía fulgurante y el suave resplandor de las lámparas incandescentes, en forma de lirios de plata, se prendía en las burbujas que destellaban y subían dentro de nuestras copas.

Y a partir de aquí, de tan fascinante descripción de unas escena común, la de un puñado de amigos reunidos con la dedicación expresa de charlar, es imposible salir de la historia narrada por H. G. Wells en La máquina del tiempo. El misterio y el poder de lo oculto, tan consustancial al empuje de la novela, se manifiesta en su inicio de cara al lector tan sólo con el nombre del inquietante protagonista: El Viajero a través del Tiempo.

Maquina Del Tiempo La máquina del tiempo, de Wells.

13. Cien años de soledad, de García Márquez

Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo.

Lo fantástico como lo cotidiano: García Márquez acuñó en Cien años de soldedaduno de los inicios más célebres de la historia de la literatura juntando pasado y presente de la familia Buendía, mezclando la cruda realidad de la guerra y la ejecución de uno de sus personajes principales con las aventuras demenciales de su progenitor, asentado tiempo atrás en una remota villa de las montañas, obsesionado con escapar mentalmente a través de los inventos y objetos maravillosos que, como el hielo, traían los zíngaros a su aldea.

Y precisamente, merece la pena recalcar esto último, que no es sólo un detalle kitsch, sino una forma de hilar el inicio y el final del capítulo, en un primer pasaje demencial y de locura. Casi al final del mismo, y tras toda una odisea de aventuras, cuando el hielo ya sólo es un remoto recuerdo en nuestra mente, volvemos a él, volvemos a la niñez de Aureliano Buendía y al inicio del libro, no con las mismas palabras pero sí de igual forma:

Aquellas alucinantes sesiones quedaron de tal modo impresas en la memoria de los niños, que muchos años más tarde, un segundo antes de que el oficial de los ejércitos regulares diera la orden de fuego al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía volvió a vivir la tibia tarde de marzo en que su padre interrumpió la lección de física, y se quedó fascinado con la mano en el aire y los ojos inmóviles, oyendo a la distancia los pífanos y tambores y sonajas de los gitanos que una vez más llegaban a la aldea, pregonando el último y asombroso descubrimiento de los sabios de Memphis.

El hielo, nada menos.

14. El mundo de Sofía, de Gaarder

...al fin y al cabo, algo tuvo que surgir en algún momento de donde no había nada de nada...

No es un inicio al uso, sino más bien una frase entre puntos suspensivos, colgando del primer párrafo de El mundo de Sofía, esa guía de la filosofía occidental resumida en un aparente cuento para niños. Y la frase, que pende de un hilo tras el título del primer capítulo, se desglosa a lo largo del resto del libro: de la nada surge el algo, y de la respuesta a tan imposible pregunta, nace la filosofía, concentrada aquí de forma rica y simple.

15. El túnel, de Sábato

Bastará decir que soy Juan Pablo Castel, el pintor que mató a María Iribarne; supongo que el proceso está en el recuerdo de todos y que no se necesitan mayores explicaciones sobre mi persona.

Pero se necesitarán, de hecho, y el resto de El Túnel, la novela más reconocida de Ernesto Sábato, girará en torno a ellas. Sin embargo, como inicio resulta altamente excitante, e invita a devorar las consecuentes páginas de una narración de carácter pesimista, psicológico y existencialista a través de los cajones de la mente tanto de Juan Pablo Castel como de María Iribarne, verdugo y víctima.

Huck Huckleberry Finn, de Twain.

16. La familia de Pascual Duarte, de Cela

Yo, señor, no soy malo, aunque no me faltarían motivos para serlo.

Ambientada en la Extremadura rural de posguerra, La familia de Pascual Duartenarra las desventuras y penurias de esta, encarnizada en primera persona por Pascual Duarte, un hombre incapacitado para la habilidad social que tiende a resolver sus problemas por la vía violenta. Él, escribió Cela, no era malo. Y aunque pudiera parecerlo, no lo era, pero motivos, en aquella España deshecha, no le faltaban.

17. Romancero gitano, de Lorca

El río Guadalquivir
va entre naranjos y olivos.
Los dos ríos de Granada
bajan de la nieve al trigo.

 ¿Habría de ser todo novela? En absoluto. En su Romancero Gitano, Lorca legó algunos poemas maravillosos jalonados por inicios de una sutil belleza y musicalidad, como el que más arriba se transcribe, de Baladilla de los tres ríos.

18. A sangre fría, de Capote

El pueblo de Holcomb está en las elevadas llanuras trigueras del oeste de Kansas, una zona solitaria que otros habitantes de Kansas llaman "allá".

¿Es particularmente memorable el inicio de A sangre fría, la novela de no ficción que catapultó a la celebridad a Truman Capote? Depende de la respuesta a la siguiente pregunta: ¿es particularmente memorable A sangre fría desde un punto de vista literario? Sí, claro, aunque no desde la novela ficcionada, sino desde un ejercicio de periodismo en larguísima prosa donde Capote, situando la acción en la remotísima Holcomb, retratada en dos líneas como el aislado pueblo que era, narra con multitud de detalles, extensas descripciones y profundos perfiles la historia de un crimen que conmovió a todo un país.

Scaramouche Scaramouche, de Sabatini.

19. Yo, Claudio, de Graves

Yo, Tiberio Claudio Druso Nérón Germánico Esto-y-lo-otro-y-lo-de-más-allá (porque no pienso molestarlos todavía con todos mis títulos), que otrora, no hace mucho, fui conocido por mis parientes, amigos y colaboradores como "Claudio el Idiota", o "Ese Claudio", o "Claudio el Tartamudo" o "Clau-Clau-Claudio", o, cuando mucho, como "El pobre tío Claudio", voy a escribir ahora esta extraña historia de mi vida.

Con una debida distancia cómica, Robert Graves se puso en la piel de Claudio, el emperador romano, para contar su vida desde su propio prisma, y no desde el de los demás. Relevante, no en vano, ya que Claudio fue un gobernante controvertido y polémico. Por otro lado, Graves se sirve de su relato en primera persona, y del esbozado por otros sobre él, para narrar el cómo del poder romano.

20. Las aventuras de Huckleberry Finn, de Twain

No sabréis quién soy yo si no habéis leído un libro titulado Las aventuras de Tom Sawyer, pero no importa. Ese libro lo escribió el señor Mark Twain y contó la verdad, casi siempre. Algunas cosas las exageró, pero casi siempre dijo la verdad. Eso no es nada.

No lo era, como ponen de manifiesto todas las trepidantes obras de Mark Twain, donde la honestidad cotiza a la baja pese a ser presentada como el más noble de los valores humanos, junto a la amistad. Huckleberry Finn representa esa inquebrantable bondad, truncada, en ocasiones, en un entorno hostil y salvaje como los estados sureños de aquel primitivo Estados Unidos. A Twain, todo esto le sirve, además, para enlazar con una novela quizá aún más célebre que la que nos ocupa: Las aventuras de Tom Swayer.

21. Fahrehneit 451, de Bradbury

Constituía un placer especial ver las cosas consumidas, ver los objetos ennegrecidos y cambiados. Con la punta de bronce del soplete en sus puños, con aquella gigantesca serpiente escupiendo su petróleo venenoso sobre el mundo, la sangre le latía en la cabeza y sus manos eran las de un fantástico director tocando todas las sinfonías del fuego y de las llamas para destruir los guiñapos y ruinas de la Historia.

¿A qué temperatura prende el papel de un libro como Fahrenheit 451? Según el título de la novela de Ray Bradbury, a 451 grados Fahrenheit, claro. La temperatura idónea para su mundo distópico, uno en el que la quema de libros es obligada, y en el que el poder de la destrucción es más fuerte que el de la creación.

Capote A sangre fría, de Capote.

22. Scaramouche, de Sabatini

Nació con el don de la risa y con la intuición de que el mundo estaba loco. Y ese era todo su patrimonio.

Hay inicios que han superado la prueba del tiempo aún cuando sus novelas no lo han hecho. La primera frase de Scaramouche, sin duda, aparece en más recopilatorios de "lo mejor de" que la propia novela de Sabatini, un correcto trabajo de aventuras en torno a la comedia del arte y la Francia prer-revolucionaria.

23. Orgullo y prejuicio, de Austen

Es una verdad mundialmente reconocida que un hombre soltero, poseedor de una gran fortuna, necesita una esposa.

Jane Austen difícilmente podía haber experimentado en primera persona el matrimonio cuando escribió Orgullo y prejuicio, pero conocía, o había osbervado con la suficiente clarividencia, el sistema de relaciones, prejuiciosas y orgullosas, de la alta sociedad británica de finales del siglo XVIII. Y sobre el amor y esa misma sociedad, cambiante en una época de cambio histórico, versaría su novela más célebre, la de un inicio arrebatador que estipulaba un cliché, o un mandamiento social, antes de la obra.

24. Si una noche de invierno un viajero, de Calvino

Estás a punto de empezar a leer la nueva novela de Italo Calvino, Si una noche de invierno un viajero. Relájate. Recógete. Aleja de ti cualquier otra idea. Deja que el mundo que te rodea se esfume enlo indistinto. La puerta es mejor cerrarla; al otro lado siempre está la televisión encendida. Dilo en seguida, a los demás: «¡No, no quiero ver la televisión!» Alza la voz, si no te oyen: «¡Estoy leyendo! ¡No quiero que me molesten!» Quizá no te han oído, con todo ese estruendo; dilo más fuerte, grita: «¡Estoy empezando a leer la nueva novela de Italo Calvino!» O no lo digas si no quieres; esperemos que te dejen en paz.

Como hemos visto, las metarreferencias en los inicios de libro no son demasiado extravagantes. Mark Twain lo hizo, y también Chuck Palahniuk. Italo Calvino optó en Si una noche de invierno un viajero por una aproximación distinta a la de Palahniuk, invitando gozosamente a la lectura antes que ahuyentando al lector, buscando crear de antemano un vínculo de confidencialidad entre la persona que acude al primer párrafo, el libro y el resto del mundo exterior. Si una noche de invierno un viajero es, además, coherente a su inicio: hipertextual, plagada de saltos de historias en historias y en continua referencia al lector y a sí misma.

Extranjero El extranjero, de Camus.

25. Lolita, de Nabokov

Lolita, luz de mi vida, fuego de mis entrañas. Pecado mío, alma mía. Lo-li-ta: la punta de la lengua emprende un viaje de tres pasos desde el borde del paladar para apoyarse, en el tercero, en el borde de los dientes. Lo. Li. Ta. Era Lo, sencillamente Lo, por la mañana, un metro cuarenta y ocho de estatura con pies descalzos. Era Lola con pantalones. Era Dolly en la escuela. Era Dolores cuando firmaba. Pero en mis brazos era siempre Lolita.

¿Qué añadir a lo ya escrito sobre Lolita, la obra más célebre de Nabokov, y su inicio? Poco: es fiel al espíritu perverso de la novela, es rítmico y es tremendamente evocativo, es tan descriptivo como estilístico y es de un talento descriptivo casi visual. Sin duda, uno de los mejores inicios de la historia.

26. Moby Dick, de Melville

Llamadme Ismael.

La solemnidad filosófica y reflexiva de Moby Dick, una gigantesca elegía metafórica sobre la condición del ser humano frente a la naturaleza, al resto de seres humanos y a su propio carácter, se relata en primera persona. Es Ismael, al que muy amablemente tenemos la invitación de llamar por su nombre en la primera línea, quien nos monta en el Pequod y sobre el que observamos la historia del barco, de Ahab y de la enorme ballena blanca. Puro icono de la literatura universal, es una introducción perfecta.

27. El Hobbit, de Tolkien

En un agujero en el suelo, vivía un hobbit. No un agujero húmedo, sucio, repugnante, con restos de gusanos y olor a fango, ni tampoco un agujero seco, desnudo y arenoso, sin nada en que sentarse o que comer: era un agujero-hobbit, y eso significa comodidad.

La obra de Tolkien es fantástica no sólo por su arco temático, por la riqueza de su universo fantasiosos y por las historias en las que sus personajes, como Bilbo Bolson, se ven involucrados, sino también por las descripciones sobrias y precisas, repletas de imágenes visuales, a través de las que llegamos a sus mundos. El Hobbitse inicia con una fotografía perfecta y definitoria de la vida de un hobbit, y está bien así.

Quijiote El Quijote, de Cervantes.

28. Luces de Bohemia, de Valle-Inclán

Hora crepuscular. Un guardillón con ventano angosto, lleno de sol. Retratos, grabados, autógrafos repartidos por las paredes, sujetos con chinches de dibujante. Conversación lánguida de un hombre ciego y una mujer pelirrubia, triste y fatigada. El hombre ciego es un hiperbólico andaluz, poeta de odas y madrigales, Máximo Estrella. A la pelirrubia, por ser francesa, le dicen en la vecindad Madama Collet.

Valle-Inclán, el hombre que hoy sería Kanye West, describió la España decadente post-desastre del 98 a través de los riquísimos diálogos de Luces de bohemia, obra de teatro que, en sus pausas y pasajes descriptivos, se convertía en una narración esplendorosa del carácter de la sociedad española del momento, de sus artistas bohemios, como Max Estrella, al que conocemos en esta introducción, y de sus personajes accesorios. La España oscura, nocturna y alcohólica de Luces de bohemia, en un párrafo.

29. La metamorfosis, de Kafka

Cuando Gregorio Samsa se despertó una mañana después de un sueño intranquilo, se encontró sobre su cama convertido en un monstruoso insecto.

Al igual que Lolita, La metamorfosis cuenta con una de las primeras frases más glosadas de la historia de la literatura. Tanto por su aspecto formal, la narración cotidiana y tranquila de hechos extraordinarios e imposibles, como por su temática: no necesitamos más que una línea y un título para saber qué nos depara La metamorfosis.

31. El Quijote, de Cervantes

En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor. Una olla de algo más vaca que carnero, salpicón las más noches, duelos y quebrantos los sábados, lentejas los viernes, algún palomino de añadidura los domingos, consumían las tres partes de su hacienda. El resto della concluían sayo de velarte, calzas de velludo para las fiestas con sus pantuflos de lo mismo, los días de entre semana se honraba con su vellori de lo más fino. Tenía en su casa una ama que pasaba de los cuarenta, y una sobrina que no llegaba a los veinte, y un mozo de campo y plaza, que así ensillaba el rocín como tomaba la podadera. Frisaba la edad de nuestro hidalgo con los cincuenta años, era de complexión recia, seco de carnes, enjuto de rostro; gran madrugador y amigo de la caza. Quieren decir que tenía el sobrenombre de Quijada o Quesada (que en esto hay alguna diferencia en los autores que deste caso escriben), aunque por conjeturas verosímiles se deja entender que se llama Quijana; pero esto importa poco a nuestro cuento; basta que en la narración dél no se salga un punto de la verdad.

Se explica por sí mismo.

32. El hombre invisible, de Ellison

Soy un hombre invisible. No, no soy uno de aquellos trasgos que atormentaban a Edgar Allan Poe, ni tampoco uno de esos ectoplasmas de las películas de Hollywood. Soy un hombre real, de carne y hueso, con músculos y humores, e incluso cabe afirmar que poseo una mente. Sabed que si soy invisible ello se debe, tan sólo, a que la gente se niega a verme. Soy como las cabezas separadas del tronco que a veces veis en las barracas de feria, soy como un reflejo de crueles espejos con duros cristales deformantes. Cuantos se acercan a mí únicamente ven lo que me rodea, o inventos de su imaginación. Lo ven todo, cualquier cosa, menos mi persona.

Cabe plantearse, como hacía Norman Mailer, si no estaba Ellison, en realidad, tremendamente equivocado: ¿hay algo más visible en la sociedad americana que un negro? ¿Existe alguien que pase menos desapercibido en todo contexto social que un afroamericano? Ambos planteamientos, la de la visibilidad o la de la invisibilidad, depende de cómo se planteen, redundan en lo mismo: las diferencias raciales, el racismo, la discriminación y los múltiples retos a los que los hombres y las mujeres afroamericanos, a mediados del siglo XX, afrontaban en su día a día. Todo ello, introducido en un párrafo magistral.

Libros

33. Fiebre en las gradas, de Hornby

Me enamoré del fútbol tal como más adelante me iba a enamorar de las mujeres: de repente, sin explicación, sin hacer ejercicio de mis facultades críticas, sin ponerme a pensar en el dolor y en los sobresaltos que la experiencia traería consigo.

Al igual que en Alta fidelidad, las vivencias personales de Nick Hornby se entremezclan con un elemento definitorio de la cultura pop británica, el fútbol, dando como resultado un relato repleto de empatía con su lector, divertido y vívido en experiencias propias y ajenas. Como el enamoramiento, definido en su primera línea de forma magistral.

34. El siglo de las luces, de Carpentier

Esta noche he visto alzarse la Máquina nuevamente. Era, en la proa, como una puerta abierta sobre el vasto cielo que ya nos traía olores de tierra por sobre un Océano tan sosegado, tan dueño de su ritmo, que la nave, levemente llevada, parecía adormecerse en su rumbo, suspendida entre un ayer y un mañana que se trasladaran con nosotros.

Ambientada en los tiempos de la Revolución Francesa, El siglo de las luces se despliega con elegancia y profundas descripciones, todas tan rítmicas y poéticas como la que abre su primera página, en la historia caribeña a finales del siglo XVIII. Alejo Carpentier logra en apenas un puñado de líneas agarrar por el cuello al lector, de forma mansa y bella, para no soltarlo hasta el punto final de su novela.

35. La isla del tesoro, de Stevenson

El squire Trelawney, el doctor Livesey y algunos otros caballeros me han indicado que ponga por escrito todo lo referente a la Isla del Tesoro, sin omitir detalle, aunque sin mencionar la posición de la isla, ya que todavía en ella quedan riquezas enterradas; y por ello tomo mi pluma en este año de gracia de 17... y mi memoria se remonta al tiempo en que mi padre era dueño de la hostería «Almirante Benbow», y el viejo curtido navegante, con su rostro cruzado por un sablazo, buscó cobijo bajo nuestro techo.

Como relato de aventuras, La isla del tesoro alcanza la cima de su género. La novela de Robert Louis Stevenson está repleta de misterio, personajes fascinantes e historias apasionantes que apuntan, por intriga y por mundos fantásticos, al corazón del adolescente apasionado que todos llevamos dentro. Y su inicio está pigmentado de todos esos elementos, colocando al lector en predisposición para disfrutar tan esencial libro.

36. Memorias del subsuelo, de Dostoyevski

Soy un hombre enfermo... Un hombre malo. No soy agradable. Creo que padezco del hígado. De todos modos, nada entiendo de mi enfermedad y no sé con certeza lo que me duele. No me cuido y jamás me he cuidado, aunque siento respeto por la medicina y los médicos. Además, soy extremadamente supersticioso, cuando menos lo bastante para respetar la medicina (tengo suficiente cultura para no ser supersticioso, pero lo soy). Sí, no quiero curarme por rabia. Esto, seguramente, ustedes no lo pueden entender. Pero yo sí lo entiendo.

Texto clave para entender la evolución posterior de Dostoyevski, Memorias del subsuelo aborda las taras psicológicas y las contradicciones existenciales de un hombre turbado y enfermo, en el sentido emocional del término, que atravesaba una fase muy baja en su vida, tras la pérdida de sus seres queridos y sus graves problemas financieros. De ahí surge su propio subsuelo y sus propias memorias, autodestructivas y existencialistas antes de que existiera tal término, oscuras y deprimentes, pero brillantes.

37. Las intermitencias de la muerte, de Saramago

Al día siguiente no murió nadie.

Y el hecho, aunque gozoso a priori, alteró de forma definitiva la historia del país en el que se ubica el relato de Las intermitencias de la muerte, publicado por José Saramago en 2005. Es un shock, emocional y físico, y una reflexión sobre la muerte, protagonista aquí como personaje alegórico y como personaje antropomorfo. Ese golpeo, todo en uno, se plantea en una simple frase: "Al día siguiente no murió nadie". ¿Y luego qué?

21 películas de ciencia ficción no-tan-conocidas que deberías ver

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21 películas de ciencia ficción no-tan-conocidas que deberías ver

Es un deseo que nos surge cada cierto tiempo a todos los amantes del séptimo arte: quieres echar mano de videoteca para ver algo reflexivo y edificante. Algo de ciencia ficción, ese género capaz de examinar las dimensiones sociales y políticas del hombre mediante metáforas argumentales o visuales que envuelven con una fantasía escapista lo que nos da miedo contemplar en la realidad.

Y sin embargo ya las tienes vistas todas o casi todas de entre los clásicos del género. Te conoces los diálogos de Blade Runner, hace mucho tiempo que viste por primera vez 12 monos y Metrópolis lleva años en la estantería de tu casa. Para eso hemos elaborado esta lista de películas de segundo nivel, de obras menos difundidas entre las que probablemente haya muchas que no has visto y que te recomendamos de buena fe. A nuestro modo de ver, todas ellas ofrecen una gran oportunidad para disfrutar de lo mejor de este tipo de cine.

Triangle (Christopher Smith, 2009)

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Amigos hacen un crucero en su yate. Una tormenta imposible les hace naufragar y les rescata un barco que a todas luces está encantado. Como su condición de película de ciencia ficción sólo aparece pasado un tiempo de metraje, no diremos qué es eso que nos hace ver que estamos otra cinta al estilo de Destino Final. Fíjate en lo que se ve en sus planos, en los elementos que se cruzan en el camino de sus protagonistas. Desvela el misterio de este buque Triangle y no abandones toda esperanza.

The One I Love (Charlie McDowell, 2014)

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Otra película con un factor sorpresa que se puede arruinar muy fácilmente si te cuentan su giro, aunque este llegue, como llega, a los pocos minutos de empezar. Es mejor quedarse con que esta pequeña cinta nos hace reflexionar mucho mejor sobre las expectativas del matrimonio de lo que cualquier comedia romántica reciente. Y es bastante más divertida.

Coherence (James Ward Byrkit, 2014)

Coherence

Aunque muchos no la habrán visto, en los círculos de amantes del cine fantástico Coherence se ha convertido en la última gran joya del cine de grandes ideas y enano presupuesto, como lo fueron en su momento Primer o Los cronocrímenes. Estos amigos que hablan tranquilamente en la sobremesa ven cómo tras la aparición de un cometa en el cielo sus vidas cambian para siempre. Bueno, sus vidas no cambian, más bien es que son intercambiables.

Plan Diabólico (John Frankenheimer, 1967)

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¿Qué sucedería si un hombre gris, de existencia ordinaria, cambiase toda su estabilidad por una versión de sí mismo más divertida? ¿Si una empresa le permitiera renacer y convertirse en el aventurero pintor que desde niño siempre soñó ser? ¿De verdad estamos preparados para recibir una segunda oportunidad? Deja que este cuento con moraleja y dirigido con ambición expresiva te lo cuente. Lo que fue cierto hace 50 años sigue siéndolo ahora.

Lemmy contra Alphaville (Jean-Luc Godard, 1966)

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Godard no necesita presentación, pero aquí, tal vez, sí una aclaración: si eres alérgico a las a veces inaccesibles películas del director francés, no tienes nada que temer. Alphaville es una narración accesible, la versión nouvelle vague de la clásica distopía futurista en la que unos dirigentes han intentado crear una sociedad inhumana y subyugada a sus líderes (hola, Guerra Fría). Y como Alphaville es la versión nouvelle vague, eso significa que hay ideas sobre nuestro vínculo con el lenguaje, vestuario de estética noir y una guapísima Anna Karina de protagonista.

Westworld, almas de metal (Michael Crichton, 1973)

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La rebelión de nuestros “frankensteins” particulares, vivir en la simulación, nuestra obsesión con el pasado como un lugar mejor y los parques temáticos. ¿No se parecen todos estos a los temas que hay en Parque Jurásico? Es lógico, porque esta película, como la de Spielberg, están basadas en historias de Michael Crichton. La dirección de la película es bastante simplona, pero si te gustó el argumento de la peli de los dinosaurios, aquí tienes un poco de lo mismo pero con robots.

La ciudad de los niños perdidos (Jean-Pierre Jeunet, 1995)

Dream Device

Puede que la fuerte de Jean-Pierre Jeunet no sea su vena exploratoria de la ciencia ficción, sino más bien la plasmación a la imagen de universos estéticos únicos e inmersivos. Además, a ninguna persona joven no puede emocionarle, aunque sea un poco, una historia que se basa en cómo los viejos le exprimen la vida a los niños para sobrevivir… para luego recibir su merecido.

Stalker (Andrei Tarkovsky, 1984)

Stalker

Un director que declare, en concreto, por qué la ciencia ficción no le interesaba en absoluto, logra en esta película de género mostrar cuál es el trasfondo último más gratificante de este género: permitirnos abrir dimensiones ocultas del alma humana. No será demasiado importante la premisa de stalker, un hombre que acompaña a dos pensadores a una zona que permite la autoliberación. A lo que llegamos, sin embargo, es al territorio de la fe humana.

Attack the Block (Joe Cornish, 2011)

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Acción y cachondeo en los projects. Aliens contra pandilleros. Producen los de Zombies party y eso se nota, ya que la escritura de los chistes visuales y verbales es perfecta para sacarte una sonrisa siempre que lo necesites. Una película de serie B que no puede caerle mal a nadie que tenga un poco de corazón.

Repo Man (Alex Cox, 1984)

Repo Man Emilio Estevez Grocery Store

La película más macarra de la lista. Toda una obra de referencia entre las subculturas escoradas al punk, algo totalmente comprensible dada su banda sonora. Malaspulgas, ladrones, agentes del sistema y extraterrestres se entremezclan en un argumento bastante mal hilado pero en el que básicamente todos intentan conseguir los cuerpos del maletero de un Chevy Malibu. Si no te gusta su ciencia ficción, quédate con su reflejo del espíritu de una cultura.

El Planeta Salvaje (René Laloux, 1973)

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Alegoría sobre la convivencia entre distintas razas y culturas, plantea los problemas de la intolerancia, la opresión y el instinto de supervivencia en situaciones adversas. El diseño de los Draags, de los escenarios naturales y de las distintas criaturas que habitan el planeta Ygam harán las delicias de los aficionados al buen cine de animación.

El hombre que Cayó a la Tierra (Nicolas Roeg, 1976)

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Estamos en plena psicodelia. En la primera cinta en la que Bowie lanzaría una de sus personalidades más interesantes, el Thin White Duke. Estamos con un director que, al igual que Tarkovski, decide que sea la estética la que nos transmitan el mensaje que su trama. Curiosamente, es un camino contrario, en vez de la corrupción del alma humana, es el extraterrestre el que viene aquí y se deja seducir por los vicios baratos de la humanidad.

Cemetery of Splendor (Apichatpong Weerasethakul, 2015)

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Una enfermedad causa que los soldados taliandeses queden permanentemente dormidos. En sus sueños, antiguos dioses de la zona ejecutan sus batallas en ese mundo mental mientras el real es quieto, tranquilo, de una violencia sólo intuida sin que nunca llegue a materializarse. Este precioso cuento de Apichatpong Weerasethakul es tan original en su premisa como hermoso a la hora de mostrar una experiencia cinematográfica con un ritmo sinuoso que no encontrarás en las películas que copan habitualmente las carteleras.

John Muere al Final (Don Coscarelli, 2013)

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¿Morirá o no morirá al final de la película John? John diez at the end es un delirio lisérgico con tantos cambios de narración como gamberradas adolescentes que sirve como híbrido entre las películas de casquería de los 80, planteamientos fisiconspiranóicos a lo Cronenberg y como nueva versión de cinta fantástica de colegas a lo Las alucinantes aventuras de Bill & Ted.

Upstream Color (Shane Carruth, 2014)

Upstream Color 2013

Nueva años después, el creador de Primer se disputa el mantener o no la corona de rey del cine rompecabezas. Por suerte Shane Carruth ha tenido tiempo para pensar bien su nuevo jeroglífico, y mientras tu superficie se concentra en conectar sus puntos tu psique interna irá absorbiendo un mensaje espiritual cuya misión última es fundirnos a todos en el amor.

Ex Machina (Alex Garland, 2015)

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El mejor papel de Alicia Vikander hasta la fecha, un divertido tributo al legado de mujer como objeto de deseo y la escena de baile con cuadros de Pollock al fondo más divertida de la historia del cine.

Beyond The Black Rainbow (Panos Cosmatos, 2010)

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Si te gusta la hiperestilización y vaciado de contenido a lo Nicolas Winding Refn, Beyond The Black Rainbow te tiene que gustar. Muy indie, un gran contenedor de diversos recursos habituales de su subgénero para regurgitarlos después ya deformados, mostrando sus características de forma superficial. Dicho de otra manera: un videoclip larguísimo al que sólo le interesa estimular en todo momento tus ojos y oídos.

Holy Motors (Leos Carax, 2012)

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La reaparición de Leos Carax en la gran pantalla lo hace en forma de lamento de las ruinas en las que se encuentra el cine en la sociedad contemporánea. En diversos y fantasiosos escenarios, que sirven a modo de fascículos diferenciados entre sí, vemos a un actor sobreexplorado adaptarse a distintos roles, algunos feístas, muchos metarreferenciales, todos ellos difíciles y a su manera hermosos. Este loco mundo de ogros y limusinas parlantes te deja terriblemente cansado, pero como veremos al final, necesitamos a los luchadores, a los que creen en la belleza del gesto.

H. (Rania Attieh y Daniel Garcia, 2014)

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H. reinterpreta la tragedia griega que se desata entre dos Helenas con distintos trastornos de maternidad en el momento posterior a la caída de un meteorito en Nueva York. Es, si ya las has visto, un buen mecanismo sustitutivo de los de Shane Carruth, con una suficiencia preocupación formal y con unas actuaciones que están a la altura. Cuando tengas lista la interpretación de lo que ha ocurrido en este apocalipsis te tocará comparar con las soluciones que hayan encontrado otros, ya que seguro que no será la misma.

LFO (Antonio Tublén, 2013)

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Un sueco aburrido armado con un oscilador capaz de conectar con nuestras ondas cerebrales y anular nuestra voluntad. Un técnico de sonido descubriendo por primera vez el poder y el abuso de poder. Todo cargado de un humor autoconsciente y por momentos bastante negro. No esperes ver la película de ciencia ficción más inteligente del subterritorio indie, pero si la premisa te ha llamado la atención y te gusta la música electrónica, merece la pena echarle un vistazo.

Predestination (Michael Spierig y Peter Spierig, 2014)

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Hay ciertas películas de presupuestos acomodados que acaban pasando desapercibidas, y eso le pasa a esta excelente juego laberíntico sobre viajes en el tiempo. Los que dominen el género creerán ir adelantando acontecimientos, pero al final de la partida esta mixtura de Minority Report, Looper e historia romántica ganará y sabrá sorprenderte.

Una versión anterior de este artículo fue publicada en mayo de 2017.

Las mejores series de cada país del mundo según su puntuación en IMDB, en un mapa

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Las mejores series de cada país del mundo según su puntuación en IMDB, en un mapa

Con más de 80 millones de usuarios registrados y alrededor de 6 millones de títulos indexados, IMDB se ha convertido en la enciclopedia por defecto de la producción audiovisual. La posibilidad de darse de alta, crear listas y puntuar películas o series, le ha permitido posicionarse como una suerte de ránking democrático de los productos más y menos valiosos en materia cinematográfica y televisiva. Obviamente, es un ránking con numerosos defectos, muy disputado y menos considerado que, pongamos, el de RottenTomatoes. Pero es un buen proxy para saber qué opina la comunidad digital sobre tal o cual película, como vimos en su día.

Partiendo de esa base, Rare Review, una publicación estadounidense dedicada a la información generalista, ha elaborado un mapa global de las mejores series producidas por cada país. Se trata de un trabajo interesante por dos motivos: por un lado, difunde numerosas grandes series con poca penetración internacional frente al inevitable dominio anglosajón; por otro, es útil para saber qué productos televisivos han logrado superar la barrera de su nacionalidad o de su idioma para formar parte, por pequeña que sea, de la conversación global.

El ejemplo español es paradigmático: La Casa de Papel se ha convertido de la noche a la mañana en un hito celebrado en cada rincón del planeta, capaz de despojar de todo sentido original a canciones partisanas y de sorprender al propio público español, que la acogió con timidez en su estreno televisivo. Otras como la francesa Les Revenants o la italiana Gomorra se han convertido en pequeños objetos de culto, mientras que Sherlock, británica, tiene una de las mejores notas mundiales en IMDB y ha obtenida la rara distinción crítica de serie de culto y al mismo tiempo popular. 

Hay muchísimos ejemplos, la mayoría desconocidos al gran público. ¿La mejor serie de Tanzania? Siri Ya Mtungi, una exploración de las relaciones sexuales en una comunidad local del país. ¿La de Chile? 31 Minutos, un noticiero presentado por teleñecos. ¿La de Georgia? Tiflisi, un drama histórico sobre la historia del país durante los últimos años del siglo XIX. El listado es infinito, y contiene sorpresas de todo tipo (series afganas, series sirias, series policiacas de Sri Lanka). En fin, mapas fantásticos para explorar qué se cuece en cada país del mundo.

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Los 19 libros de terror más influyentes de todo los tiempos

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Los 19 libros de terror más influyentes de todo los tiempos

Al igual que parece que nos pasamos todo diciembre (bueno, algunos desde agosto) preparándonos para navidad, en el décimo mes del año contamos los días para Halloween (o Holy Wins), la noche de terror por excelencia. Un terror que, como género literario, ha creado algunas de las obras más sensacionales que se pueden leer actualmente.

Grandes libros, con novelas y relatos, que apelan a lo más profundo de nuestro ser para infundirnos el miedo mismo. En Magnet hemos hablado con autores de género fantástico y terror, incluyendo ganadores del premio Minotauro, y con editores de Webedia para ver cuales son los libros de terror que más nos han influido y marcado.

'Libros de sangre', de Clive Barker

Libros Sangre Barker

Recomendado por John Tones, editor de Xataka

"Los 'Libros de sangre', o 'Libros sangrientos' o, simplemente, 'Sangre', como se les conoció en la edición de Martínez Roca, son la obra maestra de Clive Barker, y quizás la cima de la literatura de terror de las últimas décadas. Bajo mi juicio, nadie ha superado estas antologías de cuentos ni en términos de imaginación enferma, ni de perversidad formal ni de pura y dura contemplación del horror.

Violentísimos y altamente eróticos, muchos de sus cuentos dieron pie a películas como 'Candyman', 'El vagón de la muerte' o 'Rawhead', aunque la mayoría de ellos son absolutamente inadaptables, como sabrán quienes hayan presenciado sobrecogidos los pasajes de cuentos que se asoman al infierno visual más destilado, como 'En las colinas, las ciudades'. El propio Barker, y con la salvedad de la novela corta que dio pie a 'Hellraiser' ha sido incapaz de igualar esta, su primera obra, aunque tiene interesantes incursiones en la fantasía oscura, como 'Sortilegio'. Pero nada comparable a estas descargas de alta literatura y pánico puro."

Libros de Sangre: Volúmenes I, II y III (Gótica)

Libros de Sangre: Volúmenes I, II y III (Gótica)

'Carrie', 'Salem's Lot' e 'It', de Stephen King

Carrie

Recomendados por Pablo Tebar, Premio Minotauro 2018 por 'Nieve en Marte'

"A mí me marcó mucho Stephen King en general, pero me cuesta quedarme con uno: Carrie, Salem's Lot e It. Carrie fue el primero que leí de él y el que más me sorprendió. 'El misterio de Salem's Lot' fue el segundo y me parece que es quizá su novela más perfecta. 'It' marcó mi adolescencia y lo releí. Las tres me han influido tanto en estilo como en temática."

Kiko Vega se suma a la recomendación de 'El misterio de Salem's Lot' (en Amazon) al ser "el libro perfecto. Tiene las dosis justas, sobredosis más bien, de terror, aventura, drama y emoción que puedan caber en un único libro. El sentido de la maravilla entendido por King elevado a la máxima potencia. Un torrente de horror disfrazado de aventura juvenil. Como siempre."

Carrie (BEST SELLER)

Carrie (BEST SELLER)

'Narraciones inverosímiles', de Pedro Antonio de Alarcón

Alta Narraciones

Recomendado por Javier Jiménez, editor de Xataka

"Hubo una época de mi vida en que me obsesionaba Borges. No solo lo leía compulsivamente, una y otra vez, sino que perseguía sus entrevistas, ensayos y textos en busca de recomendaciones literarias cuántas más raras mejor. Así fue como, en ‘la Biblioteca de Babel’, la colección de literatura fantástica que había preparado en los años 80, me di de bruces con “El amigo de la muerte” de Pedro Antonio de Alarcón.

Entendedme bien, la calle Pedro Antonio de Alarcón estaba justo al lado del trabajo de mi padre. Según lo veía en aquel momento… era un señor de Guadix, que había escrito alguna cosa y que tenía una calle simplemente por el hecho de que era paisano… ¿cómo era posible que el mismísimo Borges lo hubiera seleccionado junto a Poe, Kafka, Kipling James o Voltaire? ¿Qué estaba pasando aquí?

Me puse a buscar la novela corta por todas las librerías de viejo de la ciudad y, al final, lo encontré dentro de ‘Narraciones inverosímiles’ junto a una gran variedad de cuentos que iban de lo humorístico a lo fantástico pasando, claro, por el terror. Es posible que ‘El amigo de la muerte’ no sea el mejor cuento de terror que se ha escrito. Sin embargo, ver cómo los pioneros del terror en castellano trataban de hacer suya esa literatura que venía de fuera es un espectáculo increíble; sobre todo, por lo muchísimo que esos cuentos dicen aún hoy de nosotros. Borges acertó de lleno al incluirlo en su biblioteca".

Narraciones inverosímiles

Narraciones inverosímiles

'Drácula', de Bram Stoker

Dracula

Recomendado por Aranzazu Serrano, autora de 'Neimhaim'

"Por su magistral forma de causar escalofríos a través de una herramienta  narrativa tan complicada como el género epistolar, por su sensualidad,  por esos grandes personajes, desde el mismo Drácula a Mina y el doctor  Steward, por la decadencia que se respira. Porque es normal que se  convirtiera en un mito, aunque su esencia y su espíritu primigenio se  haya desvirtuado tanto. Curiosamente, no me gustan las historias de vampiros. Pero es que Drácula es mucho más que eso."

Drácula (Clásicos ilustrados)

Drácula (Clásicos ilustrados)

'El ciclo de aventuras oníricas de Randolph Carter', de H.P. Lovecraft

Aventuras Oniricas

Recomendado por Ángel Luis Sucasas, editor cultural en Webedia y autor de 'El juego de Zhara'

"Me enseñó que los géneros son solo disfraces y que se pueden mezclar al  gusto del autor en las proporciones que quieras. Este libro de Lovecraft salta de la prosa poética lisérgica, al body horror, al horror cósmico y a la fantasía más desatada. Hay de todo, como en botica. Y todo encaja  en un mismo sentimiento nihilista, inquietante y bastante triste."

Viajes al otro mundo: Ciclo de aventuras oníricas de Randolph Carter (El Libro De Bolsillo - Bibliotecas De Autor - Biblioteca Lovecraft)

Viajes al otro mundo: Ciclo de aventuras oníricas de Randolph Carter (El Libro De Bolsillo - Bibliotecas De Autor - Biblioteca Lovecraft)

'It', de Stephen King

It

Recomendado por Carlos Sisi, autor de 'Rojo' y Premio Minotauro por 'Panteón'

"Sin duda ese debe ser IT, de Stephen King. Lo leí en mi adolescencia y, además del puro placer, siempre ha sido un libro de consulta profesional. A veces lo abro al azar y leo. Los personajes, el discurso de sucesos, el timing de escenas, los diferentes niveles de trama, los diálogos, y esa prodigiosa manera de crear los cimientos para un terror en crescendo, son magistrales. Es un libro de cátedra. Para alguien que quiere escribir terror, creo que su sencilla lectura proporciona o debería proporcionar más enseñanzas que cuatro meses de esforzados aprendizajes teóricos."

Carlos Sisi no es el único que recomienda 'It', para P. Roberto Jiménez, jefe editorial de Webedia, la novela es "lo más cerca que ha estado Stephen King de hacer su Gran Novela Americana y una estupenda novela sobre el  fin de la infancia y la adolescencia como parteaguas de la vida".

También Javier Negrete, premio Minotauro por 'Señores del Olimpo' reconoce que el libro de King le marcó: "Me han gustado muchas más de él [King], y también de otros autores -"El color que  vino del espacio", de Lovecraft, me impresionó de niño-. Pero "It"  tiene algo especial, con esa combinación de las historias de los niños y los adultos. Me parece una obra maestra."

It (BEST SELLER)

It (BEST SELLER)

'En las montañas de la locura', de H.P. Lovecraft

Montanas Locura

Recomendado por Miguel Ayuso Orejas, director de Directo al Paladar

Las montañas de la locura fue uno de los primeros relatos que leí de Lovecraft y sigue siendo mi favorito. Lo genial del autor de Providence es que, pese a ser uno de los maestros de la literatura de terror y, en parte, fantástica era, a diferencia de gente como Tolkien, un ateo convencido que enfocaba sus relatos desde una perspectiva científica.

Era gente racional como él la que se enfrentaba a lo desconocido, y era en lo desconocido donde se encontraban todos los horrores inimaginables que los protagonistas siguen relatando con precisión científica. En las montañas de la locura esta dinámica común a los relatos maestros de Lovecraft se impregna además del espiritu de la expedición científica al más puro estilo Shackelton que redondea un texto insuperable. Si lo han leído de adolescentes, como toda gente de bien, es muy recomendable releerlo pasado el tiempo. Ha envejecido estupendamente.

En las montañas de la locura (El Club Diógenes)

En las montañas de la locura (El Club Diógenes)

'El rito', de Laird Barron y 'Uzumaki' de Junji Ito

Rito

Recomendado por Jesús Cañadas, autor de 'Las tres muertes de Fermín Salvochea'

"Como fan del terror, estoy de acuerdo con el escritor Grady Hendrix  (cuya im-pre-sio-nan-te novela 'We sold our souls' mataría por traducir al  castellano) en que no se trata de pasar miedo leyendo. Despertar el miedo con palabras es muy difícil, lo que nos pasa a los lectores y  lectoras es más bien que apreciamos el género y disfrutamos de ver cómo  funcionan sus mecanismos.

Sin embargo, hay dos obras que sí me han hecho pasar miedo, un miedo muy real. La primera es la novela 'El Rito', de Laird Barron. Si no te recorre un escalofrío al leer su escena final, es  que estás muerto por dentro, con lo cual ya estás listo para Halloween.

La otra sería un comic: 'Uzumaki', de Junji Ito. En capítulos puntuales  consiguió que bajase el tomo, tomase aire y me restregase los brazos  para que se me bajase la piel de gallina. La capacidad de despertar ese  tipo de emociones en otra persona a través del tiempo y del espacio  usando solo palabras e imágenes me parece lo más parecido que tenemos a  la magia, y en ese sentido, Ito y Barron son magos de altísimo nivel. Que los disfrutéis, o los sufráis, o ambos. Buenos escalofríos."

El Rito (Insomnia)

El Rito (Insomnia)

'La larga marcha', de Stephen King

Larga Marcha King

Recomendado por Mikel Zorrilla, editor de Espinof

"No sabría decir si es el que más me ha influenciado, pero sí el que más se dejó notar en mi como lector. La carrera a ninguna parte por la supervivencia tarda un poco en llegar, pero entonces es una experiencia fascinante, tanto por su capacidad para ir presentando a los protagonistas (raro es que recuerde tantos años después el nombre de varios de los personajes y aquí me pasa) como para incidir en otros, normalmente cuando está a punto de llegar su hora.

Emocionante y entretenido a partes iguales, logra dar la sensación de urgencia por no bajar el ritmo y acabar con varios tiros en la cuneta sin perder ese componente humano tan importante para que las bajas te marquen más."

La larga marcha (BEST SELLER)

La larga marcha (BEST SELLER)

'El horror de Red Hook', de H.P. Lovecraft

Horror Red Hook

Recomendado por Emilio Bueso, autor de 'Antisolar'

"Supongo que yo no habría terminado dedicándome a esto si no hubiera  leído "El horror de Red Hook", que es uno de los relatos más terribles de Lovecraft. Puede encontrarse en varias de sus antologías, pero una de  las mejores traducciones que tiene es la de las Obras Completas de Valdemar."

Narrativa Completa, Vol. 1 (Gótica)

Narrativa Completa, Vol. 1 (Gótica)

‘Aquí vive el horror’ y 'Cementerio de animales'

Amityvill

Recomendados por Kiko Vega, editor de Espinof

"Con ‘El Exorcista’ convertido ya unos años antes en un fenómeno insuperable en el papel y la gran pantalla, hubo que esperar a la tragedia de los Defeo para vivir una nueva guerra paranormal donde los protagonistas fueron unos pobres diablos en forma de familia feliz que se mudaba a un nuevo hogar: el mismísimo infierno. Todavía hoy pone los pelos de punta.

Sobre ‘Cementerio de animales’, la primera vez que leímos el famoso relato de ‘La garra’ fue disfrazado de este trágico terror que King parió cuando más daño nos hacía a los de mi generación. Para nosotros fue la advertencia definitiva sobre lo que deberíamos y no deberíamos desear. Aunque nos fuera la vida en ella. Cuanto mayores nos hacemos, más horrible resulta. Obra maestra, pues."

The Amityville Horror

The Amityville Horror

'La dama número trece', 'Carmilla' y Dean Koonz

Dama Trece

Recomendados por Susana Vallejo, autora de 'Porta Coeli'

Me he dado cuenta de que no ha habido UN libro que pueda considerar influyente en mi vida o en mi obra de terror. Cuando era jovencita pasé mucho miedo con Dean Koonz, pero ni siquiera  recuerdo qué libro era el que me aterrorizó. (Debió influir que estaba sola, leyéndolo, en una casa extraña...).

De niña leí 'Carmilla' de Sheridan Le Fanu y me marcó porque era la primera vez que encontraba una mujer vampiro en la ficción. Pero creo que hoy en día su estilo se hace farragoso. Recuerdo también la lectura de "La Dama número 13" de Somoza como impactante. Por el horror, con  mayúsculas, las imágenes que se me metieron en la cabeza, la locura y la  fantasía desatadas... Total, creo que si me tengo que quedar con uno: elijo el de Somoza.

La dama número trece (La Trama)

La dama número trece (La Trama)

'El horror de Dunwich'

The Dunwich Horror 47

Recomendado por P. Roberto, jefe editorial de Webedia

"Cualquiera de Lovecraft, pero si hay que escoger relato concreto, El horror de Dunwich: perfecto resumen de todas las obsesiones y el estilo de Lovecraft y un claustrofóbico relato al aire libre."

El horror de Dunwich (Serie Illustrata / Bolsillo)

El horror de Dunwich (Serie Illustrata / Bolsillo)

'Frankenstein' y 'Experimental Film'

Frankenstein

Recomendados por Cristina Jurado, autora de 'Bionautas'

"Por su parte, 'Experimental Film' (en Amazon) es una obra sobre el terror en lo cotidiano, lo perturbador que nace de las grietas de la realidad, a plena luz del día, y nos envuelve y desquicia.

Frankenstein es el inicio de todo para mí: de una literatura con sentido  de la maravilla (la ciencia ficción) con tintes de terror por cuanto  que muestra el incompleto, el paria, el Otro, en definitiva." No es la única en recomendar 'Frankenstein', también Susana Vallejo nos cuenta su experiencia con el libro de Mary Shelley: "La relectura que hice hace un par de  años de Frankenstein me hizo darme cuenta de que ese sí que es un libro INMORTAL y que aunque hayan pasado 200 años desde que se escribió sigue teniendo "mucho que rascar" y sigue atrapándote. Ahora bien, no creo que produzca terror o miedo."

Frankenstein: Introducción y traducción de José C. Vales: 2 (Clásica)

Frankenstein: Introducción y traducción de José C. Vales: 2 (Clásica)

Eso sí que no lo vi venir: 16 películas que parece que van de una cosa pero luego van de otra

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Eso sí que no lo vi venir: 16 películas que parece que van de una cosa pero luego van de otra

¿No es toparse con una película que no deja de sorprenderte una de las mayores alegrías como espectador? Puede que el resultado nunca sea tan bueno como en una que se mantenga firme en su planteamiento temático, pero hay algo muy estimulante en ir desenvolviendo una trama y darte cuenta de que todas esos pronósticos que te estabas haciendo han saltado por los aires. Descubrir que el cine puede ser algo más que una sucesión de lugares comunes. El placer de que las cosas dejen de estar bajo control.

No, esta lista no es una recopilación de cintas con un final llamativo, o en las que todo estuviese esperando a una última revelación para resolver el misterio. No va de El sexto sentido o Los otros, sino de obras extrañas, atrevidas, que casi parece que quieren contar dos historias en una. Es decir, que parece que van de una cosa y luego van de otra.

Es evidente que, dado que la lista va de obras con truco, parece más apropiado no entrar en demasiados detalles argumentales. Hemos hecho lo que hemos podido para no romper el hechizo y esperamos que nos perdones por esos mínimos coqueteos con el spoiler. Ah, y si te apetece también puedes dejar en los comentarios las pelis que hayas visto que encajan en esta categoría. Así otros lectores también las podrán tener en consideración para esos días en los que necesitamos algo que nos rompa los esquemas.

Psicosis (Alfred Hitchcock, 1960)

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Como probablemente la haya visto ya el 90% de los lectores, la listamos y pasamos a otra cosa. No podíamos no incluirla: ella es la representante por antonomasia de este tipo de experiencias. Si no la primera, al menos sí la que se fijó para siempre en la historia del cine para dar origen a este tipo de fenómenos. El escándalo fue tal que Walt Disney mandó prohibirle la entrada a su parque de atracciones a Sir Alfred Hitchcock por haber dirigido “esa película asquerosa, Psicosis”. Ya sabes, tampoco te vuelques emocionalmente demasiado en Janet Leigh. Ella y su Macguffin en forma de sobre lleno de dinero son sólo un señuelo para distraer tu mirada.

Abierto hasta el amanecer (Robert Rodriguez, 1996)

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Como un monstruo híbrido, así definía el crítico Roger Ebert el último invento de Robert Rodríguez junto con su compañero de fechorías Quentin Tarantino, este sándwich mixto de thriller de calidad y serie B desvergonzada. Es de lo más comprensible que todo cambie para estos dos simpáticos criminales después de ver el imponente cuerpo de Salma Hayek.

Death Proof (Quentin Tarantino, 2007)

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Repetimos dúo cinéfilo, Rodríguez y Tarantino, como una parte de ese díptico nostálgico de las proyecciones del cine chusco de los 70 que se conoció como Grindhouse. Echamos a Planet Terror a un lado y nos sumergimos en Death Proof. Quienes lo vivieron lo saben: Tarantino subvirtió todas las expectativas de su audiencia con esta cinta claramente dividida en dos partes complementarias. Cuando salió, las acusaciones de “bodrio” o “coñazo” entre los fieles seguidores del tennesiano no fueron pocas. Todavía hay quien no ha entendido nada.

La Cabaña en el Bosque (Drew Goddard, 2011)

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Podría decirse que La Cabaña en el Bosque no varía demasiado. Durante sus 95 minutos se dedica al terror. Pero es tan grande el despliegue de subgéneros dentro de esa categoría y tan difícil adivinar hacia dónde te llevará en sus siguientes secuencias, por no hablar de su oscuro y lovecradtiano final, que es comprensible que dejase torcidas a las audiencias, más si sabemos que los creadores se cuidaron mucho de crear un tráiler que es totalmente infiel a lo que veremos luego en la película.

Funny Games (Michael Haneke, 1997)

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En realidad Funny Games es una película que apenas cambia su registro en sus 108 minutos, pero algo, un pequeño detalle argumental que ocurre a mitad de metraje, hará que cambie por completo todo lo que estabas viendo y lo que verás a partir de entonces. Una interpelación a tu propia ética personal que te hará gritarle a la pantalla “señor Haneke, por favor, suélteme el brazo”.

Una vida a lo grande (Alexander Payne, 2018)

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Hay una ironía perdida en castellano al no percibir la polisemia de su título original: “Downsizing” en inglés es tanto empequeñecer como reducción de plantilla. Vale, sí, sabíamos que esta idea de Jim Taylor y Alexander Payne, este último también el director, iba a traicionar ese planteamiento utópico que vemos en el tráiler. Pero lo que no nos esperábamos es un descenso (o mengua) hacia los infiernos del capitalismo… hasta que la historia vuelve a dar otro giro imprevisible más. No diga desequilibrio, diga ambición.

Predestination (Michael y Peter Spierig, 2014)

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Y tú que pensabas que estabas viendo una película sobre espías y viajeros en el tiempo y resulta que estabas viendo un complejísimo manifiesto sobre las crisis de identidad.

Kill List (Ben Wheatley, 2011)

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Si digo Ben Wheatley estoy mencionando al director de Rascacielos y Turistas. Es decir, un director muy, muy polarizante. En esta su segunda película, cuando aún no había sido conocido por el gran público, ya nos daba pistas de su indiferencia crónica para con las expectativas de los espectadores. Kill List arranca mezclando el drama social (de un pobre asesino en sueldo en paro resentido con su familia) y el thriller que va derivando en multitud de temas contados mediante una constante atmósfera malrrollera, al más puro estilo Lars Von Trier, hasta llegar a un bestial y sorprendente último tercio. Sólo diremos una cosa: haría un buen programa doble con Midsommar.

Mother (Bong Joon-ho, 2009)

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Del director Bong Joon-ho una década antes de que ganase el Oscar y, por tanto, antes de que se hiciese “comercial”. Ahora más en serio, Mother no es el clásico thriller coreano con personajes de actuación dudosa y lógica argumental más bien liviana (que también). Si miras un poco más allá, esa relación madre e hijo, con sus giros y cambios de tono, con el original punto de vista que cada vez se hará más claro, te está contando algo tan político como enfermizo.

Madre (Rodrigo Sorogoyen, 2019)

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No, no nos hemos confundido repitiendo película. Son dos obras diferentes que se llaman igual y que en ambos casos tienen una brusca desviación. ¿Qué hace de las madres un elemento tan desestabilizador en el cine? No lo sabemos. La versión española del motivo familiar acaba también siendo igualmente de una exploración moral retorcida. Aquí el contraste viene sobre todo de los primeros 20 minutos, tal cual el corto adrenalínico del popular director Rodrigo Sorogoyen que le valió el Goya, ampliado después en un estudio de personaje… Que ver sólo si tienes la mente muy abierta.

Madre! (Darren Aronofsky, 2017)

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Ok, definitivamente hay algún trauma freudiano operando soterradamente en todo esto. Tres películas que van cambiando de género, las tres con el mismo título, en culturas tan distintas… Demasiada casualidad. Aquí el director de Pi o Requiem por un sueño pasa del terror gótico tranquilamente cocinado a un carrusel de calamidades para las que, en serio, no estabas en absoluto preparado. Madre! podría haberse subtitulado “o cómo hacer del salto del tiburón un arte”, pero les pudo la cobardía.

Copia certificada (Abbas Kiarostami, 2010)

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Te viene muy recomendada por el mundillo de la crítica de cine de autor. Empiezas. “Pero si parece el clásico drama romántico europeo de pareja de mediana edad encontrando el amor bajo el sol amable de la Toscana, un producto muy de rancho de las salas independientes”, te dices. Te sorprende que se hable de ella. Pero, ¿y si no va del amor sino del desamor? ¿Y si en realidad es un tributo metacinematográfico a películas como Antes del amanecer? Un momento, ¿me están colando una reflexión sobre la originalidad y necesidad del arte? Y ya al final: ¿está Abbas Kiarostami señalándome a mí? Tendrás que recoger tu mandíbula del sueño.

Revolutionary Road (Sam Mendes, 2009)

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Sam Mendes te hace una de James Bond, una de guerra y también, por qué no, una sobre el bajón. Durante casi 40 minutos tú crees que se trata de una pequeña actualización de los conservadores melodramas de los años 50, de cómo el amor y la rutina tienen el poder de convertirnos en siervos del destino. Son Kate Winslet y Leonardo DiCaprio una década después de que su transatlántico cargado de amor imperecedero atracase en todos nuestros corazones. No querría nadie hacernos daño destruyendo por completo esa imagen y lo que representa, ¿no?

Tropical Malady (Apichatpong Weerasethakul, 2004)

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La tierra es cálida y acogedora. La gente es tranquila y sonríe. Surge el amor. Ni siquiera la esclavitud del trabajo moderno ni las interferencias del capitalismo en la vida tailandesa pueden acabar con este sueño. Y entonces irrumpe con fuerza la naturaleza. Tigres contra soldados. Tendrás que entrar, pero si logras sumergirte en esta profunda hondonada creada por Apichatpong Weerasethakul la experiencia puede resultar en la mejor manifestación del locus amoenus que hayas visto en cine.

Bone Tomahawk (S. Craig Zahler, 2015)

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El adjetivo más repetido para definir el debut en el largo de S. Craig Zahler es “libre”. Una cinta imprudente que no toma rehenes para ir a donde le da la gana. Si el western es ese código rígido donde parece que está todo descubierto y en el que es imposible contar nada nuevo sin reverenciar en exceso a los clásicos… Tienes razón. Salvo que seas este tío, entonces carta blanca para el delirio.

Your Name (Makoto Shinkai, 2016)

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Ha sido ampliamente difundida, el mayor reciente éxito dentro del mundo de la animación, y aun así tantos los medios como los espectadores han sabido mantener oculto el núcleo argumental de la propuesta de Makoto Shinkai, que sólo si te guías por el tráiler es la clásica historia llena de clichés nipones adolescentes sobre intercambio de cuerpos. Advertencia: puede despertar una parte muy sensible que no sabías que tenías ahí.

Cuadros en movimiento: todo lo que el cine moderno ha "robado" a la pintura antigua

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Cuadros en movimiento: todo lo que el cine moderno ha

Un pintor cuenta en una imagen fija una historia a menudo muy movida. Un cineasta, por su parte, cuenta con más tiempo (noventa minutos como media) para poner en movimiento imágenes y personajes y contar la historia que quiere contar.

La pintura existe desde que el hombre vivía en las cavernas. El cine es más reciente, nació hace un siglo apenas. De modo que al momento de imaginar sus películas los cineastas pueden echar mano al acervo de imágenes al alcance de todos. También porque a la hora de filmar una situación cualquiera, una cena digamos, es imposible no ver la Última cena de Leonardo y a sus trece comensales dispuestos en cinco triángulos.

Y así con todo. Una mujer y su hijo muerto, una pietà. Una mujer rompiendo cadenas, Delacroix. Una matanza, Guernica. Un hombre en la bañera, Marat. El cielo y las estrellas, Van Gogh. Un hombre solo frente al mar de nubes, Friedrich y el romanticismo alemán. Todo está en la pintura y tal vez los cineasta no tienen más remedio que citar a los pintores o intentar ignorarlos para crear unas imágenes nuevas que, lo queramos o no, nos harán pensar en alguna pintura.

De lo que se sigue esta selección de citas más o menos textuales, de imágenes que han creado imágenes, de algunos "préstamos" de la pintura al séptimo arte.

Van Gogh y la pasión de Van Gogh

Los préstamos más explícitos están, por cierto, en las películas sobre pintores. Un caso ejemplar en este sentido es la reciente Loving Vincent, de Dorota Kobiela, que muestra los lugares en que vivió el pintor holandés como si de telas suyas se tratase, a través de un procedimiento consistente en pintar la película a mano, a la manera de Van Gogh precisamente.

Loving Vinent
personjaes Todos los personajes de "Loving Vicent" surgen de cuadros de Van Gogh.

Pasolini y su "Trilogía de la Vida"

Ahora bien, para mostrar imágenes tomadas de la pintura no tiene por qué estar todo el filme dedicado a un pintor. Basta con una secuencia, como en la historia del discípulo de Giotto en el Decamerón, de Pasolini, 1971.

Giotto Y Pasolini Arriba el "Decamerón" de Pasolini, abajo el "Juicio Final" de Giotto.

Claro que todo el Decamerón pasoliniano está cruzado por citas pictóricas, tomadas de Bruegel particularmente, como este fragmento del Combate entre el carnaval y la cuaresma, 1559.

Pasolini Bruegel

Es el caso también de otro filme de Pasolini que, como el Decamerón, forma parte de la llamada "Trilogía de la vida", filmada por el italiano a comienzos de los años setenta, como en esta aparición de la Conversión de San Pablo, de Bruegel, 1567, en los Cuentos de Canterbury, 1972.

Pasolini Bruegel Ii

Y ni qué decir de este detalle de los Proverbios flamencos, de Bruegel, 1559, también en Cuentos de Canterbury, de Pasolini, 1972.

Pasolini Bruegel Iii

Fritz Lang y la metrópolis de Bruegel

Pasolini no es el único cineasta que encuentra en Bruegel imágenes para sus filmes. Véase el caso del Fritz Lang, maestro del cine expresionista alemán, quien instala en su Metrópolis, de 1927, una Torre de Babel muy similar a la de Bruegel (1565). Por cierto, Bruegel había viajado a Italia cuando joven y lo que allí vio no cayó en un saco roto.

Metropolis Bruegel

Cazando en la nieve de Tarkovsky

De Bruegel también podemos ver sus Cazadores en la nieve, 1565, en El espejo, 1975, de Andréi Tarkovsky, cineasta ruso de culto.

Bruegel Tarkovski

De Breda a Nevsky

Otro clásico del cine ruso, Serguéi Eisenstein, incluye en Alexander Nevsky, 1938, esta referencia visual a La Rendición de Breda, de Velázquez, 1635.

Einseinstein Velazquez

El apocalipsis de Monet

Avanzamos en el tiempo y el espacio y encontramos al cuadro que bautizó al impresionismo, Impresión, sol naciente, de Monet, en 1872, incrustado en la muy expresiva Apocalypse Now, de Francis Ford Coppola, 1979.

Apocalypse Monet

El largo halo de Hopper

Si Bruegel tiene mucho éxito entre los cineastas europeos, como vemos arriba, Edward Hopper, en particular su Casa junto a la vía del tren, 1925, lo tiene también, y mucho, entre los cineastas norteamericanos, como Terrence Malik, Howard Hawks o Herbert Ross, o americanizados, como Alfred Hitchcock y Wim Wenders.

Psicosis Hopper La casa de "Psicosis" y "Casa junto a la vía del tren", de Hopper.
Hopper Dos "Dinero caído del cielo", de Herbert Ross, y "Noctámbulos", de Hopper.
Wenders Y ahora con "El fin de la violencia", de Wenders.

Millais, Van Trier, Tarantino, Gainsborough

Algo de esto y mucho más hay en los tres excelentes vídeos que Vugar Efendi ha dedicado a los préstamos, las citas textuales y otros guiños del cine a la pintura. Del primero destacamos las referencias de Tarantino a Gainsborough y de Van Trier a Millais. Del segundo, la cita literal de Sofia Coppola del Napoleón de David y el chiste de Bigas Luna sobre Goya. Y del tercero y último la arriesgada y atinada asociación entre Matisse y el Moonlight de Barry Jenkins.

Y así podríamos seguir un rato largo. Y, de hecho, seguimos y cada vez que vamos al cine vemos cuadros en movimiento. Porque mientras haya cine, habrá pintura en el cine.

There Will Be Blood "Pozos de ambición", de Anderson, y "Jeune homme nu assis sur le bord de la mer", de Flandrin.
Melancholia "Melancholia" de Von Trier y "Ophelia" de Millais.
Onstable "Barry Lyndon" de Kubrick y "Malvern Gall" de Constable.
Amon Jamon "Jamón, jamón" de Bigas Luna y "Duelo a garrotazos" de Francisco de Goya.
Blue Boy Django "Django Unchained" de Tarantino y "The Blue Boy" de Gainsborough.
Napoleon "María Antonieta" de Coppola y "Napoleón cruzando los Alpes" de David.
Moonlight "La robe du soir" de Magritte y "Moonlight" de Jenkins.

Un país, una serie: cuál es la ficción televisiva culturalmente más relevante de cada nación de Europa

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Un país, una serie: cuál es la ficción televisiva culturalmente más relevante de cada nación de Europa

Si los pueblos del siglo XXI tuviésemos que elegir una única obra que condense nuestra cultura nacional, lo más lógico sería elegir una que se eche por televisión. A día de hoy la caja tonta es el medio popular por antonomasia, el que, por su voluntad de llegar al mayor público posible, mejor acaba trasmitiendo el sentir comunitario de un territorio al tiempo que acoge las más representativas sensibilidades del pueblo.

Estamos rodeados de series, y sin embargo el gran grueso de lo que nos llega son ficciones norteamericanas por el enorme peso de su industria. Por eso, por si alguna vez te habías preguntado cuál será esa serie más importante para la cultura local de todos nuestros vecinos, te dejamos aquí una lista clasificatoria con la que, además de descubrir qué géneros y enfoques calan más entre las audiencias de cada sitio, encontrarás un montón de oportunidades de empaparte de la idiosincrasia europea.

Una Serie Un Pais Mapa Definitivo

Alemania: Tatort (1970 - actualidad)

Tatort

Los alemanes de diferentes generaciones han podido reunirse en la sala de estar para ver algún capítulo de esta serie policíaca de forma ininterrumpida durante cincuenta años, desde 1970. 1.139 episodios, 119 premios, otros cientos de nominaciones, y lo más importante de todo: el apoyo casi incondicional del público, entre ocho y diez millones de espectadores semanales.

¿La clave? Que no es tanto una serie como una red de telefilmes con personajes con diferente nivel de recurrencia, con algunos episodios independientes y otras grandes tramas que confluyen. Los inspectores relatan peripecias dentro de los diferentes estados del país, con lo que todos los germanos pueden identificar su componente local en algún momento.

Francia: Engrenages (2005 - 2014)

Engrenages

Aunque los guiñoles siguen siendo una institución indestructible, Engrenages es la ficción narrativa, no netamente informativa, que ha captado el interés de los franceses durante casi tres lustros.

Estos “engranajes” que desmontan la maquinaria de la justicia francesa son una mixtura de Ley y Orden con The Wire: sus protagonistas principales, representando a modo de icono a cada una de las facciones de este conflicto, chocan entre sí con los casos judiciales como coartada, haciendo además los guionistas que durante una proporción importante de la saga estas tramas replicasen sucesos conocidos en el país galo (la suciedad, el verismo de la puesta en escena es también uno de sus grandes atractivos, tanto para los espectadores nacionales como los internacionales).

Reino Unido: EastEnders (1985 - actualidad)

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Dudábamos sobre si meter en esta lista Coronation Street, emitida desde mucho antes y con más de 10.000 episodios en su haber (EastEnders “sólo” tiene 5.200), pero nos ayudó a decantarnos un dato de la Wikipedia: la popularidad de esta serie en Reino Unido, emitida por la BBC ininterrumpidamente desde 1985 (eh, bueno, la primera vez que se ha detenido el rodaje ha sido en marzo de este año, por el coronavirus), se mide en teteras. La Red Nacional eléctrica observa el programa para saber cuándo empiezan los créditos finales de la serie, sabiendo que a partir de ese momento tendrán que valorar si pedir energía adicional a Francia para dar servicio a todos los hogares que se ponen a hacer té al mismo tiempo.

Una extensa sucesión de estampas tragicómicas protagonizadas por personajes de la clase obrera tratando siempre controversias de la agenda política con un público no muy masivo para la población del país pero increíblemente fiel desde hace eones.

Italia: La Piovra (1984 - 2001)

Piovra

Si en la gran pantalla es El Padrino, para la pequeña es La Piovra, historia viva de la nación transalpina. Contiene diez temporadas en formato miniserie realizadas entre 1984 y 2001 (y que sigue teniendo sus esporádicas reposiciones) y cuenta las corruptelas entre la Mafia y los poderes fácticos, arrancando con unas primeras temporadas en las que el comisario Corrado Cattani emplea todos sus esfuerzos en luchar contra ese cáncer con todo en su contra.

Un melodrama social, de profundidad psicológica, con grandes directores de cine detrás, una banda sonora a cargo de Ennio Morricone y hasta un intento de censura por parte del partido democristiano por considerar que su ficción les estaba reflejando con demasiada verosimilitud (apenas un año después, pum, Manos Limpias). Para los italianos, una de sus mejores obras de arte, siendo exportada además a 80 países.

España: Cuéntame cómo pasó (2001 - actualidad)

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La España del nuevo milenio empezó así, haciendo introspección. Contándose a sí misma. Entre 2001 y 2007 uno de cada tres telespectadores alumbró su hogar con las aventuras tardofranquistas de los Alcántara, y desde entonces y hasta la época presente, que en la ficción son ya los años 90, la mitad de aquellos se ha seguido manteniendo fiel semana sí semana también a los problemas de Merche y Antonio, emigrados de Castilla que prosperaron en el obrero y madrileño barrio de San Genaro, como millones, y que son una suerte de representación del común espíritu nacional de este país resignado, dividido y melancólico.

Puede que el paso de los años haya hecho que sus argumentos sean cada vez más alucinados, pero no cabe ninguna duda de que, cuando RTVE decida poner el punto y final, los Alcántara entrarán a formar un nucleótido propio dentro de nuestro ADN cultural de la misma forma que lo hacen las pinturas de Goya o los Episodios Nacionales de Galdós.

Portugal: Morangos com Açúcar (2003 - 2012)

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Todos sabemos que la juventud está indeleblemente unida a la música y al baile. En 2003 Plural Entertainment se limitó a juntar estos dos factores para crear la mejor telenovela de la historia… según las audiencias portuguesas. La generación “fresas”, los que pasaron sus años más tiernos en la década de los 2000, la consideran una parte intrínseca de sus vidas. Aunque no sólo fueron ellos, ya que los ratings apuntan a que también unos cuantos adultos tuvieron que estar pegados a la pantalla tanto en la edición del curso corriente como en sus queridísimas “ferias de verano”.

Irlanda: Father Ted (1995 - 1998)

Father Ted

De alguna manera era esperable que el show más popular de la historia de Irlanda fuese sobre la iglesia católica. No tanto lo es que se trate de una sitcom blasfema, que no duda en poner en evidencia las contradicciones de la religión y algunos de los turbios negocios que los eclesiásticos se llevan entre manos. Duró apenas tres temporadas, entre 1995 y 1998, después de que el actor que encarnaba al protagonista muriese repentinamente. Según cuentan, su humor hace gala de una indisimulada similitud a Monty Phyton, abriendo multitud de gags en sus primeros compases que terminan por confluir en una explosión de hilaridad al final de cada episodio. ¿Qué serie haría su guionista años más tarde? Una que igual te suena de algo, I.T. Crowd.

Países Bajos: Hollands Hoop (2014 - actualidad)

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Los holandeses también han sabido meterle un sabor autóctono a su serie más representativa. Un psiquiatra forense quemado con su trabajo acaba, por herencia familiar, yéndose con su familia a una granja en la que se descubre una gran plantación de marihuana de la variedad “holland hoop”, en su traducción “pasión holandesa”. La historia cuenta durante tres temporadas el descenso a la inmoralidad de su protagonista, perdiendo por el camino los vínculos con su esposa e hijos. ¿Un trasunto argumental de Breaking Bad? No eres el único que lo ha pensado.

Bélgica: F.C. De Kampioenen (1990 - actualidad)

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En 2020 F.C. De Kampioenen ha cumplido el trigésimo aniversario desde su lanzamiento en 1990. Aguantó en antena 21 temporadas, revolucionando cada semana a las audiencias flamencas, hasta que los creadores decidieron parar la serie en 2011, resucitando en este tiempo eso sí, las aventuras del conocido y ficticio equipo de fútbol de segunda regional y los avatares de sus esposas para un buen puñado de largometrajes, colecciones de juguetes, Monopolys, CDs musicales… y hasta una colección de cómics que sigue siendo a día de hoy un best seller.

Pero el vacío que dejó la que es considerada la sitcom más querida por su país era demasiado grande. Los hinchas de De Kampioenen no pararon hasta que se confirmó que la serie volvería a la producción. Sí, por más que intenten escapar, la sociedad belga está atrapada dentro de las desventuras del Boma y el humor estereotípico y teatral que tan bien ha demostrado resonar entre jóvenes y mayores.

Grecia: Konstantinou kai Elenis (1998 - 2000)

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Hubo un día de octubre de 1998 en que Konstantinou y Elenis aparecieron en los hogares griegos y no volvieron a salir nunca más. Esta comedia costumbrista aclamada por crítica y público, cuyo trabajo entre sus dos protagonistas sigue considerándose el culmen del humor heleno, sólo consta de dos temporadas y 33 episodios, pero eso no ha evitado que ANT1 siga retransmitiendo la saga y que incluso antes de que terminase de emitirse ya se estaban reponiendo episodios viejos. Cuentan que los niños se saben y usan los diálogos como aquí hacemos con fragmentos de Los Simpsons.

El argumento principal gira en torno a la lucha por la herencia de una mansión entre un apolillado profesor de estudios bizantinos y la barriobajera hija de un jardinero, que se boicotearán mutuamente cual Tom y Jerry. En verdad, una excusa para hablar de la guerra cultural entre la Grecia clasicista, anclada a su pasado, y los jóvenes cuyo ruinoso presente no les permite refugiarse en el solipsismo.

Suecia: Bron/Broen (The Bridge) (2011 - 2018)

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Un orgullo nacional dentro de un grupo más amplio: Millennium, la trilogía póstuma de Stieg Larsson, fue el pistoletazo de salida a aquello que hemos conocido como “noir escandinavo”, y Bron/Broen vendría sólo un par de años después. Según Sveriges Television, para noviembre de 2013 los derechos de emisión de esta serie sobre una investigación policial de un crimen literalmente suspendido a medio camino entre Suecia y Dinamarca ya habían sido vendidos a 134 países en todo el mundo (el saldo final sería de 174). Pese a que su impacto fue enorme dentro de su país, casi fue mayor más allá de sus fronteras.

Dinamarca: Forbrydelsen (The Killing) (2007 - 2012)

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Los norteamericanos tienen a Colombo; los europeos, a Sarah Lund. Podemos sentir en las diferencias constitutivas entre ambas ficciones detectivescas la misma brecha cultural entre ambos territorios. No sólo los daneses: casi todos los europeos vimos en la brillante, resolutiva y muy humana investigadora una profesional que, si no nos representaba, queríamos que lo hiciera, como atestiguó el éxito del drama de DR1 en Alemania, España o Reino Unido. Como explicaron los ejecutivos de la cadena, “cada episodio de The Killing hacía un 65% de share cada día que se emitía, lo que es el equivalente a tener una Super Bowl todas las semanas”.

Finlandia: Sorjonen (Bordertown) (2016 - actualidad)

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El más reciente “nordic noir” de esta lista, el bombazo de hace casi un lustro y que tras los buenos resultados internos de su segunda temporada empezó a ser exportada al extranjero, sobre todo gracias a la innegable plataforma de lanzamiento que fue Netflix. A Sorjonen (Bordertown) no le falta nada que no tenga cualquier procedural policial, pero se añaden dos cosas que redondean la originalidad del producto: la inigualable geografía finlandesa y los poderes paranormales que ayudan al detective Sorjonen. Su calidad narrativa y su factura más cercana al producto cinematográfico la han convertido en el nuevo caramelo “nordic noir” de nuestros vecinos del norte.

Hungría: Aranyélet (2015 - 2018)

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Miklósi es un buen padre de familia cuya economía se basa en las actividades criminales de poca monta, cosa que les garantiza una vida sin estrecheces en la Budapest suburbial. Cuando al protagonista le da por intentar reformarse y pasarse a la legalidad, se abrirán ante él toda una serie de retos que harán tambalear los cimientos del modelo y filosofía de vida.

Dejaremos que hable por nosotros la prensa local sobre esta obra: “Aranyélet no es sólo la mejor serie de televisión húngara jamás realizada, sino que también es uno de los mejores thrillers disponibles en HBO en el mundo entero. Se caracteriza por un trabajo creativo y actoral de lujo y una manera perfecta de desarrollar las historias, sin mencionar lo inolvidable de unos personajes que están definidos por nuestros problemas, nuestra estrechez de miras y nuestro país. Hay que sentirse muy orgullosos de esta serie”. Estos dos apuntes, el de sentirse enorgullecidos por el resultado y el de que sus creadores hayan plasmado con pasmoso rigor la realidad contemporánea de su país, se encuentran en la multitud de críticas superlativas que hay escritas por toda la red.

Rumanía: Las Fierbinti (2012 - actualidad)

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“Si no eres rumano, ni te molestes. No lo vas a entender”. Así definen los fans (según el share de la serie, uno de cada cuatro oriundos desde hace casi 20 años) la mejor sitcom de la historia de su televisión. Lo que en apariencia parece una producción barata protagonizada por los paletos de interior es un gran ejercicio de comedia dialogada que ironiza sobre la realidad social de la Rumanía que todos quieren meter debajo de la alfombra.

Austria: Kommissar Rex (Inspector Rex) (1994 - 2008)

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¿Cómo mejoras una trepidante historia de policías y atracadores, con grandes dosis de suspense, drama, humor y aventuras? Con un perro, por supuesto. Don Reginald von Ravenhorst (o mejor dicho los múltiples animales que lo han ido encarnando durante 14 años) es por derecho propio el can más relevante de la ficción televisiva de todo el planeta. Nadie como él para salvar a niñas de las llamas del fuego, a personas desesperadas de algún intento de suicidio o para desactivar redes de secuestradores sólo con el poder de su arrojo, sus ladridos y sus mordiscos en los traseros. El éxito de la serie, según cuentan, no tiene únicamente que ver con las fantásticas peripecias que protagoniza el pastor vienés, sino por la fiel recreación que hace la serie policial de los detalles de la cultura austríaca.

República Checa: Ulice (2005 - actualidad)

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En la República Checa también tienen su propio Secreto de Puente Viejo: esta telenovela lleva la friolera de 3.200 episodios, uno para cada día del calendario laboral desde 2005, cuando empezó su emisión. Un ritmo pausado, unas conversaciones que se mantienen casi siempre dentro de un tono sosegado y sin grandes estruendos… Lo has adivinado, es la serie por antonomasia de la hora de la siesta.

Polonia: M jak Milosc (2000 - actualidad)

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Los Mostowiak llevan dos décadas y casi 1.700 episodios siendo un valor seguro para la mitad de los polacos, especialmente los de la Polonia rural, mostrando una arcadia familiar donde mantenerse fiel a la tradición es la mayor virtud posible y cuyos guionistas no están para grandes inventos al margen de los tópicos de la ficción telenovelesca. El hecho diferencial de Polonia sí que se deja ver: “esta serie es triste y gris y drama tras drama”, una producción del nivel de pobreza audiovisual de la era soviética.

Serbia: Selo gori, a Baba se Ceslja (2007 - 2017)

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También el programa más visto de la televisión serbia lo es a unos niveles ridículos: durante su segunda temporada algunos episodios llegaron a copar un 68% de share (más que la Super Bowl estadounidense). Una comedia costumbrista y muy tradicionalista, hasta el punto que, según algunos de sus espectadores, es populista y retrógrada, pintando a los extranjeros como villanos de opereta y a los urbanitas como culpables de la depravación moral de la contemporaneidad de su país. Por algún motivo, están enamorados de ella.

Rusia: Brigada (2002)

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La ficción serial más exitosa de la historia de la televisión rusa (y también de los ex satélites soviéticos) es exactamente lo que te podías imaginar. Una miniserie de 13 capítulos emitida entre 2001 y 2002 recreando el mundo post caída del muro y cuyos protagonistas son una banda (o “brigada”, de ahí su título original) de jóvenes criminales. La serie fue carísima, con el precio por capítulo más alto de la historia del país, y sus guionistas se preocuparon por documentarse entrevistando a los personajes equivalentes (desde la policía hasta diversos clanes mafiosos) del mundo real para que el resultado fuese, como mínimo, “en un 80% realista”.

Mereció la pena: el resultado es un desesperanzador retrato sobre la falta de prospectos vitales de toda una generación, en la que los delincuentes se muestran incluso menos sanguinarios que sus rivales policiales pero que en cualquier caso exhiben una enérgica rebeldía aspiracional, casi tan cool como su banda sonora. La glorificación de la violencia es tal que la serie fue prohibida en algunos países, como Bulgaria, y los ciudadanos rusos recuerdan cómo los chavales de la época imitaban a Sasha Bely y el resto de misfits, en muchos casos sobrepasando las líneas rojas (el propio hijo del creador de la serie acabó en la cárcel por robo de coches, doble asesinato y violación).

Las mejores series de cada país del mundo según su puntuación en IMDB, en un mapa

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Las mejores series de cada país del mundo según su puntuación en IMDB, en un mapa

Con más de 80 millones de usuarios registrados y 6 millones de títulos indexados, IMDB se ha convertido en la enciclopedia audiovisual. La posibilidad de darse de alta, crear listas y puntuar películas o series, le ha permitido posicionarse como una suerte de ránking democrático de los productos más y menos valiosos en materia cinematográfica. Un ránking con defectos, muy disputado y menos considerado que, pongamos, el de RottenTomatoes. Pero es un buen proxy para saber qué opina la comunidad digital sobre tal o cual película, como vimos en su día.

Partiendo de esa base, Rare Review, una publicación estadounidense dedicada a la información generalista, ha elaborado un mapa global de las mejores series producidas por cada país. Se trata de un trabajo interesante por dos motivos: por un lado, difunde numerosas grandes series con poca penetración internacional frente al dominio anglosajón; por otro, es útil para saber qué productos televisivos han logrado superar la barrera de su nacionalidad o de su idioma para formar parte de la conversación global.

El ejemplo español es paradigmático: La Casa de Papel se ha convertido de la noche a la mañana en un hito celebrado en cada rincón del planeta, capaz de despojar de todo sentido original a canciones partisanas y de sorprender al propio público español, que la acogió con timidez en su estreno televisivo. Otras como la francesa Les Revenants o la italiana Gomorra se han convertido en pequeños objetos de culto, mientras que Sherlock, británica, tiene una de las mejores notas mundiales en IMDB y ha obtenida la rara distinción crítica de serie de culto y al mismo tiempo popular.

Hay muchísimos ejemplos, la mayoría desconocidos al gran público. ¿La mejor serie de Tanzania? Siri Ya Mtungi, una exploración de las relaciones sexuales en una comunidad local del país. ¿La de Chile? 31 Minutos, un noticiero presentado por teleñecos. ¿La de Georgia? Tiflisi, un drama histórico sobre la historia del país durante los últimos años del siglo XIX. El listado es infinito, y contiene sorpresas de todo tipo (series afganas, series sirias, series policiacas de Sri Lanka). En fin, mapas fantásticos para explorar qué se cuece en cada país del mundo.

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¿Cuál es la mejor película de cada país del mundo según IMDB? Este mapa trata de averiguarlo

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¿Cuál es la mejor película de cada país del mundo según IMDB? Este mapa trata de averiguarlo

De forma habitual, la autoría nacional de cada producto fílmico es diversa. Influyen numerosos factores: desde quién ha puesto dinero para la producción (que en ocasiones puede involucrar a organismos, instituciones o empresas de varios países), hasta el origen del director, pasando por la distribución o, en algunas ocasiones, si deseamos ponernos poéticos, los lugares de rodaje. Así, adscribir una nacionalidad concreta a una película puede convertirse en una tarea compleja.

En Vouchercloud, sin embargo, han querido experimentar con IMDB y tratar de descubrir cuál es el film mejor valorado de cada país. Los motivos que pueden llevar a un producto a relacionarse con un país determinado son, a menudo, tibios. Por ejemplo, Room aparece como la mejor película irlandesa tan sólo porque parte de la producción se realizó desde Irlanda. Tres cuartas partes de lo mismo sucede con Fight Club, teórica mejor película de Alemania según IMDB (por la producción).

Son resultados sorprendentes. Otros, obvio, no tanto: Ciudad de Dios es la mejor cinta de Brasil, fácilmente identificable con el país carioca. Shawshank Redemption, la mejor película de todos los tiempos según los votos agregados de los usuarios de IMDB, es en consecuencia la mejor estdounidense. Dinamarca con Jagten, Francia con la sorprendente Léon, o México con Macario ilustran el ejemplo contrario: países cuyas mejores películas son nítidamente nacionales.

Partiendo de esta base, en ocasiones un tanto resbaladiza, Vouchercloud ha hecho un estupendo mapa internacional en el que podemos observar de un vistazo cuál es el teórico símbolo cinematográfico nacional de todos los países incluidos en IMDB. En estilo, el diseño es muy similar a otros igualmente brillantes mapas realizados por la compañía con anterioridad, como este relativo a las principales exportaciones de cada nación o este otro sobre sus mejores atracciones turísticas.

Dado el popurrí de criterios empleados, el mapa sirve mejor como aproximación a las mejores películas que tienen relación con un país determinado. En ocasiones, el nexo es tan simple como los escenarios empleados para el rodaje o los actores participantes. Dos ejemplos muy evidentes: El Bueno, el Feo y el Malo de Leone, rodado en su mayor parte en las estepas interiores de la España castellana; y Dancer in the Dark, el clásico de Lars Von Trier en el que Björk tiene un rol fundamental (y motivo por el que aparece como mejor película puntuada de Islandia).

Mejor Pelicula

Así las cosas, el mapa es una geografía mundial del cine excelente, una forma de rastrear los diferentes nexos que unen a algunas de las películas más icónicas de todos los tiempos con el amplísimo abanico de naciones del planeta. A nivel más diminuto, también es útil como herramienta para descubrir joyas nacionales quizá olvidadas por lo recóndito de su país: Oldeuboi para Corea del Sur; Mandariinid para Estonia; Aniki-Bóbó para Portugal; o Half of a Yellow Sun para Nigeria.

De forma significativa, hay un puñado de películas compartida por varios países, fruto de las múltiples producciones o de los diversos escenarios. El clásico de Sergio Leone, también mejor película para Italia; Más que hermanos, película panameña con participación argentina; o Ahlat Ağacı, compartida por Suecia y Bosnia (aunque la película trate sobre Turquía y se filmara en turco). En fin, un repositorio interesante para añadir a la lista de tareas pendientes.

Asia
Centroamerica
Europa Buena
Africa

Las 100 películas favoritas de Akira Kurosawa, el genio de la cinematografía japonesa

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Las 100 películas favoritas de Akira Kurosawa, el genio de la cinematografía japonesa

Abordar la historia del cine es a menudo una tarea titánica. Son infinitas las películas producidas a lo largo del siglo XX (y XXI), y numerosas las que ayudan a explicar las claves temáticas y estéticas del presente. Cada década, cada nación, cada corriente cuenta con sus propios maestros y referencias ineludibles. De modo que, ¿por dónde empezar? A menudo, por la visión de un genio.

Akira Kurosawa es aún hoy el director japonés más reconocido y celebrado, incluso por aquellos tan sólo lateralmente interesados en el cine más-allá-de-Hollywood. Su carrera cinematográfica, especialmente la de sus inicios, cuenta con no menos de ocho obras maestras (si atendemos a las valoraciones de Coppola en su día) y con títulos tan influyentes como Siete Samuráis o Rashomon. Dada su voracidad y erudición en materia cinéfila, su criterio parece un buen punto de partida.

La suerte quiso que con objeto de su libro Yume wa tensai de aru, publicado tras su muerte, Kurosawa discutiera largo y tendido con su hija, Kazuo, sobre las obras que más le marcaron y que más le encandilaron. Dada la vasta cultura que atesoraba Akira, entre los dos convinieron que un método efectivo de diseñar la lista (originalmente de diez, finalmente de cien películas) sería limitándola a una entrada por director y a un orden cronológico.

El resultado es una ineludible colección de títulos, a juicio de Kurosawa algunos de los más valiosos de la historia del cine. El listado se inicia con Lirios rotos, dirigida por D. W. Griffith en 1919, y continúa con clásicos como el Das Cabinet des Dr. Caligari (1920, Robert Wiene) o Dr. Mabuse, der Spieler (1922, Fritz Lang). Hay un buen puñado de películas antiquísimas, dado que hasta veinte de ellas fueron producidas antes de la Segunda Guerra Mundial.

La colección intercala clásicos reconocidos internacionalmente (desde Los 400 golpes de Truffaut hasta Los Pájaros de Hitchcock, pasando por Lawrence de Arabia de Lean o la segunda parte de El Padrino de Coppola), con obras canónicas en su país de origen u objeto de intenso culto (El espíritu de la colmena de Erice, Viaggio in Italia de Rossellini, Paris, Texas de Wenders o Fitzcarraldo de Herzog). En general, los títulos son accesibles y populares.

No obstante, sirve de estupenda guía para aquellos que deseen marcarse un ciclo amparado en el criterio de Kurosawa. Aquí va la lista completa.

Akria1 Gabinete "El gabinete del Doctor Caligari".
  1. Lirios Rotos (Griffith, 1919), Estados Unidos

  2. El gabinete del Doctor Caligari (Wiene, 1920), Alemania

  3. El doctor Mabuse (Lang, 1922), Alemania

  4. La quimera del oro (Chaplin, 1925), Estados Unidos

  5. La caída de la casa Usher (Jean Epstein, 1928), Francia

  6. Un perro andaluz (Buñuel, 1928), Francia

  7. Marruecos (von Sternberg, 1930), Estados Unidos

  8. Der Kongreß tanzt (Charell, 1931), Alemania

  9. La ópera de los tres centavos (Pabst, 1931), Alemania

  10. Leise flehen meine Lieder, (Forst, 1933), Austria/Alemania

  11. La cena de los acusados (Dyke, 1934), Estados Unidos

  12. Tonari no Yae-chan (Shimazu, 1934), Japón

  13. Tange Sazen yowa: Hyakuman ryo no tsubo (Yamanaka, 1935) Japón

  14. Akanishi Kakita (Itami, 1936), Japón

  15. La Gran Ilusión (Renoir, 1937), Francia

  16. Stella Dallas (Vidor, 1937), Estados Unidos

  17. Tsuzurikata Kyoshitsu (Yamamoto, 1938), Japón

  18. Tsuchi (Uchida, 1939), Japón

  19. Ninotchka (Lubitsch, 1939), Estados Unidos

  20. Iván el Terrible (Eisenstein, 1944-46), Unión Soviética

  21. Pasión de los fuertes (Ford, 1946), Estados Unidos

  22. Qué bello es vivir (Capra, 1946), Estados Unidos

  23. Al borde del abismo (Hawks, 1946), Estados Unidos

  24. Ladrón de Bicicletas (De Sica, 1948), Italia

  25. Aoi sanmyaku (Imai, 1949), Japón

  26. El Tercer Hombre (Reed, 1949), Reino Unido

  27. Banshun (Ozu, 1949), Japón

  28. Orpheus (Cocteau, 1949), Francia

  29. Karumen kokyo ni kaeru (Kinoshita, 1951), Japón

  30. Un tranvía llamado Deseo (Kazan, 1951), Estados Unidos

  31. Thérèse Raquin (Carne 1953), Francia

  32. Saikaku ichidai onna (Mizoguchi, 1952), Japón

  33. Viaggio in Italia (Rossellini, 1953), Italia

  34. Gojira (Honda, 1954), Japón

  35. La Strada (Fellini, 1954), Italia

  36. Ukigumo (Naruse, 1955), Japón

  37. Pather Panchali (Ray, 1955), India

  38. Daddy Long Legs (Negulesco, 1955), Estados Unidos

  39. Tierra de violencia (Webb, 1956), Estados Unidos

  40. Bakumatsu taiyoden (Kawashima, 1957), Japón

  41. The Young Lions (Dmytryk, 1957), Estados Unidos

  42. Les Cousins (Chabrol, 1959), Francia

  43. Les Quarte Cents Coups (Truffaut, 1959), Francia

  44. Al final de la escapada (Godard, 1959), Francia

  45. Ben-Hur (Wyler, 1959), Estados Unidos

  46. Ototo (Ichikawa, 1960), Japón

  47. Una ausencia tan larga (Colpi, 1960), Francia/Italia

  48. Le Voyage en Ballon (Lamorisse, 1960), Francia

  49. A pleno sol (Clement, 1960), Francia/Italia

  50. Zazie dans le Métro (Malle, 1960), Francia/Italia

  51. El año pasado en Marienbad (Resnais, 1960), Francia/Italia

  52. ¿Qué fue de Baby Jane? (Aldrich, 1962), Estados Unidos

  53. Lawrence de Arabia (Lean, 1962), Reino Unido

  54. Mélodie en sous-sol (Verneuil, 1963), Francia/Italia

  55. Los Pájaros (Hitchcock, 1963), Estados Unidos

  56. El desierto rojo (Antonioni, 1964) Francia/Italia

  57. ¿Quién teme a Virginia Woolf? (Nichols, 1966), Estados Unidos

  58. Bonnie y Clyde (Penn, 1967), Estados Unidos

  59. En el calor de la noche (Jewison, 1967), Estados Unidos

  60. Carga de la Brigada Ligera (Richardson, 1968), Reino Unido

  61. Cowboy de medianoche (Schlesinger, 1969), Estados Unidos

  62. MASH (Altman, 1970), Estados Unidos

  63. Johnny cogió su fusil (Trumbo, 1971), Estados Unidos

  64. The French Connection (Friedkin, 1971), Estados Unidos

  65. El espíritu de la colmena (Erice, 1973), España

  66. Solyaris (Tarkovsky, 1972), Unión Soviética

  67. El día del Chacal (Zinneman, 1973), Reino Unido/Francia

  68. Confidencias (Retrato de familia en interior) (Visconti, 1974) Francia/Italia

  69. El Padrino II (Coppola, 1974), Estados Unidos

  70. Sandakan hachibanshokan bohkyo (Kumai, 1974), Japón

  71. Alguien voló sobre el nido del cuco (Forman, 1975), Estados Unidos

  72. O, Thiassos (Angelopoulos, 1975), Grecia

  73. Barry Lyndon (Kubrick, 1975), Reino Unido

  74. Daichi no komoriuta (Masumura, 1976), Japón

  75. Annie Hall (Allen, 1977), Estados Unidos

  76. Una pieza inacabada para piano mecánico (Mikhalkov, 1977), Unión Soviética

  77. Padre Padrone (P. & V. Taviani, 1977), Italia

  78. Gloria (Cassavetes, 1980), Estados Unidos

  79. Harukanaru yama no yobigoe (Yamada, 1980), Japón

  80. La Traviata (Zeffirelli, 1982), Italia

  81. Fanny y Alexander (Bergman, 1982), Suecia

  82. Fitzcarraldo (Herzog, 1982), Alemania/Perú

  83. El rey de la comedia (Scorsese, 1983), Estados Unidos

  84. Feliz Navidad, Mr. Lawrence (Oshima, 1983), Reino Unido/Japón/Nueva Zelanda

  85. Los Gritos del Silencio (Joffe 1984), Reino Unido

  86. Stranger Than Paradise (Jarmusch, 1984), Estados Unidos

  87. Dongdong de Jiaqi (Hou, 1984), Taiwan

  88. Paris, Texas (Wenders, 1984), Francia/Alemania

  89. Witness (Weir, 1985), Estados Unidos

  90. Regreso a Bountiful (Masterson, 1985), Estados Unidos

  91. Papá está en viaje de negocios (Kusturica, 1985), Yugoslavia

  92. Los muertos (Huston, 1987), Reino Unido/Irlanda/Estados Unidos

  93. ¿Dónde está la casa de mi amigo? [Where is the Friend's Home] (Kiarostami, 1987), Irán

  94. Bagdad Café (Adlon, 1987), Alemania/Estados Unidos

  95. The Whales of August (Anderson, 1987), Estados Unidos

  96. Running on Empty (Lumet, 1988), Estados Unidos

  97. Mi vecino Totoro (Miyazaki, 1988), Japón

  98. A un (Furuhata, 1989), Japón

  99. La Belle Noiseuse (Rivette, 1991), Francia/Suiza

  100. Hana-bi (Kitano, 1997), Japón

9 rincones de museos en los que perderse toda una vida

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9 rincones de museos en los que perderse toda una vida

¿Qué nos viene a la mente cuando pensamos en museos? Supongo que depende de la persona. Habrá quién al pensar en un museo sienta todo el peso del aburrimiento, o al contrario, todo un mundo lleno de posibilidades placenteras, estéticas e intelectuales. Yo debo confesar que cuando pienso en un museo pienso en mi abuelo Juan. Él fue quién me llevó por primera vez a uno, el Museo de Armas de Vitoria, iba de su mano descubriendo trabucos, armaduras y trajes militares.

Debió de gustarme tanto que fuimos muchas veces. Recuerdo ir también al Museo de Naipes de Heraclio Fournier y al Arqueológico, pero aquellos museos están siempre relacionados con el paseo.

Hemos preguntado a diversas personas cuáles son sus rincones favoritos de museos, o sus lugares especiales a los que siempre vuelven, ya sea físicamente o través de la memoria, y nos han entregado multitud de respuestas. El Museo del Prado es uno de los que cuenta con más adeptos pero han aparecido muchísimos rincones. El Museo de Rodin; la sala El origen de lo hondo en el Julio Romero de Torres; el foso patio del museo MET-Breuer de Nueva York, que es un oasis de tranquilidad en medio de Manhattan; el palacio Fortuny de Venecia; la sala Simonet en Málaga; el Orsay; y un largo etcétera.

Hay quien, como Fegere Piouh, señala que que después de la borrachera pictórica le encantaba sentarse un buen rato en uno de los bancos del Claustro de los Jerónimos, pues agradecía el silencio mientras meditaba o escribía. Y otros que destacan la belleza del Museo Louisana de Copenhague, del Museo Nacional de Mérida, o de la cúpula del Museo de Catalunya. De entre todas las respuestas que obtuvimos hemos varios lugares preciosos por los que perderse y a los que volver.

rincones de museos

The National Portrait Gallery, Londres

Por @BelenBermejo:

Siempre que voy a Londres, visito la National Portrait Gallery y algunas de sus salas. Entre ellas, destaca la 18, porque en ella está el retrato de Jane Austen. Jane Austen escribió sólo seis novelas y en ellas está todo lo que se debe saber sobre la vida. Es una escritora extraordinaria. Y en la sala también está Keats, EL poeta, y Mary Shelley; en fin, una compañía de lo más agradable. Voy a verlos para rendirles admiración y pleitesía y gratitud. La National Portrait es, además, uno de mis museos favoritos porque su concepto museístico (sólo retratos) me parece una maravilla.

National Gallery (Roman Boed/Flickr)

En el Philadelphia Museum Art, Filadelfia

Por @MissPaulitz:

Es un rincón que aún no he visitado. Hay un antes y un después en mí después del "Etant Donnes" que vi por primera vez con 19 años. Me quedé un poco "para allá".

Filadelfia

El Isabella Gardner, Boston

Por @BuArena:

El museo en general me pareció maravilloso: es la que fue la mansión de una mujer que dedicó toda su fortuna a la belleza. Creo que la frivolidad bien entendida es algo muy serio. Ella estaba obsesionada con Europa, así que el patio interior evoca Italia. Boston me era extraño, pero en ese lugar me sentí en casa (no porque mi casa sea tan preciosa, sino porque estaba hecho de todo lo que apela a mi memoria poética).

Isabella (Isabella Gardner Museum)

En el Reina Sofía, Madrid

Por @elarteporelarte:

Es gracias a ese cuadro de Saura donde sentí una revelación sobre qué era una imagen: una lucha entre el pintor y una superficie donde el resultado es su terrible visión sobre la vida. Y es terrible no porque no es bella, sino porque se hace visible.

Saura Sofia

Las caras de arcilla del Museo Judío, Berlín

Por @masamadre_:

Recuerdo un manejo perfecto de la espacialidad, de la luz, de la sombra, de las texturas pero sobretodo del sonido y del SILENCIO. El silencio es inmenso, desolador, te sientes vacío y solo. Las caras de arcilla, tan bien elegidas, rechinan mucho cuando pisas encima de ellas, te da la sensación de oír a los prisioneros gritar. En frente muros fríos, de hormigón, que aumentaban más aún esa sensación de claustrofobia. Arriba un tímido filtro de luz cayendo sobre ti, yo lo veía como un último rayo de esperanza. Me pareció todo un ejercicio de empatía bestial.

Museo

En el Museo Rodin, París

Por @Luispas:

Siempre he ido con gente a la que quiero y es un museo en el que no te cansas. Ademas que tiene obras para todos los niveles y te dejan acercarte o alejarte lo que quieras. Además tienen unos jardines estupendos por los que pasear y sentarte un rato.

Rodin (Aconcagua/Commons)

El suelo al lado de Marte, en Madrid

Por @PeioHR:

El Marte nunca está en el Museo del Prado. Es el Velázquez que más alquilan a museos extranjeros cuando venden alguna exposición del Siglo de Oro. Es el dios más rentable del museo. Cuando está en sala comparte espacio con "Las hilanderías" y "Mercurio y argos". Tres de mi Top Five velazqueño. Antes cruzas por delante de "Pablo de Valladolid" y "Menipo", los otros dos de los cinco muy mejores. La sala donde está Marte es espantosa, llena de humedad (de los acuíferos que ahogan el Prado) y el color de la pared desvaído. Es una sala pequeña, terrible y cuando hay inundaciones de turistas no cabe un alma. Pero a veces se queda tranquila y es en ese momento cuando me tiro al suelo y miro a Marte desde abajo, porque era una pintura pensada para estar en altura y verla en contrapicado, no de tú a tú. Me gusta ir con una amiga que es tan descarada como yo y se tira al suelo conmigo. Necesitamos perderle miedo a los museos, desacralizarlos y rebatirlos, desde su forma de usarlos a lo que nos cuentan.

Marte El Prado

Un pasillo desde el que mirar

Por @SraWinter:

Más que rincón favorito lo que me gusta es el efecto de verlo desde ese angulo, le quita un poco la sensación de museo y lo convierte en una capilla y hace la escena más íntima.

Rincón

La sala de escultura antigua del MET, Nueva York

Por Guillem, @Agromenauer:

En la sala de las estatuas griegas del Metropolitan estuvimos un buen rato esperando que la niña se levantara de la rabieta. (En esta foto se puede ver a la pequeña tirada en el suelo)

Met Museum (MET Museum)

Visitar un museo es, como dejan entrever los testimonios, caminar al lado de alguien especial, disfrutar de un momento en soledad, percibir la belleza, y caminar a través de ella. Para mí tampoco es distinto. Me resulta imposible desligar El Louvre de aquel primer viaje que hice con Iratxe. Siempre recordaré aquella salita pequeña solitaria llena de mobiliario, tan acogedora, por la que entraba el sol y nos calentaba la cara mientras descansábamos, la una sobre la otra, apoyadas en la ventana.

Ahora cada vez que visitó un museo algún rincón, alguna sala, algún espacio en concreto, se queda anclado en mi memoria para siempre y unido a un montón de sensaciones.

Hay que perder el miedo a los museos, decía Peio H Riaño. Pasear por ellos, recorrer sus pasillos, mirar los cuadros que nos gustan desde el suelo, enrabietarnos, como la hija de Guillem. Llenarlos de vida, de nuestras vidas. Resignificarlos es una manera de re-entender la relación que podemos llegar a establecer con los espacios culturales, que a menudo se relacionan con procesos intelectuales o aspiraciones estéticas, que en ocasiones nada tienen que ver con las pretensiones de quiénes los visitan.

¿Quién no ha amado, reído, llorado, sentido la vida misma en un museo?

Los 37 mejores comienzos de la historia de la literatura

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Los 37 mejores comienzos de la historia de la literatura

Dada la extensión mediana de una novela, su primera frase no parece ser demasiado determinante. Al fin y al cabo, restan decenas de miles tras ellas. Sin embargo, son numerosos los libros clásicos y modernos cuyas primeras palabras han definido, al menos icónicamente, su posterior legado. Formas de introducir una historia, tan carismáticas como memorables, que ocultan tras de sí no sólo un brillante dominio del lenguaje y del ingenio, sino también la esencia misma de la novela a la que preceden por completo.

En el Día del Libro hemos querido recopilar 37 de nuestros comienzos favoritos. El orden es irrelevante.

1. El nombre de la rosa, de Eco

En el principio era el Verbo y el Verbo era en Dios, y el Verbo era Dios. Esto era en el principio, en Dios, y el monje fiel debería repetir cada día con salmodiante humildad ese acontecimiento inmutable cuya verdad es la única que puede afirmarse con certeza incontrovertible.

Fallecido hace algunos años, Umberto Eco desplegó en El nombre de la rosa todo su talento narrativo. Y aquí, en sus primeras palabras, encontramos parte de las claves de su relato: juegos semióticos, significante-significado, contexto religioso, dogma y, a la postre, una novela de misterio deliciosamente medieval que sería llevada al cine en una excelente película homónima. Cuyo incio, claro, no es igual de poderoso. 

2. Historia de dos ciudades, de Dickens

Era el mejor de los tiempos, era el peor de los tiempos, la edad de la sabiduría, y también de la locura; la época de las creencias y de la incredulidad; la era de la luz y de las tinieblas; la primavera de la esperanza y el invierno de la desesperación. Todo lo poseíamos, pero no teníamos nada; caminábamos en derechura al cielo y nos extraviábamos por el camino opuesto. En una palabra, aquella época era tan parecida a la actual, que nuestras más notables autoridades insisten en que, tanto en lo que se refiere al bien como al mal, sólo es aceptable la comparación en grado superlativo.

Uno de los más emblemáticos párrafos de inicio de la historia de la literatura universal, y también uno de los más citados en todos los recopilatorios. Pierde algo de fuerza en la traducción, pero refleja igualmente la dicotomía constante entre el Londres conservador de finales del siglo XVIII y el París convulsionado, revolucionario, a las puertas del XIX, la Historia de dos ciudades que Charles Dickens inmortalizó en una novela de riquísima prosa, a mitad de camino entre lo histórico, lo social y lo eterno.

3. El extranjero, de Camus

Hoy ha muerto mamá. O quizá ayer. No lo sé. Recibí un telegrama del asilo: "Falleció su madre. Entierro mañana. Sentidas condolencias". Pero no quiere decir nada. Quizá haya sido ayer.

El absurdo elevado a su máxima potencia. El inicio de El extranjero, posiblemente la obra cumbre de Camus, es maravilloso y una oda al talento creativo por sus dotes introductorias. Leyendo sus escuetas palabras se vislumbra el completo universo de duda, desazón tranquila y carencia total de relación empática o afectiva de Meursault, el personaje de la novela, incapaz de relacionarse con el mundo gastado que le rodea.

Prologo El nombre de la rosa, de Eco.

4. Colmillo Blanco, de London

Aun lado y a otro del helado cauce de erguía un oscuro bosque de abetos de ceñudo aspecto. Hacía poco que el viento había despojado a los árboles de la capa de hielo que los cubría y, en medio de la escasa claridad, que se iba debilitando por momentos, parecían inclinarse unos hacia otros, negros y siniestros. Reinaba un profundo silencio en toda la vasta extensión de aquella tierra. Era la desolación misma, sin vida, sin movimiento, tan solitaria y fría que ni siquiera bastaría decir, para describirla, que su esencia era la tristeza.

De un plumazo, Jack London introdujo el universo narrativo de todas sus novelas centradas en las tierras más septentrionales de América del Norte: tanto Colmillo Blanco como La llamada de lo salvaje se imbrican de la tristeza inherente a la descomunal belleza del Yukón, de Alaska, tan abandonada como solitaria e intimidatoria. También para sus protagonistas, animales u hombres, diminutos ante la naturaleza.

5. Miedo y asco en Las Vegas, de Thompson

Estábamos en algún lugar de Barstow, muy cerca del desierto, cuando empezaron a hacer efecto las drogas. Recuerdo que dije algo así como:
—Estoy algo volado, mejor conduces tú...
Y de pronto hubo un estruendo terrible a nuestro alrededor y el cielo se llenó de lo que parecían vampiros inmensos, todos haciendo pasadas y chillando y lanzándose en picado alrededor del coche, que iba a unos ciento sesenta por hora, la capota bajada, rumbo a Las Vegas.

Psicodelia descarnada, crudo contexto realista y el desierto y Las Vegas como coartada: Miedo y asco en Las Vegas, la obra más reconocida de Hunter S. Thompson, también quedó condensada en ese inicio ubicado en medio de ninguna parte, dando continuidad a una historia de la que, tan sólo por su presentación, sabemos ya demasiado.

6. Los detectives salvajes, de Bolaño

He sido cordialmente invitado a formar parte del realismo visceral. Por supuesto, he aceptado. No hubo ceremonia de iniciación. Mejor así. 

Aquel 2 de noviembre se iniciaron las aventuras narradas de Juan García Madero, protagonista central de la primera y la tercera parte de Los detectives salvajes de Roberto Bolaño. El realismo visceral, o el infrarrealismo, formaría parte del eje temático en el que Bolaño insertaría la poesía y a sus escritores sudamericanos radicales del siglo XX en la novela. ¿Quién podría negarse a tamaña aventura? No madero, no el lector.

Kafka La metamorfosis, de Kafka.

7. Anna Karenina, de Tolstoi

Todas las familias dichosas se parecen, pero las infelices lo son cada una a su manera.

Y cuáles no son infelices, se preguntaría Tolstoi a lo largo de Anna Karenina, no su novela cumbre, sí una de las más trepidantes. Lo sería la de Karenina, sin duda, una mujer presa de amores indebidos entre la alta nobleza rusa, tiempo antes de la caída de la monarquía y del desmoronamiento del mundo antiguo. El universo que tan certeramente retrató Tolstoi y que aquí se disfraza de relato de costumbres, usos y romances.

8. El camino, de Delibes

Las cosas podían haber sucedido de cualquier otra manera y, sin embargo, sucedieron así.

Lo fantástico del inicio de la tercera novela de Miguel Delibes, El camino, es que podría aparecer en la primera línea de cualquier obra de narrativa del mundo. Sin embargo, sólo él la escribió: condensación de la novela, conjunto de hechos que derivan en una serie de consecuencias, Delibes advierte sobre el mundo desgarrado de posguerra que se dispone a relatar. Fue así, pero nada impidió que fuera de otro modo.

9. Asfixia, de Palahniuk

Si vas a leer esto, no te preocupes. Al cabo de un par de páginas ya no querrás estar aquí. Así que olvídalo. Aléjate. Lárgate mientras sigas entero. Sálvate. Seguro que hay algo mejor en la televisión. O, ya que tienes tanto tiempo libre, a lo mejor puedes hacer un cursillo nocturno. Hazte médico. Puedes hacer algo útil con tu vida. Llévate a ti mismo a cenar. Tíñete el pelo. No te vas a volver más joven. Al principio lo que se cuenta aquí te va a cabrear. Luego se volverá cada vez peor.

No es habitual que un libro te invite a dejar de leerlo en la primera línea. Palahniuk lo hizo en Asfixia, en un posterior relato sobre la vida extravagante, excéntrica y satirizada de Víctor Mancini, y por ello merece aparecer aquí.

Soledad Cien años de soledad, de García Márquez.

10. El aleph, de Borges

La candente mañana de febrero en que Beatriz Viterbo murió, después de una imperiosa agonía que no se rebajó un solo instante ni al sentimentalismo ni al miedo, noté que las carteleras de fierro de la Plaza Constitución habían renovado no sé qué aviso de cigarrillos rubios; el hecho me dolió, pues comprendí que el incesante y vasto universo ya se apartaba de ella y que ese cambio era el primero de una serie infinita.

De entre los muchos y muy memorables inicios que Borges escribió a lo largo de su vida, ¿es quizá el de El Aleph, el cuento, el más fantástico, en todos los sentidos de la expresión, legó? Es difícil decirlo, pero sí es seguro que se trata de uno de los más emblemáticos. Aquí, Borges se sumergería de forma total en la fantasía, a lo largo de una serie de cuentos breves y apasionantes donde lo real chocaba con lo imaginado.

11. El jardín de cemento, de McEwan

Yo no maté a mi padre, pero a veces me he sentido como si hubiera contribuido a ello.

En ocasiones, y al margen de su contexto formal dentro de la temática y de la corriente literaria de la obra, un inicio es por sí mismo una pequeña obra de arte. La de Ian McEwan, inmortalizada en la primera página de El jardín de cemento, golpea en el mentón a primera vista, introduce una historia aún por suceder y ya sucedida, y explica el carácter emocionalmente turbulento de sus personajes. Es fantástico, perfecto.

12. La máquina del tiempo, de H. G. Wells

El Viajero a través del Tiempo (pues convendrá llamarle así al hablar de él) nos exponía una misteriosa cuestión. Sus ojos grises brillaban lanzando centellas, y su rostro, habitualmente pálido, mostrábase encendido y animado. El fuego ardía fulgurante y el suave resplandor de las lámparas incandescentes, en forma de lirios de plata, se prendía en las burbujas que destellaban y subían dentro de nuestras copas.

Y a partir de aquí, de tan fascinante descripción de unas escena común, la de un puñado de amigos reunidos con la dedicación expresa de charlar, es imposible salir de la historia narrada por H. G. Wells en La máquina del tiempo. El misterio y el poder de lo oculto, tan consustancial al empuje de la novela, se manifiesta en su inicio de cara al lector tan sólo con el nombre del inquietante protagonista: El Viajero a través del Tiempo.

Maquina Del Tiempo La máquina del tiempo, de Wells.

13. Cien años de soledad, de García Márquez

Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo.

Lo fantástico como lo cotidiano: García Márquez acuñó en Cien años de soldedaduno de los inicios más célebres de la historia de la literatura juntando pasado y presente de la familia Buendía, mezclando la cruda realidad de la guerra y la ejecución de uno de sus personajes principales con las aventuras demenciales de su progenitor, asentado tiempo atrás en una remota villa de las montañas, obsesionado con escapar mentalmente a través de los inventos y objetos maravillosos que, como el hielo, traían los zíngaros a su aldea.

Y precisamente, merece la pena recalcar esto último, que no es sólo un detalle kitsch, sino una forma de hilar el inicio y el final del capítulo, en un primer pasaje demencial y de locura. Casi al final del mismo, y tras toda una odisea de aventuras, cuando el hielo ya sólo es un remoto recuerdo en nuestra mente, volvemos a él, volvemos a la niñez de Aureliano Buendía y al inicio del libro, no con las mismas palabras pero sí de igual forma:

Aquellas alucinantes sesiones quedaron de tal modo impresas en la memoria de los niños, que muchos años más tarde, un segundo antes de que el oficial de los ejércitos regulares diera la orden de fuego al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía volvió a vivir la tibia tarde de marzo en que su padre interrumpió la lección de física, y se quedó fascinado con la mano en el aire y los ojos inmóviles, oyendo a la distancia los pífanos y tambores y sonajas de los gitanos que una vez más llegaban a la aldea, pregonando el último y asombroso descubrimiento de los sabios de Memphis.

El hielo, nada menos.

14. El mundo de Sofía, de Gaarder

...al fin y al cabo, algo tuvo que surgir en algún momento de donde no había nada de nada...

No es un inicio al uso, sino más bien una frase entre puntos suspensivos, colgando del primer párrafo de El mundo de Sofía, esa guía de la filosofía occidental resumida en un aparente cuento para niños. Y la frase, que pende de un hilo tras el título del primer capítulo, se desglosa a lo largo del resto del libro: de la nada surge el algo, y de la respuesta a tan imposible pregunta, nace la filosofía, concentrada aquí de forma rica y simple.

15. El túnel, de Sábato

Bastará decir que soy Juan Pablo Castel, el pintor que mató a María Iribarne; supongo que el proceso está en el recuerdo de todos y que no se necesitan mayores explicaciones sobre mi persona.

Pero se necesitarán, de hecho, y el resto de El Túnel, la novela más reconocida de Ernesto Sábato, girará en torno a ellas. Sin embargo, como inicio resulta altamente excitante, e invita a devorar las consecuentes páginas de una narración de carácter pesimista, psicológico y existencialista a través de los cajones de la mente tanto de Juan Pablo Castel como de María Iribarne, verdugo y víctima.

Huck Huckleberry Finn, de Twain.

16. La familia de Pascual Duarte, de Cela

Yo, señor, no soy malo, aunque no me faltarían motivos para serlo.

Ambientada en la Extremadura rural de posguerra, La familia de Pascual Duartenarra las desventuras y penurias de esta, encarnizada en primera persona por Pascual Duarte, un hombre incapacitado para la habilidad social que tiende a resolver sus problemas por la vía violenta. Él, escribió Cela, no era malo. Y aunque pudiera parecerlo, no lo era, pero motivos, en aquella España deshecha, no le faltaban.

17. Romancero gitano, de Lorca

El río Guadalquivir
va entre naranjos y olivos.
Los dos ríos de Granada
bajan de la nieve al trigo.

¿Habría de ser todo novela? En absoluto. En su Romancero Gitano, Lorca legó algunos poemas maravillosos jalonados por inicios de una sutil belleza y musicalidad, como el que más arriba se transcribe, de Baladilla de los tres ríos.

18. A sangre fría, de Capote

El pueblo de Holcomb está en las elevadas llanuras trigueras del oeste de Kansas, una zona solitaria que otros habitantes de Kansas llaman "allá".

¿Es particularmente memorable el inicio de A sangre fría, la novela de no ficción que catapultó a la celebridad a Truman Capote? Depende de la respuesta a la siguiente pregunta: ¿es particularmente memorable A sangre fría desde un punto de vista literario? Sí, claro, aunque no desde la novela ficcionada, sino desde un ejercicio de periodismo en larguísima prosa donde Capote, situando la acción en la remotísima Holcomb, retratada en dos líneas como el aislado pueblo que era, narra con multitud de detalles, extensas descripciones y profundos perfiles la historia de un crimen que conmovió a todo un país.

Scaramouche Scaramouche, de Sabatini.

19. Yo, Claudio, de Graves

Yo, Tiberio Claudio Druso Nérón Germánico Esto-y-lo-otro-y-lo-de-más-allá (porque no pienso molestarlos todavía con todos mis títulos), que otrora, no hace mucho, fui conocido por mis parientes, amigos y colaboradores como "Claudio el Idiota", o "Ese Claudio", o "Claudio el Tartamudo" o "Clau-Clau-Claudio", o, cuando mucho, como "El pobre tío Claudio", voy a escribir ahora esta extraña historia de mi vida.

Con una debida distancia cómica, Robert Graves se puso en la piel de Claudio, el emperador romano, para contar su vida desde su propio prisma, y no desde el de los demás. Relevante, no en vano, ya que Claudio fue un gobernante controvertido y polémico. Por otro lado, Graves se sirve de su relato en primera persona, y del esbozado por otros sobre él, para narrar el cómo del poder romano.

20. Las aventuras de Huckleberry Finn, de Twain

No sabréis quién soy yo si no habéis leído un libro titulado Las aventuras de Tom Sawyer, pero no importa. Ese libro lo escribió el señor Mark Twain y contó la verdad, casi siempre. Algunas cosas las exageró, pero casi siempre dijo la verdad. Eso no es nada.

No lo era, como ponen de manifiesto todas las trepidantes obras de Mark Twain, donde la honestidad cotiza a la baja pese a ser presentada como el más noble de los valores humanos, junto a la amistad. Huckleberry Finn representa esa inquebrantable bondad, truncada, en ocasiones, en un entorno hostil y salvaje como los estados sureños de aquel primitivo Estados Unidos. A Twain, todo esto le sirve, además, para enlazar con una novela quizá aún más célebre que la que nos ocupa: Las aventuras de Tom Swayer.

21. Fahrehneit 451, de Bradbury

Constituía un placer especial ver las cosas consumidas, ver los objetos ennegrecidos y cambiados. Con la punta de bronce del soplete en sus puños, con aquella gigantesca serpiente escupiendo su petróleo venenoso sobre el mundo, la sangre le latía en la cabeza y sus manos eran las de un fantástico director tocando todas las sinfonías del fuego y de las llamas para destruir los guiñapos y ruinas de la Historia.

¿A qué temperatura prende el papel de un libro como Fahrenheit 451? Según el título de la novela de Ray Bradbury, a 451 grados Fahrenheit, claro. La temperatura idónea para su mundo distópico, uno en el que la quema de libros es obligada, y en el que el poder de la destrucción es más fuerte que el de la creación.

Capote A sangre fría, de Capote.

22. Scaramouche, de Sabatini

Nació con el don de la risa y con la intuición de que el mundo estaba loco. Y ese era todo su patrimonio.

Hay inicios que han superado la prueba del tiempo aún cuando sus novelas no lo han hecho. La primera frase de Scaramouche, sin duda, aparece en más recopilatorios de "lo mejor de" que la propia novela de Sabatini, un correcto trabajo de aventuras en torno a la comedia del arte y la Francia prer-revolucionaria.

23. Orgullo y prejuicio, de Austen

Es una verdad mundialmente reconocida que un hombre soltero, poseedor de una gran fortuna, necesita una esposa.

Jane Austen difícilmente podía haber experimentado en primera persona el matrimonio cuando escribió Orgullo y prejuicio, pero conocía, o había osbervado con la suficiente clarividencia, el sistema de relaciones, prejuiciosas y orgullosas, de la alta sociedad británica de finales del siglo XVIII. Y sobre el amor y esa misma sociedad, cambiante en una época de cambio histórico, versaría su novela más célebre, la de un inicio arrebatador que estipulaba un cliché, o un mandamiento social, antes de la obra.

24. Si una noche de invierno un viajero, de Calvino

Estás a punto de empezar a leer la nueva novela de Italo Calvino, Si una noche de invierno un viajero. Relájate. Recógete. Aleja de ti cualquier otra idea. Deja que el mundo que te rodea se esfume enlo indistinto. La puerta es mejor cerrarla; al otro lado siempre está la televisión encendida. Dilo en seguida, a los demás: «¡No, no quiero ver la televisión!» Alza la voz, si no te oyen: «¡Estoy leyendo! ¡No quiero que me molesten!» Quizá no te han oído, con todo ese estruendo; dilo más fuerte, grita: «¡Estoy empezando a leer la nueva novela de Italo Calvino!» O no lo digas si no quieres; esperemos que te dejen en paz.

Como hemos visto, las metarreferencias en los inicios de libro no son demasiado extravagantes. Mark Twain lo hizo, y también Chuck Palahniuk. Italo Calvino optó en Si una noche de invierno un viajero por una aproximación distinta a la de Palahniuk, invitando gozosamente a la lectura antes que ahuyentando al lector, buscando crear de antemano un vínculo de confidencialidad entre la persona que acude al primer párrafo, el libro y el resto del mundo exterior. Si una noche de invierno un viajero es, además, coherente a su inicio: hipertextual, plagada de saltos de historias en historias y en continua referencia al lector y a sí misma.

Extranjero El extranjero, de Camus.

25. Lolita, de Nabokov

Lolita, luz de mi vida, fuego de mis entrañas. Pecado mío, alma mía. Lo-li-ta: la punta de la lengua emprende un viaje de tres pasos desde el borde del paladar para apoyarse, en el tercero, en el borde de los dientes. Lo. Li. Ta. Era Lo, sencillamente Lo, por la mañana, un metro cuarenta y ocho de estatura con pies descalzos. Era Lola con pantalones. Era Dolly en la escuela. Era Dolores cuando firmaba. Pero en mis brazos era siempre Lolita.

¿Qué añadir a lo ya escrito sobre Lolita, la obra más célebre de Nabokov, y su inicio? Poco: es fiel al espíritu perverso de la novela, es rítmico y es tremendamente evocativo, es tan descriptivo como estilístico y es de un talento descriptivo casi visual. Sin duda, uno de los mejores inicios de la historia.

26. Moby Dick, de Melville

Llamadme Ismael.

La solemnidad filosófica y reflexiva de Moby Dick, una gigantesca elegía metafórica sobre la condición del ser humano frente a la naturaleza, al resto de seres humanos y a su propio carácter, se relata en primera persona. Es Ismael, al que muy amablemente tenemos la invitación de llamar por su nombre en la primera línea, quien nos monta en el Pequod y sobre el que observamos la historia del barco, de Ahab y de la enorme ballena blanca. Puro icono de la literatura universal, es una introducción perfecta.

27. El Hobbit, de Tolkien

En un agujero en el suelo, vivía un hobbit. No un agujero húmedo, sucio, repugnante, con restos de gusanos y olor a fango, ni tampoco un agujero seco, desnudo y arenoso, sin nada en que sentarse o que comer: era un agujero-hobbit, y eso significa comodidad.

La obra de Tolkien es fantástica no sólo por su arco temático, por la riqueza de su universo fantasiosos y por las historias en las que sus personajes, como Bilbo Bolson, se ven involucrados, sino también por las descripciones sobrias y precisas, repletas de imágenes visuales, a través de las que llegamos a sus mundos. El Hobbitse inicia con una fotografía perfecta y definitoria de la vida de un hobbit, y está bien así.

Quijiote El Quijote, de Cervantes.

28. Luces de Bohemia, de Valle-Inclán

Hora crepuscular. Un guardillón con ventano angosto, lleno de sol. Retratos, grabados, autógrafos repartidos por las paredes, sujetos con chinches de dibujante. Conversación lánguida de un hombre ciego y una mujer pelirrubia, triste y fatigada. El hombre ciego es un hiperbólico andaluz, poeta de odas y madrigales, Máximo Estrella. A la pelirrubia, por ser francesa, le dicen en la vecindad Madama Collet.

Valle-Inclán, el hombre que hoy sería Kanye West, describió la España decadente post-desastre del 98 a través de los riquísimos diálogos de Luces de bohemia, obra de teatro que, en sus pausas y pasajes descriptivos, se convertía en una narración esplendorosa del carácter de la sociedad española del momento, de sus artistas bohemios, como Max Estrella, al que conocemos en esta introducción, y de sus personajes accesorios. La España oscura, nocturna y alcohólica de Luces de bohemia, en un párrafo.

29. La metamorfosis, de Kafka

Cuando Gregorio Samsa se despertó una mañana después de un sueño intranquilo, se encontró sobre su cama convertido en un monstruoso insecto.

Al igual que Lolita, La metamorfosis cuenta con una de las primeras frases más glosadas de la historia de la literatura. Tanto por su aspecto formal, la narración cotidiana y tranquila de hechos extraordinarios e imposibles, como por su temática: no necesitamos más que una línea y un título para saber qué nos depara La metamorfosis.

31. El Quijote, de Cervantes

En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor. Una olla de algo más vaca que carnero, salpicón las más noches, duelos y quebrantos los sábados, lentejas los viernes, algún palomino de añadidura los domingos, consumían las tres partes de su hacienda. El resto della concluían sayo de velarte, calzas de velludo para las fiestas con sus pantuflos de lo mismo, los días de entre semana se honraba con su vellori de lo más fino. Tenía en su casa una ama que pasaba de los cuarenta, y una sobrina que no llegaba a los veinte, y un mozo de campo y plaza, que así ensillaba el rocín como tomaba la podadera. Frisaba la edad de nuestro hidalgo con los cincuenta años, era de complexión recia, seco de carnes, enjuto de rostro; gran madrugador y amigo de la caza. Quieren decir que tenía el sobrenombre de Quijada o Quesada (que en esto hay alguna diferencia en los autores que deste caso escriben), aunque por conjeturas verosímiles se deja entender que se llama Quijana; pero esto importa poco a nuestro cuento; basta que en la narración dél no se salga un punto de la verdad.

Se explica por sí mismo.

32. El hombre invisible, de Ellison

Soy un hombre invisible. No, no soy uno de aquellos trasgos que atormentaban a Edgar Allan Poe, ni tampoco uno de esos ectoplasmas de las películas de Hollywood. Soy un hombre real, de carne y hueso, con músculos y humores, e incluso cabe afirmar que poseo una mente. Sabed que si soy invisible ello se debe, tan sólo, a que la gente se niega a verme. Soy como las cabezas separadas del tronco que a veces veis en las barracas de feria, soy como un reflejo de crueles espejos con duros cristales deformantes. Cuantos se acercan a mí únicamente ven lo que me rodea, o inventos de su imaginación. Lo ven todo, cualquier cosa, menos mi persona.

Cabe plantearse, como hacía Norman Mailer, si no estaba Ellison, en realidad, tremendamente equivocado: ¿hay algo más visible en la sociedad americana que un negro? ¿Existe alguien que pase menos desapercibido en todo contexto social que un afroamericano? Ambos planteamientos, la de la visibilidad o la de la invisibilidad, depende de cómo se planteen, redundan en lo mismo: las diferencias raciales, el racismo, la discriminación y los múltiples retos a los que los hombres y las mujeres afroamericanos, a mediados del siglo XX, afrontaban en su día a día. Todo ello, introducido en un párrafo magistral.

Libros

33. Fiebre en las gradas, de Hornby

Me enamoré del fútbol tal como más adelante me iba a enamorar de las mujeres: de repente, sin explicación, sin hacer ejercicio de mis facultades críticas, sin ponerme a pensar en el dolor y en los sobresaltos que la experiencia traería consigo.

Al igual que en Alta fidelidad, las vivencias personales de Nick Hornby se entremezclan con un elemento definitorio de la cultura pop británica, el fútbol, dando como resultado un relato repleto de empatía con su lector, divertido y vívido en experiencias propias y ajenas. Como el enamoramiento, definido en su primera línea de forma magistral.

34. El siglo de las luces, de Carpentier

Esta noche he visto alzarse la Máquina nuevamente. Era, en la proa, como una puerta abierta sobre el vasto cielo que ya nos traía olores de tierra por sobre un Océano tan sosegado, tan dueño de su ritmo, que la nave, levemente llevada, parecía adormecerse en su rumbo, suspendida entre un ayer y un mañana que se trasladaran con nosotros.

Ambientada en los tiempos de la Revolución Francesa, El siglo de las luces se despliega con elegancia y profundas descripciones, todas tan rítmicas y poéticas como la que abre su primera página, en la historia caribeña a finales del siglo XVIII. Alejo Carpentier logra en apenas un puñado de líneas agarrar por el cuello al lector, de forma mansa y bella, para no soltarlo hasta el punto final de su novela.

35. La isla del tesoro, de Stevenson

El squire Trelawney, el doctor Livesey y algunos otros caballeros me han indicado que ponga por escrito todo lo referente a la Isla del Tesoro, sin omitir detalle, aunque sin mencionar la posición de la isla, ya que todavía en ella quedan riquezas enterradas; y por ello tomo mi pluma en este año de gracia de 17... y mi memoria se remonta al tiempo en que mi padre era dueño de la hostería «Almirante Benbow», y el viejo curtido navegante, con su rostro cruzado por un sablazo, buscó cobijo bajo nuestro techo.

Como relato de aventuras, La isla del tesoro alcanza la cima de su género. La novela de Robert Louis Stevenson está repleta de misterio, personajes fascinantes e historias apasionantes que apuntan, por intriga y por mundos fantásticos, al corazón del adolescente apasionado que todos llevamos dentro. Y su inicio está pigmentado de todos esos elementos, colocando al lector en predisposición para disfrutar tan esencial libro.

36. Memorias del subsuelo, de Dostoyevski

Soy un hombre enfermo... Un hombre malo. No soy agradable. Creo que padezco del hígado. De todos modos, nada entiendo de mi enfermedad y no sé con certeza lo que me duele. No me cuido y jamás me he cuidado, aunque siento respeto por la medicina y los médicos. Además, soy extremadamente supersticioso, cuando menos lo bastante para respetar la medicina (tengo suficiente cultura para no ser supersticioso, pero lo soy). Sí, no quiero curarme por rabia. Esto, seguramente, ustedes no lo pueden entender. Pero yo sí lo entiendo.

Texto clave para entender la evolución posterior de Dostoyevski, Memorias del subsuelo aborda las taras psicológicas y las contradicciones existenciales de un hombre turbado y enfermo, en el sentido emocional del término, que atravesaba una fase muy baja en su vida, tras la pérdida de sus seres queridos y sus graves problemas financieros. De ahí surge su propio subsuelo y sus propias memorias, autodestructivas y existencialistas antes de que existiera tal término, oscuras y deprimentes, pero brillantes.

37. Las intermitencias de la muerte, de Saramago

Al día siguiente no murió nadie.

Y el hecho, aunque gozoso a priori, alteró de forma definitiva la historia del país en el que se ubica el relato de Las intermitencias de la muerte, publicado por José Saramago en 2005. Es un shock, emocional y físico, y una reflexión sobre la muerte, protagonista aquí como personaje alegórico y como personaje antropomorfo. Ese golpeo, todo en uno, se plantea en una simple frase: "Al día siguiente no murió nadie". ¿Y luego qué?

¿Cuál es la mejor película de cada país del mundo según IMDB? Este mapa trata de averiguarlo

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¿Cuál es la mejor película de cada país del mundo según IMDB? Este mapa trata de averiguarlo

De forma habitual, la autoría nacional de cada producto fílmico es diversa. Influyen numerosos factores: desde quién ha puesto dinero para la producción (que en ocasiones puede involucrar a organismos, instituciones o empresas de varios países), hasta el origen del director, pasando por la distribución o, en algunas ocasiones, si deseamos ponernos poéticos, los lugares de rodaje. Así, adscribir una nacionalidad concreta a una película puede convertirse en una tarea compleja.

En Vouchercloud, sin embargo, han querido experimentar con IMDB y tratar de descubrir cuál es el film mejor valorado de cada país. Los motivos que pueden llevar a un producto a relacionarse con un país determinado son, a menudo, tibios. Por ejemplo, Room aparece como la mejor película irlandesa tan sólo porque parte de la producción se realizó desde Irlanda. Tres cuartas partes de lo mismo sucede con Fight Club, teórica mejor película de Alemania según IMDB (por la producción).

Son resultados sorprendentes. Otros, obvio, no tanto: Ciudad de Dios es la mejor cinta de Brasil, fácilmente identificable con el país carioca. Shawshank Redemption, la mejor película de todos los tiempos según los votos agregados de los usuarios de IMDB, es en consecuencia la mejor estdounidense. Dinamarca con Jagten, Francia con la sorprendente Léon, o México con Macario ilustran el ejemplo contrario: países cuyas mejores películas son nítidamente nacionales.

Partiendo de esta base, en ocasiones un tanto resbaladiza, Vouchercloud ha hecho un estupendo mapa internacional en el que podemos observar de un vistazo cuál es el teórico símbolo cinematográfico nacional de todos los países incluidos en IMDB. En estilo, el diseño es muy similar a otros igualmente brillantes mapas realizados por la compañía con anterioridad, como este relativo a las principales exportaciones de cada nación o este otro sobre sus mejores atracciones turísticas.

Dado el popurrí de criterios empleados, el mapa sirve mejor como aproximación a las mejores películas que tienen relación con un país determinado. En ocasiones, el nexo es tan simple como los escenarios empleados para el rodaje o los actores participantes. Dos ejemplos muy evidentes: El Bueno, el Feo y el Malo de Leone, rodado en su mayor parte en las estepas interiores de la España castellana; y Dancer in the Dark, el clásico de Lars Von Trier en el que Björk tiene un rol fundamental (y motivo por el que aparece como mejor película puntuada de Islandia).

Mejor Pelicula

Así las cosas, el mapa es una geografía mundial del cine excelente, una forma de rastrear los diferentes nexos que unen a algunas de las películas más icónicas de todos los tiempos con el amplísimo abanico de naciones del planeta. A nivel más diminuto, también es útil como herramienta para descubrir joyas nacionales quizá olvidadas por lo recóndito de su país: Oldeuboi para Corea del Sur; Mandariinid para Estonia; Aniki-Bóbó para Portugal; o Half of a Yellow Sun para Nigeria.

De forma significativa, hay un puñado de películas compartida por varios países, fruto de las múltiples producciones o de los diversos escenarios. El clásico de Sergio Leone, también mejor película para Italia; Más que hermanos, película panameña con participación argentina; o Ahlat Ağacı, compartida por Suecia y Bosnia (aunque la película trate sobre Turquía y se filmara en turco). En fin, un repositorio interesante para añadir a la lista de tareas pendientes.

Asia
Centroamerica
Europa Buena
Africa

Los libros más populares ambientados en cada país del mundo, en un singular mapa

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Los libros más populares ambientados en cada país del mundo, en un singular mapa

No es sencillo determinar qué objetos culturales gozan de mayor apreciación entre el público de un país. ¿Debemos limitarnos a las ventas, incluir la recepción crítica, hablar de su impacto popular a lo largo del tiempo? Internet ofrece algunos atajos antes inexistentes. Plataformas como Letterboxd, Rate Your Music, Goodreads o IMDB permiten a miles y miles de usuarios puntuar sus obras favoritas (y aquellas que no lo son tanto), generando una suerte de ránking de preferencias democrático.

Las cursivas son deliberadas. Pese a su creciente omnipresencia, el uso de Internet es aún muy desigual y sigue determinado por factores de edad y renta. Las películas más populares de IMDB sólo lo son para una pequeña comunidad de usuarios que responde a una serie de intereses, características demográficas y familiaridad con las herramientas digitales. En cualquier caso, tales listados sí sirven como proxy para entender la ascendencia de determinadas películas, libros o discos.

Es lo que ha hecho NetCredit, una empresa financiera estadounidense, en estos estupendos gráficos que repasan los libros más populares ambientados en cada país del mundo. Es decir, aquellos que han pasado a la memoria popular consagrados a un lugar geográfico concreto. Para determinarlo se han valido de Goodreads, una aplicación donde miles de personas catalogan los libros que han leído. Y los puntúan. En función de esa puntuación y del número de votos, NetCredit ha generado estos mapas.

En España, pocos libros reúnen tanto fervor popular (número de puntuaciones) como aclamación crítica (nota media) como La sombra del viento, de Carlos Ruiz Zafón. Similares palabras se pueden verter sobre el gran éxito estadounidense según Goodreads, The Help, que mereció una película homónima de gran éxito. Ambos han obtenido un éxito nacional e internacional, y se han convertido en la narración más aclamada en todo el mundo dentro de España y Estados Unidos respectivamente.

libros Una librería con todos los libros.

Si viajamos a Reino Unido, la preferencia es más clásica (Orgullo y Prejuicio de Jane Austen, un clásico atemporal). Lo mismo se puede decir de Rusia, donde Crimen y Castigo, de Fiódor Dostoyevski, sigue siendo la pieza más apreciada. En muchos sentidos, ambos libros son un retrato de país, y ambos autores encapsularon a la percepción el alma de sus gentes. No siempre es así: en Francia, por ejemplo, el libro a la cabeza del ránking nacional, The Nightingale, lo escribió una autora estadounidense. Cuenta las vivencias de dos hermanas durante la ocupación nazi.

En el mapa se entrecruzan libros que podrían representar el paradigma emocional y literario de cada país y otros que simplemente son de extraordinaria popularidad más allá del origen del autor. También los hay simplemente muy leídos y apreciados al margen de autor e incluso vinculación geográfica. En Grecia, el libro que más brilla según Goodreads es 20.000 leguas de viaje submarino, aunque la acción transcurra en otros puntos del planeta (es decir: en las profundidades del océano).

Como siempre que hablamos de este tipo de mapas, su verdadero interés radica en descubrir obras que se salen de nuestro marco habitual de referencias. Es lo que sucede con Los jardines del presidente, de Muhsin al-Ramli (Irak); con el aclamadísimo Me llamo Rojo, del Nobel Orhan Pamuk (Turquía); con Americanah, de Chimamanda Ngozi Adichie (Nigeria); o The Reluctant Fundamentalist, de Mohsin Hamid (Pakistán). Hay elecciones evidentes (El Extranjero de Camus en Argelia) y ausencias clamorosas (no es Cien Años de Soledad el más popular ambientado en Colombia).

También una presencia transversal de autores anglosajones en países africanos o asiáticos, una mezcla del exotismo colonial que sigue preñando nuestras visiones (occidentales) de aquellos países y del eminente carácter estadounidense y británico de la cultura universal en el siglo XXI. En cualquier caso y pese a sus deficiencias, los mapas ofrecen un auténtico viaje literario a través del mundo, y suponen una fuente de descubrimiento.

Europa Europa.
América 1 América del Norte.
América 2 América del Sur.
OM Oriente Medio.
Asia/Oceania Asia y Oceanía.
af África.

18 documentales recientes y no tan conocidos que te sacarán del apuro en tardes de lluvia

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18 documentales recientes y no tan conocidos que te sacarán del apuro en tardes de lluvia

A mal tiempo, buenos documentales. No hace falta decir lo obvio, pero estamos en un momento en el que atrincherarse con entretenimiento y cultura en casa es lo mejor que puedes hacer. Si no tienes a mano a ese amigo aficionado al género al que pedirle sugerencias o si sientes que ya te has zampado todas las no-ficciones más populares de los últimos tres años (The Last Dance, el documental de los Beastie Boys), te dejamos por aquí un surtido que, en nuestra humilde opinión, entra por los ojos y convence con el reposo. Que las disfrutes.

American Factory (Julia Reichert y Steven Bognar, 2019)

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Para contar lo suyo Steven Bognar y Julia Reichert sólo necesitan algunos esporádicos rótulos y, sobre todo, el lenguaje corporal de su coral reparto, a saber: los trabajadores estadounidenses de una antigua fábrica de General Motors que reconvirtieron sus instalaciones para fabricar cristales al dictado de una empresa china, los empleados de la misma fábrica en china y el resto de jerarquía corporativa de ambos destinos. ¿Cómo crees que se sentirán los norteamericanos al ver que los ha sacado del pozo una empresa extranjera? ¿Qué crees que pensarán los empleados chinos al ver la pachorra y baja productividad de los americanos? Todas las miserias del globalizado panorama laboral del siglo XXI en dos hilarantes horas.

En Netflix

Generation wealth (Lauren Greenfield, 2018)

Generation Wealth

¿Quién iba a pensar que podríamos sentir risa y lástima del 1%? La directora se cuela en las ensimismadas fortalezas de los ricos más repelentes (y horteras, muy horteras) del planeta para que, con su simple proyección, nos demos cuenta de que estamos ante un deforme fruto del tardocapitalismo y que, como dice el documental, tienen comportamientos muy similares a la decadente élite del imperio romano instantes antes de que su sistema se fuera por el desagüe.

En Prime Video

Abducted In Plain Sight (Skye Borgman, 2017)

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Sí, es uno de esos clarísimos casos en los que es mejor no saber nada de lo que te van a contar, colocarte en el asiento trasero y dejar que su director vaya cruzando autopistas de eventos reales demasiado increíbles como para creértelos si alguien te los cuenta sin pruebas.

En Netflix

Feels Good Man (Arthur Jones, 2020)

Feels Good

Un poco de Moby Dick, por aquello de luchar contra fuerzas mucho más poderosas que uno mismo, y también de Frankenstein, por aquello de ser un creador que busca expresar su mundo interior y acaba viendo cómo su criatura cobra vida propia. Feels Good Man es un documental sobre Pepe the Frog, el símbolo de la ultraderecha irreverente en redes sociales, y cómo su autor, un dibujante corriente y en las antípodas ideológicas, intenta reapropiarse de un personaje para que represente el amor en lugar del nihilismo envenenado con el que lo asociamos. Una odisea que nos recuerda que nadie es dueño de nada, incluido tú mismo y tu propia imagen, en el momento en el que llega a Internet.

En Prime Video

Murder Death Koreatown (anónimo, 2020)

Murder Death Koreatown 2020 02

Aunque Murder Death Koreatown es en teoría una autobiografía, la ficha de IMDB de esta cinta no registra el nombre de su autor (sigue siendo un misterio) ni en ningún momento conocemos cómo se llama su protagonista. A partir de un asesinato en una de las zonas más deprimidas de Los Ángeles que obsesiona a un vecino iremos descendiendo peldaños hacia la locura lovecraftiana. ¿Divertimento de alguien aficionado a los hilos chungos de Reddit que ha querido innovar en el audiovisual o crítica social? ¿Documental o ficción?

En Prime video

Apollo 11 (Todd Douglas Miller, 2019)

Apollo 11

Posiblemente la propuesta más conocida de esta lista, contando algo que nos conocemos al dedillo, esto es, el exitoso despegue de la famosa nave en Cabo Cañaveral. Sin embargo el Apollo 11 de Todd Miller tiene unas imágenes (de archivo, sacadas del baúl de la NASA ahora por primera vez después de cincuenta años) de tal valor estético e incluso sociológico que nos obligan a animar a su visionado a los que aún no lo hayan hecho.

En Prime Video

La pintora y el ladrón (Benjamin Ree, 2020)

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Podría ser un cuento de Victor Hugo pero es algo que ha sucedido en el mundo real. A una pintora naturalista checa le roban dos de sus más importantes cuadros expuestos, y la curiosidad la lleva a buscar al tipo que llevó a cabo el golpe para estudiarlo. Lo que se encuentra es en apariencia un delincuente común pero también un alma que intenta sobreponerse de su dolor y sus adicciones, alguien no tan lejano a ella misma, nos dicen, y lo que resta es tanto un relato sobre una extraña amistad como un juego psicológico de puntos de vista más sorprendente que la mayoría de producciones hollywoodienses.

En Filmin

El año del descubrimiento (Luis López Carrasco, 2020)

El Ano Del Descubrimiento

Si resumimos la propuesta de Luis López Carrasco a simple documental es posible que se nos echen encima tanto su director como las decenas de críticos de nuestro país que han elogiado esta historia sobre la Cartagena (y por extensión un poco toda España) en proceso de desmantelamiento industrial forzoso de 1992. Como nos cuentan, el PSOE, para meter al país en la UE, traicionó a la población de la zona condenándola a la deambulación laboral mientras el país sacaba pecho de modernidad con juegos olímpicos y expos. Por cómo el director ha recogido sus imágenes cuesta saber si sus testimonios, reales aunque cargados de pretensiones artísticas, son de hace treinta años o de hoy, y eso ya lo dice todo.

En algunos cines

Muchos hijos, un mono y un castillo (Gustavo Salmerón, 2017)

Muchos Hijos Un Mono Y Un Castillo De Gustavo Salmeron

Quien conozca a Julita sólo podrá amarla. Un personaje que perfectamente podría haber salido de un tebeo de Bruguera es una persona de tres dimensiones a la que filma su propio hijo, Gustavo Salmerón, con bien de ternura, mala baba y fascinación. La expresión “entrar hasta la cocina” en la vida de alguien cobra aquí un nuevo sentido. Noventa minutos de descacharre.

En Movistar+, Prime Video y Filmin

Rams (Gary Hustwit, 2019)

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Los diseños de Dieter Rams para Braun y Vitsoe revolucionaron el sentido de la estética aplicada e hicieron de nuestra realidad doméstica un espacio un poco menos feo. Además, sin él los productos de Apple habrían sido otra cosa muy distinta, seguramente peor. Dirige Gary Hustwit, el hombre que nos trajo Objectified y Helvética, con lo que te puedes hacer una idea de la pedagogía minimalista que desprende el propio documental, que fusiona, como no podía ser de otra forma, la vida práctica con la filosofía.

En Vimeo

Por el Poder de Grayskull (Randall Lobb y Robert McCallum, 2017)

Grayskull

Con mejor storytelling que el episodio dedicado a He-Man en The Toys that Made Us y con más puntos de interés para los que, además de amar a la figura de acción, también conserven un hueco especial para la película de Cannon Films. Un paseo por la nostalgia que le debes a tu niño interior.

En Netflix

Three Identical Strangers (Tim Wardle, 2018)

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Tres trillizos idénticos fueron separados al nacer y se reunieron a los 19 años en la Nueva York de los 80. A partir de ahí una realidad con sabor a thriller llena de giros locos que van de las reflexiones sobre el libre albedrío a las teorías de la conspiración y que dejan a sus espectadores preguntándose a santo de qué esta aventura no es de dominio público.

En Prime Video


Ellos no envejecerán (Peter Jackson, 2018)

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Llama la atención el poco ruido que generó este submarinismo por los archivos gráficos restaurados y coloreados de la Primera Guerra Mundial por parte del director de El Señor de los Anillos. Un trabajo que deslumbra por su apartado técnico (hubo alteración de la velocidad de los fotogramas y hasta se crearon sonidos acompasados) y que, con perdón de Spielberg y Mendes, es la versión más inmersiva que verás nunca del horror que es la vida en las trincheras.

En Prime Video

Lasting marks (Charlie Lyne, 2018)

Lasting Marks 2018

Dejemos que su sinopsis haga el trabajo de promoción por sí sola: "la historia de dieciséis hombres homosexuales juzgados por sadomasoquismo en los últimos días de la Gran Bretaña de Thatcher y humillados públicamente por la policía, la fiscalía y la prensa sensacionalista, con la diferencia que esta vez son ellos los que cuentan su historia. Un documental sobre un período oscuro de la sociedad británica, un momento en el que cualquier cosa fuera de lo común era demonizada. Un doloroso recordatorio de la violencia inherente a la 'normalidad'". No te puede dar pereza, es un corto de quince minutos.

En Vimeo

Palabras para un fin del mundo (Manuel Menchón, 2020)

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Algunos de los episodios (y concretamente los últimos instantes) más relevantes de la vida de Miguel de Unamuno narrada en off por nada menos que José Sacristán. Un largometraje lleno de material inédito y que debería ser considerado tesoro nacional (hay mucho que no se nos había contado de su vida), en el que se sigue percibiendo la lucha por la apropiación de la figura y que nos deja clavados a la butaca mientras sentimos que nos duele España.

En algunos cines

El Spiderman Japonés (David Gelb, 2020)

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Aquí hacemos trampa, pero pequeña. Se trata de uno de los episodios de la docuserie Marvel 616 (dirigido, por cierto, por el mismo autor del excelentísimo docu Jiro Dreams of Sushi), pero este capítulo de menos de una hora es muy similar a los de la conocida serie de Netflix The Movies that Made Us, es decir, funciona de forma autónoma. En este caso le desvela al mundo uno de los secretos del trepamuros mejor guardados hasta ahora por oriente, el Spider-Man licenciado pero tan diferente de la versión que todos conocemos que lo hermana más con los Power Rangers que con la idea de Stan Lee. Un Peter Parker en mallas ridículas y con coche, con nave espacial que se transforma en robot gigante y mucho, mucho más.

En Disney+

Shut Up and Play the Piano (Philipp Jedicke, 2018)

Shut Up And Play

Un documental que funcionará mejor para los profanos de Chilly Gonzales que para los versados. Una figura de culto que no te acabas, que pasó por todos los sonidos que importan (del punk berlinés al rap pasando por la electrónica), que ha colaborado únicamente con tótems de primera fila y que cuando pisa el escenario se transforma en una bestia salvaje, como veremos. Para los que disfrutan de una sacudida eléctrica de genialidad.

En Filmin

Leonor. El futuro de la monarquía renovada (Raúl García y Daniel Flores, 2020)

Leonor El Lavado De Cara De La Monarquia Espanola

No podíamos no acoger con sumo gusto la biografía de nuestra jovencísima futura reina. Por muchos, muchos años de borbonismo y parcheamientos autorizados.

En Amazon Prime

18 películas recientes y no tan conocidas estrenadas este año para una buena tarde cinéfila

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18 películas recientes y no tan conocidas estrenadas este año para una buena tarde cinéfila

Decir que ha sido un año flojo para el cine es quedarse corto. No hay ganas de hacer un repaso de las calamidades que ha tenido que sufrir la exhibición cinematográfica, haciendo de este un período en el que los grandes estudios han decidido guardar sus grandes bazas en un cajón ad eternum. Como eso ha provocado que muchos de nosotros hayamos estado menos pendientes de la actualidad y hayamos optado por otras formas de ocio, hemos querido recopilar un buen puñado de cintas que, de haber sido un 2020 normal, habrían tenido su estreno habitual en taquilla, habrían llegado a más público, habrían generado más conversación, etc, en lugar del injusto ostracismo al que han sido (están siendo) sometidas.

Algunas siguen estando (o incluso estarán) en cines, otras están ya mismo en plataformas y en algunos raros casos habrá que esperar a algún misericordioso distribuidor que nos facilite su acceso legal muy pronto. Esperemos que encuentres algo de tu gusto en este mercadillo en el que sólo nos han cabido pequeñas joyas.

Possessor (Brandon Cronenberg, 2020)

Possessor

Su premisa va a ser capaz por sí mismo de venderte el boleto: una organización secreta cuyos agentes se meten cual parásitos en la mente de personas del mundo empresarial para cometer delitos corporativos y después, al terminar la misión, matar a los huéspedes haciéndolo pasar por un suicidio. Las posibilidades, como ves, son infinitas, y aunque a veces la dirección y la puesta en escena se hace algo rutinaria, es un estimulante paso al frente del mismo director de Antiviral.

Próximamente.

Corpus Christi (Jan Komasa, 2019)

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El cura cani inspirado en hechos reales. Se parece a Sister Act no sólo por su argumento (un delincuente juvenil que quiere dejar atrás su identidad pasándose por el párroco de un pequeño pueblo), sino por el carisma arrollador de su protagonista. Como quien no quiere la cosa el dramedia acaba tocando con precisión esas claves sobre las bases de nuestra sociedad de las que ya nos hablaba la religión. Una finísima ostia polaca.

En algunas salas.

The Vast of night (2019, Andrew Patterson)

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Suma a las sensaciones nostálgicas del Súper 8 de Abrams, aplícalas a los 50 norteamericanos y deja que su historia, que no se desvía en ningún momento de los clichés temáticos asociados a esa época, consiga que sus elementos se entremezclen con gran creatividad. Un cóctel millennial con ingredientes con mucha solera. Al debut de Patterson le costó convencer a los exhibidores y puede entenderse por qué, pero su aparataje grandilocuente y sus suaves texturas hacen que merezca la pena.

En Prime Video.

Encurtido en el tiempo (2020, Brandon Trost)

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¿Qué podría pasar si tu bisabuelo volviese a la vida de repente? Exacto: que a) odiaría cómo estás viviendo, en una casi absoluta falta de rumbo y expectativas vitales y b) que se convertiría en un mesiánico trumpista adorado por los medios de comunicación. Es una comedia de base muy clásica, que no inventa la rueda, pero cuya combinación de tonos, su cascada de gags y la reflexión sobre la era moderna hacen que esta propuesta de Seth Rogen sea una flecha directa a tu corazón para días mustios.

En HBO.

Last and First Men (Jóhann Jóhannsson, 2020)

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Puso la banda sonora a Sicario, a Mother, Mandy y a muchas más. Estuvo a cargo de esa faceta que eleva la epicidad de las imágenes creadas por grandes directores de nuestro tiempo. En Last and First Men, epopeya solitaria de ciencia ficción (no se ve a ningún personaje humano, sólo tenemos a Tilda Swinton en el off hablándonos de la historia de la humanidad sobre un flujo constante de imágenes soviéticas, abstractas y conceptuales) y a Jóhannsson certificando que pudo haber hecho mucho más por el cine que lo que tuvo tiempo de hacer (murió mientras hacía la película). Como dijeron nuestros compañeros, una de las películas de su género más especiales de los últimos tiempos, emparentada tanto con el videoarte de las galerías como con el arte cinematográfico de Saul Bass.

En Filmin.

Palm Springs (Max Barbakow, 2020)

Palm Springs

¿Qué tendrá la fórmula de la repetición infinita de un bucle de tiempo para que lo hayamos convertido en excusa de mil y un comedias románticas? ¿Tal vez porque la base para el cariño del otro es la repetición de los días? ¿Por qué el mundo nos parece siempre el mismo lugar gris con la salvedad de una única persona que sí parece estar viva en ese entorno de personajes no jugables? En cualquier caso, Palm Springs decide darle una vuelta de tuerca a Atrapado en el tiempo apoyándose en la química entre sus dos protagonistas, los cómicos Andy Samberg y Cristin Milioti. Arrasó en Sundance donde no dudaron en tildarla como la mejor comedia romántica de los últimos tiempos.

29 de enero en Movistar.

Emma (Autumn de Wilde, 2020)

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A veces sólo queremos escapar. A veces sólo deseamos calzarnos un vestido tipo imperio, unas enaguas y unos lazos y pasear por castillos mientras los cortesanos nos susurran los últimos chismes sobre esas no-tan-respetables familias vecinas. Como contamos en nuestra crítica de la última adaptación del clásico de Jane Austen, este “banquete para los ojos no enturbia en ningún momento el engranaje del film, un sutil conocimiento de la naturaleza humana reflejado en sus personajes”.

En algunos cines.

On the rocks (Sofia Coppola, 2020)

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La última película de la directora de Lost in Translation o Las vírgenes suicidas, protagonizada por Rashida Jones y Bill Murray, ha pasado sin pena ni gloria, sin apenas repercusión. No sabemos si se trata del daño colateral de un año pandémico o de la nueva normalidad de un mundo de estrenos VOD donde el ruido arrolla a la música. Una buddy movie entre un padre y una hija con el doble objetivo de descubrir si el marido-nuero está siendo infiel y divertir a los espectadores con los enredos del camino mientras se filma Nueva York con una fotografía exquisita (con lo que la parada por Woody Allen también será inevitable) y se deja que el viejo Bob Harris vuelva a hacer de las suyas. Tan trivial como luminosa.

En Apple TV.

Ema (Pablo Larraín, 2019)

Ema

Mírame a los ojos y atrévete a decirme que esta película te aburre. Aceptamos que te produzca repulsa, que te ofenda, que te parezca un histrionismo gritón y gratuito, pero no que este alegato sobre las nuevas generaciones (hecho, eso sí, por un director que por momentos parece el Señor Burns con gorra de rapero -Pablo Larraín, polifacético autor de No, El Club o Jackie-) no conseguirá hacerte revolver en tu asiento con un espectáculo insólito en la historia del séptimo arte.

En Filmin.

Lux Aeterna (Gaspar Noé, 2019)

Lux Aeterna

Lo mejor del enfant terrible del cine francés desde Enter the Void ahora en formato reducido, 51 minutos en los que no sobra ni uno solo y que es más, como no se olvida de apuntarnos el muy ególatra en su prólogo, está lejos de formar parte de esa maraña de “contenido” que es el actual cine de autor, lleno de imágenes zombificadas mil veces vistas. Por favor, no pierdas detalle de los títulos de crédito.

En cines.

El año del descubrimiento (Luis López Carrasco, 2020)

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Os dejamos lo que pusimos ya hace unas semanas al recomendarla: si describiésemos la propuesta de Luis López Carrasco como simple documental es posible que se nos echasen encima tanto su director como las decenas de críticos de nuestro país que han elogiado esta historia sobre la Cartagena (y por extensión un poco toda España) en proceso de desmantelamiento industrial forzoso de 1992. Como nos cuentan, el PSOE, para meter al país en la UE, traicionó a la población de la zona condenándola a la deambulación laboral mientras el país sacaba pecho de modernidad con juegos olímpicos y expos. Por cómo el director ha recogido sus imágenes cuesta saber si sus testimonios, reales aunque cargados de pretensiones artísticas, son de hace treinta años o de hoy, y eso ya lo dice todo.

En algunos cines.

Las niñas (Pilar Palomero, 2020)

Las Ninas

Debut en el largo ficcional de Palomero, la crítica (y los espectadores) han sido unánimes al valorar este clásico coming of age femenino en la España de los 90: im-pe-ca-ble. Todo está bien contado, bien rodado, bien planteado. Entusiasmó hasta a Boyero. ¿Qué más necesitas?

En algunos cines.

La mujer que corrió (Hong Sang-soo, 2020)

The Woman Who Ran

Para los que conozcan el cine de Hong Sang-soo (y que, seguramente por conocerle, no necesitan que se les recomiende), una nueva toma de sus obsesiones cada vez más depurado y minimalista. Para los que no, una oportunidad para adentrarse en el sensorial mundo coreano de este director obsesionado con la humanidad pero también con los mecanismos formales. Ahí donde Nolan juguetea con capas de realidad o líneas temporales de un modo hollywoodiense, Hong hace lo mismo sin tantos artificios y pegado a la vida, extrayendo sin querer lo extraordinario de lo ordinario.

Proximamente.

Ondina. Un amor para siempre (Christian Petzold, 2020)

Undine

Petzold es uno de esos directores que disfruta más con las capas de lectura de los subtextos que filmando los propios textos. Aquí no es distinto, y su reinterpretación sublimada de La Sirenita corre en paralelo con la propia historia de la ciudad de Berlín, tercer protagonista del filme. Un poema sobre agua, ruinas y fantasmas con tal cantidad de fluidos que es difícil hacer pie y que reposarás durante días.

En cines.

Nunca, casi nunca, a veces, siempre (Eliza Hittman, 2020)

Never Rarely

Si desde España mirábamos 4 meses, 3 semanas, 2 días como una historia sórdida sólo concebible en países socialmente aún por desarrollar, Hittman nos recuerda que esos dramas también ocurren, aunque con complejidades distintas, en la muy rica capital económica del mundo. Una cinta realista tratada con una infinita delicadeza y gusto, donde la hostilidad del mundo es soliviantada con la fortaleza de la amistad. Su melancólica banda sonora, a cargo de Julia Holter, sólo amplifica los efectos de esta sinfonía.

En algunas salas.

La Caza (Craig Zobel, 2020)

La Caza

Su estreno fue cancelado después de que el mismísimo presidente de Estados Unidos la culpase de toda la violencia clasista y racista que estaba teniendo lugar en aquellos momentos en su país. Algo que llama la atención dado que su premisa, ricos que cazan por diversión a pobres, es tan vieja como la propia historia del cine (El malvado Zaroff) y ha sido remezclada por otra gente con mucho más bombo en los últimos tiempos (la saga de Los Juegos del Hambre no queda tan lejos). Detrás están los productores de The Purge, Damon Lindelof (la serie de Watchmen, The Leftovers) al libreto y su festín de sangre y humor la emparenta con algunos títulos del terror recientes como Tú eres el siguiente. Así se hace un buen entretenimiento social.

En Prime Video.

Saint Maud (Rose Glass, 2019)

Saint Maud Destacada

Estamos ante una de esas realizadoras con tanta mala baba como amor por el género que transita. Produce A24, con lo que la etiqueta de “horror elevado” no falta en sus críticas que aciertan al decir que la casa está colando tal vez en exceso gotas de la misma sustancia en todas sus propuestas, pero aún con todo esta devota Maud, una angélica enfermera que ha decidido hacer de su quijotesca búsqueda de la fe un calvario, te llevará al mismo cielo.

Estreno 25 de diciembre.

Diamantes en bruto (Joshua Safdie y Benny Safdie, 2019)

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Qué decir sobre la mejor película de este año. Bueno, sí, podemos decir que tal vez no debería incluirse en esta lista porque nos cuesta pensar que alguien no la conozca a estas alturas, pero si eres de esos que no terminó de fiarse vete tú a saber por qué, porque estaba Netflix de por medio o porque protagonizaba Adam Sandler, te sugerimos que revises tu decisión. El mejor tratado sobre la Diosa Fortuna en la era del capitalismo contado en lo que parece una representación perfecta de qué es el cine cocainómano. Acabarás con sudores y palpitaciones como ninguna otra película antes había conseguido.

En Netflix.

Elisa Lam y la leyenda negra del Cecil Hotel: todos los cabos que ata y deja sueltos Netflix sobre el caso

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Elisa Lam y la leyenda negra del Cecil Hotel: todos los cabos que ata y deja sueltos Netflix sobre el caso

Ha llegado a Netflix uno de las producciones propias más esperadas de la temporada: Escena del crimen: Desaparición en el Hotel Cecil, cuatro episodios de una hora que cuentan la truculenta historia de la desaparición y muerte en extrañas circunstancias de Elisa Lam. Con este anuncio la plataforma ha puesto en valor uno de los misterios más populares dentro del universo de los sabuesos interneteros, y su promoción nos prometía que se darían a conocer algunas pequeñas pistas sobre el caso que tal vez facilitaran dar una hipótesis final a qué pudo pasar.

El documental dirigido por Joe Berlinger (Conversaciones con asesinos: Las cintas de Ted Bundy) no sólo acaba hablando de lo que le pasó a Lam, sino también de otros tantos elementos accesorios de la historia que, en el fondo, no tienen que ver con el suceso puramente humano. Se le dedica mucho espacio al folclore del hotel (un sitio con una leyenda negra más que merecida por todas las cosas horribles que han sucedido allí) y al propio fenómeno social que implicó la historia en los foros de internet, linchamientos a inocentes incluidos.

Por eso, por si no tienes tiempo de consumir las cuatro horas del reportaje audiovisual o por si prefieres una lectura más esquemática e informativa, a continuación te dejamos una cronología con todo lo que se cuenta en el documental al respecto de la famosa tragedia de Elisa Lam.

Quién es Elisa Lam y sobre el famoso vídeo del ascensor

Esta joven mujer canadiense de 21 años, estudiante en la Universidad de Columbia británica, tenía ganas de realizar un viaje ella sola para conocer algo de mundo. Decidió ir a Estados Unidos y empezar por Los Ángeles. Movida por el barato precio del alojamiento, hizo check-in en el Hotel Cecil el 28 de enero de 2013. Planeaba terminar su estancia el 1 de febrero. En su diario virtual aparece que su plan sería dirigirse el día 31 a Santa Cruz. El día 30 fue a una librería local y le dijo a una dependienta que quería libros de regalo para su familia y que no pesasen mucho en su mochila para proseguir con su viaje. Su último rastro es la famosa/infame grabación de la cámara de uno de los ascensores del hotel el 31 de enero.

La grabación, si no la has visto, merece cada segundo de tu tiempo. Es uno de los "documentos encontrados" más magnéticos de la red. Atorados en la investigación, los policías difundieron las imágenes en la página web oficial del cuerpo en LA por si el público podía ayudar, y al poco tiempo alguien lo subió a YouTube atrayendo a cientos de miles, millones de personas. El comportamiento, como vemos, es errático, hacia el minuto 2.30 ciertamente inquietante, bordeando lo sobrenatural, y ha sido estudiado desde todos los ángulos posibles en estos últimos siete años.

El documental de Netflix nos explica que, en efecto, parece ser que el vídeo está ralentizado a -0.3x de velocidad y hay un corte casi imperceptible de algo menos de un minuto desde en el momento en el que la muchacha sale del cubículo y el ascensor empieza a cerrarse y abrirse.

Los policías entrevistados cuentan que no tienen autoridad para decir si la manipulación fue hecha por parte de los agentes, pero sí nos aseguran que, según las comprobaciones del equipo científico, la cinta no fue modificada por nadie antes de llegar a sus oficinas. Lo que esto quiere decir, sin decirse, es que probable se ralentizase la imagen para que aquel potencial angelino que pudiese reconocer a Lam la viese mejor, no para hacer el vídeo más inquietante; y que el tiempo de vídeo cortado tal vez preserva la identidad de alguien que se haya descartado que sea un sospechoso, para protegerle de las miradas inquisitoriales de todo el mundo.

Desaparición y hallazgo del cuerpo

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La familia dio el aviso de la desaparición. Para el día 1 o 2 de febrero la policía ya estaba trabajando en el caso, y para el día 6 se hicieron declaraciones públicas, cuando todavía se trataba de una desaparición. Un día indeterminado entre el 6 y el 13 varios agentes llevaron a cabo una exhaustiva búsqueda con perros policías por todo el gigantesco hotel (300 habitaciones), incluida la azotea, donde no se encontró nada ni los perros detectaron nada.

Fue el día 13 cuando lanzaron el vídeo. El día 19 huéspedes del Cecil se quejaron de baja presión en el agua y que ésta salía de un color turbio. Un tipo de mantenimiento fue a echar un vistazo a los tanques de agua de la azotea. Allí vio que, en el que daba problemas, estaba Lam muerta y en cierto estado de descomposición. La ropa estaba dentro del tanque, pero ella estaba desnuda. De “desaparición” a “muerte en extrañas circunstancias”.

La autopsia llegó dos días después: sin signos visibles de consumo de drogas o alcohol, sin heridas de ningún tipo, el kit de violaciones negativo. Los forenses fueron cautos, y explicaron que, debido al estado del cuerpo, no toda la información podría ser 100% fiable. Por ejemplo, no estaban seguros de que no hubiese consumido drogas o si más bien sus tests no los habían podido detectar. Tampoco pudieron, por ejemplo, determinar el día de la muerte, pieza esencial dado que se mantenía como posibilidad la hipótesis de que alguien hubiese echado el cuerpo allí hora o días después de la búsqueda policial.

El estado mental de Lam

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La zona donde está el hotel, cercano a Skid Row, es conflictiva y con enormes índices de violencia. El propio hotel tenía dos tipos de residencias, las bajas, donde se quedaba Lam, para jóvenes mochileros de clase media, y los pisos superiores, donde se hospedaban semanas o días las personas de entornos más conflictivos. El hotel presenciaba varias muertes al año, desde suicidios hasta asesinatos pasando por sobredosis. Hay razones para pensar que alguien pudo intentar abusar de una persona solitaria y poco experimentada.

Lam también era bipolar de grado 1, el más serio y que podía derivar en sus peores momentos en brotes psicóticos. Debía tomar 4 o 5 medicaciones al día. Ese año había abandonado sus estudios por un tiempo, un período sabático. Las entradas de su blog reflejan a alguien que en ocasiones sufría, pero con ganas de vivir a pesar de su carga. En su estancia en el hotel estuvo primero en una habitación compartida con otras mujeres, pero éstas, junto con otros huéspedes, se quejaban de su “errático” comportamiento. Se cerraba ella sola en la habitación y no permitía entrar a las demás, motivo por el que, en la última jornada, el hotel decidió trasladarla sin cargo extra a una habitación para ella sola. En otro momento de aquellos días se la encontró en zonas del hotel restringidas a los clientes. El famoso vídeo del ascensor indica que se encontraba en el piso 14, zona prohibida.

Su hermana declaró que Elisa sí había manifestado episodios preocupantes años atrás. Alguna vez había sentido que había fuerzas que la perseguían y su reacción era esconderse por la casa.

Escaleras y tanque de agua

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Una de las principales piezas del rompecabezas es el acceso a la azotea. Según las declaraciones del ingeniero jefe del Cecil, había cuatro accesos, tres escaleras de incendios a los lados del edificio y una última que es a través de una puerta del hotel. De haber abierto esa puerta se habría activado automáticamente una alarma en recepción salvo si era abierta con una de las llaves que tenía una parte limitada del staff. Las entradas de las escaleras de incendios son vertiginosas y angustiosas.

Luego venía una segunda parte: para llegar al tanque de agua habría que haber subido unas alta plataformas de cemento y subido nuevas y dificultosas escaleras. Lo que es más, los tanques tenían unas tapas de metal tremendamente pesadas y que casi de ninguna manera podría haber cerrado alguien desde dentro del tanque.

Los medios divulgaron que un trabajador del hotel había dicho que se había encontrado a la chica con la puerta del tanque cerrada. Esto, durante mucho tiempo, alentó el afán conspiranoico. Todo el mundo daba por muy plausible que se tratase de algún extraño asesinato, porque si no la tapa no podría haber estado cerrada.

Lo que se nos cuenta en Desaparición en el Hotel Cecil es que se trató de un teléfono escacharrado. Que los investigadores de la policía siempre supieron que lo que les había dicho el mozo de mantenimiento que encontró a la chica es que la tapa estaba abierta. No se entiende, de todas maneras, por qué los perros no olieron el cadáver de la chica cuando recorrieron la azotea, aunque es posible que fuese porque la búsqueda en esa área no fue todo lo rigurosa que debería haber sido.

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Sólo una pieza resta: según los forenses, y aunque por el estado del cadáver hay que tomar todas los resultados con un grano de sal, sus exámenes indicaban que el cuerpo de Lam tenía niveles de presencia de los fármacos que tomaba mucho más bajos de los que tendría que haber manifestado, una pista de que podría haber ido dejando de tomar la medicación en días anteriores, detonando así un brote psicótico. Podría ser, teorizan, que no es una persona real con la que parece hablar en el pasillo del ascensor, sino una persona imaginaria.

¿Y por qué está en el tanque de agua desnuda? Nunca lo sabremos. El forense nos cuenta en el documental que su presentimiento es que, movida por fuerzas del delirio, huyó a la azotea y allí, para ocultarse de algún ente maligno, se echó al agua, que podría estar rebosante, pero en el momento en el que otros huéspedes usasen sus grifos el nivel bajaría. La chica intentaría luchar por acceder a la ventana para salir, pero al bajar el agua y a las convulsiones no podría llegar a la superficie. Bien por el principio de hipotermia, que te hace sentir calor, bien para poder navegar más ligera hacia arriba, la chica se habría quitado la ropa y habría muerto al cabo de un tiempo de forma angustiosa por ahogamiento.

Aunque no hablaríamos de un true crime si pudiésemos dar por cerrados todos los caminos. El informe de la investigación registraba que se trató de una muerte accidental, pero en la ficha se había tachado otra casilla previamente, “muerte en extrañas circunstancias”. El propio forense corrige su versión en la ficha tres días después. Se dijo que la causa de muerte había sido ahogamiento involuntario, pero tampoco había agua en sus pulmones. Hasta que no inventemos una máquina del tiempo nadie podrá poner la mano en el fuego y decir qué pasó en esta jornada del Hotel Cecil.

La evolución de la gran ola de Kanagawa, el grabado japonés más icónico, en cuatro bocetos

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La evolución de la gran ola de Kanagawa, el grabado japonés más icónico, en cuatro bocetos

La gran ola de Kanagawa, el grabado que el pintor japonés Katsushika Hokusai hizo en 1829, se ha convertido en todo un icono artístico que podemos encontrar en multitud de sitios, desde en láminas de decoración de Ikea, portadas de discos de música, graffitis o camisetas. Con el paso de los años se ha convertido en un símbolo por excelencia del arte y la cultura japonesa. Lo que pocos conocen es que la ola tal y como la conocemos no siempre fue la misma. A lo largo de los años, el artista pensó y repensó en su cabeza la imagen, dando vida a pinturas realmente asombrosas hasta dar con la que todos conocemos.

La historia de la gran ola de Kanagawa es tan volátil y cambiante como la pintura misma.

Resulta curioso que cuando fue pintada por primera vez era sólo una un grabado más. Pasó desapercibido.Es un ejemplo de los famosos ukiyo-e, reproducciones hechas con planchas de madera que se vendían a precios bajos en los barrios pobres. En la época Edo (siglos XVII a XIX) no se consideraban arte, sino un tipo de coleccionismo popular y empezaron a ganar reconocimiento mundial cuando en la década de 1860 llegaron las primeras copias a Europa, llamando la atención de artistas de la talla de Vincent Van Gogh, Claude Monet y otros impresionistas. Así es como La gran ola de Kanagawa, del artista Katsushika Hokusai, se hizo famosa.

Hokusai vivió durante el período Edo de Japón desde 1760 hasta 1849 y fue testigo de una nación en cambio: el país asiático por entonces empezaba a expandir su comercio  De su obra magna podemos ver la influencia que los comerciantes holandeses tuvieron en su arte. Los estilos imperantes en el país europeo en ese momento fueron absorbidos por el artista y sin duda contribuyeron también a la formación de la perspectiva única de esta pieza. La gran ola no era en realidad una imagen independiente, ni mucho menos. Formaba parte de una serie de grabados en madera más grande titulada Treinta y seis vistas del monte Fuji, que estaba repleta de colores vibrantes y se convertiría en la creación más orgullosa de Hokusai.

"Primavera en Enoshima", 1797. "Primavera en Enoshima", 1797.

Se puede decir que Hokusai comenzó a explorar ese paisaje alrededor de 1797, cuando tenía 33 años. La primera ola que creó fue en su obra Primavera en Enoshima, donde el agua no es la única protagonista, ya que también pone en primer plano a un grupo de figuras que se pasean por la playa. Esta pieza es uno de los primeros trabajos de Hokusai y se caracteriza por sus líneas delicadas y su gran atención al detalle. Si te fijas bien, ya puedes advertir el estilo del artista para las olas que veremos más adelante en su obra.

"Vista de Honmoku desde Kanagawa", 1803. "Vista de Honmoku desde Kanagawa", 1803.

Hokusai pintó su segundo intento de La gran ola en 1803. En esta ocasión, Vista de Honmoku desde Kanagawa se distingue por sus colores tenues y sus dos puntos focales: la ola (que ahora tiene un tamaño considerable) y un barco que se cruza en su camino. Aunque mucho más estilizada, la ola también es bastante simple; sus formas son minimalistas y cuentan con pocos detalles. Y sobre el mar, una bandada de pájaros aparece en el cielo, como veremos en su próxima pintura.

"Barco de carga luchando contra las olas", 1805. "Barco de carga luchando contra las olas", 1805.

Dos años después, Hokusai terminó Barco de carga luchando contra las olas. En él, el artista retuvo algunos de los rasgos más característicos de su obra anterior,  incluyendo la presencia de un barco y la cresta de la ola simplificada. Sin embargo, en este diseño Hokusai reorganizó la composición, moviendo la ola del lado derecho de la escena al izquierdo. Esta decisión resultó ser la definitiva, definiendo la composición de su última y más famosa Gran ola.

No es sorprendente que el trabajo tardío de Hokusai terminara siendo el más conocido, sobre todo si tomamos en cuenta la percepción del propio artista sobre su trabajo: "Desde que tenía seis años tenía el hábito de dibujar lo que veía a mi alrededor", escribió. "Cuando llegué a los 50 comencé a trabajar de lleno, produciendo numerosos diseños. Sin embargo, no fue hasta mis 70 años que produje algo de importancia".

"La gran ola de Kanagawa", 1829. "La gran ola de Kanagawa", 1829.

Pintada hacia 1829, La gran ola de Kanagawa resulta, con mucho, más poderosa que las anteriores.

Primero, por el uso de colores vivos azules y crema y, segundo, por la composición asimétrica que parece arrastrarnos hacia las aguas (sobre todo para un japonés, que contempla la imagen de derecha izquierda) así como por detalles que pueden pasar por alto. La parte baja de la ola parece recrear una segunda cúspide del monte Fuji. Esa semejanza la refuerza el hecho de que el mar y la montaña están pintados con los mismos colores. Algunos se atreven a decir que la espuma cae sobre el Fuji como si fuera copos de nieve. También avistamos dos barcos que parecen estar apunto de ser hundidos por la impresionante ola.

Es conocido que Hokusai estudió pintura europea, especialmente artistas holandeses. Básicamente porque Holanda era el único país que podía comerciar con Japón en aquel entonces. Otro rasgo característico de la pintura popular en Europa era el uso del azul prusia que eligió para esta obra. Durante los años, multitud de personas se han precipitado a describir la ola como un tsunami, pero en realidad se trata del fenómeno de ola gigante, es decir, cuando diversas olas se juntan en una única, más alta y devastadora. Algunos estudiosos, comparándola con las barcas que aparecen, han determinado su altura real entre 10 y 12 metros. Se cree que olas de estas dimensiones provenientes del mar frente a Kanagawa golpean la bahía de Tokio de vez en cuando.

La composición elegida por Hokusai tiene una perspectiva dramática: la ola es más alta que el propio Fuji. Esta montaña es un símbolo nacional japonés, un lugar sagrado que para Hokusai y muchos japoneses simboliza lo eterno e inmortal. En la pintura, el artista reduce la montaña a un pequeño punto que parece diminuto comparado con la inminente ola representando la fuerza de los elementos. Una manera, quizás, de explicar que ni las montañas ni los humanos (pescadores) pueden hacer nada frente a ciertos hechos, como explica el escritor Alex Pler en este artículo.

A la edad de 73 años, Hokusai escribía un frase que resume bastante bien la evolución de su obra: "Si sigo esforzándome, tendré una mejor comprensión cuando tenga 80 años, y a los 90 habré penetrado en el meollo de las cosas. A los 100 años puedo alcanzar un nivel de comprensión divina, y si vivo décadas más allá de eso, todo lo que pinte, puntos y líneas, estará vivo". Desafortunadamente, no llegó a los 100, pero desde luego las olas que podría haber creado para esa edad habrían sido realmente épicas.

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